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100 personajes del cine en Nicaragua: Kathy Sevilla. Renacer de las catacumbas.

29 septiembre, 2016

Karly Gaitán Morales

– La presente es una sección fija de Carátula.net en la que se publica semblanzas, entrevistas y (o) perfiles sobre personajes del cine en Nicaragua. Se puede encontrar publicaciones no solo sobre personajes nacionales sino también extranjeros que de una u otra manera han contribuido al desarrollo de la cinematografía en este país. El orden es aleatorio, los protagonistas de la sección pertenecer a todos los tiempos del cine desde la existencia de este arte hasta la actualidad, por lo tanto la secuencia de los artículos no obedece a un orden cronológico.


 

Archivo de Oscar Cantarero

Kathy Sevilla tenía 18 años cumplidos en febrero de 1981 y estudiaba primer año de Filosofía en la Universidad Centroamericana de Managua cuando llegó a formar parte del Instituto Nicaragüense de Cine. Una noche estaba en la cafetería de la universidad y mientras bebía un café con unos amigos de Ingeniería recibió la invitación para ir a trabajar al instituto. Fue así como inició su labor allí como asistente del departamento de Archivo, donde se estaba visionando y restaurando el material fílmico que se había recuperado después del 19 de julio de 1979 entre la producción cinematográfica que estaba dispersa y hasta ese día había permanecido bajo el dominio y custodia del empresario y camarógrafo mexicano Felipe Hernández. Después de un año Kathy fue nombrada responsable del Archivo cuando Augusto Núñez dejó ese puesto y se fue a trabajar en otra área de Incine, cargo que ella ejerció hasta 1985. El archivo que se le había confiscado a la empresa Producine S.A., contenía los noticieros filmados por Felipe Hernández hacia el final de la década de los setenta en Nicaragua, eran los noticieros de cine Nicaragua en Marcha y Nicaragua en las Noticias y con ellos la dirección del instituto a través del Ministerio de Cultura había decidido formar un archivo histórico catalogado y ordenado. Así que los rollos de películas se clasificaban por fechas y temas, y luego se guardaban en una misma lata debidamente rotulada. Además de esto en un cuaderno se describía plano a plano qué había en cada rollo y las latas se guardaban con etiquetas codificadas. De esa forma es como se inició lo que hoy es el Archivo Fílmico de la Nación, patrimonio de gran valor histórico custodiado por la Cinemateca de Nicaragua.

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En el Archivo Fílmico de la Nación en 1982 limpiando y restaurando una película de 35 milímetros. (Álbum personal de Kathy Sevilla).

Al comienzo lo que Kathy Sevilla hacía era limpiar el material, restaurarlo con químicos y repararle las perforaciones. En este proceso se ocupaban moviolas verticales para visionar en una pequeña pantalla y de esa manera ella visionó casi el 80 por ciento del material de Felipe Hernández y todo el de Incine que se había filmado hasta 1981, además del que se continuaba produciendo por esos días. Esa oficina a la que llamaban “el archivo” estaba ubicada en una pequeña habitación en la parte de atrás del local que estaba separada del edificio central. Kathy llamaba a su rincón de trabajo “las catacumbas” – como el poeta Iván Uriarte la había bautizado- porque el resto del personal estaba muy ocupado produciendo cine, viajando, yendo a Europa continuamente a recibir premios, presentándose en foros, editando, saliendo y entrando de las oficinas con equipos de producción tanto en la capital como en el resto del país. Mientras tanto ella en el archivo necesitaba de oscuridad y mucho silencio para hacer cuidadosamente su oficio, que era meticuloso y delicado. Los compañeros de trabajo iban al “archivo” para visitarla, conversar y acompañarla, y llegaba de vez en cando al edificio central para ir a hacer gestiones administrativas o asistir a las reuniones del personal. Aquel trabajo de estar en constante manipulación de la imagen fue inclinando el gusto de Kathy hacia la edición. En 1985, el que ya se llamaba oficialmente Archivo Fílmico de la Nación se trasladó de las oficinas en carretera Sur a las instalaciones de la Cinemateca de Nicaragua, que estaban ubicadas en un edificio separado del local central de Incine. Ella cambió su trabajo de asistente de archivo a asistencia de edición del instituto y en los años noventa, Rafael Vargas Ruiz, entonces director de la Cinemateca, la llamó para formar parte de su personal con la misión de reorganizar el archivo, labores que hizo durante dos años y medio. Cuando inició la asistencia de edición decidió quedarse para siempre en el campo de la postproducción cinematográfica al descubrir que tenía la facilidad de hilar secuencias, darle ritmo a las imágenes y a la historia. La edición se realizaba en ese tiempo con moviolas horizontales que Incine ya había adquirido, las italianas eran marca Prevost y las alemanas Steenbeck.

En las inmediaciones de Incine en 1984. (Álbum personal de Kathy Sevilla).

En las inmediaciones de Incine en 1984. (Álbum personal de Kathy Sevilla).

En diversas entrevistas ha afirmado que en aquella época dorada del cine nicaragüense cuando había oportunidad para convertirse en toda una directora, y aun así con todas esas posibilidades abiertas, ella prefirió la edición porque estando detrás de la producción tocando el material de cine descubrió que la edición es parte de ese engranaje mágico que no se puede enseñar, sino que se aprende por instinto y práctica ya que el ojo, oído y sentido del editor es una vocación natural, como lo ha dicho: “Me fascina ver la imagen, poder captar cada plano y ver dónde está su esencia. Poco a poco juntarlos y darles ritmo, crear un significado a partir de la asociación de esas imágenes. Cada plano tiene su justo momento de corte y su justo momento de duración, eso definitivamente hay que sentirlo”. Después de unos años trabajando directamente con rollos de películas y aparatos de cine, Kathy Sevilla renació de “las catacumbas”, pero ya subía con conocimientos suficientes para convertirse en toda una editora de cine. En 1988 se inició finalmente haciendo coedición junto con Edith Baker en el documental Un secreto para mí sola de Rossana Lacayo, y en 1989 asistió a Johnny Henderson en la edición en el largometraje de ficción El espectro de la guerra de Ramiro Lacayo. Luego de esas prácticas en el terreno real de la producción del instituto, a finales de la década de los ochenta viajó a Cuba a la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) para recibir un curso de edición con el editor brasileño Eduardo Escorel, editor de grandes directores de cine brasileño como Glauber Rocha, Joaquim Pedro de Andrade, León Hirzaman y Eduardo Coutinho.

En la Cinemateca de Nicaragua: Aleyda Gadea, Martha Clarissa Hernández, Kathy Sevilla y María José Álvarez. (Álbum personal de Kathy Sevilla).

En la Cinemateca de Nicaragua: Aleyda Gadea, Martha Clarissa Hernández, Kathy Sevilla y María José Álvarez. (Álbum personal de Kathy Sevilla).

En los años noventa, cuando Incine no podía mantener un personal grande como le había ocurrido unos años antes, trabajó como editora independiente con la empresa productora Luna Films, que habían fundado Martha Clarissa Hernández y María José Álvarez. Para ellas editó los documentales Lady Marshall en 1991, Un amor individual y Entre ella y él, los dos en 1993; No todos los sueños han sido soñados en 1994 (título en honor a un poema que Kathy había escrito) y Lágrimas en mis sueños en 1997. En 1992 editó el cortometraje de ficción Muerto de miedo de Frank Pineda y en el año 2000 el cortometraje, también de ficción, Blanco Organdí de Martha Clarissa Hernández y María José Álvarez. kathy-3

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Kathy Sevilla con Martha Clarissa Hernández y María José Álvarez editando No todos los sueños han sido soñados en el estudio de edición de Incine, 1994. (Archivo de Óscar Cantarero).

En 1996 ingresó como miembro a la Asociación Nicaragüense de Cinematografía (Anci), de la que es actualmente su presidenta y trabaja en la organización de retrospectivas y ciclos de cine. Recibió talleres con cineastas españoles y cubanos invitados por la asociación para reforzar los conocimientos de los cineastas nicaragüenses. En 2007, como producto de un taller integral de cine editó el cortometraje de ficción Equívoco de Rossana Lacayo y fue asistente de dirección y editora de los cortos Pedro Chatarra con José Wheelock y La encrucijada en compañía de René Moya. En 2008 el Estado de Nicaragua le otorgó la Orden de la Independencia Cultural “Rubén Darío”, que le sería entregada por el presidente Daniel Ortega en septiembre de ese año, pero ella tomó la decisión de no presentarse a la ceremonia.

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Material publicitario de 180 Grados. (Archivo de Kathy Sevilla).

En 2009 y 2010 dirigió y editó dos cortometrajes documentales, Tránsito perdido y San Jerónimo de Fiesta, que han participado en festivales de video en Nicaragua, Argentina, Nueva York, Holanda y Cuba. En 2012 editó el cortometraje de ficción Laberinto de Rossana Lacayo, en 2014 fue asesora de edición del reconocido documental Lubaraun de Martha Clarissa Hernández y María José Álvarez, en 2015 realizó el corto documental El coraje de resurgir y resistir.

Ha sido jurado para concursos convocados por Cinergia y DOCTV, es Vocal de EGEDA
(Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales, España) e integrante de Cinema 23, México, una plataforma para promover la cultura cinematográfica de América Latina, España y Portugal. Organiza los premios Fénix en la selección de películas y es coordinadora general de la Muestra de Cine Iberoamericano de Nicaragua que cada año realiza la Asociación Nicaragüense de Cinematografía.

En la clausura de la Muestra de Cine Iberoamericano de Nicaragua en 2015. (Archivo de Kathy Sevilla).

 

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Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).

En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.