Quiero morir en la belleza de un lirio
18 enero, 2021
Fco.de Asís Fernàndez
-Dialogando con las zonas más sagradas de la poesía hispánica,especialmente con Quevedo y su “Amor constante más allá de la muerte” como con la tradición de la poesía nicaragüense, tradición que desde Darío se ha constituido en una de las más fecundas de las provincias del castellano, Francisco de Asís Fernández cumple en su último libro, Quiero morir en la belleza de un lirio, con la proeza de superarse a sí mismo. Es así como estos poemas donde se entrecruzan el sueño y el despertar, la resurrección y el dolor, los abismos y el cielo, nos ponen a sus lectores frente a una arrasadora intimidad que alcanza a menudo el prodigio de la revelación. Mientras existan poetas como Francisco de Asís, capaces de unir de esa manera la necesidad cada vez más urgente del amor con la inminencia cada vez más rotunda de la muerte, la poesía continuará siendo el arte del futuro.(Raúl Zurita)
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EL VERDE OSCURO Y EL VERDE LUMINOSO
El verde oscuro y el verde luminoso,
cuando yo era joven y las mujeres me amaban
la arena del mar hundiéndose bajo mis pies
con los cangrejos diminutos,
el paraíso terrenal hundiéndose con las iguanas,
insaciables de mí y del arco iris,
Renoir frente al río, el verde oscuro
y el verde luminoso
Cezanne, de la mano a la tela,
con los colores íntimos en los ojos de la iguana.
[…]
TÚ TIENES MI OSCURIDAD Y YO SOY TÚ
Tú tienes mi oscuridad y yo soy tú
en una selva de pájaros.
Suena música triste cuando me pincha
la espina de una rosa
y las aves trinan omnipotentes
entre las ramas, las hojas y el silencio.
Tú tienes oscuridad y yo soy tú,
mi delfina rosada;
yo soy tú, como Flaubert es Madame Bovary;
y yo, Simonetta Vespucci.
Tu oscuridad es mi destino:
el principio de mi vida y mi muerte.
VISIBLE COMO EL DOLOR
A Gioconda Belli
Son montañas gigantes con rocas azules
alumbradas por los rayos de una luna seca.
Yo vi el resplandor de su belleza
y el azafrán tiñendo de fuego el infinito.
Aquí las praderas no tienen horizonte,
todo es visible como el dolor,
se arrancan los tallos que abren la tierra.
Aquí están los manuscritos de la historia del hombre,
aquí arden los perfumes y el dolor,
la mala levadura que nace y crece en el alma,
la piedra contra la frente,
la sangre derramándose.
Sísifo y Prometeo son parte de mi alma.
UN JILGUERO EN EL ABISMO
Un jilguero en poder de un halcón,
un dolor adornado con pájaros
entre guijarros y espumas
colas y crines arrancadas del cielo.
Se lleva la rosa a la boca,
arde la belleza, un jilguero en el abismo.
Y sigue la vida como si ardiera un perfume,
maquillándose, desvistiéndose, repitiendo
el parlamento,
y se repite el amanecer donde alguien muere,
la noche deshaciéndose, bien armado el fracaso,
asfixia, la vida duele y siempre se repite.
¿DÓNDE ESTÁ ORIÓN?
¿A dónde me lleva este barco
que zarpa sin brújula ya tarde en la noche?
¿Dónde está Orión?
Serás criticado, serás denigrado,
recorrerás el alba, el fuego,
la belleza inmaculada, el ardid, el infierno.
No llegarás a las costas, a lo hondo.
Te perderás en el viaje.
Cuando seas viejo leerás despacio
lo que escribiste para repasar tus errores,
tus ojeras, los sueños perdidos,
y ya no podrás agregar ninguna letra,
solo el amor íngrimo te seguirá fiel al mar,
a un atolladero de estrellas.
HOY EN LA MAÑANA VI UN PETIRROJO
Hoy en la mañana vi un petirrojo
en la rama de un árbol bajo el cielo dorado,
en una rama de azafrán pálido sin nudos.
Tú sabes lo que hay en mi corazón, Dios mío,
y sabes que yo me quisiera ir
con una bandada de pájaros,
dejar mi sombra doblada de dolor
en un adobe desmoronándose.
Hoy en la mañana vi a un petirrojo alzar el vuelo
en el cielo dorado,
lo vi trazar el rojo de la naturaleza
en lo inmaculado,
la sangre del bisonte en la pradera,
pintada en Altamira la posesión del alma
y cazar, bailar la sangre,
un ave del Paraíso en la rama del árbol.
CUANDO ERA NIÑO
Cuando era niño
mi padre con su mano me hacía la cruz
en la frente
para que viera la llegada de los pájaros
y la madera lunar al amanecer.
Mi padre le cantaba a Dios
para que yo no tuviera falsos amores
para que no remara contra el viento
y para que mi amor fuera un alma
que respirara junto a mí.
Mi padre con su mano me hacía la cruz
en la frente
mientras me decía:
que el amor te atrape en una isla desierta,
que te haga poeta y adictivo al amor,
que seas capaz de morir por la belleza,
que tu vida sea una música extremada,
que siempre tengas arrebatos de inspiración,
que escuches el ruido interior de tu alma,
que tu mente nunca vaya a lugares oscuros,
y para que recuerdes siempre que la vida es inconclusa.
BAILANDO A MOZART CON MI ALMA
Hay un eco del mar en un mundo invisible
solitario y deprimente.
Lo oigo cuando regreso a casa
devastado, vano, vacío.
En ese eco vivo indefenso y víctima
en tierras desoladas,
con aves curiosas poniendo el cielo en la tierra,
bailando a Mozart con mi alma.
Así vive mi alma con mi sumiso corazón
oyendo el eco del mar,
en una llanura inmensa tallada en una esmeralda
en el aire de la vida y el silencio de la tierra.
TOMA MI VIDA DIOS MÍO
Que Dios tome mi vida
cuando se apaguen los rayos del sol,
cuando el mar rompa el hilo azul de la arena,
cuando mi memoria solo cante la dulzura
de su nombre
cuando me sienta lejos del Ángel de la oscuridad.
Toma mi vida, Dios mío,
llena de poemas de amor, lágrimas y rosas,
y la mano amada de mi padre.
Tómala, Señor, porque no supe vivirla,
porque no supe entender la belleza
del alma que me diste.
Mi corazón se salió por todas las ventanas
que dan a la calle
a pedir amor desmesurado, miel,
bosques, latidos, adelfas, una estrella
en la mano.
Toma mi vida, Señor, tómala,
y devuélveme al mundo porque ya aprendí
la plenitud de mi alma.
LA LUNA CAMINA SOBRE MI ALMA
Un ángel entra en la niebla de mi agonía,
en el angustioso incendio del vuelo
para entregar mi alma.
Ahora desaparecen mis lágrimas,
la luna camina sobre mi alma,
un elefante cubierto de rosas
está volando a mi alrededor
con un inmenso océano negro en los ojos.
¿Si muero podré amar a alguien más?
Yo sé que desde la muerte me aman
porque tanto amor no se puede acabar con la vida.
TODO COMIENZA CON LA MUERTE
Todo comienza con la muerte
que está más allá del mar y los desiertos,
más allá de donde el cielo se divide
más allá del ecuador celeste.
Ahí mi demente corazón
quiere conocer el secreto de la muerte
el río que la alimenta, su aroma.
El sueño es hermano de la muerte.
El sol y la luna están lejos de mí
igual que la muerte
igual que la belleza del naranjo.
Mi alma no le puede quitar los ojos a la muerte.
He pasado obstáculos y cadenas para
llegar hasta aquí
pero si mi alma está sucia
el mar lleno de lágrimas ahogará mis ojos
hasta que el árbol empiece a caminar
hacia la muerte.
AL ALBA MUERE EL CISNE
Los cisnes no hieren la noche,
nadan entre la orilla y el sueño
alumbrados por una luna gigantesca
y una crin larga asomada en el espejo.
Al alba muere el cisne como una dorada Pavlova
en el solsticio de invierno
contestando todas las preguntas en su agonía.
El cisne muere en la puerta del paraíso.
Nada en la orilla del Tigris y el Éufrates.
¿Qué puede ambicionar un cisne
si tiene la belleza?
¿Qué puede ambicionar la muerte
si tiene la vida eterna?
AHORA SE OSCURECE EL MAR
Al poeta Raúl Zurita
En un lejano universo
alguien repite el llanto, el dolor y la soledad
de mi sangre.
Todos somos el espejo de otros
y la muerte se repite insaciable como un crimen,
como una pasión, como la misma ola contra
la roca,
como un mismo discurso interminable
dicho por el padre, el hijo, el nieto,
el pájaro del cielo, la amapola.
Ahora se oscurece el mar y me hiere.
Y vienen las sombras de los años repitiendo
el mismo crimen, el mismo odio, gota a gota,
haciendo zarpar la esperanza y la crueldad.
Ahora se oscurece el cielo y llueve la piedra
sobre la piedra pómez y el dolor sobre el dolor
y el llanto sobre la lluvia ácida.
Y los pájaros seguirán cantando
la expulsión del paraíso
y todos los Caínes seguiremos matando a Abel
y haciendo poemas para limpiarnos el alma.
¿CÓMO SERÁ EL CIELO DE LA MUERTE?
A mis amadísimos nietos
La muerte está en la estrella más lejana
porque abre nuevos cielos.
Pero ya mi alma la toca a tientas.
¿Cómo será el cielo de la muerte?
¿Cuáles son sus olores?
¿Se queda uno viendo y oyendo a los amores
que deja?
Seguramente el nuevo cielo te arrebata
en un éxtasis divino y la belleza te hace ver
lo invisible.
Los olores en el cielo no conocen la muerte,
ahí no mueren las flores, no hay tinieblas,
ahí no hay sueños, hay vida eterna.
QUIERO MORIR EN LA BELLEZA DE UN LIRIO
Quiero morir en la belleza de un lirio
sin pecado concebido,
así como nací en la pureza del agua de mi madre.
La vida me dio el rojo de la rosa
y una vida consciente del dolor natural
de la mala levadura que tiene el hombre en su raíz.
Así subí a mi alma donde crecen el cardo y el lirio
y encontré mi sangre, delirios,
reliquias de mi padre y de mi madre
y muchas lágrimas por un amor no correspondido.
Granada, Nicaragua, 1945.
Poeta, narrador, ensayista y promotor cultural. Es Presidente del Festival Internacional de Poesía de Granada, Miembro de Número de la Academia Nicaragüense de la Lengua, Medalla de Honor en Oro de la Asamblea Nacional de Nicaragua, Cruz de la Orden al Mérito Civil otorgada por el Rey Juan Carlos I de España, Doctorado Honoris Causa en Humanidades otorgado por la Universidad American College. Sus últimos libros publicados son: “Hay un verso en la llama” (2020) “Detente, cielo mío” (2020). “Quiero morir en la belleza de un lirio” (2020); “La Tempestad” (2021); “63 poemas de amor a mi Simonetta Vespucci” (2021).