El Holomovimiento en la escultura de Ilse Ortiz de Manzanares
22 julio, 2016
Marcela Valdeavellano-Valle
– La percepción simultánea de varias posturas posibles y los abatimientos a 90 y 180 grados, son constantes en las esculturas y pinturas de Ilse Ortiz de Manzanares, constituyendo formas acordes con la teoría del holomovimiento que postula la física contemporánea y que la escultórica prehispánica ya planteaba.
Esta teoría, según la arquitecta mexicana, Dra. Iliana Godoy, propone que el tiempo mítico presente en la escultórica precolombina configura su propia lógica, la cual no excluye la contradicción ni la repetición de los relatos. Las imágenes prehispánicas, muchas de ellas pluridimensionales, nos acercan al paradigma holográfico; sus sistemas de proporción armónica nos conducen a la geometría fractal; la conjunción de espacio y tiempo, constante en su escultórica y arquitectura, sólo puede entenderse a la luz de la sincronicidad y la teoría de la relatividad, como configuraciones visionarias.*1
Y esas configuraciones visionarias, implicadas en el inconsciente colectivo y que algunos artistas son capaces de captar, como canales creativos que reinterpretan imágenes de una memoria oculta, tal como lo explicaba Carl Gustav Jung, concepto que David Bohm amplió con el término holokinesis, el mundo como un todo continuo, en el cual todas las partes del universo, incluyendo al observador y sus instrumentos, se mezclan y unen en una totalidad. *2 Esto hace posible que una memoria colectiva muy antigua, sea captada durante el proceso creativo. Y en el caso de Ilse Ortiz de Manzanares, su plástica y escultórica, evidencian este fenómeno, puesto que el holomovimiento está presente en su obra desde sus “Sólidos Heridos” hasta sus Holoesculturas, su experiencia sensible del mundo se traduce en la proposición morfológica y cromática contemporánea, de “recuerdos del futuro, enigmas del pasado”, como lo llamaba el controversial Erich von Däniken.
Ya Marta Traba, la crítica de arte argentina, quien colocó los cimientos para una edificación axiológica y ampliamente teórica del arte latinoamericano, según la puertorriqueña Mari Carmen Ramírez, curadora de arte latinoamericano y directora del Centro Internacional de las Artes de América en el Museum of Fine Arts de Houston, reconoció en su trabajo la reproducción de una mirada antigua poderosa en la obra de Ilse Ortiz de Manzanares, y escribió un texto sobre su pintura cuando ella ganó el Segundo Premio en el Salón Internacional Xerox (Centroamérica y Panamá), en 1974:
Grandes cuadros oscuros, despojados, que logran una fuerte irrealidad por el juego dramático de las luces. Maneja con gran dominio las luces y las sombras al estilo de Zurbarán, Caravaggio o Rembrandt, los maestros de la pintura barroca europea. *3
Y es que en la obra de Ortiz de Manzanares se encuentran implícitos e inconscientes, los resabios de León viejo, en Nicaragua, donde nace en 1941, ciudad que ama y cuyos orígenes deja traslucir en su obra, sin que esto sea consciente ni a propósito.
León es fundado en 1524, en Imabite (que según las crónicas, Gonzalo Fernández de Oviedo llama de Nagrando o Nagarando). La ciudad se establece a orillas del lago Xolotlán, cercano al volcán Momotombo. Imabite era una población chorotega importante, cuyos vestigios pueden verse ahora en el museo del mismo nombre, resaltando los “dúhos” o apoya cabezas del consejo de ancianos y los “tapaligüi”, figurillas de guerreros, que cuentan precisamente con esa lógica pluridimensional presente en la obra de Ilse. La Doctora Margarita Martínez del Sobral, lo explica de esta manera:
El desarrollo del pensamiento geométrico mesoamericano fue tan avanzado que es comparable con cualquiera de la antigüedad; la geometría subyacente en sus creaciones artísticas así lo demuestra. Sus obras nunca fueron hechas al azar; siguieron una metodología que dio unidad a todo el arte de Mesoamérica. *4
Y por supuesto, el marcado período barroco de León, siendo una de las ciudades coloniales donde más iglesias y conventos fueron erigidos a partir de su traslado a los márgenes del asentamiento originario de Sutiaba, posterior al terremoto de 1610, ha quedado en el inconsciente creativo de la artista. Las ilusiones ópticas y los golpes de efecto, están presentes en León colonial, donde la espiral en su arquitectura, está relacionada con el orden implicado porque es una forma dinámica que plantea el proceso del cambio. Ya la Dra. Iliana Godoy dice que:
Una espiral es por lo tanto la concreción formal de un movimiento que se da en el espacio y en el tiempo. Su desarrollo abierto integra la noción de infinito, ya que la espiral puede crecer o decrecer indefinidamente. *5
Las imágenes ambientales de su infancia quedan grabadas a manera de criptomnesia, que Carl Gustav Jung define como los recuerdos inconscientes de un material memorizado mucho tiempo atrás. Así, ella lo reproduce inconscientemente, con un lenguaje contemporáneo a partir de los años setenta del siglo pasado, indistintamente. Por ello, siempre podemos colegir que en la obra de Ilse Ortiz de Manzanares, el desarrollo de imágenes plegadas y desplegadas según codificaciones geométricas implica la integración de tiempo y espacio, tal como se acepta a raíz de la teoría de la relatividad que ha esclarecido la indisoluble unión en el continuo espacio-tiempo. *6
En sus holoesculturas, son reconocibles los principios geométricos de los que hablamos anteriormente, las siete formas principales dentro de la así llamada Geometría Sagrada: los cinco Sólidos Platónicos, el Círculo y la Espiral. La Geometría Sagrada es el nombre que se le viene dando al conjunto de formas geométricas que se encuentran presentes en el diseño de ciertos sitios considerados sagrados en diversas culturas y que por supuesto está presente en el arte mesoamericano, siendo que la Doctora Martínez del Sobral lo describe ampliamente, explicando la geometría precolombina como estructura y manifestación del orden cósmico, en su libro “Geometría Mesoamericana”.
La Chalchigüegüe” de Ilse, diosa chorotega de las aguas terrestres y marítimas, se manifestó en dorado, con su técnica de madera y fibra de vidrio, que luego substituyó por el hierro dulce, y cuyo orden implicado podemos reconocer igualmente en su escultura “Masaya” en hierro laqueado. En ambas esculturas, sus rectángulos armónicos se organizan al girar en forma iterativa sus respectivas diagonales, generando un movimiento en espiral, al que aluden las expertas doctoras Godoy y Martínez del Sobral en relación a la escultórica precolombina mesoamericana, como la base de la inclinación de los taludes de sus pirámides escalonadas y de las alfardas respecto a la vertical. *7
Este movimiento da lugar al Ollin náhuatl, presente también en el arte precolombino nicaragüense, dado que nicaraos y chorotegas eran nahuas. Los nahuas son un grupo de pueblos nativos de Mesoamérica, la región del continente americano que comprende aproximadamente del centro de México, incluyendo territorios de Guatemala, El Salvador, Belice, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Con esa imagen correspondiente a sus memorias crípticas ancestrales, sin tener consciencia de ellas, Ortiz de Manzanares produce esta Holoescultura, que cuando la hizo no sabía de la existencia del Ollin, hasta que le mostré esa forma en el Códice Borgia y ella reconoció cómo esa figura era una constante en su obra. Rindiendo honor a esa memoria críptica, ella bautizó su primer Ollin, que está actualmente ubicado en el HEX Convention Center en Managua, y esta representación la ha repetido sin conocer su origen desde mucho tiempo atrás, a partir de sus “Sólidos Heridos”, pasando por su escultura reciclada y su “Triple Ollin” hierro dulce y laca automotriz, que actualmente forma parte de una colección privada en Guatemala.
Sus toroides desplegados, primero en madera y fibra de vidrio y luego en hierro dulce, representan una superficie con forma de dona que se desdobla al girar, y cuyo movimiento reiterativo muestra en cada escultura, desdoblándose en diferentes posiciones. La Dra. Iliana Godoy amplía este principio, explicando que: El desdoblamiento es en cierta forma una manifestación del orden implicado. El concepto del “doble” es importante en el pensamiento nahua, y está basado, como sabemos, en la noción de dualidad. En el panteón náhuatl cada deidad tiene su doble o su pareja cósmica. *8
Uno de sus primeros toroides desplegados, es la Vesica Piscis, una de las más profundas imágenes geométricas antiguas, representando la flor de la vida, el árbol de la vida, y los fundamentos de la geometría, y cuenta con una historia de miles de años. Esta escultura se encuentra en el HEX Convention Center en Managua. Su gran Toroide desplegado, es una figura geométrica construida con espirales áureas.
El toroide es la forma que tienen los átomos, los fotones y toda unidad mínima constitutiva de la realidad, incluida la molécula de ADN que se pliega y despliega como un toroide. En esta figura encontramos reunidos todos los principios de la Geometría Sagrada, a saber: el Gran Vacío, la Ley de Unidad, la Ley de Dualidad, el Principio de auto-sustentación.
El Toroide contiene dentro de sí mismo una gama infinita de posibilidades de combinación, y por tanto de significación y es la llave maestra de acceso a la ciencia de la implosión y por eso, Ortiz de Manzanares continúa proponiéndolo en diferentes formatos, ahora en hierro dulce y laca automotriz. En sus recientes exposiciones tanto en Nicaragua, como en Guatemala y Costa Rica, es la escultura que los coleccionistas serios prefieren. Asimismo, le valió el nombramiento de AIESM (Associazione Internazionale Eventi di Scultura Monumentale), como representante internacional de Nicaragua.
El toroide se aplica en muchas disciplinas diferentes, como por ejemplo en la teoría de supercuerdas, de la Mecánica Cuántica, donde se la conoce como la forma perfecta, siendo aceptado como modelo matemático para describir objetos en el espacio, tales como las cuerdas abiertas orientadas. Otra forma toroidal es el Cinturón de Van Allen, una serie de zonas de la magnetosfera terrestre, con forma de toroide, donde se concentran las partículas cargadas, protones y electrones, moviéndose en espiral entre los polos magnéticos.
El movimiento espiral, que tiende al infinito, también está presente en los petroglifos y la escultórica prehispánica nicaragüense. El círculo en el mundo prehispánico se manifiesta constantemente en las serpientes y en los caracoles. La Dra. Iliana Godoy nos dice que conocieron la «divina proporción» o proporción áurea; el número de oro o φ; el número π, que expresa la relación del diámetro de un círculo con su circunferencia.
Y en el caso del cuadrado y el rectángulo, en su libro “Geometría mesoamericana”, la Doctora Martínez del Sobral demuestra la recurrencia de los rectángulos básicos: raíz de 2; raíz de 3, raíz de cinco, rectángulo de oro, y doble cuadrado, entre otros, como envolventes de un gran número de esculturas, relieves y composiciones pictóricas de las distintas regiones mesoamericanas.
Robert Lawlor, en su libro “Sacred Geometry, Philosophy and Practice”, dice al respecto:
… El cuadrado representa las cuatro orientaciones primarias que hacen al espacio comprensible, formado por dos pares de elementos perfectamente iguales y sin embargo linealmente opuestos. El número 4 representa lo primeramente creado, porque es el producto del proceso de la procreación, el resultado de la multiplicación de 2 por 2.
E Ilse Ortiz de Manzanares, incursiona, siempre desde la intuición, sin conocer nada de estas matemáticas geométricas, en sus Hipercuadrados e Hipercubos.
En geometría, un teseracto o hipercubo es una figura formada por dos cubos tridimensionales desplazados en un cuarto eje dimensional.
La Dra. Iliana Godoy dice que para los nahuas, el cuadrado representaba, el mundo de la naturaleza, la tierra, tlaltícpac. El cuadrado inscrito en un círculo representaba a la tierra rodeada de la inmensa bóveda del cielo.
Desde que Ilse reconoció en sus creaciones estos aspectos ancestrales, se ha dedicado a su estudio, a pesar de que cuando tomó contacto consciente con ellos, me dijo, con aire de desconcierto: – A mí sólo me han fascinado las líneas, los círculos, los triángulos, rectángulos…, en fin, ¡racionalmente sabía nada de todo esto! Sin embargo, ahora soy una apasionada con consciencia del arte mesoamericano, de la física cuántica y del cosmos, me encanta y la siento en mi corazón, cuando transpira la idea-.
Actualmente, su obra se cuenta entre la de los artistas que parten de conocimientos ancestrales negados por la cultura Occidental y ha sido reconocida no sólo por estas estudiosas, la Dra. Godoy y la Dra. Martínez del Sobral, sino además de su nombramiento en AIESM, es miembro por invitación del Texas Sculpture Group y su obra ha sido seleccionada por prestigiosas revistas de arte, como The Open Studio Press, editorial situada en Boston, MA. U.S.A. STUDIO VISIT MAGAZINE Vol. 31 y este año, fue invitada a participar en el libro de I.C.A. Publishing, 2016, International Contemporary Art 2016 y en 2015, fue seleccionada para el libro y la muestra ENTRE SIGLOS, en el Museo de Arte Moderno de Guatemala y la Fundación Rozas Botrán.
La artista, con una dilatada historia en las artes visuales nicaragüenses, ha dejado una impronta central en el Istmo centroamericano, a través del proceso de afirmarse tempranamente como mujer pensante en el arte, -más allá de la decoración y el ejercicio técnico- dada su capacidad de adentrarse en las volutas de conceptos originarios inéditos y propuestas en las que la criptomnesia ha hecho su labor de recordación cifrada. Luego de su paso por la factura de piezas volumétricas que aunaban pintura y tridimensionalidad, pasando por la escultura en fibra de vidrio, eligió reciclar como gesto artístico, siendo una tendencia que agrega valor a lo desechado y contaminante, sumándose a las acciones que minimizan el daño que causan los residuos debido al consumo descontrolado en nuestras sociedades.
Desde 2013 ha montado su “Art Lab”, en el que entrena a varios muchachos trabajando en sus raíces relegadas, que contienen la sabiduría de los pueblos originarios, paralela a los planteamientos del universo holográfico, en el que las divisiones, categorizaciones y diferencias, son una ilusión, ya que cada cosa contiene al todo, es un principio afín a la cosmogonía Náhuatl, a la vez que suscita la innovación presente en lo popular, que cuenta con una gran sabiduría natural.
NOTAS
*1 Nuevos Paradigmas de Investigación, Museo Virtual Precolombino, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México.
*2 -David Bohm, La Totalidad y el Orden Implicado, Kairós, Barcelona, 6ª ed., 2008, p. 32.
*3 Marta Traba (1981:55)
*4 Doctora Margarita Martínez del Sobral, Geometría mesoamericana, Facultad de Arquitectura, UNAM (2000).
*5 6* *8 Doctora Iliana Godoy Patiño, Pensamiento en piedra, una aproximación metodológica transdisciplinaria al arte precolombino. Museo Virtual Precolombino, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México.
*7 Nuevos Paradigmas de Investigación, Museo Virtual Precolombino, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México.