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A la libertad por la imaginación

31 mayo, 2015

Sergio Ramírez

– Palabras de Sergio Ramírez en la inauguración de Centroamérica cuenta 2015. Managua, mayo 19 de 2015.


Hemos querido poner este encuentro, que reúne a más de 70 escritores de 15 países, mujeres y hombres, bajo el signo de la libertad de la palabra; y en lo que nos toca a nosotros como escritores, bajo el signo de la libertad de la palabra creadora, multiplicadora de libertad.  Por eso, por su palabra libre y creadora, es que hemos dedicado esta fiesta a Ernesto Cardenal al cumplir sus noventa años de vida, y a quien honraremos el día jueves de esta semana, porque llega esta misma noche al país tras recibir un homenaje similar en San Francisco de California, demasiado tarde para estar con nosotros.

La escritura de imaginación, lejos de ser una banalidad, abre perspectivas infinitas en la conciencia de los seres humanos.  Al imaginar personajes diversos, el escritor explora mentes diversas, y por tanto mundos diversos, necesariamente contradictorios, y a partir de allí pone ante los ojos del lector a una diversidad de opciones críticas. Y esa es la esencia de la escritura de invención, abrir espacios de cuestionamiento, provocar preguntas en lugar de dar respuestas, sin lo cual la libertad de pensamiento no es posible.

Leyendo novelas y relatos se pueden multiplicar las posibilidades del mundo real, y alterarlas. Imaginar ese mundo de manera diferente, y de allí partir hacia una visión nueva pero siempre insatisfecha. Si algo enseña la imaginación es a sobrevolar fronteras, o a dinamitarlas. Abolir los empecinamientos ideológicos, renegar de los fanatismos políticos o religiosos, rechazar los nacionalismos exacerbados, todos los cuales tienen una naturaleza odiosa y destructiva, porque parten de la intolerancia.

La literatura es una escuela de libertad, y esta semana vamos a sentarnos en sus aulas. Y también es una escuela de pluralidad, de respeto por las diferencias y por la heterogeneidad del mundo, que nos resulta más rico y atractivo cuanto más plural. Pluralidad de pensamiento, de credos; diversidad étnica, diversidad sexual. Diversidad de la palabra creadora.

Más allá de la tolerancia, las palabras deben situarnos dentro del otro, a trasladarnos al espacio en que viven aquellos a quienes debemos aprender a conocernos mejor, cualquier que sea su color, sus creencias, o sus opciones sexuales. Y desde allí, metidos en su piel, buscar cómo entender el mundo. Es la manera de ganar la convivencia, y que sean las ideas, más que el odio y la discriminación, las que nos muevan hacia adelante. Esta debe ser nuestra ética del siglo veintiuno.

Palabras en libertad. Las palabras son nuestra herramienta y no debe haber límites para usarlas. Los periodistas y dibujantes de Charlie Hebdo, a quienes Centroamérica Cuenta rinde homenaje en esta tercera convocatoria, pagaron el más alto precio, que es el de la vida, por la libertad de palabra, que incluye la irreverencia, la risa y el humor y el sarcasmo, por hirientes que puedan parecer. Pagaron el precio de no imponerse a sí mismo la censura ante la amenaza del terror fanático que parece regresar hoy desde las cavernas de la historia.

Hay quienes aún les reprochan sus excesos, su insolencia, su burla de los prejuicios religiosos, sus blasfemias, y aún su grosería y vulgaridad. Si se hubieran moderado, si hubieran sido más cautos, sino hubieran causado ofensa a sus asesinos, estarían con vida. O se les acusa de provocadores. Y algunos van todavía más allá al decir que no pueden rendirles homenaje, aún muertos, porque no se identifican con su anarquismo destructivo.

Todo esto acaba de debatirse en el Festival Voces del Pen Club de Nueva York, cuando Charlie Hebdo recibió el Premio al Coraje en la libertad de expresión, y quienes se opusieron al homenaje y se negaron a asistir a la ceremonia, entre ellos escritores de gran renombre, acusaron en un manifiesto al semanario de intolerancia cultural e islamofobia.

Pero un estudio publicado por Le Monde en febrero, demuestra que solamente un 2% de las portadas de la revista, examinadas a lo largo de diez años, se burlaban del Islam o de Mahoma, de una manera que un creyente puede tomar por blasfemia. “Hay una distinción crucial entre la blasfemia, que ataca un sistema de creencias, y el racismo, que ataca a la gente de esas creencias”, escribió en el New York Times el crítico literario Adam Gopnik.

No hay que dejar de tomar en cuenta, tampoco, que hay diversas clases de blasfemia, que el poder considera trasgresoras y merecedoras de castigo: blasfemias políticas, blasfemias ideológicas, además de las religiosas.

Decenas de periodistas pagan con la vida en América Latina el precio de no callarse frente a los carteles que trafican con drogas y personas, ni tampoco frente al poder gubernamental corrompido por el crimen organizado; y no callarse es una manera de blasfemar. Los medios de comunicación siguen siendo reprimidos, y se inventan leyes para intervenirlos, o para acaparar el espacio cibernético, y someter a censura las redes sociales. También son maneras de castigar la blasfemia.

El poder, cuando no es democrático, quiere siempre el silencio. Y no acatar el silencio que se impone desde arriba siempre trae riesgos. Pero bajo el silencio la escritura no existiría como instrumento privilegiado de la libertad, ni existiría la invención, que nos hace aún más libres.

Es lo que Erasmo enseñó a Cervantes, y Cervantes no enseñó a todos nosotros: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”. Y un mal aún mayor, el cautiverio de las palabras.

Siento mucho que esta fiesta de la palabra en libertad, tenga que verse ensombrecida por la ausencia forzada del caricaturista de prensa Jul, un artista talentoso de espíritu libre cuyos dibujos han aparecido en L’ Humanité, periódico del partido Comunista de Francia; en Libération, periódico de la izquierda de Francia; en Charlie Hebdo, en Le Monde, y en el Nouvel Observateur.

Cuando organizábamos el programa de este encuentro, y decidimos rendir homenaje a Charlie Hebdo, pedimos al embajador Joly que Francia nos enviara a un caricaturista, y mejor, si había trabajado para Charlie Hebdo, porque queríamos debatir el tema “El humor contra la barbarie”, en la mesa que hemos realizado esta tarde sin él. Jul venía de Francia, la patria de la libertad, y pudo haber estado entre los asesinados el día del ataque brutal contra Charlie Hebdo. Su visita más bien honraba a Nicaragua.

Un país entra en la modernidad, y por tanto en el siglo veintiuno, cuando se abre a la globalidad de las ideas y de la cultura que el mundo vive hoy. Pero tenemos que seguir luchando por abrir los espacios de libertad de expresión en Centroamérica.

Para eso es que Centroamérica Cuenta existe y seguirá existiendo, y desde ya convocamos para nuestro cuarto encuentro que celebraremos en el mes de mayo de 2016.

Felicidades a José Adiak Montoya, ganador del premio de narrativa que hemos convocado por tercera vez, y que tiene como premio por segunda vez una residencia en la Casa de los Escritores y Traductores de Saint Nazaire, que dirige nuestro invitado, el escritor Patrick Deville.

Gracias al equipo organizador que con gran tesón ha hecho posible este encuentro, a Ulises Juárez Polanco, a Madeline Mendieta y a Ulises Huete, lo mismo que a Crea Comunicaciones por su apoyo.

Gracias a los países que nos han brindado su respaldo, Francia, España, Alemania, México, Colombia, y gracias a la Unión Europea, lo mismo que a la organización holandesa HIVOS.

Gracias a las entidades culturales, y a las universidades y colegios de secundaria que nos han facilitado sus espacios. El número de nuestros patrocinadores y colaboradores se acerca a cincuenta, y a todos doy también las gracias.

Y gracias a todos ustedes, amigos y amigas, por haber venido de distintas partes del mundo, a celebrar con nosotros esta fiesta de las palabras en libertad.

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Escritor nicaragüense. Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2017. Fundó la revista Ventana en 1960, y encabezó el movimiento literario del mismo nombre. En 1968 fundó la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA) y en 1981 la Editorial Nueva Nicaragua. Su bibliografía abarca más de cincuenta títulos. Con Margarita, está linda la mar (1998) ganó el Premio Internacional de Novela Alfaguara, otorgado por un jurado presidido por Carlos Fuentes y el Premio Latinoamericano de Novela José María Arguedas 2000, otorgado por Casa de las Américas. Por su trayectoria literaria ha merecido el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, en 2011, y el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español, en 2014. Su novela más reciente es Ya nadie llora por mí, publicada por Alfaguara en 2017. Ha recibido la Beca Guggenheim, la Orden de Comendador de las Letras de Francia, la Orden al Mérito de Alemania, y la Orden Isabel la Católica de España.