Muestra de poesía
29 noviembre, 2015
Victor Toledo
– Lenguaje e imagen, música y estética, formas de explorar el fenómeno poético, esculcar en la naturaleza, en el andar cotidiano, en la figura de la familia y de su lugar de origen, entre otros asuntos, recoge la escritura de Víctor Toledo, renombrado poeta y filólogo, quien, además de su talento creativo, del saber académico, de su pasión investigadora y al magisterio que ejerce en el aula universitaria, rinde culto a la Poesía y la crea mostrando en sus textos un acendrado ludismo, como también una persistente persecución del decir original, del decir propio, he aquí una pizca de su despliegue expresivo.
LADXIDUÁ: TÚ, MI CORAZÓN
Un prodigioso rosal hay en mi casa
Pues es del paraíso un ramo
En ramos infinitos prolongado.
Hace exclamar a las gentes sencillas que lo ven:
«Las cosas que hace Dios».
Las tehuanas que nos venden el queso y el totopo
Lo miran como un santo aparecido
«¿Quién puede tener esa luz sobreterrena?»
Místicamente, conmigo, se asombra mi madre:
En una rama se aprisionan las almenas
De palacios dormidos dilatándose
Como enormes gotas de sangre sonámbula.
Brillan pulidas en la Vía Láctea las estrellas
Pero el fuego de nuestro rosal es más intenso.
¿Por qué ayer cuando me hablaste
No pude comunicarte esta emoción?
¡Si nuestro corazón tuviera la fuerza de este palpitar terrestre!
Dejé tu voz y al prodigio volví
Que era la voz del universo
Y envolvía a la tuya
En el silencio encendido de un capullo.
(Didxadó sti’ didxazá (poemas de la palabra nube),
Universidad veracruzana, 1985. Gusilayú, la casa, sep-crea, 1988.)
EL INSTANTE MARAVILLOSO (PARÁFRASIS DE PUSHKIN)
Apareciste ante mi puerta como un rayo deslumbrante
por ti deseaba ser un gran poeta y alcanzarte,
un Viento liberando a su país
y el ritmo del cosmos, algoritmo marino, giró en mi corazón.
Pero el tiempo pasó, montando una racha helada y gris
los años soltaron sus crines revueltas y no te volví a ver:
la oscuridad reptó en mi rostro, se enroscó en mis ojos
y ennegreció mis labios con su veneno azul.
Mas el tiempo pasó, aún con su dolor sin fin,
en una de sus esquinas -la tormenta- te descubrí otra vez
surgida del blanco remolino: genial aparición
del más puro confín de la belleza.
Y otra vez habló ante mí aquel oro de Saturno
y el entusiasmo astral de su contemplación
volvió a encender mi rostro.
Y recordé al que pudiera ser
al loco del abismo que pretendía salvar a su país
y el ritmo del cosmos, girándula de ámbar, nocturno girasol,
volvió a arraigar en mí.
(Inédito, 1995)
RETRATO DE MI PADRE EN MEDIO DE LA ZAFRA
Padre, ¿no confundiste el mar de cangrejos azules con la porfía del horizonte?
Me preguntas por qué no he escrito sobre tu muerte
¿y acaso tú estás muerto? O sólo tu brillo bonachón se encuentra en otra parte
emborrachándose con cervezas solares en los colores de anonas anodinas de la tarde.
Dudas por qué no he escrito sobre tu lejanía
sobre tu amado resplandor selvático, pestaña azulmorada en que se pierde el sol
y por eso reclamas que a mi madre
no termine de explicar por qué no te has ido
y se seca asida a la ácida tormenta de tu ausencia, más sabia que Descartes.
¿Por qué no supe de tu muerte
no traté de contener tu nueva cacería
y sofocar a tiempo el rumor de hojas secas que llegaba de la mar?
Cuando anuncias tu derrotero a la selva blanca
lo haces con tristeza sin rumbo ni medida
¿por qué me detuve y no escribí al fin del mundo?
Donde la luz se une con la oscuridad y el cielo rompe el cascarón
qué tristeza de amor qué larga lluvia fresca
qué sol tan despiadado con los ojos
que muestra la esencia la más desnuda ausencia
y afloja las vendas de la luz.
Padre mío, hijo mío, mi dulce niño,
tanto he sufrido que ya no quiero oír
mi corazón a la deriva tropical
vivo en un río sin cauce ni color sin causa razonable ni sabor
yo que tanto soñé hundirme en él
pez ola
alirón de sus ondas volverme átomo rampante de su espuma
surgir delfín de brillos nadar en él como su alma
alegre solitón persiguiendo sirenas de espejos enlamados en la piel.
¿Recuerdas cuando íbamos al río y él venía de nosotros?
Padre, me regalaste mi nagual: un juguetón felino enamorado.
Pescábamos para jugar a ensartar el azar y atarlo al tiempo
así nos pesca rumorosa aquella en su momento
como antes de la tromba que envuelve en la gardenia a la sabana
y nos separa de las turbias espumas del amor.
Partimos el dolor con nuestras vidas acurrucadas al filo del amor
filial alcaraván- arroja la víbora contra las elevadas rocas
desayunamos auroras encendidas con anguilas amarillas
subimos hasta el sueño
hasta topar con el cielo o con la nada pues no podía subirse más.
Todo lo dejamos lo olvidamos el destino herido escapó
y el ciervo marinero y el agua despeinada persiguiendo su vapor.
La tormenta cerca al misterioso velador que nunca pude ver
porque hoy el humo nació para enraizarse:
por la selva incendiada corre encendido el rumor de que te fuiste
de estos días idos de los años idus de las orquídeas que se volvieron voz del viento
briza de luna, rumiar y sueños de tamborcitos jabalíes, ardiente pezón de las colinas
por la selva corre el rumor en que te alejas
un solo respiro incendiado de color
y eres un cedro rojo tu alma una ceiba azul
doblándose al peso enarbolado de calor.
Los días son manadas desfogadas de venados
grabando para siempre las figuras danzantes del fogoso pánico en los ojos
podridas palabras reptan o se retuercen de dolor
vuelan las aves espantando sueños no tocados
y el xochicuáhuitl se derrumba con su constelación
por la furia del fragor uno que otro tigre salta
y salva la selva su esplendor
al confundir su piel vertiginosa con el voraz incendio
y mientras caes recuerdas las veces que saltaste al cuello de la ninfa
cuando a mamá la heriste para siempre
cuando te hiciste en los negocios de la vida de un salto un señorón de trajes anchos
(gruesas telas tejidos frescos exquisitos: grano de pólvora, tul de la espuma cáñamo azul
y sombreros panamá)
cuando con el Ford 57 fundas los Transportes del Sureste:
abrirían las vírgenes extensiones acompañados de verdes nubes de la algarabía
estremecimientos de mares algas escandalosos vuelos penetrantes y tribus
de monos curiosos -llorando inconsolables si les herían su compañera
(quedan a compartir su muerte).
Padre, la selva se quema y no es raro en estos días
azafranadas zafras desbrozan las almas que se fueron
descontarán los cantos canteras de vegetación
los árboles vivientes praderas de pecados
raíces enterradas en densa gravedad
y en un sólo día un sólo instante
todo se quema y borra sin razón en el delirio de los insectos del fuego
sal azul de salamandras-
lo que con tanta paciencia prosperó
el tráfago del mar, el tragaluz de la amargura
sus ramas afiló pulió sus hojas traficantes
la selva parecía tranquila, ¿a quién le era más útil de estos días el resplandor?
este brillo maravilloso de otros tiempos que en el hinchado cielo se hunde
recoge y humedece para siempre en tierno mar eterno
de sonidos internos
art decó desquebrajándose en el óvulo del aire
como si alguien quebrara estruendosamente ramas en la hoguera
como quien quiere darse así color, valor, calor,
en la última forma
de la oscuridad.
(Retrato de familia con algunas hojas. Colección Los Cincuenta Conaculta, Mex., 1999)
LA ORUGA
Pequeña nube de oro y agua
Protegen las hormigas
-Las letras alineadas de la hoja
El cielo bajo el peso de ligeros ríos profundos-
Entrega a cada una
Una nota de miel
Gota de Sol
Les da su mejor lección: las encanta
Las atrae y las atrapa
Con la canción silenciosa,
Tejida con la vibración de sus pies
Diminutos en la rama,
De agua, oro, nube, miel
Así en la oruga ha renacido Orfeo
-No es la fea arruga de aquel verso
No sentido y sin sentido-
Y sus alas extiende en el agua desplegada
Del cristal estrellado que se unió:
Si el poeta quiere alcanzar este poder
Que tome de ese canto su dicción
(Del mínimo infinito, Ivec, 1998.)
YO TENÍA UN BÚMERANG
Yo tenía un búmerang
y un perro coli
cada vez que lanzaba el búmerang
regresaba la cola del perro
zumbando
de no sé dónde
de una casa de la infancia
de un día ahogado en medio de la luz
sobre un llano luminoso.
Yo tenía un coliperro
y un búmerang
cada vez que lanzaba al perro
el búmerang regresaba
meneando la cola
no sé de dónde
de un día maravilloso
mas solitario de la infancia
villa dorada del mar
de la casa de la luz justo en medio del azur.
Yo tenía una cola de búmerang
del cielo asomaba
era su ala desprendida
cada vez que la lanzaba
de no sé dónde, cada ave,
desde un día
desdoblado de otra infancia
retornaba tiernamente de lo eterno.
Yo tenía un búmerang que era un perro
cuando lo lanzaba.
Yo tenía un perro que era un búmerang
Cuando lo lazaba.
Cuando estaba lejos era un colibrí
Cuando estaba cerca era un caribú.
Pero yo tenía una era
un colibúmerang
que siempre doblaba del cielo de la caza
de la infancia eterna de la interna luz
con los ojos luminosos de linterna
ahogados de inmortal felicidad
venida de la casa limpia del azul
Desde un día que tiene su ola yo sé dónde.
Traía entre las patas el trote de abril
traía entre las alas más de un marabú.
Cada vez que lo lanzaba taladrante
cada beso, cada ave, cada suave
cada vuelo, cada suelo, cada ala
cada ola, cada cola, caracola
cada alma
cada oro, cada hora, cada ahora
el corazón, cada razón, cada sonar
cada deseo
y Odiseo, cada hada y oda sea
cada Oído
doblando desdo-blando
perforaba la esquina más vertiginosa
más brillante, más pura y más redonda
del cielo más ladrante.
(Del mínimo infinito, Ivec, 1998.)
El café[1]
Clitoroide ese pezón
Es cereza y chocolate
La minúscula vagina
De zaina tostada y fina.
En razón de pura fe
Lluvia de seda en semilla.
(Ver de mar de ver
Eternos Malabares-Conaculta, 2013)
La 88[2]
El Dios escribió
En el aire: 88
: Formó tus alas
Sicodélico infinito
Rojo des-pliegue
De alas (número) en blanco
Doble Código
Genético
Sobre este sueño
Cifra, non, fin
Uni-verso antifaz
Sísifo Cósmico
Y más que Mar
Quemar el mar
Qué mar el mar:
Todo: Nada
-Pequeña mariposa-
Ojos de Dios
Posa María
El Infinito todo:
Tu sexo abierto
(De Natura de Villa Verde, Mariposas).
Ver de mar de ver
Eternos Malabares-Conaculta, 2013)
CANCIÓN DEL VERANO
Cierro la luz de tus ojos
Con prolongados dedos húmedos
Para encenderla dentro de mí.
Abro tu piel madura
Con largos besos nerviosos
Quiero oler su fresca luz desnuda.
La linterna del verano verde de tus ojos
Conduce por un sinuoso sendero
(Profundo y rojo hasta la hoja dorada
Y secreta del otoño).
Vereda que es mar: veré otra verdad
Veredad: lucero brotando en la blancura
-Luz de cero- blanca cura.
(Del mínimo infinito, Ivec, 1998.)
RITORNELO
Encantada por los pájaros
La selva canta.
Enjaulada por los cántaros
El agua canta.
En el cántaro la selva
Es un pájaro encantado.
Y la jaula de la lluvia
Que encantó azules pájaros
Los tornó agua del cántaro.
Selva: cola de tórtola en tornado.
Agua: canto del cántaro encantado.
Oro en canto son oro. Sor tija de hadas. Ivec-conaculta, 2013
EN EL BOSQUE ESTÁ DIOS[3]
En el bosque está Dios pero el hombre se empeña en alejarlo.
Rilke bebía las grandes lejanías
(las infinitas extensiones de la madre Rusia)
para ver la Presencia, la grandeza celeste de Dios
mas el hombre alejó lo divino tras la revolución.
Traje a un demonio (director de un diario) a defender al bosque
(que arrullaba en sus copas al mar
y él al viento recién nacido con su dorada piel)
pero otro demonio sin coplas (tomando forma de política cortesana)
lo terminó por apartar.
¿Por qué depender de los demonios
para salvar la selva. Para salvar a Dios?
Es una pregunta que le hago a Dios: creo que me escucha, me responde
pero no lo comprendo bien.
Está Dios en el bosque: la cabaña del Ser
-con pífanos y ninfas nos da su epifanía-
pero el hombre se empeña en destruirlo, no lo re-conoce
y cuando alguien se lo quiere mostrar (para que no lo arrase)
no lo puede ver, sumido como está en su inmediatez
en su endemoniada liquidez, en sus inversiones
(in-versiones de la realidad), inmersiones en la oscuridad
(construir es destruir).
Canta la luz en el bosque, surge el Ser
pero pocos escuchan este canto
los pájaros maravillosos son brillos de estos rayos
la luz vuelta música -colores de aromas-
Palabras con que Dios quiere darse a los hombres a entender.
En la noche del bosque
en su surco profundo
Dios lanza las estrellas: granos, letras, conteniendo todos los alfabetos
(semillas de la fertilidad del infinito, avecedarios del ser)
para alimentar sus aves que se forman de los colores de la aurora
la noche desgarrada
para darnos su mensaje.
Pero no escuchan los hombres, el cántico de aroma
no ven la teofanía, enredados en el ruido
maquiavélico de máquinas (los ladridos de gozques)
que taladran dragones
que destrozan los goznes, que deshilan el bosque
que desatan satánicos nudos, del Tiempo del Sueño
A la voz que nos Dio.
Alabos que dio
Ala bosque Dios.
Oro en canto son oro. Sor tija de hadas. Ivec-conaculta, 2013
Siendo hebreo
Siendo hebreo[4]
Tu hebra cose hembra cristiana
Aras a Sara.
Harás a Sara
Jacob, Seol[5] lo es
Aras[6] a Sara.
(Permutaciones. Ria-Ameicah, 2015)
La rosa[7]
Si tuviera menos alas tal vez volaría
Pero sí vuela la rosa
Remontando y de picada (tiene garras)
Sé ver la rosa: es ese azor al revés
Ala rosa, a la roza
Con cada ala que abre
Un Dios de aroma se eleva
Con cada ala que pierde
Vuela
Desaparece en el cielo
(Permutaciones. Ria-Ameicah, 2015)
NOTAS
[1] A las serpientes les surgen alas en su sueño, encantadas por la horqueta de la mata de café en forma de nido o seno que conforman enroscadas. Su afición por dormirse en este lecho tibio -y la forma de dulcísimo pezón cereza de los frutos lechosos del arábigo-, quizá estimularon la leyenda de las serpientes que dan su cola, como chupón al niño, para que no despierte mientras maman la leche de la madre dormida, hipnotizada por su aliento.
[2] Lepidóptero pequeño de alas blancas con el número 88, en rojo, remarcado como el logo de las olimpíadas del 68, se amontona en la miel de las guayabas caídas.
«Villaverde» (Córdoba, Veracruz) fue llamada así en sus relatos por el novelista cordobés Rafael Delgado, padre de la novela moderna mexicana.
[3] El extraño y maravilloso bosque de La Calera, en la ciudad de Puebla, México, es el único bosque que queda en la ciudad, bosque de montaña, de encinos blancos, que crece asombrosamente sobre suelo de mármol –auténtico “bosquecillo sagrado”, según Graves-, cobija especies endémicas y únicas no estudiadas aún. Funcionarios y constructores corruptos –a pesar de ser un área verde federal protegida- buscan arrasarlo sustituyéndolo por miles de casas de interés social.
[4] Sobre la novela de Isacc Bashevis Singer El esclavo, profundo drama de amor (religión y filosofía) entre el judío Jacob y la cristiana eslava (eslavo: esclavo) Wanda, después llamada Sara (que significa: la convertida al judaísmo).
[5] Hades hebreo.
[6] Altares.
[7] Sobre Delante de la luz cantan los pájaros (poesía 1953-2000), FCE, de lugares donde el espacio cicatriza (ideogramas), de Marco Antonio Montes de Oca. Imaginista, poeticista, caligramista.
Originario de Córdoba, Veracruz, 1957. Premio Regional de Cuento, Veracruz, 1976. Becario del Centro Mexicano de Escritores, 1983. Premio Nacional de Poesía Joven, 1983. Becario en Poesía de Bellas Artes, 1984. Becario Fonca-Veracruz, Poesía, Creadores con Trayectoria, 1997. Becario Fonca-Puebla, Poesía, Creadores con Trayectoria, 1998. Veracruzano Distinguido, 2001. Becario Nacional de Traducción de Poesía (del ruso), 2003. Medalla de Honor Presidencial de la República de Chile, Pablo Neruda, 2004. Becario Fonca-Puebla, 2011, Poesía Creadores con Trayectoria. Incluido en la Antología General de la Poesía Mexicana de Juan Domingo Argüelles, Ed. Océano, 2014, entre otras selecciones nacionales e internacionales. Traducido al inglés, al ruso, al rumano e italiano. Ha publicado más de 30 libros de poesía y ensayo entre otros: Alba y Abla, Leviatán Argentina, 2014 (poesía). Osip Mandelshtam, la piedra en la historia, Leviatán, 2014 (traducciones del ruso). La poesía y las hadas. Catábasis poética del reino vegetal, BUAP (Universidad Autónoma de Puebla), 2014 (ensayo). Ver de mar de Ver (Ed. Eternos malabares, INBA, CONACULTA) y Voz que ve, BUAP, 2015 (poesía). Es Doctor de Filología Rusa, Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, 1992, Investigador del Posgrado en Letras, BUAP, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.