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Libricidio

19 noviembre, 2019

– Esta mañana de octubre decidí aplicar insecticida en los estantes de mi biblioteca, con la pretensión de evitar la destrucción que en los libros provocan las hijueputas polillas y polillos, pero fue too late -como dijo Carole King- pues una vez más las intrusas habían hecho casa con corredor en la mayoría de obras de una de las repisas. En su banquete del año pasado devoraron los tres tomos del Siglo de la poesía en Nicaragua, excelente trabajo del poeta Julio Valle-Castillo y otros títulos de colección que recordar no quiero.


Libricidio

Esta mañana de octubre decidí aplicar insecticida en los estantes de mi biblioteca, con la pretensión de evitar la destrucción que en los libros provocan las hijueputas polillas y polillos, pero fue too late -como dijo Carole King- pues una vez más las intrusas habían hecho casa con corredor en la mayoría de obras de una de las repisas. En su banquete del año pasado devoraron los tres tomos del Siglo de la poesía en Nicaragua, excelente trabajo del poeta Julio Valle-Castillo y otros títulos de colección que recordar no quiero.

Ahora, las evidencias indican que sintieron rica a la Gioconda. Enterita se comieron Sofía de los presagios, La mujer habitada, El país bajo mi piel, El país de las mujeres, salvándose Las fiebres de la memoria, porque lo tengo en otro anaquel. También atropellaron a don José, como lo muestran los cadáveres de Rápido tránsito, Prosa reunida, Conversaciones sobre libros, Conversando con José Coronel Urtecho, y sus Imitaciones y traducciones, reunidas en Pol-la D´ananta Katanta Paranta Dedójmia T´élson. Pero saben con quién se meten las cabronas, porque apenas tocaron El gruñido de un bárbaro de Manolo Cuadra.

Además, gozaron de Rafaela y María Manuela, las mujeres de Ricardo Pasos y no siguieron su orgía en el Burdel de las Pedrarias porque se lo regalé a La Burra Pereyra. El poeta Luis Rocha no resultó ileso, pues oscuras y deshabitadas dejaron las páginas de Phocas y Luz habitada. También se despacharon Juicio Final / Andante, Sin páginas amarillas y Malas notas de Beltrán Morales y el tomo II de Sacerdote en la revolución, aunque me consuela que sobreviviera el tomo I con las sabias palabras que me dedicara Fernando Cardenal.

Despótico fue el agravio contra Ernesto Mejía Sánchez, madrugándosele su Recolección a mediodía. Y como si fuera poco el pillaje, chancomieron a Leonel Rugama, el delito de tomar la vida en serio, de Cabestrero, donde está la entrevista que hace mil años sobre Leonel me hizo Teófilo en Estelí. Las reputas concluyeron sus alcaldadas con Tropeles y tropelías de Sergio Ramírez que, de mi puño y letra consta, se lo regalé a La Negra en Las Segovias, el martes 26 de junio de 1984, hace 35 años ahora.

A su paso dejaron caos, desolación y muerte. Lo indican los despojos insepultos donde continúan su demolición: cárcavas, socavones, túneles, surcos, hondonadas, cortes límpidos y profundos trazados a bisturí, decenas de hojas taladradas, ahuecadas, relatos convertidos en polvillo, en aserrín, porque al final de cuentas es la madera que subyace en el papel lo que las atrae. Me sorprende que, en el mismo estante había libros de Jorge Eduardo Arellano y las hijuelacienmilputas ni siquiera los tocaron. Ahuacalí, octubre 24, 2019

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Diriamba, Nicaragua, 1954.
Autor de Voces en la Distancia, ¡Los de Diriamba!, Clarividencias, Los nicaraguas en la conquista del Perú, Mala Casta, La mujer del padre Prado y otros cuentos y 200 años en veremos. Editó la Revista Literaria El Hilo Azul y ha revisado obras de prestigiados novelistas, cuentistas, poetas, y ensayistas, incluidas la antología Pájaros encendidos de Claribel Alegría y la poesía completa de Leonel Rugama y Ernesto Cardenal. Cuentos, ensayos y artículos suyos han sido publicados en diarios nicaragüenses y de otros países y en la Antología del Cuento Nicaragüense de Fernando Silva, Revista y Antología de la Academia Nicaragüense de la Lengua, Revista Cultural Centroamericana Carátula, Editorial Alfaguara, Revista Cultural El Golem, México, L ́Ordinaire Latino-américain (Toulouse, Francia), Editorial Nuevo Ser (Argentina) y Memoria del Encuentro Internacional Rubén Darío en el centenario de su muerte.