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100 personajes del cine en Nicaragua: #9 Carlos Tünnermann López

28 enero, 2016

Karly Gaitán Morales

– La presente es una sección fija de Carátula.net en la que se publicarán semblanzas, entrevistas y (o) artículos sobre cien personajes del cine en Nicaragua. Se podrán encontrar publicaciones no solo sobre personajes nacionales sino también extranjeros que de una u otra manera han contribuido a la cinematografía de este país. La dinámica será publicar de forma aleatoria personajes de todos los tiempos del cine en el siglo XX y XXI sin seguir un hilo cronológico para que se puedan encontrar con personas tanto de los inicios del cine como de la actualidad. En cada número de la revista encontraremos un nuevo personaje.


En los años treinta con sus hijos Guillermo y Carlos Tünnermann Berheim. (Álbum familiar de C.T.B).

Carlos Tünnermann López fue un pianista y compositor nicaragüense cuya participación en la historia cultural del siglo veinte en Nicaragua llegó a ser muy amplia en sus cincuenta años de carrera profesional.

Estudió música desde niño impulsado por su madre y siendo adolescente en 1911, a los quince años, fue invitado por la famosa educadora nicaragüense Josefa Toledo de Aguerri a participar como maestro en la estudiantina musical con treinta integrantes de la Escuela Normal Central de Señoritas de Managua, que ella dirigía, y poco después se inició como pianista de espectáculos tocando desde mediados de los años diez en el Teatro Variedades de Managua.

Su ocupación como pianista de cine en los años diez y veinte no solamente consistía en ser un acompañante musical de las películas silentes sino que, como todo estudioso del solfeo, se dedicaba a hacer composiciones especiales para ser interpretadas en el cine, que fueron escritas en partituras y reunidas en un libro que nunca se publicó al que tituló Para tocar en el cine. Es quizás el único compositor en toda la región centroamericana que escribió música para cine; le ponía mucha atención al lenguaje del sonido y su amenización no se trataba de una bulla que rompiera el silencio y la monotonía del ruido mecánico de los aparatos desde la cabina de proyección. Su hijo, el intelectual, escritor, ex ministro de educación y ex diplomático nicaragüense Carlos Tünnermann Bernheim recuerda esta afición de su padre en una entrevista para el diario La Prensa cedida al periodista y profesor Mario Fulvio Espinoza: “En esas funciones mi padre no solo procuraba tocar ciertas piezas en los cambios de rollo, sino que ponía un trasfondo musical en la temática de la película: alegre y movido si era comedia, sombrío y triste si era drama. Él sabía que el sonido tenía mucho que ver con el éxito del filme”.

Carlos Tünnermann López tocando el piano en la sala de su casa de habitación, que funcionaba como peña cultural y su escuela particular de música. (Álbum familiar de C.T.B).

Carlos Tünnermann López tocando el piano en la sala de su casa de habitación,
que funcionaba como peña cultural y su escuela particular de música.
(Álbum familiar de C.T.B).

Otros de sus haberes en su profesión han tenido importancia fundamental en el desarrollo de la música clásica y coral del país, siendo nombrado profesor de la Escuela Nacional de Música en 1945. La Escuela Nacional de Música estaba adscrita a la Escuela Nacional de Bellas Artes, que fue dirigida inicialmente por Genaro Amador Lira, pero cuando este se fue del país asumió la dirección Rodrigo Peñalba. Cuando la escuela se separó de Bellas Artes a fines de la década de los cuarenta asumió como director el músico Luis Abraham Delgadillo y se nombró como subdirector a Carlos Tünnermann.

También dirigió desde los años veinte la banda musical a la que llamó Orquesta de Carlos Tünnermann López y en noviembre de 1939 fue nombrado miembro de la Comisión conformada por él y los músicos Gilberto Vega y Víctor Manuel Zúñiga, elegida por el gobierno de Nicaragua a través del Ministerio de Gobernación y Anexos dirigido por el ministro Gerónimo Ramírez Brown, para hacer los arreglos y escribir en una partitura oficial el Himno Nacional. Este trabajo consistió en hacer una adaptación de la composición original del creador del himno, el poeta Salomón Ibarra Mayorga en 1918, siendo esta la última modificación que se ha hecho en la historia del himno y que suena y se canta hasta el día de hoy. La primera adaptación la había hecho Luis Abraham Delgadillo en 1919 pasándolo del tono Sol Mayor a Mi Bemol Mayor, porque en el tono anterior el himno era muy difícil ser cantado por las voces de los niños.

Su casa era un punto de encuentro y peña cultural, allí se reunían músicos destacados y artistas famosos de la época, decenas de alumnos que llegaban a recibir clases o a practicar con su piano, su sala funcionaba como salón y local de ensayo. Sus vecinos recordarían por muchos años las interpretaciones que hacía de Chopin y Beethoven, a quienes él tanto admiraba y a menudo interpretaba en sus conciertos. El profesor Mario Fulvio Espinoza en un artículo da testimonio de eso:“Siendo yo un cipote [un niño] me encantaba pasar por ahí a eso de las tres de la tarde, cuando don Carlos interpretaba música de Chopin y sus romanzas que a mí me encantaban”.

 

La teoría musical era su punto fuerte, en las partituras obedecía a cada puntillo que aumenta un tiempo a la nota que le sigue, cada silencio representado por un garabato en el papel, semicorcheas que apuraban sus dedos velozmente en el teclado, los bemoles y sostenidos los tocaba en las teclas negras y las notas naturales en el teclado blanco e incitaba a sus alumnos a hacer lo mismo: llevar en armonía las notas con las teclas. Transcribía piezas de Bach y las convertía en solos para piano, es por eso que a las canciones interpretadas en el teclado no parecía faltarle los violines, violonchelos ni bajos que las componen normalmente, con todos estos ejercicios preparaba sus materiales didácticos y folletos para sus estudiantes y los integrantes de su grupo musical.

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Con una de sus alumnas de piano y canto en la Escuela Nacional de Música en los años cincuenta. (Álbum familiar de C.T.B).

Carlos Tünnermann López había nacido el 12 de febrero de 1896, su padre, Whilhen Tünnermann, era un ciudadano alemán que llegó a Nicaragua en 1888 relacionado con el negocio del café para facilitar préstamos a los caficultores alemanes establecidos en el norte del país. Se radicó en Managua y se casó con Guadalupe López, nicaragüense que tenía vínculos con José Santos Zelaya y con familias de caficultores. Sus hermanos eran María y Guillermo Tünnermann López, a quienes cuando su madre murió, ayudó en sus estudios yéndose a trabajar como músico desde muy joven.

El 15 de julio de 1930 se publicó una nota en el diario El Moderno, sobre el furor que causaba Tünnermann al piano en el Teatro Variedades:

Excelentes comentarios ha merecido el joven pianista Carlos Tünnermann López por el acompañamiento musical que desarrolla en las películas que se presentan en el Teatro Variedades.

Se aprecia sobre todo el amplio repertorio de piezas clásicas que domina el pianista Tünnermann, la limpieza de su ejecución y sobre todo la acertada escogencia de los segmentos de música que aplica en las distintas escenas que tiene la película. Alegre y chispeante en la comedia, dolorosa en las escenas de muerte o duelo y dramática en las secuencias de conflicto.

El respetable público aplaude la maestría del pianista cuando interpreta obras de Debussy, Mozart, Wagner, Bizet, Chopin y Franz Liszt.

Las programaciones musicales para cine a partir de los años veinte estaban divididas en un preludio de sinfonías, algún réquiem durante las películas y la libertad de ejecución para el pianista según el filme; conciertos al momento de cambiar los rollos de celuloide y una despedida con música popular. Cuando los espectadores entraban a la sala les esperaba el pianista tocando todo tipo de música clásica, las luces encendidas y el proyector instalado. Cuando la sala estaba llena se apagaban las luces, la película comenzaba a correr y el pianista sin detenerse continuaba su concierto, no paraba el piano durante varias horas.

Existía en Nicaragua una banda musical oficial pagada por el gobierno llamada Banda de los Supremos Poderes (SSPP), desde 1915 se dedicaba a acompañar las películas en las giras itinerantes que pasaban por Managua presentándose en patios, atrios y parques; tocaba en los actos de conmemoración en las escuelas del Estado y en las celebraciones del gobierno. Su rutina como orquesta de cine la cumplía en los salones de actos que administraba el Estado a través del Ministerio de Hacienda. En ese mismo tiempo había otros pianistas de cine como Federico Arturo Ripley, que tocaba el piano en el Teatro Variedades, Paco Cuadra en los teatros de Granada y la Orquesta Urroz que acompaña los espectáculos principalmente en León, la Orquesta de los Hermanos Ibarra también acompañaba al cine en esta ciudad, sobre todo en el Salón de Cine San Felipe, que se ubicaba en un patio en el barrio San Felipe.

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Con los directivos de la Escuela Nacional de Música y otros intelectuales en los años cincuenta. Tünnermann es el primero de izquierda a derecha. Al centro, de cabello canoso y traje de color claro, puede observarse al maestro Luis Abraham Delgadillo. (Álbum familiar de C.T.B).

En 1931 Tünnermann inauguró en su casa una venta de pianolas, órganos y pianos importados de Alemania, el suyo era un piano alemán marca ED.SEILER. Contrató algunos empleados que descargaban las cajas de pino, las desarmaban y sacaban los instrumentos que llegaban embalados, después hacían la entrega en la casa de los clientes. Entre 1929 y 1931 el Estado le compró un total de diecisiete pianos y un órgano tubular para instalarlos en las salas de cinematógrafo que se administraban en Managua, Granada y León. En esa misma casa crecieron sus tres hijos, Guillermo, Carlos y Armando y de cierta manera tocaba el piano para su familia al ensayar el repertorio de las películas. Por muchos años quiso escribir un corrido en honor a Nicaragua, pero por razones desconocidas nunca lo hizo, aunque tarareaba la música, entonaciones que recordará cincuenta años después su hijo, el doctor Carlos Tünnermann Bernheim.

En 1935 Tünnermann López acompañó al “gran tenor de América”, el costarricense Melico Salazar, durante su visita a Nicaragua que hacía parte de una gira artística por México, Cuba, América Central y Panamá. Estaba Salazar regresando de sus presentaciones en los mejores teatros de Estados Unidos, donde había conquistado fama desde 1930. Al comienzo de su carrera había estado en Nicaragua en 1911 como el tenor principal de la compañía itinerante de Alfredo del Diestro. Los hermanos Diestro se habían presentado en Nicaragua por primera vez en 1900 con una programación extensa en el Teatro Castaño.

En su segunda visita al país, en 1935, el famoso tenor se hospedó en el Gran Hotel, desde donde su secretario organizó la programación que consistía en tres presentaciones, la primera en el Teatro Municipal de León, la segunda en Casa de los Leones en Granada y la estelar en la capital en el escenario del Teatro Margot. Para esa ocasión Sebastián Allegrett, empresario de espectáculos, reunió a Melico Salazar y a Carlos Tünnermann López. Salazar era muy exigente y sólo aceptaba como acompañante a músicos meticulosos en el solfeo, el candidato idóneo a juicio de Allegrett era el pianista Tünnermann. En las marquesinas anunciaban: “Gran concierto del tenor Melico Salazar. Al piano Carlos Tünnermann L.” y en el diario La Prensa aparece una nota informativa: “Se suspende la programación de cinematógrafo para esta noche, por encontrarse en el país el genial Melico Salazar que será acompañado por el mejor pianista del país”.

El manuscrito de la partitura original del Himno Nacional de Nicaragua, un tesoro de nuestra historia nacional, lo conserva su hijo Carlos Tünnermann Bernheim. Es un documento en papel pautado grueso de textura punteada y las notas escritas con pluma fuente de plumín. El tiempo ha endurecido el material y corroído sus bordes. Es el Himno Nacional que actualmente se canta en el país, fue transcrito y cambiado de escala en 1939 por Carlos Tünnermann López, Gilberto Vega y Victor Manuel Zúniga. (Álbum familiar de C.T.B).

Otros eventos de importancia en los que participó Carlos Tünnermann fueron la celebración del cincuenta aniversario de haber sido ordenado sacerdote el obispo de Managua monseñor José Antonio Lezcano y Ortega con un concierto de música clásica el 4 de mayo de 1933, acompañado de los músicos Humberto y Luis Urroz con la Orquesta Urroz, Arturo José Medal y Luis Abraham Delgadillo. El 25 de julio de 1930 había tocado el piano en un homenaje a la esposa del ministro de la Legación de Estados Unidos en Nicaragua, Mathew E. Hanna, junto a la pianista Justina Huezo de Espinoza, el flautista Rafael Huezo y el violinista Tucho Montealegre. En el periódico Los Hechos, que circulaba por esos días, se publicó una nota escrita por una periodista que solo se identifica en la publicación como Nubia: “Tomaron parte en este concierto: el Liszt nicaragüense Arturo José Medal, Carlos Tünnermann López, pianista y compositor conocidísimo que prestigia el bello arte de Beethoven; Humberto y Luis Urroz, don Jesús Cano y Sra., concluyendo el acto con la Danza de Kukulkán, composición del artista don Luis A. Delgadillo, verdadera apoteosis de nuestra música regional”.

Entre las composiciones que hizo a lo largo de su vida, su hijo que lleva su mismo nombre, recuerda las siguientes: Preludio, Margarita (vals), Quiero verte una vez más (tango), Romanza, Delirio (tango), Gretchen (fox-trot), Yo no sé por qué te quiero (tango), Meditación, Destino, Celeste Esperanza (fox-trot), Vivir soñando (tango), Revista femenina, Club Alpino (fox-trot), Plenilunio (vals), Reina Estebana (one-step), Club de Señoras, Himno Nupcial, Ámame siempre (tango), Mujer nicaragüense (tango) y Nena (fox-trot). Estas canciones estuvieron guardadas en el archivo familiar por décadas hasta que en 1997 la orquesta Camerata Bach hizo un disco que se tituló Romanza, a cargo de la dirección musical de Ramón Rodríguez, director de la orquesta; la pianista brasileña Licia Lucas y la instrumentalización de Raúl Martínez.

Carlos Tünnermann López fue también miembro de agrupaciones culturales como Grupo Armonía y la Asociación de Artistas y Escritores Americanos, filial Nicaragua. Trabajó como subdirector y profesor de la Escuela Nacional de Música hasta el día de su muerte el 12 de junio de 1961.

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Los tres Carlos: Carlos Tünnermann López con su hijo Carlos y su nieto Carlos. Este fue el único de sus nietos que alcanzó a conocer. (Álbum familiar de C.T.B).

 

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Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).

En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.