
5 poemas de Otoniel Guevara
1 junio, 2025
Con una voz que conjuga furia, ternura y exilio interior, Otoniel Guevara escribe desde la entraña de la memoria y la herida. En estos poemas, el amor, la violencia y la pérdida se transmutan en lenguaje viviente. Su poesía, áspera y luminosa, nos recuerda que hasta las calles rotas y las cicatrices tienen su propia música. Créditos de la foto del autor: Kary Cerda.
El sendero de los caminos que se bifurcan
Para Karen
Me acerco a vos
y pareciera que me alejo
de todo lo que amo:
mi tierra
mis canciones
mis huellas
mi horizonte
la página
el hervor
el martilleo
mis hijos
la violencia del viento por las tardes de agosto
los adoquines soterrados bajo capas de asfalto
las amnióticas palabras de los que ya se fueron
todo eso
y todo lo demás
necesitan que los ame
con más brillo en la mirada
y una mínima onza de quietud en los pasos
Me acerco a vos
que hacés crepitar mi corazón
al ritmo de las olas
que indumentás mi invisible soledad
con tu pecho de pájaro minúsculo
que resolvés sin prisa las ecuaciones salvajes de mi alma monocorde
A vos me acerco
para dar gracias al dolor
y a la muerte
al frío
y a la siempre diabólica distancia
gracias
por maniatar mis manos a la hora precisa
por asfixiar los universos redundantes que de verdad no quiero
por alejarme de lo que no era cierto
por acercarme a vos
epicentro del llanto con que se apaga el fuego
rocosa exactitud filtradora de peces y tormentos
forastera inesperada
que liberaste al sol del inframundo
para que se bebiera de un zarpazo mi sangre
Cicatrices
Esta es de cuando nos despelucamos la cresta tropeleando en mi destartalada bicicleta.
Esta de cuando el mar quiso arrancarme del endeble refugio que hallé en sus arrecifes.
Esta ya la traía desde antes de nacer.
Estas son de una guerra que el tiempo no secó.
Esta una puñalada de muchacho rabioso que me asesté yo solo sin que me diera cuenta.
Esta de un aeropuerto que me dejó parado con los ojos sin luz.
Estas redondas fueron por tratar de engañar al dolor.
La más grande es de una esquirla de granada.
Esta en el corazón es de tu adiós.
Discurso final en tono crepitante
Al bravo río Lempa
y a Virna Rodas, por la similitud
El río dice adiós con su mano mutilada.
¿A dónde se dirige que su sorda partida
deja un rastro de bosques incendiados
y un horrendo arcoíris sin colores?
¿Por qué nos abandona sobre un mar de monedas
que repiten sin pausa su música monótona?
El río se desborda y nos deja vacíos,
balbuceando palabras de ceniza,
devorando amargas hostias de arena.
El río ya no ríe. Nuestras bocas se cierran.
9 de julio de 2012. Quezaltepeque.
Historia de las calles
Para Gabriela Mazatli, sendero infinito.
Al principio se alegraban con ser inocentes gramales
que la lluvia trocaba en arcilla.
Pespunteaban breves nidos de piedras, de guijarros anfibios y brillosos.
Hasta que un día bajaron de un camión los adoquines.
Luego vino el asfalto con sus corbatas sucias.
Desfilaron, marciales, el cemento, la grava, la arenilla.
Se instalaron con luces y señales.
Lo impensable se dio: los aeropuertos.
La idea: conducirnos
a donde otros necesitan llevarnos.
Pero yo, hija, prefiero
galopar sin señales de tránsito
tras la mística luz de las chiltotas;
encender una higuera detrás de las estrellas;
elevar las agujas del reloj como si de gráciles piscuchas se tratara;
montarme en los capítulos de un libro
que me transborde
a donde se diseñan astrolabios,
a donde se confiesa un condenado,
a donde unos amantes se despiden.
Las calles más hermosas de mi vida
son las que surgen, limpias, debajo de mis alas.
Saliste muy temprano de tu casa
Nada restituirá tu sangre,
nadie oficiará lo que tus manos dejaron irresuelto.
Has caído en el pozo sellado, los árboles
te estrechan virilmente como a un hijo adoptado.
El corazón de tu madre no entiende el desvarío.
Tu nombre se filtra entre las horas, como agua inútil.
Nunca se había recordado,
con tanto ardor,
tu salida del útero.
Tendrás suerte si encuentran tu cadáver.
El Salvador, 1967. Poeta, y gestor cultural. Es editor de Chifurnia Libros y productor ejecutivo del Festival Internacional de Literatura “Tegus sí canta”, de Honduras. En 2024 se le concedió en La Habana la distinción CubaPoesía por sus aportes a la difusión de la poesía en centroamérica. Ha publicado alrededor de 40 libros.