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Neruda: nosotros, sus casas y sus cosas

31 mayo, 2015

Amalia Chaverri

– Obsesiones, manías, pasatiempos y filias de autores consagrados, se convierten a la vista de otros en simbología motivacional para observarlos más allá de su creación literaria. Amalia Chaverri probada ensayista costarricense, escudriña en el afán coleccionista de cosas de Pablo Neruda, poeta latinoamericano universal de todos los tiempos, sonsacándole, a través de una inspirada conjetura, retazos alumbradores de su manera de convivir con el mundo que lo acogió, por extensión, de su manera de ser y escribir.


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Dijo Lorca: “todas las cosas tienen un misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas  las cosas”. Federico García Lorca

La obra de Pablo Neruda es inmensa y abarcadora. Neruda habló del infinito y las alturas; de las profundidades y los abismos; de mares y valles, de truenos y silencios, de la vida y de la muerte, del amor y del dolor, de pasiones y de odios, “de pelucas y casacas, de pampas planetarias y de ríos arteriales, de cántaros caribes y de copas imperiales,” de piedras, de barro, de sílices, de dictadores, presidentes, libertadores, mártires. Habló de“todos” nosotros, de los de entonces, y de los que ya no somos los mismos». Neruda habló de todo todo lo que conoció y tuvo en sus manos. Hizo sublime lo aparentemente “insignificante” y lo sublime e inaccesible lo puso a la medida del hombre. Neruda es una de las cúspides de la literatura latinoamericana. En su caminar por el reino de este mundo, reconstruyó nuestra historia, eslabón por eslabón, paso a paso, hora a hora, minuto a minuto, recogiendo cosas que tuvieran un significado especial (individual o colectivo) y si no lo tuvieren él mismo se lo daría. Esta cantidad de cosas diseminadas en sus casas hace que se pueda hablar de de casas/museos con todo lo que ello implica. Neruda nombra y poetiza las cosas dándoles un nuevo significado al resignificarlas. Al hacerlo y encontarles su musicalidad, pues para Neruda cada objeto por más modesto que sea tiene su armonía, los objetos fueron acompañándolo en la construcción de sus casas, sus viajes y sus intereses. ¿Qué se puede añadir a la obra de este poeta que ha dicho tanto y del que tanto se ha dicho?  Hurgando, me incliné por destacar una faceta que he llamado el TodoNeruda cual es, el Neruda que poetiza sobre sus casas y sus cosas: casas, en tanto recintos memorias y lugar donde anidan miles de cosas de toda índole, desde un mascarón inmenso a una mano de Matilde Urrutia vaciada en bronce. ¿Qué pretendió al asumir la ancestral costumbre por coleccionar cosas? Sabemos también que los sueños que acompañan toda acción humana, se nutren y alimentan de los lugares en donde se vive. Y, se vive en las casas. Neruda poetizó sobre ellas. Veamos primero cómo se percibe él mismo. Con unos versos donde se autodefine como un solitario surgido de un triste nacimiento producto de las ruinas -dejadas por los españoles-, pero con la seguridad de que con su palabra hará germinar la semilla que da cuenta de la reconstrucción de nuestra historia. Dice Pablo:

“Y aquí estoy yo, brotando entre las ruinas, mordiendo solo todas las tristezas, como si el llanto fuera una semilla y yo el único surco de la tierra..”

Neruda y nosotros

canto general-1950 Es en el Canto General, donde se asume como la voz de los que no la tienen y con los versos de ese poema contar su historia. Neruda textualizó a Nuestra América, y en su Canto General, aparecimos los centroamericanos, habitantes de ésta, “delgada tierra como un látigo, calentada como un tormento…” Para luego añadir:

“Oh dolores De tierra mía, oh, estertores Del gran silencio establecido, Oh pueblos de larga agonía, Oh cintura de los sollozos.”

Y, nosotros los costarricenses no escapamos a su palabra, en la mención a Calero, trabajador bananero, personaje del escritor nacional Carlos Luis Fallas. Dicen también en el Canto General:

“No te conozco. En las páginas de Fallas leí tu vida, Gigante oscuro, niño golpeado, harapiento y errante (..) De aquellas páginas vuelan tu risa y las canciones( …)  Entre los bananeros, en el barro sombrío, la lluvia y el sudor. (…)qué vida la de los nuestros, qué alegrías segadas, (…) …(qué fuerzas destruidas por la comida innoble, (…)  (qué cantos derribados por la vivienda rota, (…) qué poderes del hombre deshechos por el hombre.”

Neruda: casas y cosas

Casa-museo-La-Chascona-Stgo-Comedor Neruda tuvo la pasión de rolectar cosas de todas partes por donde pasaba y por donde vivía. Este conjunto heterogéneo de cosas que coleccionó durante su vida se anida físicamente entre sus tres casas diseminadas por Chile: Isla Negra y La Chascona, en Santiago y La Sebastiana, en Valparaíso, ahora casas/museos. De La Chascona, una de sus casas situadas en Santiago dice el poeta: “La piedra y los clavos, la tabla, la teja se unieron: he aquí levantada/ la casa chascona con agua que corre escribiendo en su idioma…/ Mi casa, tu casa tu sueño en mis ojos, tu sangre siguiendo/ el camino del cuerpo que duerme…” De La Sebastiana: “Yo construí la casa./ La hice primero de aire/ luego subí en el aire la bandera/ y la dejé colgada/ del firmamento, de la estrella/ de la claridad y de la oscuridad”. De Isla Negra, donde reposan sus restos, estos bellos fragmentos: “Compañeros, enterradme en isla Negra,/ frente al mar que conozco, a cada área rugosa/ de piedras y de olas que mis ojos perdidos/ no volverán a ver (…) saben/ que allí quiero dormir entre los párpados/ del mar y de la tierra…/ Abrid junto a mí el hueco de la que amo, y/ un día/ dejadla que otra vez me acompañe en la tierra”. Simbólicamente, es también la casa como vientre materno y espacio de seguridad, es el “habitat” idóneo para desplegar y resguardar las multitud de cosas que el poeta recolectaba: ahí encontraban refugio, protección, y espacio de seguridad. Siguiendo a Bachelart, la casa es el primer universo, un rincón del mundo, que luego se va convirtiendo en un museo de cosas significativas para quien las ha recogido. Las casas son el habitat donde se encarnan las aspiraciones de quienes la habitan. En las casas reconocemos lugares y épocas. Dice el poeta sobre sus casas: “En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir (…) He edificado mi casa también como un juguete y juego en ella de la mañana a la noche. Son mis propios juguetes. Los he juntado a través de toda mi vida con el científico propósito de entretenerme solo. Los describiré para los niños pequeños y los de todas las edades.” En ellas guardaba todo lo que acumulaba pues Neruda necesitaba vivir rodeado del mundo, desde la forma prosaica y elemental de las cosas ya convertidas en símbolos. En este juego de buscar cosas “afuera”, el poeta chileno elabora las fuerzas de lo centrípeto: Buscar cosas en el mundo y llenarse de esos fragmentos recogidos como recuerdo. Son las fuerzas de lo centrípeto que impele al poema tener “atrapado” recuerdos para que pedacitos del mundo estén a su alcance y que no se salgan de su mundo. Como refugio, cada una de ellos es depositario de la necesidad del poeta de atrapar y concentrar su obsesión de vivir rodeado del mundo, a través de las formas elementales de las cosas ya convertidas, gracias a su palabra, en “seres vivientes”, ligándose al mundo y a la universalidad que el poeta llevaba en su espíritu. Para Pablo cada objeto de la naturaleza por más modesto que sea tiene armonía. Las cosas se potencializan en su verbo. Los objetos construyen su vida, sus viajes, sus intereses, la historia y la universalidad. Es un juego entre fuerzas centrífugas y centrípetas que van colmando su casa de cosas de toda índole, que van desde un inmenso mascarón a la copia en bronce de una delicada mano de Matilde Urrutia, ya mencionada. Al poetizar sobre este caleidoscopio de cosas, Neruda las resignificó. Al hacerlo, y al encontrarles su razón, por medio de la palabra las dignificó y se potencializan en esa musicalidad de la palabra, por modestas que esas cosas sean. Todos estos objetos, son metáfora y metonimia del TodoNeruda. Este fenómeno de viajes/casas/cosas se mueve entre dos fuerzas: sus casas, como continentes de todo lo acumulado, funcionan como fuerza centrípeta, pues están resguardadas en su Chile natal como en un santuario. Como fuerza centrífuga reflejan la necesidad del poeta de salir de su tierra  y recoger “cosas” que lo mantengan unido con el mundo por el cual el ha hecho camino. En otras palabras: salir de Chile para conocer el mundo y recoger recuerdos y guardar en Chile vivir rodeado de cosas traídas de ellos. Pues bien, en Neruda, el término cosa dejó de ser ambiguo, y, a partir del referente mismo de la cosa, de su material intrínseco y de su función, exprime de esos contenidos su esencia, los convierte en historia, en objetos dignos de un poema. Al contextualizarlos, se convierten en historia y en símbolos culturales. Neruda hace perpetuo lo efímero como podría ser un objeto o una cosa. Y, metáfora, porque este inmenso conjunto se convierte en símbolo de la universalidad de Neruda. Todo ello, reitero, parte del TodoNeruda. Acerca de las “cosas” dijo Federico García Lorca: “Todas las cosas tienen un misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas”.Neruda, insigne coleccionador de cosas, resalta el misterio contenido en cada una de ellas utilizando la musicalidad y la armonía de las palabras, y que, por modestas que estas parezcan ser, las resignifica, dignifica y perpetúa en su símbología, en su uso y en su realidad. Así, la cosas, como objeto inanimado y efímero, por oposición a ser viviente, dejan de ser tal y se convierten en un seres animados. Porque Neruda exprime del material intrínseco de las cosas, de su contexto y de sus funciones, la esencia, el potencial, la historia y el símbolo cultural que ellas esconden. Por otra parte y utilizando el registro de los tropos literarios la relación viajes/cosas/casas/poesía son, por analogía, metonimias, sinécdotes y metáforas del TodoNeruda.

Neruda, las cosas

Recordemos que Pablo viajó intensa y “profundamente”. Ese continuo desplazamiento tenía como condición sine qua non,  el escoger, recoger  y llevarse cosas significativas del lugar. Era una de sus maneras de atrapar al mundo. Vivencialmente, a partir de ese caleidoscopio de cosas que conforman sus colecciones, se reconstruyen esos viajes, su vida, sus intereses y también partes de la historia. La unión de cosas/casas/poesía/memoria e historia son inseparables en Neruda. De ahí que remito al historiador-filósofo Lucien Febvre, pionero de la historia actual, en su concepción de lo que debe ser la historia: “La historia se hace con documentos escritos, por cierto, cuando existen. Pero se la puede hacer, se la debe hacer sin documentos escritos, si no existen (…) Con las formas del campo y de las hierbas. Con los eclipses de luna y las arremetidas de los caballos de tiro (…) En suma, con todo eso que, perteneciendo al hombre, depende del hombre, sirve al hombre, expresa al hombre, demuestra la presencia, la actividad, los gustos y los modos de ser del hombre…”El historiador continúa diciendo que una parte fascinante de su trabajo como historiador, “consistíaen el esfuerzo continuo de hacer hablar las cosas mudas, de hacerles decir lo que solas no dicen sobre los hombres…” Nada más apropiado para expresar la función que en la vida tuvieron para Neruda todas las cosas traídas y capturadas en sus viajes alrededor del mundo. Pablo Neruda dejó tres casas que dan cuenta de su historia y rodeado de cosas. En ese juego de una fuerza centrífuga y otra centrípeta  sabemos del mundo y sabemos de su tierra natal. Las cosas de Neruda son muchas y se hayan en un compendio titulado de esa manera. Este texto es un homenaje/recordatorio  a ese escrito para hacer honor a los caprichos de este excelso poeta y su locura por las cosas.

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Magister Literarium Literatura Latinoamericana por la Universidad de Costa Rica. Profesora asociada de la Escuela de Estudios Generales de esa Universidad. Ha publicado en las revistas: Káñina: Revista de Artes y Letras; en la Revista de Filología, Lingüística y Literatura; en Escena, y en Herencia, todas publicaciones de la Universidad de Costa Rica, así como en En Comunicación del Instituto Tecnológico de Costa Rica.