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Espectropolítica e intervenciones a la ley en el Anti-Humboldt y la Iuspoética

1 abril, 2021

En este breve análisis propongo una entrada a los proyectos escriturales de Hugo García Manríquez (Tamaulipas, 1978) y Manuel de J. Jiménez (Ciudad de México, 1986) a través de los conceptos de lo “espectral” y la “espectropolítica”, se trata de planteamientos que han sido desarrollados por diversos autores y que se pueden pensar en conjunto como un giro espectral. Para ello, ha sido determinante la lectura de Spectralities Reader. Ghosts and Haunting in Contemporary Cultural Theory (2013), volumen editado por María del Pilar Blanco y Esther Peeren. 

En Anti-Humboldt: Una Lectura del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (2014) lo que hace Hugo García Manríquez es republicar el documento en el fondo, como si fuera un espectro, y solo resaltará en negritas las partes del mismo tratado que quiere poner en el primer orden del ojo. Por su parte, Iuspoética (2015) de Manuel de J. Jiménez cuenta con varias ediciones como si se tratara de agregar/enmendar reformas legales-poéticas. La última de sus ediciones empieza así: “Se reforma, deroga, adiciona y actualiza iuspoéticamente el libro ‘Los autos perdidos’” (2015: 5). Esto indica que elimina y añade algunos poemas bajo la lógica de las reformas legislativas, es decir, lo que se entiende en el discurso jurídico como reglas de cambio. Iuspoética es un libro que se sirve del lenguaje jurídico para postular nuevas formas de poetizar la ciudad y el ciudadano.

Para organizarnos, primero haré una revisión sobre lo que se entiende por lo espectral y la espectropolítica. Blanco y Peeren dicen que en el contexto actual donde predomina el capitalismo neoliberal y la virtualidad del Internet, el mundo puede considerarse espectral, en el sentido en que produce sujetos que se instalan alejados del resto de la sociedad: “at the top, as unaccountable or, at the bottom, as expendable” (Blanco y Peeren: 83). Aquí esto es comparable con la necropolítica y el capitalismo gore. Para Sayak Valencia, el segundo de estos términos se aplica a la “reinterpretación dada a la economía hegemónica y global en los espacios (geográficamente) fronterizos […] la destrucción del cuerpo se convierte en sí mismo en el producto, en la mercancía, y la acumulación ahora es solo posible a través de contabilizar el número de muertos” (Valencia: 15-16). En tanto, la necropolítica posee un “carácter múltiple, ya que es igualmente ejercida por los actores ilegítimos tanto como por los actores legítimos de la biopolitica (el gobierno, el Estado, el discurso) y se legitima a través de estos” (Valencia: 145).

Por su parte, para Derrida la espectropolítica es “an attempt to mobilize spectrality to more precisely designate the diffuse operations and effects of present-day globalization, as well as to critique the way its processes produce certain subjects as consistently disenfranchised or, in Judith Butler’s terms, forced to live in extreme precarity as ‘would-be humans, the spectrally human.’” (en Blanco y Peeren: 93). En resumen, la espectropolítica es reagenciar una capacidad para el cambio potencial, para escapar a la idea de un mundo militarizado, heteronormativo y patriarcal, pues se quiere pensar estas relaciones escapando de los binarismos raciales y de género.

En los casos de Hugo García Manríquez y Manuel de J. Jiménez se nos habla de una veladura y borradura necropolítica que se ejerce sobre los cuerpos y las poblaciones. Por ejemplo, Blanco y Peeren apuntan que los desaparecidos en las dictaduras, las guerras sucias y la esclavitud pueden pensarse como que “These injustices inhabit the present, in ghostly form, not yet understood, not yet fully known; truly apprehending and addressing them requires a perspective combining a materialist with an affective, sensuous dimension” (Blanco y Peeren: 94). Entonces, en los dos casos que nos convocan podemos pensar a las personas como muertos vivientes, como espectros. Para Achile Mbembe de lo que se trata es cómo esos fantasmas “also conceptualize the way power (especially when manifesting as terror and violence) is itself spectral (unpredictable, unassailable, unaccountable), making it virtually impossible to challenge or escape.” (en Blanco y Peeren: 95).

Ahora voy a hacer unos apuntes sobre el libro de García Manríquez. Él trabaja su intervención tanto del tratado en inglés como en español. Apunta Divya Victor que la intervención-borrado de otros textos se puede rastrear en libros como Darkness de Yedda Robinson, una borradura a Heart of Darkness de Conrad; Reading the Remove of Literature de Nick Thurston, interviene y reescribe The Space of Literature de Maurice Blanchot; y Zong! de M. NourbeSe Philip, una borradura y edición acerca de una disputa de seguros de vida de esclavos y el asesinato de cerca de 150 africanos tirándolos al mar, a manos de la tripulación del barco negrero Zong, entre otros ejemplos de la literatura contemporánea en lengua inglesa.

Por otra parte, según J.I. Padilla estamos en el libro de Hugo García Manríquez frente a tres textos: “a) el texto del tratado; b) el texto de Hugo García; c) el texto del tratado anudado, torcido, por Hugo García”. Esta multiplicidad de textos es espectral en la medida en que la borradura del tratado no es total, pues aún se mantiene en una zona de grises al fondo del texto, podríamos pensar Anti-Humboldt como un texto de textos, dice García Manríquez a este respecto, que “Contra el fondo ‘traslúcido’, algunas palabras como espectros. Estas palabras, estos espectros, no recorren Europa, ciertamente. Pero el propósito es que ‘atormenten’ al documento mismo del que son parte. Como si constituyeran su doble. O residuos. Una insistencia casi material” (García Manríquez: 78). 

Al respecto, hay tres puntos para remarcar: 1) se trata de un doble o un triple texto como apunta Padilla, pero también más posibilidades, si uno lee por columnas se trata de un texto descendiente de Un coup de dés, pero retorciendo esa espacialidad semántica y proponiendo que el espectro a pesar de que no lo vemos del todo está ahí en el fondo funcionando como un disruptor. 2) ¿Qué es lo residual en el Anti-Humboldt? La respuesta se puede pensar en tres vertientes: a) las borraduras lo que hacen es evidenciar y romper un lenguaje hegemónico ligado al capital y al significado; b) las borraduras “sacan” a las palabras de su cadena fónica o de la letra y las posicionan en un doble movimiento como espectrales en negrita y espectrales en gris, pero además es la combinación de ambos elementos y c) las borraduras generan rompimientos en las cadenas versales, donde los sentidos se van sumando por espacialidad y aglutinación como signos flotantes. Heriberto Yépez habla de constelaciones que combinan apropiación y borrado y abren fisuras en el tratado. 3) Anti-Humboldt postula una materialidad, porque todos estos elementos son decodificados en un nivel global por el ojo que va rastreando una lógica, pero lo que encuentra son bloques parecidos a tabiques. Padilla afirma que “Si Alexander von Humboldt representaba la ciencia, la historia natural, la exploración, la taxonomía —es decir, la organización del conocimiento—, el Anti-Humboldt representa la desorganización poética del conocimiento”. Pero esta “desorganización” entendida como espectral, espectropolítica y en flotación. 

Por eso en el Anti-Humboldt es constante la alusión a lo que “significa”, incluso al final nos damos cuenta de que eso que significa, no significa. Las menciones de animales, vegetales, la salud humana, no forman cadena lógica, pues son disgregaciones o diseminaciones, García Manríquez las piensa como “imantaciones”. Esto que significa también significa que está presente, pero de manera espectral. Tal vez como un paisaje sonoro que espera ser interpretado. Si dentro de esto se considera solo a los seres humanos, animales y plantas, se postula que los microorganismos son la excepción. Esta espectralidad de la que se viene hablando también puede pensarse como microorganismos que habitan en el fondo del texto, hasta aquí he dicho fondo, pero en realidad alguien puede darse cuenta de cuál es el fondo y cuál la superficie y en qué momento una deja de ser el otro.

En otro segmento de Anti-Humboldt se dice que “y a las políticas respecto a su uso. En general, se dará prioridad al uso del espectro con el propósito de desarrollar redes no privadas”, lo que sale velado en gris se refiere a la normativa de operar un sistema privado de radio, pues antes se prefiere un sistema no privado y también a líneas de transmisión eléctricas. ¿Esto qué quiere decir? Si en negritas se relaciona oblicuamente al espectro con un sistema de redes que se instalan en la textualidad como una telaraña, la veladura es un sistema normativo sobre las comunicaciones y la electricidad. ¿Qué ocurre si uno ve las dos cosas a la vez? La vista ve una especie de líneas de letras montadas unas sobre las otras, no en todos los casos son continuas, a veces son discontinuas, producen ondas y electricidad, pero también producen que algo familiar se vuelva siniestro y ominoso.       

Por su parte, Manuel de J. Jiménez ha publicado tres versiones de lo que él llama Constitución Poético/Política de los Estados Unidos Mexicanos: Iuspoética en 2011 con Cinosargo en Chile; El final del Estado en 2013 con ediciones Literal en México y Iuspoética. Los autos perdidos en 2015 con 2.0.1.3. editorial Laboratorio de Editoriales Alienígenas en México. Aunque las tres ediciones guardan muchas semejanzas, tienen adendas y correcciones. Por ejemplo, la última edición de 2015 empieza con un Decreto, donde se afirma que “Se reforma, deroga, adiciona y actualiza iuspoéticamente el libro ‘Los autos perdidos’”. Se reforman seis poemas, se derogan dos, se adicionan tres poemas y una nueva sección y se declara otras actualizaciones a los poemas-leyes.   

Si bien este factor se puede caracterizar como ludismo dentro de la poesía experimental, quiero pensar todo esto con una frase que abre la edición de 2013: “las instituciones se vuelven a escribir” (2013: 11). ¿Es posible reescribir las instituciones? Quisiera responder esta interrogante al final, primero quiero detenerme en el movimiento que vincula Literatura y Derecho. Jiménez es uno de los poetas-abogados que encabeza este movimiento latinoamericano desde la UNAM, no es mi campo de estudio ver las fuentes del Derecho en la Literatura, cosa que Jiménez viene haciendo con los legados poéticos del siglo de oro español (Lope, Quevedo) y la poesía latinoamericana del siglo XX en autores como Nicolás Guillen, Roque Dalton, Fina García Marruz, Gerardo Deniz o Alejandro Romualdo; mi camino es ver la inmersión de la poesía en el Derecho como es el caso de Iuspoética, pero también esto se da a nivel de la poesía contemporánea en lengua castellana con los libros Las fuentes del derecho (2010) del chileno Martín Gubbins, las intervenciones a la carta magna española de 1978 de Roberto Equisoain en ¿Constitución española? (2015) y Marcos Canteli en cons ti tu ci ón (2016). Muy recientemente, el peruano Santiago Vera ha publicado su Constitución Política del Perú (2021), donde interviene la constitución fujimorista de 19931.

Manuel de J. Jiménez entiende por Iuspoética

Rama del derecho que estudia la poesía como ley cosmogónica. // Conjunto de normas de derecho imaginario. // Técnica poética de coalición de lenguajes. // Poder del poeta para ser soberano en sus escritos. // Derecho a experimentar la poesía de las formas jurídicas. // Derecho a incorporar en la poesía formas jurídicas. // Código ético de un abogado que escribe poemas. // Método de deconstrucción del derecho y la ciencia política. // Jurisprudencia del vacío. // Escritura del delirio institucional. (2011: 54)

En su versión última Iuspoética se postula en cuatro secciones. La primera es “Expediente previo”, donde se articula los poemas en torno a las figuras del ciudadano ausente y el ciudadano muerto; el objetivo es recuperar esas voces y esos cuerpos mediante el testimonio, de lo que se trata es de ciudadanos borrados, desaparecidos, sobre los que se ejerce un necropoder, en palabras de Sayak Valencia se trata de “la apropiación y aplicación de las tecnologías gubernamentales de la biopolítica para subyugar los cuerpos y las poblaciones que integra como elemento fundamental la sobre especialización de la violencia y tiene como fin comerciar con el proceso de dar muerte” (Valencia: 147). En suma, estos cuerpos y poblaciones están enjauladas dentro de una nueva sensibilidad del asesinato. Ante esto, el Estado es caracterizado como “chueco… el Estado filtro, el estado tachadura, el Estado goma de borrar, el estado barco de neblina súbita, el Estado sello oficial, el estado gotera de nube falsa, el Estado pilar centralizado de cobre y armadura paraestatal” (2011: 32). 

Este mismo Estado propone un procedimiento de ausencia, donde “Si el individuo fallece durante el proceso, no será motivo para cesar los efectos de ausencia. Nunca se le tendrá por muerto” (2011: 18). Leer esto desde el giro espectral significa que si en la ecuación entrasen los muertos se podría ganar luz sobre esas zonas silenciadas que han sido analizadas por los estudios del trauma, pero desde la condición espectral es dar un giro a esas voces y desmontar el aparato represivo: “La persona caminará como un cadáver que cruza la carretera en un kilómetro insomne” (2011: 19).

En otro sentido, esta reflexión sobre la borradura del cuerpo y la persona viene también amparada en un “Contrato de seguro”, donde el autor: “el sr. MANUEL DE J. que se denomina más con la ‘J’, porque el JIMÉNEZ cuelga con su acento sobre un Polo Sur de millones de patronímicos” (2011: 27), firma ese contrato con la señorita Alma Tapia. Nótese el juego con el verbo tapiar, tapiar el alma, porque el autor quiere sustraerse “de un estado de indefensión” (2011: 28).   

La siguiente sección del libro se llama “Artículos transitorios”. Lo interesante de este apartado es un texto como “Para recortar normas y máximas”, donde se incide en el carácter perlocutivo del lenguaje, es decir, hay unas instrucciones para el lector (corte la línea punteada cuidadosamente) y al costado está la imagen de una tijera lista para ser usada. De igual manera, en “Examen de latín jurídico” se da la instrucción de “Explica y complementa las siguientes locuciones”. 

Todo esto proviene del arte conceptual, pero en la Iuspoética se asume La nueva novela de Juan Luis Martínez como la guía de ese contracanon conceptual. Conviene anotar que la poesía conceptual de Martínez, como la de Jiménez, se sirve de instrucciones al lector o de “tareas de la poesía”, pero también propone una crítica política feroz e irónica. El caso de Martínez se da en contramano a la dictadura de Pinochet, en tanto, Jiménez nos habla de una Hiperdictadura que puede desaparecer cuerpos como en el texto “LEY ATROFIADA. IGUALA. 26/09/14” sobre los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Pero no es solo el necropoder, sino también “la muerte de la lengua” (2015: 69). Por ello, Jiménez, siguiendo a Juan Luis Martínez, propone el pajarístico: “El pajarístico es una lengua transparente y sin palabras” (2015: 24). Esto para escapar de esa muerte de la lengua bajo la Hiperdictadura.

La tercera sección de Iuspoética lleva por título “Declarado ausente” y uno llega a pensar que estas desapariciones solo se ven en las dictaduras o dentro del racismo, pero no solo se trata de eso, esta borradura de los cuerpos abarca todos los aparatos, el problema no es el sistema político, sino esta presencia del necropoder que ya posee una vertiente cínica. La cuarta sección del libro es “Adenda iuspoética”, se trata de dos textos que comentan la Iuspoética, un poema de la mexicana Karen Villeda y un comentario de blog de Pablo Robles Gastelum, quien argumenta: “Joven poeta, usted será un gran abogado, el hombre no necesita del derecho para contemplar un atardecer hasta que alguien le tapa los ojos y le impide hacerlo, usted mismo ha sido quien se ha vendado la cara argumentando que la poesía nunca escapa de la aventura jurídica” (2015: 86). Al parecer es el viejo reclamo del compromiso del arte, pero la Iuspoética quiere desmontar esas ideas fijas, esas ideas que solo nos hacen ver como si fuéramos caballos en una carrera y el mérito de Jiménez es darnos desde ese árido lenguaje jurídico, momentos para repensar una nueva ciudadanía.El Anti-Humboldt y la Iuspoética comprueban que sí se puede reescribir las instituciones, borrándolas, interviniéndolas, “jugando” con ellas, puesto que a lo espectral y el necropoder se puede resistir mediante el astillamiento del lenguaje o mediante una educación transversal que dé cuenta de nuestras migraciones internas y/o transnacionales.


Notas

Referencias

  • Blanco, M. del P. y Peeren, E. (2013). The Spectralities Reader. Ghosts
  •  and Haunting in Contemporary Cultural Theory. New York-London: Bloomsbury.
  • García Manríquez, H. (2014). Anti-Humboldt. Una lectura del Tratado 
  • de Libre Comercio de América del Norte. México/Nueva York: Aldus/Litmus Press.
  • Jiménez, Manuel de J. (2011). Iuspoética. Santiago de Chile: 
  • Cinosargo.
  • —. (2013). El final del Estado. México: Proyecto Literal.
  • —. (2015). Iuspoética. I. Los autos perdidos. México: 2.0.1.3. editorial.
  • Padilla, J.I. (2015). “Imantaciones”. Laboratorio de escrituras, 13. 
  • Valencia, S. (2010). Capitalismo Gore. Barcelona: Melusina.  
  • Victor, D.(2014). “Miscreants & Miscreative Writing: On Hugo 
  • García Manríquez’s Anti-Humboldt”. Poetry Foundation (MISCREANTS & MISCREATIVE WRITING: On Hugo García… | Poetry Foundation)
  • Yépez, H. (2015). “Nafta y poesía: El Anti-Humboldt de Hugo García 
  • Manríquez”. Archivo Hache (archivo hache: NAFTA Y POESÍA: EL ANTI-HUMBOLDT).
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Perú, 1976.
Es poeta, ensayista y editor. Sus últimas publicaciones son el volumen colectivo Ángel con casaca de cuero. Lecturas sobre Enrique Verástegui (Lima: Sol negro, 2019) y su antología poética Sombras en demolición 2002-2018 (México: Mantra, 2020). Actualmente es candidato a Doctor en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Pittsburgh.