Karly Gaitán Morales y sus 15 años tejiendo la historia del cine en Nicaragua

– Este año 2019 Karly Gaitán Morales cumple 15 años de investigar sobre el cine en Nicaragua, a partir de 2004 cuando estaba haciendo su monografía de licenciatura en Comunicación. Este aniversario Letzira Sevilla Bolaños ha querido “celebrarlo” con un texto que estaba escribiendo para publicarlo en EL NUEVO DIARIO, cuando lo cerraron. Creo es un bien merecido reconocimiento a la dedicación que Karly le ha entregado a la historia del cine en Nicaragua, siendo ya ella misma uno de sus personajes.

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La periodista y escritora Karly Gaitán Morales abrió el sendero que conduce por la historia de la producción cinematográfica nacional, con un trabajo que aparentemente sería una monografía de una licenciatura y que a la postre se convirtió en una investigación sostenida “sin fecha de caducidad”, que la convierte en la primera y única historiadora del cine en Nicaragua.

Casi a ciegas se aventuró a escarbar en la poca o nula información que pudo encontrar para cimentar su trabajo, tal como lo expresara en una entrevista en la que dejó claro que “el estudio de la historia del cine tiene la trascendencia que tiene todo estudio social, sobre todo porque en Nicaragua nunca antes nadie la había estudiado a profundidad y muchos menos escrito en línea sucesiva”.

Aunque reconoce que ya existían algunos “chispazos” en monografías, artículos, ensayos y en trabajos muy breves, asegura que la bibliografía era casi nula o quizás tomada de fuentes primarias, como entrevistas y testimonios orales, que tienen la importancia de ilustrar la historia, pero no son fuentes fijas, pues carecen de la rigurosidad de las fuentes documentales.

“Estos trabajos que estuve buscando casi en los anales de la historia, no tenían una bibliografía que consultar como ahora sí tienen los que quieran estudiar el cine en Nicaragua, pues mi libro es un aporte único al patrimonio cultural de la nación y con mi trabajo estoy haciendo patria, este es mi acto de heroísmo para entregarle a Nicaragua”, comparte.

Este 2019 se cumplen 15 años del inicio de la exhaustiva búsqueda que inició la también presidenta del Centro Nicaragüense de Escritores, quien lejos de creer que su primer libro de cine “A la conquista de un sueño. Historia del cine en Nicaragua” es el culmen de su cometido, asegura que cree que tardará toda su vida para completarlo.

Como un homenaje a estos primeros 15 años de trabajo, conversamos con la escritora sobre este titánico esfuerzo.

¿Qué te motivó a iniciarte como investigadora del cine nicaragüense? 

No lo decidí así.  Sabía la fecha del inicio pero no del final.

La primera motivación fue observar que no había estudios sobre historia del cine en Nicaragua realizados por autores nicaragüenses y la historia del cine en Nicaragua nadie la había escrito. Era un tema olvidado por académicos, historiadores, investigadores documentales, por intelectuales. Quise emprender esta misión porque el tema era único y libre, fue realmente un trabajo pionero el mío y me tomó diez años finalizar el primer libro, pues lo que hice fue buscar contenido de la nada, sin bibliografía, sin filmografía y sin cronología de nuestra historia del cine como antecedentes. El mío ha sido un trabajo sin precedentes. Había que crearlo casi todo, excepto la década de los ochenta, que había sido un poco más estudiada que las otras épocas, como los 82 años no historiados que estaban antes del 20 de julio de 1979, cuando se fundó el Instituto Nicaragüense de Cine (Incine).

¿Qué descubriste en el camino que 15 años después te mantiene en el mismo sendero?

Los descubrimientos han sido muchos y los puedo contar por decenas. Muchos hallazgos, mucha sorpresa. Todo lo voy exponiendo en mis libros de cine. Ha sido emocionante, he sido muy feliz con este misión a la que me he sometido.

¿Qué te falta para estar satisfecha con la tarea de escudriñar el cine nacional?

Sería bueno que Nicaragua ampliara el archivo fílmico y negociara con México y Estados Unidos, para traer a nuestro archivo todo ese cine filmado en Nicaragua entre 1912 y 1979. También negociar con Francia para tener nosotros a disposición las primeras imágenes que se filmaron en Nicaragua en 1897, que son propiedad de instituciones francesas. Me hace falta tener archivos a disposición. Me parece que el archivo fílmico más completo y mejor cuidado y catalogado de Nicaragua lo tiene Fundación Luciérnaga. Pero el archivo que no tenemos y que ninguna institución nacional tiene es mucho más grande de lo que muchos pensamos y hasta puede ser igual en tamaño al que ya tenemos. Sí. Es de sorprenderse.

¿Cuál considerás fue la época de oro del cine nica?

Definitivamente los años ochenta. Pero esto en cantidad de producciones cinematográficas, en un proyecto estatal, en un impulso. El cine nicaragüense nunca llegó a arrancar verdaderamente ni en esa época ni hoy. “Época de oro”, pareciera que habláramos del cine mexicano o de Hollywood. Pero tal época podría ser los años ochenta. Claro, a escala muy pequeña.

¿Por qué no se ha desarrollado un cine sólido en la historia contemporánea del país?

No lo puedo comprender. Nicaragua pertenece a la CAACI, a Ibermedia, a grandes organismos, tenemos una cinemateca, muchísimo archivo fílmico, una llamada «época de oro”, tenemos una ley de cine que ya tiene su reglamento y todo; muchas productoras de cine, un organismo independiente de cineastas, varios premios internacionales de cine, hemos estado dos veces en los Premios Oscars, tenemos por lo menos una decena de personalidades nicaragüenses que han tenido participación en Hollywood y aún así vamos a la cola de Centroamérica. El último largometraje nacional de ficción se estrenó en 2014, pero en Costa Rica, Panamá o Guatemala el cine en todos sus géneros, temáticas y técnicas se produce en cantidades que las podemos comenzar hasta a medir con frecuencias de medición y calificación. Nosotros no podemos siquiera tener una medición por año si apenas contamos con los dedos de las manos cuánto hizo en cine Nicaragua cada año.

¿Qué otros proyectos tenés entre manos?

Muchos de los que prefiero no hablar, porque ahí anda gente robándose ideas que no tiene la capacidad de hacer sus trabajos originales, sino que andan copiándose de las bibliografías, temáticas y estructuras investigativas de otros y dándose todos los créditos como propios. Hay que tener ética. Que investiguen. Que hagan sus trabajos originales. Que vayan a las bibliotecas y que no solo tomen mis textos, mis artículos, mis crónicas, mis ensayos, mis hallazgos, mis descubrimientos y mis libros de cine para añadir dos o tres cosas y luego salir con sus “propios textos originales”. Las consultas en las bibliotecas de nuestro país son gratuitas.