Un abrazo contrariado: cine y literatura
28 enero, 2016
Amalia Chaverri
– El cine, esa propuesta artística más o menos reciente del ser humano, y a cuya revelación visual se anudan otras como la literatura, la danza, la música, la fotografía, entre varias más y que de su mano hemos asistido al espectáculo renovado de la historia humana, es tratado constantemente por historiadores, ensayistas y creadores literarios en general. Amalia Chaverri, en esta entrega, reseña para lectores de carátula el libro Amores contrariados. Gabriel García Márquez y el cine, de María Lourdes Cortés, autora costarricense en el que se muestran aristas, no por sabidas menos importantes, en un intento por comprender filias y querencias del Premio Nobel colombiano.
El texto de María Lourdes Cortés, titulado Amores contrariados. Gabriel García Márquez y el cine (Ediciones Culturales Paidós, Colección Ariel), publicado en 2014, es una más de sus investigaciones sobre el tema del cine. Junto con los textos: Amor y traición, cine y literatura en América Latina (1999), El espejo imposible. Un siglo de cine en Costa Rica (2002), La pantalla rota. Cien años de cine en Centroamérica (2005), Luz en la pantalla. Cine, video y animación en Costa Rica (2008), la investigadora añade un eslabón más a una jugosa cadena de estudios sobre el fenómeno en cuestión.
Como se desprende de estos títulos,sus investigaciones cubren un espectro amplio que contempla América Latina, le sigue Costa Rica y finalmente Centroamérica.El estudio que ahora se reseña se enfila hacia un espacio más específico, un autor -Gabriel García Márquez- y su incansable pasión por el cine.
La investigación se divide en: Prólogo, Introducción, Desarrollo (seis capítulos) y Conclusiones. Incluye además un apartado con información de Fichas técnicas y argumentos, y una amplísima Bibliografía, esto último prueba de la rigurosidad de la estudiosa en la búsqueda de información. Finalmente, un conjunto de fotografías de acontecimientos de la vida de García Márquez.
En tono ameno, en el Prólogo titulado De cómo abordar a un Premio Nobel, la investigadora recrea su encuentro con el escritor, la huella que ello le dejó y cómo esta experiencia fue el acicate que la condujo a cumplir su interés en hurgar con rigurosidad, en la persistencia del escritor por involucrarse en el fenómeno cinematográfico.
En la Introducción se explicita el criterio sobre los alcances de la relación fidelidad/adaptación-adaptador, preocupación que, como núcleo de la problemática que sustenta la investigación, hace concluir a la estudiosa:
“La fidelidad es imposible materialmente y, de este modo, debemos soslayarla como criterio al enfrentarnos a la adaptación.” (Cortés; 2014:22). Para añadir: “Nos interesa la definición del adaptador como lector/autor, ya que pone énfasis en la creatividad, la interpretación, la subjetividad y no en el ejercicio mecánico de traslación de códigos y materias. […] “Una adaptación cinematográfica es, por lo tanto, un texto-lectura concreto que nos permite leer la lectura que ha hecho un realizador de un texto literario, al tener en cuenta que el traslape textual se realizará al discurso cinematográfico, con todas las especificidades que lo enfrentan y lo diferencian del texto literario.” (Cortés; 2014:25).
Estas afirmaciones sintetizan las preocupaciones a las que, en adelante y a lo largo del desarrollo, e imposibles de soslayar, se enfrenta la investigadora.
El recuento de las experiencias de García Márquez con el cine, como se detalla en los diferentes capítulos, tiene tres etapas: crítico, guionista, adaptación de sus primeros cuentos.
El primer capítulo: Gabo: espectador y crítico, logra una significativa información sobre el inicio, abrazo, crecimiento y vaivenes de García Márquez en ese mundo. Es también el momento de sus apreciaciones como crítico.
Como resultado de esos iniciales guiones y sus intentos de adaptación, van apareciendo, en los códigos del cine (con un éxito relativo), los rasgos de su estilo literario: la desmesura, lo mágico, los ambientes del trópico, temas recurrentes, personalidades, destinos, asesinatos, dolores, intolerancia, xenofobia, peleas de gallos, miedos irracionales, acontecimientos mágicos, etc. Durante este período no abandona su carrera periodística y para mantener vivo su interés hace crítica de cine.
En 1967, publica Cien años de soledad, también el momento en que se dará un giro en sus intereses: definitivamente se da cuenta que su mundo es la literatura.
En 1982 recibe el Nobel de Literatura. En 1985 participa en la Fundación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba, proyecto al que donó dinero para su instalación a pesar de que se encontraba en una situación económica desfavorable. Ahí fungió, durante veinte años, como coordinador de un taller de guión y fue también la época en que se realizaron otras de sus adaptaciones y algunos otros guiones, como se detallará más adelante.
A continuación, y como “grueso” de la investigación, la estudiosa va profundizando, en orden cronológico, en los progresos del escritor. Ello bajo los sugerentes títulos: El guionista contra la soledad, Las primeras adaptaciones, Los amores difíciles: Gabo para la televisión, El nuevo boom de Gabo en la pantalla, El pueblo del millón de ojos: O veneno da madrigadas, Gabo y el cine: La pasión infinita, cada uno de ellos dividido -a su vez- en secciones.
El apartado El nuevo boom de Gabo en la pantalla es uno de los capítulos más ricos en el análisis sobre el tema de la fidelidad y los recursos de la adaptación, a partir de los siguientes textos representativos del escritor: Edipo rey, Crónica de una muerte anunciada; El coronel no tiene quien le escriba, El amor en los tiempos del cólera, La mala hora, Del amor y otros demonios y Memorias de mis putas tristes. Del penúltimo, el nacimiento del proyecto y la interpretación que hiciera la guionista; de Memorias de mis putas tristes, la problemática de los contenidos del texto y, por otra parte, el proceso de adaptación.
La estudiosa explicita cómo en cada uno de ellos se va construyendo, ahora con un nivel mayor de detalle, la relación -reiteramos- entre el texto en cuestión y la adaptación.
El capítulo Los amores difíciles: Gabo para la televisión se inicia con un epígrafe de García Márquez en el que hace una defensa de la televisión, aludiendo a que en la actualidad este medio de comunicación se debe cargar de contenidos de excelencia para recuperar audiencias. Dice así el escritor: “Anhelo que cinematografistas y buenos escritores no desprecien la televisión, ya que:
“Si esta se desdeña, queda en poder de gente de menos talento. Si se reconoce que el medio es bueno hay que aprovecharlo. Vender un millón de libros es algo excepcional. En cambio, por televisión en una noche se puede llegar a diez millones de espectadores: a ese público hay que afrontarlo con ideas y calidad. La misma calidad que se lleva a la literatura.” (Citado por Cortés; 2015: 149).
En el subtítulo El pueblo del millón de ojos: O veneno da madrigadas«, se detiene de nuevo y esencialmente en: La mala hora, El amor y otros demonios y Memorias de mis putas tristes.
Se hace énfasis durante todo el estudio, como parte esencial de la problemática recorrida y uno de los retos más importantes del guionista, en la dificultad de llevar a cabo el “traslado” de la estética del lenguaje literario al lenguaje fílmico. Se argumenta, no sin razón, que la palabra (en la literatura) se caracteriza por tener un espectro más amplio para la imaginación, lo cual es difícil de ser llevado al cine: la literatura deja mucho más espacio para la imaginación, lo que no sucede en el texto fílmico, pues muchas veces los diálogos parecen artificiales y la magia de la escritura de García Márquez se pierde. Lo anterior como reto importante para el guionista.
Al inicio de las Conclusiones se retoman las inquietudes anteriores:
“El futuro novelista se deslumbró ante las imágenes del cinematógrafo desde su niñez y hasta la década de 1960 acarició la idea de dedicarse al cine creyendo que era la mejor manera de contar historias, aún cuando de forma paralela desarrolló su actividad como periodista y se iniciaba como narrador.” (Cortés; 2015: 295).
A modo de cierre, retoma y enfatiza en la pasión y beligerancia del escritor por el lenguaje fílmico. En relación con las adaptaciones llevadas a cabo por él o por otro cineasta apunta: “Las adaptaciones de sus obras suman 17 largometrajes de ficción, a los que hay que añadir nueve más, entre guiones y argumentos propios, y dos libretos escritos por él, a partir de obras literarias de otros narradores.” […] “La escritura cinematográfica del novelista, tanto original como adaptada, no sólo ofrece una enorme riqueza intertextual y variedad de interpretaciones, sino que es indispensable para entender la evolución de su poética y trayectoria como escritor.” (Cortés; 2015: 296-297).
La estudiosa se detiene, antes del cierre, en ejemplos de los guiones mejor logrados, relacionando el texto literario con los resultados de la adaptación; y menciona lo que a su juicio (y muy bien documentadas) merecen ser rescatadas para goce del espectador y ejemplo de lo que es una buena adaptación.
Luego, no en vano se pregunta la estudiosa: “¿Es posible llevar a García Márquez a la pantalla? […] ¿Cómo vencer el desafío que representa convertir en imágenes un universo ficcional…” (Cortés; 2015: 204).
Son las anteriores preguntas difíciles de contestar. El trabajo aquí reseñado da pistas para algunas respuestas claves en aras de lograr un entendimiento de una problemática aún vigente.
Es contundente el reconocimiento que merece una investigación de esta magnitud. La estudiosa hace gala de una impresionante acuciosidad, tanto en la búsqueda de información, como en la forma en que desarrolla los contenidos y elabora sus opiniones con tino y profundidad, con un estilo fluido, ameno y con una gran claridad que motiva a la lectura.
Esta investigación y las mencionadas al inicio hacen de María Lourdes Cortés una especialista en el tema, no solo a nivel nacional sino también hispanoamericano. Son textos que serán consulta obligada en cualquier intento de abordar el fenómeno y desarrollo del cine tanto en Costa Rica, como en Centroamérica y América latina.
Magister Literarium Literatura Latinoamericana por la Universidad de Costa Rica. Profesora asociada de la Escuela de Estudios Generales de esa Universidad. Ha publicado en las revistas: Káñina: Revista de Artes y Letras; en la Revista de Filología, Lingüística y Literatura; en Escena, y en Herencia, todas publicaciones de la Universidad de Costa Rica, así como en En Comunicación del Instituto Tecnológico de Costa Rica.