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100 personajes de la historia del cine en Nicaragua: # 7 – Sergio Ramírez Mercado

23 julio, 2015

Karly Gaitán Morales

– La presente es una sección fija de Carátula.net en la que se publicarán semblanzas, entrevistas y (o) artículos sobre cien personajes del cine en Nicaragua. Se podrán encontrar publicaciones no solo sobre personajes nacionales sino también extranjeros que de una u otra manera han contribuido a la cinematografía de este país. La dinámica será publicar de forma aleatoria personajes de todos los tiempos del cine en el siglo XX y XXI sin seguir un hilo cronológico para que se puedan encontrar con personas tanto de los inicios del cine como de la actualidad. En cada número de la revista encontraremos un nuevo personaje.


«Vista desde la pantalla hacia la platea del Cine Club Masatepe a mediados de la década de los cincuenta, propiedad del empresario Ángel Mercado. Al fondo se ve el corredor que funcionaba como «palco», la «platea» en el patio del centro (donde se ubican las personas) y arriba la caseta de proyección». (Archivo Familia Ramírez Guerrero).

Sergio Ramírez Mercado, aunque tiene por profesión de tiempo completo la de escritor, ha adorado la cinematografía desde niño con aspiraciones que van más allá de la simple admiración. Felizmente asumió el cargo de proyeccionista en la sala de cine de su pueblo, el Cine Club Masatepe, propiedad de su tío Ángel Mercado, donde conoció el mundo de la exhibición desde dentro de una caseta de proyección, manipulando las películas Kodak de 35 milímetros a sus doce años, mientras montaba, cambiaba los rollos y devanaba los que llegaban corridos desde el cine que los había presentado anteriormente. Siendo adulto construyó un pequeño salón de proyecciones en su casa y ha escrito guiones para dos filmes que no fueron posibles. Fue socio de una empresa productora cinematográfica, amigo cercano de cineastas, con obras literarias suyas llevadas a la pantalla, aunque jamás ha visto cumplido su tímido y fiel sueño de ser guionista consumado o codirector de cine.

El primer encuentro con el arte cinematográfico lo relata en su escrito aún inédito Retrato de niño con Ángel, que trata sobre ese episodio de su vida: “El cine fue el vínculo indisoluble entre mi tío Ángel y yo. El cine, que fulgura en mis primeros recuerdos. En un patio, quizás antes de los cinco años, estoy sentado en el suelo viendo una película que se proyecta en una sábana colgada entre los árboles. Es un cine ambulante. Un asesino de gabán negro y sombrero, quizás mejor un ladrón, el pañuelo cubriéndole medio rostro, se acerca entre las sombras con una lámpara sorda en la mano, para abrir una caja fuerte”.

Pero esa vocación por el cine no quedó solamente en un recuerdo sino que se convirtió en acción. A finales de la década de los sesenta comenzó a escribir un guión para un largometraje sobre la vida y lucha de Augusto C. Sandino titulado Viva Sandino. El cineasta puertorriqueño Diego de la Texera, radicado en Nueva York, también había estado elaborando un guión de largometraje sobre el héroe nicaragüense y viajó a San José, Costa Rica, para investigar y entrevistar a algunos sobrevivientes de la lucha de Sandino que vivían en ese país. Los dos entusiastas del tema de Sandino se encontraron en 1976 y elaboraron una propuesta juntos, lográndose solamente bocetar unos primeros apuntes y un tratamiento fílmico, que se caracterizaba por ser un proyecto de gran alcance con imágenes aéreas, escenas multitudinarias y efectos especiales. El plan de De la Texera era rodar su largometraje a través de su productora Sandino Filmes Inc. para lo que solicitó apoyo a la productora centroamericana Istmo Film, que se ubicaba en Costa Rica. Ramírez había sometido su guión a CONACINE de México junto al proyecto Pueblo Nuevo del escritor costarricense Samuel Rovinski, pero ninguno de los dos filmes fue posible.

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Istmo film era una empresa administrada por cinco amigos artistas: la escritora Carmen Naranjo, el actor Óscar Castillo, el escritor Samuel Rovinski, el director de cine Antonio Yglesias y Sergio Ramírez. El objetivo principal era realizar, producir y distribuir cine en Centroamérica, de ahí el origen de su nombre. La exhibición se haría en Sala Garbo, un teatro que se construyó en el mismo terreno. La idea de fundar esta empresa en la región del istmo centroamericano siendo en ese tiempo tan carente de cinematografías propias, surgió de una visita que hizo el cineasta mexicano Alfonso Arau a Costa Rica para la Muestra del Nuevo Cine Mexicano mientras estaba impulsando el organismo DALSA (Directores Asociados Latinoamericanos, S.A.). Esta asociación consistía en luchar contra los impedimentos de distribución de cine independiente originado en toda la región desde México a Argentina, además de hacer que los países con más recursos apoyaran a los que tenían cinematografías nulas o menos desarrolladas. La Sala Garbo se inauguró con apoyo de cineastas internacionalistas, pero especialmente del gobierno de Venezuela, que les envió un filme de Carlos Saura para la inauguración. Istmo Film fue manejado por ellos hasta 1980 y Sergio Ramírez se había retirado del proyecto en 1977 para dedicarse de lleno al movimiento de la revolución popular sandinista.

Durante los años ochenta, Ramírez estuvo relegado a su vida política y los constantes viajes al exterior, sin embargo se mantuvo siguiendo de cerca las producciones cinematográficas que se hicieron en Nicaragua. Esa década se puede considerar la época dorada del cine en este país y todos los dirigentes políticos fueron filmados para los cortometrajes documentales producidos por el Instituto Nicaragüense de Cine (INCINE), a los que llamaban “Noticieros”; para otros realizados por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y cineasta europeos y norteamericanos que rodaron en Nicaragua y los entrevistaban. Entre las producciones con las que tuvo contacto cercano están los largometrajes del cineasta chileno Miguel Littin, Alsino y el cóndor, filmado en 1982 y nominado al Óscar a la mejor película extranjera en 1983; y Sandino, rodado en 1989 y finalizado en 1991, cuyo estreno se realizó en Cuba. Esta película fue posible con el apoyo de Ramírez a través de la empresa de producción Umanzor S.A. y otras personas en México y España, allí principalmente por Pilar Miró, entonces Ministra de Cultura del gobierno español. También el documentalista inglés David Munro estuvo en Nicaragua con el proyecto de una película sobre Sandino, cuyo guión corrigió Ramírez Mercado, pero nunca se produjo.

De las obras literarias de Sergio Ramírez solamente dos han sido llevadas a la pantalla: el cuento El Centerfielder a la pantalla grande y la novela Castigo divino a la pantalla chica. El Centerfielder es un cortometraje de ficción del cineasta Ramiro Lacayo, entonces director del Instituto Nicaragüense de Cine, filmado en 35 milímetros a blanco y negro, en 1984 y finalizado en 1985. Se basa en un cuento de Ramírez publicado por primera vez en la revista Ventana en 1969. El filme ganó una mención de honor en el festival de cine de Bahía, Brasil, en 1987 y fue seleccionado para participar en The New York Film Festival ese mismo año.

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Aunque Castigo divino se filmó hasta 1989, la historia de su producción comienza en 1984 cuando Germán Vargas, periodista barranquillero y amigo de Gabriel García Márquez, vino a Nicaragua a cubrir momentos trascendentales de la revolución popular sandinista durante la campaña electoral visitando las zonas remotas del país y siendo testigo de motines, escenas de guerra, morterazos y quema de vehículos, todo con el objetivo de escribir noticias para el periódico donde era publicada su columna en Barranquilla. Vargas es uno de los cuatro amigos que García Márquez menciona en su biografía Vivir para contarla. El hijo de Germán, que lleva su mismo nombre, era jefe de producción o de programación de la RTI Colombia en Bogotá y ese fue el camino que tomó la novela para ser llevada a la televisión. Fue dirigida por el dramaturgo Jorge Alí Triana con un guión del libretista e investigador Carlos José Reyes, dos personajes de gran prestigio en la historia de la televisión colombiana.

La serie alcanzó un rating alto, pues fue transmitida en el espacio al que llamaron El cuento del domingo los domingos a las ocho de la noche. Ramírez compró los derechos para Nicaragua y Centroamérica, donde se presentó de inmediato y después fue transmitida en televisoras de México, Chile, Argentina, Venezuela y Cuba.

Pero el sueño de escribir un guión que llegue a consumarse en una obra cinematográfica o de codirigir una película aún se encuentran en la sala de espera de la vida.

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Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).

En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.