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Selección del poemario inédito «Requiebros»

27 enero, 2016

Enrique Jaramillo Levi

– Con palabras del habla común, pero dotadas de un encendido sentimiento amoroso, el yo poético del escritor panameño Enrique Jaramillo Levi, solaza su emotividad, confiesa el embrujo, el encantamiento, mediante un rosario de poemas enlazados con el tegumento de la tristeza y la melancolía por la pérdida del ser amado. Jaramillo Levi nos adelanta una muestra de esa poesía sonsacada de su poemario inédito Requiebros.


PASA EL TIEMPO

Pasa el tiempo, todo el tiempo pasa, imposible que no sea así.
A menos que estemos incapacitados para percibirlo. Muertos.
Pero mi añoranza de ti no pasa con el tiempo mustio que pasa;
se queda atorada en mí, sedimentándose, alimentándose
de largos vacíos sin salida, sin resolución: no inerte
sino paradójicamente activa, haciéndose sentir en mis entrañas
como en las de una madre frustrada, imposibilitada de parir,
y que no obstante no se resigna, nunca se da por vencida,
aunque pase el tiempo y siga pasando como un viento antiguo.
Aunque sólo puedan dar fe de ello ciertas palabras,
las palabras tristes de este poema que te piensa,
y que al hacerlo te invoca y te convoca, acaso en vano.

PARADOJAS

¿Cómo es posible que me ponga a escribir en la madrugada de un domingo
un poema fugaz como este
sin haber pensado antes qué cosas decirte?
Comentarte acaso de cómo sobrevive mi amor que dices conocer
pero muy poco entiendes a fondo,
hablarte de la gracia singular de esta alegría
que al pensarte me redime
aunque a menudo me asedie al mismo tiempo una gran tristeza.

No hay explicaciones: las paradojas cuando son auténticas
son su propia justificación porque de alguna manera
se explican por sí solas.
Y es que este amor que no parece tener ni pies ni cabeza
tiene en cambio un alma inmensa que adorándote te vive a diario,
un alma apasionada y limpia que lo sustenta,
y con eso le basta y le sobra.

TESTIMONIO DE UNA TARDE LLUVIOSA

La lluvia golpeando las ventanas nos llena de amorosa intimidad
las horas dulces de la tarde lenta que vivimos o nos vive.
Tu cuerpo es un manjar que paladeo, que goloso bebo a sorbos,
que sin prisa amo como en un diluvio de gozo.
Luego tú me enarbolas, me sorbes, enloquecida me devoras.
Después, henchido el deseo,
te monto, te cabalgo,
aullando de placer te penetro.
Abrazados, mis ojos en tus ojos,
hacemos del hondo beso interminable el más bello poema.

EN FRÍO

La vida no se detiene porque el sol parezca oscurecerse
cuando el ánimo, agujereado, rueda a ras de tierra
y ya no se yergue más.
Cuando hay lágrimas acumulándose sin remedio
en los ojos recónditos del alma
y todo se nos nubla
y sofocados por la tristeza ya no vemos nada.
La vida sigue allá afuera,
tan campante,
y es uno quien se detiene en seco
-en frío-
pasmado para siempre,
ignorante de todo.
La vida sigue
para otros.

TESTIMONIO

Miserables, mil veces miserables y cobardes
los que no admiten sus dichas junto con sus culpas
en la trama ardiente del amor,
los que reniegan sin dejar de estar enamorados,
los que desertan del cuerpo o de la mente en medio del deseo,
y todo porque las cosas no son fáciles
o no le salen a pedir de boca
o porque la conciencia -jode que jode- se les vuelve más necia
que la onda expansiva, siempre vulnerable, de la pasión.

¿Quién carajo ha dicho que el amor es inexorablemente un regalo de los dioses,
ofertorio de ternura y comprensión sin mácula
en donde despliegan siempre sus alas la luz y la alegría?
El verdadero amor es muchas cosas:
honda cueva oscura o luminosa en la que uno se pierde a gusto todo el tiempo,
holocausto de delicias y de horrores,
ansiado huerto de pasión sin nombre sembrado de espinas delirantes
al que resulta imposible renunciar.

Y sin embargo, ¿cómo negar su inenarrable belleza intrínseca,
su potencial eterno,
esa capacidad milenaria de transformarnos
en lo que nadie programó para nosotros,
en nuestro opuesto?
¡Yo estoy enamorado
y doy testimonio de todo ello!

TE PIERDO

Te estoy perdiendo, amor:
segundo a segundo te vas de mí,
a tu ámbito natural regresas
de esta larga, hermosa, triste conflagración final
de la que no sabré sobrevivir.

No te vayas, te ruego, te grito sin que me oigas
porque te has vuelto sorda y ciega a todo lo nuestro,
a todo lo erótico y tierno y bello nuestro que habíamos fundado a la intemperie,
a todo lo que secretamente sembramos con tanta ilusión
en un campo cerrado de amapolas muertas.

Te pierdo, amor, por instantes
como si el tiempo se hiciera humo entre mis dedos,
como si mi sueño fuera solamente un sueño
y tú nunca hubieras existido gimiendo entre mis brazos,
entre mis piernas amándome y dejándote amar.

EN SILENCIO

Aun no conoces mi capacidad de amarte en silencio.
Quizá ese silencio te seduzca de ahora en adelante
mejor que el cariño de mis manos recorriendo tu piel.
Tal vez me sientas más cerca ahora que estaré lejos
contemplando hacia adentro la dimensión del vacío
a la sombra de tu recuerdo venerado.
Acaso pensándote yo día y noche
tu alma se sienta al fin tocada por este amor
que habrá de sobrevivir al placer de los cuerpos
como el más bello poema virtual,
más duradero que este otro
que solo late en las palabras.

AUNQUE HAYAN PASADO LOS AÑOS

¿Quién puede erigirse dignamente en adalid
de esa triste legión de hombres y mujeres amorosos
derrotados por la Historia?
Los que nadie recuerda ya salvo por alguna lectura
de esas que a veces cae en manos de los más desdichados
justamente cuando tanto la necesitan?
Y es entonces cuando nos damos cuenta al fin
de que no estamos del todo solos,
ni somos locos de atar,
ni menesterosos emocionales.
Somos seres humanos que hemos elegido vivir sufriendo,
alimentando los mejores recuerdos, las más bellas escenas,
esa magia inmortal de los cuerpos erotizados hablándole desde la piel
al alma del ser amado aunque hayan pasado los años
y esfumado las vidas,
y nadie, absolutamente nadie
dé ya un centavo por nosotros.

INCUMPLO MI PALABRA

Ya estoy harto de tanta poesía,
hasta la madre de versos emotivos y recordado erotismo.
Tantas veces he renegado de su eficacia y sentido,
del aluvión de palabras contenidas
que logro plasmar para que entiendas
que este amor no es puro artificio,
pantalla plana sin ninguna densidad,
un simple incontenible desgarramiento que busca respirar,
para que sepas que perderte ha sido un golpe mortal.
Y dejo de escribir unos días pero tú regresas,
siempre regresas a mi mente,
te instalas en mi alma y la haces estallar.
Y entonces incumplo mi palabra,
me traiciono,
vuelvo a escribir,
a escribirte
para atenuar el dolor.

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Colón, Panamá, 1944.
Poeta, cuentista, ensayista, profesor universitario, investigador literario, promotor cultural y editor independiente.

Maestría en Literatura Hispanoamericana y Maestría en Bellas Artes con especialización en Creación Literaria, por la Universidad de Iowa (Iowa, Estados Unidos), así como estudios completos de Doctorado en Letras Iberoamericanas en la Universidad Nacional Autónoma de México (México, D.F.).

Fundador y primer Presidente de la Asociación de Escritores de Panamá, fue Coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Tecnológica de Panamá (1996-2007); fundador y Director de la revista cultural panameña “Maga; creador del Diplomado en Creación Literaria que se imparte en la Universidad Tecnológica de Panamá desde 2006; y fundador de la empresa 9 Signos Grupo Editorial.

Es autor de 12 poemarios, 20 libros de cuentos, 8 libros de ensayos, 2 libros de obras teatrales y 1 libro de entrevistas a escritores panameños; así como de numerosas antologías y compilaciones históricas sobre literatura mexicana, centroamericana y panameña; y de tres compilaciones de ensayos de especialistas panameños en torno al tema del Canal de Panamá.

Ha sido incluido en 25 antologías del cuento panameño e hispanoamericano. Hay 8 libros, de diversos autores, publicados en varios países, que estudian los aportes de su obra literaria.