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X Bienal centroamericana: El cianómetro

1 octubre, 2016

Marcos Agudelo

– La Bienal Centroamericana se viene celebrando desde 1998. Promovida por un grupo de profesionales y empresarios de la región, en sus nueve ediciones previas la Bienal siguió un modelo que, realizándose cada edición en una de las capitales centroamericanas, reunía obras de seis artistas de cada país que integra la organización: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá. Durante casi veinte años, la Bienal ha dotado a la región de una cita compartida, congregando a artistas y obras de los distintos contextos, propiciando un territorio de permanente negociación entre las condiciones institucionales y las prácticas artísticas y un espacio sistemático de visibilidad y legitimación para el arte centroamericano.


El cianómetro

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Alexander von Humboldt

Alexander von Humboldt

El cianómetro fue un artefacto utilizado por el explorador y científico alemán Alexander von Humboldt, durante la expedición que realizó por una parte importante de Latinoamérica en el siglo XVIII. Instrumento inventado por el padre del alpinismo, el suizo Horace-Bénédict de Saussure en el siglo XVII, que servía para hacer mediciones de la tonalidad del celeste -o cian- del cielo; simplemente se trata de un círculo pintado con las degradaciones del cian, desde el más luminoso hasta el más oscuro –ver imagen en la página anterior-. Imagino a Humboldt en algún lugar remoto de América extendiendo su mano hacia el cielo con el cianómetro para poder cotejar su tono y después anotarlo, gesto que encuentro más poético que científico. Hoy en día, desde las posibilidades de la ciencia, este artefacto pareciera más bien un instrumento prosaico. Un hombre a través de un continente anda midiendo las tonalidades de azul del cielo: la imagen apunta más bien a la poesía que a la ciencia, aunque también se trata de un evento científico indudablemente. Experiencia que hace pensar en la estrecha relación entre arte y ciencia, y la tenue línea que a veces puede separarlas. También podemos reflexionar en cómo la ciencia ha podido ser imaginada desde el arte –Leonardo da Vinci podría ser un excelente ejemplo de ello-.

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Durante el pasado mes de agosto me dediqué a fotografiar en alta definición el cielo de Managua, para tener el registro de las variaciones del cian que podía presentar el mismo. Pretendo hacer una acción simultánea en los próximos meses con los cielos de Managua y San José de Costa Rica; de manera que durante un mes y a la misma hora, se tomará una foto diaria del cielo en Managua mientras se esté tomando una foto del cielo en San José. Estos registros serán ordenados, archivados y clasificados, denotando la tonalidad exacta del cielo de cada día utilizando métodos actuales de clasificación cromática. Las imágenes del cielo impresas servirán para hacer una intervención urbana en San José, durante la X Bienal de Arte Centroamericana en agosto de este año 2016.

El sitio contemplado para hacer dicha intervención es el kiosco del parque central de San José frente a la catedral. Este kiosco (así como el extinto parque central en que se encontraba) fue un regalo del dictador nicaragüense Anastasio Somoza al presidente costarricense Rafael Calderón Guardia, lo diseñó el arquitecto Víctor Sabater y su estilo es Art Déco (Sabater es también autor del kiosco del Parque Central de Managua, conocido como el ¨Palacio de la Música¨, que se encuentra junto a la actual Plaza de la Revolución y la antigua Catedral de Managua); su construcción concluyó a mediados de los años cuarenta y en la actualidad es sitio frecuente de reunión de inmigrantes nicaragüenses.

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Kiosco del parque central de San José frente a la catedral.

La idea es disponer las fotos de ambos cielos en una superficie en anillo con paneles colocados a la manera de un acordeón (o sierra si se ve en planta), alternando las imágenes intercaladas de pedazos del cielo de San José y de Managua; De manera que son dos cielos superpuestos, entrecortados… rotos… fragmentados… Si uno se fija en el lado izquierdo del acordeón se compone la imagen del cielo costarricense, si uno ve el lado derecho observa el cielo de Nicaragua. Esto sucede constantemente en la medida en que uno va caminando alrededor de la estructura… Es un juego óptico.

* El cielo es un símbolo universal de muchas cosas que van desde lo divino (por ¨el orden cósmico con la sucesión de los ciclos perfectos de los astros frente a la humanidad que se debate en un mundo caótico¨, de: ´El libro de los símbolos´, ed. Taschen) a lo más trivial y frívolo; pasando por los nacionalismos, las utopías, las esperanzas o el romanticismo más pueril… Creo que el cielo es un símbolo afín a la arquitectura del kiosco también, ya que la cúpula misma que lo compone es una representación de la bóveda o cúpula celeste, así se ha entendido en la arquitectura occidental (a la que tanto referenciamos) desde la antigüedad.

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Podríamos plantearnos las siguientes reflexiones al contemplar la pieza (o no, simplemente deleitarnos con el juego visual-geométrico): ¿qué es el cielo para los nicas?, ¿qué es el cielo para los ticos?, ¿es un cielo común o son dos cielos que se entrecortan para formar dibujos diferentes?…

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(Video tomado de La Prensa > Cultura, edición del 29 de agosto de 2016)


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