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El paternalismo y la obra de Rosario Ferré

1 junio, 2020

Judie Collazo

“ – Una voz que proclama la desmitificación y la ruptura con los valores patriarcales en la isla del encanto –Puerto Rico-, es la de Rosario Ferré, cuya obra recorre las arterias sensoriales de la indignación femenina puertorriqueña, nos dice, de manera crítica y sentida, la Dra. Judie Collazo –por supuesto también puertorriqueña- aquí en este texto dedicado a la Ferré, a quien se considera en la actualidad una de las escritoras importantes de la isla. La doctora Collazo, además de desmenuzar en cierta medida los cuentos de Rosario, consigna entre líneas el espíritu de transgresión de la Ferré al discurso paternalista prevaleciente en Puerto Rico, quien usa como vehículo sus ficciones, con un lenguaje –el de la Ferré- que apaña “las formas de hablar de todas las clases sociales, por cierto, representadas en su creación cuentística”, en donde concede la importancia que merece a la voz femenina y a los marginados.


Rosario Ferré

“…su literatura es más subversiva que la de los hombres, porque a menudo se atreve a bucear en zonas prohibidas, vecinas a lo irracional, a la locura, al amor y a la muerte; zonas que, en nuestra sociedad racional utilitaria, resulta a veces peligroso reconocer que existen.” (Rosario Ferré, La cocina de la escritura)

A partir de los años de 1930, se manifiesta en la literatura puertorriqueña un discurso nacionalista a través un discurso paternalista que se originó en el siglo XIX.  Este discurso nacional paternalista y la jerarquía excluyente del canon que sigue un modelo de generaciones ejemplifican un intento de imponer un orden totalizador en las letras puertorriqueñas.  Este orden excluye casi en su totalidad la participación de las mujeres dentro del canon literario puertorriqueño.

Según Juan G. Gelpí en su libro Literatura y paternalismo en Puerto Rico, el paternalismo se caracteriza por “el hecho de que supone una relación jerárquica entre sujetos, uno de los cuales se constituye en ‘superior’ al relegar al otro o a los otros a la categoría de ‘subordinados” (2).  Si el superior se coloca en una posición privilegiada es por la relación de poder que entabla con el otro, pero también porque emplea una retórica.  Es paternalista quien se ve como padre y coloca a otros miembros de la sociedad en una posición inferior de niños figurados. La retórica del paternalismo a menudo remite a las relaciones familiares, y su metáfora fundamental consiste en equiparar a la nación con una gran familia. Esas relaciones jerárquicas repercuten en la política, en la construcción de los textos literarios y en la constitución de las tradiciones y cánones literarios nacionales. Las principales metáforas del canon paternalista son la enfermedad y la infantilización.  Estas suponen una gran confianza en el poder de la letra para construir la nación.  El escritor las emplea para señalar carencias y, al mismo tiempo, para legitimar y reafirmar su espacio intelectual.

Otro aspecto paternalista que se destaca es la supresión erótica. Según Gelpí, el canon paternalista considera que es más importante escribir para salvar la nación que escribir sobre el placer erótico. Por esta razón, el paternalismo privilegia los géneros totalizantes como: el ensayo, la novela y el teatro, y margina la poesía lírica y la autobiografía, en las cuales es más común la inclusión de la experiencia erótica.

El canon paternalista descrito previamente solo veía con buenos ojos la participación de la mujer en las letras nacionales si lo hacía en el género de la poesía. El grupo de poetas puertorriqueñas de la época trataba temas convencionales, aunque algunas se destacaron por incluir temas sociales y personales en sus obras. La inclusión de escritoras en el canon literario puertorriqueño “se debe a condiciones históricas, económicas y sociales” (Puleo 169). La mujer no sólo se une a la fuerza laboral industrial, sino que también aprovecha la oportunidad de estudiar y obtener un grado universitario. A pesar de este esfuerzo, la mujer nunca alcanzó el éxito por carecer de un requisito importantísimo para la sociedad de la época, ser hombre. No es hasta veinte años después que las voces femeninas comenzaron a escucharse y a tomarse en serio por el canon literario puertorriqueño.

En una entrevista con Wolfgang Binder, realizada durante el congreso Interlit II en Alemania, Rosario Ferré dice que los escritores anteriores se regían bajo los preceptos de una escritura realista y de protesta social, de un casticismo del idioma y de una forma muy rígida, en cierto sentido siguiendo las pautas de Dos Passos y de Hemingway. En otro sentido, cultivaban también el tema del criollismo y la imitación del habla del jíbaro. Nosotros, como estábamos más bien siguiendo las pautas de los escritores latinoamericanos contemporáneos, rompimos con todo eso. Y empezamos a utilizar los saltos de narración, los saltos temporales y los puntos de vista de la plebe, las malas palabras. (244)

Rosario Ferré, una de las escritoras puertorriqueñas más reconocida fuera de los límites de la isla caribeña, pertenece a una nueva oleada de escritores puertorriqueños y latinoamericanos comprometidos con la desmitificación de los valores patriarcales. La obra de Ferré marca un intento de ruptura del orden totalizador, del discurso paternalista que suprime la voz femenina.  Mediante su obra, Ferré escandaliza a la clase burguesa, grupo al que pertenece, con un discurso irónico y, a veces, paródico. Su primer libro, Papeles de Pandora, es una muestra del discurso subversivo del que se valen las escritoras puertorriqueñas para romper el orden impuesto por el canon paternalista; aunque su autora diga que “tiene otro carácter” (Binder 246). Según Ferré, “es un libro menos consciente de la técnica pero escrito al borde del volcán” (Binder 246).

En la obra de la escritora puertorriqueña encontramos una preocupación por el lugar de la mujer dentro de una sociedad puertorriqueña venida a menos. Esta sociedad se ha visto transformada por los procesos de modernización e industrialización que se intensificaron durante la década del 1950.  En esta época se establece en Puerto Rico el Estado Libre Asociado, el ambiguo estado político actual que carece de soberanía nacional.  Entre otras cosas, este proceso de cambio “ha relegado a la mujer a un segundo plano, bien como símbolo de honor familiar, como mero ornamento o como el vehículo que emplean los hombres para el ascenso social” (Figueroa 22).

Según Josefina Rivera de Álvarez, reconocida estudiosa de las letras puertorriqueñas, “evidencia la escritora pleno conocimiento y dominio de las técnicas del relato contemporáneo: desdoblamientos de personajes, retrospecciones, punto de vista cambiante, mitificación de la realidad, juegos metafóricos, intercalación en el cuerpo narrativo de materiales fragmentarios tomados de periódicos” (764).  Todas estas técnicas son características de las obras de ruptura de la época.

El lenguaje utilizado por Rosario Ferré en su libro Papeles de Pandora, se trata de un decir desacralizador, que encuentra apoyos expresivos, en el conjunto todo de su particular factura literaria culta de acentos barrocos a ratos, en la lengua común del discurso cotidiano del pueblo, de resonancias vulgares (con especial inclusión de rasgos léxicos varios propios del ambiente criollo) y ademán agresivo e hiriente. (Rivera de Álvarez 731)

Su lenguaje es otra característica que hace de la obra de Ferré una de ruptura.  El uso del lenguaje vulgar y pueblerino es clara evidencia del aspecto anti-burgués que estudiaremos luego de forma más detallada.

La característica principal del paternalismo, según Gelpí, es la relación jerárquica utilizada para imponer el poder y, con este, su discurso. Este discurso “es también [uno] en el que se disciplina y se les pone coto a las mujeres; supone en definitiva, una posición acerca del lugar social de la mujer” (Gelpí 154).  En los cuentos incluidos en su libro Papeles de Pandora, la escritora puertorriqueña pone en un lugar privilegiado la voz de la mujer.  Son sus personajes femeninos los que nos cuentan los hechos y los que actúan en contra del poder patriarcal.  Para hacer esto posible, Ferré utiliza diferentes técnicas narrativas, todas ellas características de la literatura de ruptura que se fomentaba en las letras hispanoamericanas de la época.

Una de las técnicas más utilizada por Ferré es el desdoblamiento de los personajes.  Podemos ver esto en cuentos como: La muñeca menor, Cuando las mujeres quieren a los hombres, Amalia y El collar de camándulas.  Según María Caballero, estos cuentos “enfrentan al lector con la rebeldía femenina por medio del doble. Psicoanálisis y surrealismo se dan la mano para delatar la sumisión […] y desatar la rebelión” (100). Por ejemplo, en La muñeca menor tenemos a la sobrina sumisa y la tía rebelde. La sobrina simboliza el medio de ascenso social por el cual el joven doctor entrará a la sociedad burguesa, convirtiéndose luego en un adorno (segundo plano asignado a la mujer por la sociedad patriarcal).  La tía, por otro lado, representa la rebeldía contra el poder patriarcal al vengarse del doctor creando la muñeca. Esta actuación se acerca a lo que Josefina Ludmer llama “tretas del débil”. Este tipo de treta caracteriza las acciones de los personajes femeninos o marginalizados de Ferré. Otros desdoblamientos que podemos encontrar en los cuentos de la escritora puertorriqueña son: la niña y su muñeca en Amalia; la amante y la esposa en “Cuando las mujeres quieren a los hombres”; y la matriarca y la sirvienta en “El collar de camándulas”.

Otra técnica de Ferré para romper con el paternalismo del canon puertorriqueño es la inclusión del erotismo a través de la voz femenina y en un género literario no bien visto por el canon para tocar este tema. El ejemplo mejor logrado por la escritora es la atracción física que se crea entre las dos Isabeles en Cuando las mujeres quieren a los hombres.

Cuando Isabel Luberza le abrió la puerta Isabel La Negra sintió que las fuerzas le flaquearon. De tan hermosa que era tuvo que bajar la vista, casi no se atrevió a mirarla. Sentí deseos de besarle los párpados, tiernos como tela de coco nuevo rasgados a bisel. Pensé en lo mucho que me hubiera gustado lamérselos, para sentirlos temblar, transparentes y resbaladizos, sobre las bolas de los ojos. (34)

Ferré no solo describe las reacciones corporales y psicológicas femeninas ante la presencia de lo excitante, sino que la excitación es provocada por el encuentro con otra mujer. Este encuentro erótico-silencioso entre la amante y la esposa de Ambrosio las une. Para Gelpí, “La comunicación de ese erotismo se da en silencio, sin recurrir al lenguaje verbal, ya que éste se encuentra atravesado de la ideología patriarcal” (163). Ahora, ambas mujeres luchan contra el patriarcado, simbolizado por el testamento del difunto Ambrosio.

Además del erotismo femenino, Rosario Ferré incluye el aspecto homo-erótico masculino. En el cuento De tu lado al paraíso, Ferré da voz y muestra el erotismo de otro grupo marginado, los homosexuales. Este personaje es doblemente marginado, ya que labora como sirviente en la casa de la mujer que llamó su atención mientras ella paseaba por la calle. Aunque no podemos asegurar que esta relación sea real, aspecto onírico característico de las literaturas de ruptura, la voz del marginado sí está presente como narrador de la historia.

“…ella sabía que yo la había soñado, porque ella me había soñado a mí, me había perseguido por esa calle paralela a la mía al otro lado del vidrio, había adherido su boca trompa de mosca a la otra cara del muro tratando de besarme, había machucado el vidrio con puños de culo de gallina tratando de romperlo, se había arrodillado innumerables veces frente a mí apretando palomas tibias entre las piernas hasta reventarlas, tratando de taparme la cara con sangre, con estrellas de espunto caliente sin poder alcanzarme”. (177-78)

El escándalo que se crea en la casa provoca el desorden dentro de la jerarquía patriarcal, transgrediendo de esta manera el canon. La treta del sirviente para vengarse de los señores de la casa, es dejar el álbum de fotos de la boda que él había preparado sobre la mesa del recibidor.

Uno de los aspectos mejor cuidados por los escritores puertorriqueños durante las primeras décadas del siglo XX es el nacionalismo. Los escritores de la época veían la nación como una familia. Esta nación/familia, en ocasiones, se presentaba como enferma y/o infantilizada, metáfora que da pie a la protesta social y a la escritura realista que se fomentaba durante ese período. Ferré toma la nación/familia y la ubica dentro de la casa, dentro del espacio interior al que pertenece la mujer, pero que sigue siendo dominado por el hombre.

La casa que nos presenta Rosario Ferré es una casa en desorden y habitada por personajes de diferentes estratos sociales. Esta casa  no es la casa patriarcal enferma de décadas anteriores. Toda esta situación ayuda a construir el espacio adecuado para transgredir la jerarquía patriarcal impuesta por el canon. Para lograrlo, la escritora contrapone el espacio interior con el espacio exterior, la calle.

Podemos ver esta forma de trasgresión en cuentos como: De tu lado al paraíso, El collar de camándulas y La bella durmiente. En el segundo cuento antes mencionado, Ferré muestra con mucho detalle esta situación.  La mujer, a pesar de estar casada, salía todas las tardes a encontrarse con un músico, quien luego se convertiría en su amante. A ella no le importan las convenciones sociales y está dispuesta a dejarlo todo por el amor que siente por el músico. Su deseo no se hace realidad. El músico desaparece y se ve obligada a regresar a la casa señorial. El hijo que nace fruto de este amor prohibido es igual que su madre, a él no le importa el dinero. Se enamora de la sirvienta de la casa, Armantina, quien es muda y los demás la creen retardada. Después de la muerte de Arcadio y de la forma tan cruel como la tratan en el aeropuerto, Armantina se venga de la familia envenenándolos.

En este cuento no solo vemos cómo se le niega el espacio exterior a la mujer, sino que el encierro causa la muerte de la mujer. La única forma de alcanzar la libertad es eliminando el ente opresor, el patriarcado. A pesar de ser muda, la narradora se expresa mediante sonidos y acciones. Este ser marginado acepta su lugar y desde ahí realiza “la treta” que le dará la venganza y su libertad.

Este cuento también nos sirve para analizar otras características de la literatura de ruptura que encontramos en la obra de Rosario Ferré como: las múltiples voces narrativas y los saltos temporales. Ferré incluye la voz de la madre, la voz de Armantina, la del esposo, la de Arcadio, entre otros. Las voces más importantes o sobresalientes son las de las mujeres. Ellas tienen la tarea de narrar la mayor parte del cuento, mostrándonosla desde el punto de vista femenino. Esta alternación de voces narrativas ayuda a pasar de un plano temporal a otro. Vamos del presente al pasado sin darnos cuenta, solo la voz narrativa nos ayuda a distinguir estos planos.

Según Suzanne S. Hintz, Rosario Ferré experimenta con varios tipos de estructuras narrativas para lograr su propósito. Las estructuras de sus cuentos van desde las más sencillas narraciones heterodiegéticas u homodiegéticas hasta múltiples niveles de narración donde las voces narrativas cambian constantemente. De esta forma, Ferré presenta los diferentes puntos de vista.

Otra característica de los cuentos incluidos en Papeles de Pandora es el discurso subversivo en general, la palabra. Rosario Ferré transmite el punto de vista de la plebe o grupos marginados no solo mediante el mensaje sino también mediante la inclusión de su habla. Ferré plasma la forma de hablar de todas las clases sociales representadas en sus cuentos. La escritora no omite las malas palabras, las frases populares y las frases de moda.

Rosario Ferré también juega con el lenguaje para romper con el canon literario puertorriqueño. Recordemos que los escritores de principio de siglo cultivaban un lenguaje puro, ya que lo veían como ingrediente importante de su identidad, por consiguiente, del nacionalismo que los identifica como grupo. Ferré omite signos de puntuación y letras mayúsculas e incluye anglicismos y neologismos.  Los mejores ejemplos para mostrar estos logros lingüísticos son los cuentos: El collar de camándulas y La maquinolandera.  En el primero, la escritora omite los signos de puntuación y en el segundo incluye palabras y frases como: “feces et urinae”, “Chúmalacateramaquinólandera”, “blueblade”, “semenup”, entre otras.

Otras técnicas de escritura utilizadas por Ferré en sus cuentos son: la intertextualidad y el collage. Por ejemplo, en el cuento Cuando las mujeres quieren a los hombres, la escritora puertorriqueña incluye citas e historias de la Biblia y frases de una plena puertorriqueña. En De tu lado al paraíso, Ferré hace alusión a una danza, otro tipo de música típica puertorriqueña. El cuento dónde mejor se logra la técnica del collage es en La bella durmiente, en él, Ferré mezcla la epístola con las columnas de sociales, con las noticias, con los avisos de prensa y el ballet, para mostrar la inconformidad de la mujer a quedarse en su casa realizando las tareas que le asigna la sociedad. La protagonista de este cuento, María de los Ángeles, dio su vida para lograr la libertad que le fue ofrecida y luego negada.

La escritora puertorriqueña Rosario Ferré enfrenta el discurso paternalista que se promulga en la isla y que niega a las mujeres la oportunidad de pertenecer al canon o, simplemente, le niega su participación en la cultura de la Isla. Esta escritora desmitifica los mitos y tabúes construidos por el hombre para manipular a la mujer y obligarlas a observar las virtudes de la sumisión y el silencio. Al mismo tiempo, Ferré yuxtapone lo popular con lo burgués para criticar y atacar al patriarcado. En sus cuentos, Ferré busca destruir toda oposición binaria que cree ambigüedad y la idea del “Yo único” que utiliza el discurso paternalista para imponerse. Aunque algunos críticos piensan que la escritora puertorriqueña solo traspone el discurso paternalista, queda aquí demostrado que hace más que eso; Ferré transgrede el discurso paternalista y crea un discurso popular que da voz a la mujer y al marginado. Rosario Ferré trae a la literatura puertorriqueña las nuevas tendencias posmodernistas y las teorías feministas que ya se cultivaban en otros países. Su escritura la pone en los estandartes más altos de la literatura hispanoamericana de nuestros tiempos, como ejemplo de la literatura puertorriqueña y de la identidad del puertorriqueño; algo que los escritores paternalistas de la Isla no creían posible fuera a ocurrir.


Bibliografía

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