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Poemas

28 noviembre, 2016

Ulises Huete

– En estos poemas se presentan instantes poéticos en relación a la presencia femenina y al paisaje natural y urbano. Cada poema es una suerte de pintura mental, no en el espacio de un lienzo, sino en la percepción mental del poeta y del lector.


Ulises Huete. Fotografía de Daniel Mordzinski

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OFRENDA

Mañana de noviembre.

Bajo la copa de un laurel
el viento se cubre con las hojas
que caen de las ramas.

Se combinan granos
verdes y ocres
en las faldas del volcán.

De un compacto azul
se reviste el cielo.

Leve y maciza,
se muestra la luz en el espacio.

Entre todas estas cosas te presiento,
hasta que te vislumbro dentro de mí.

Ola incandescente que brota de súbito,
llovizna de azahares
sobre la tersa superficie de un río,
roja explosión de veraneras en las pupilas.

Como la silenciosa luz del amanecer,
en alegre tranquilidad,
solo acompañada con el canto repentino
de las aves ocultas,
subiendo verticalmente,
de lo indeterminado a la más pura evidencia,
regresás inaudita.

Fuente en la luz

Por las anchas ventanas del recinto,
desciende la luz de la mañana
y te envuelve en su cálida atmósfera.
Bajo este manto encendido,
te miro con atención, sin seguir otros pensamientos,
te veo con lucidez, como nunca lo hice antes,
poniendo todo mi sentir en tu presencia.

Las suaves líneas de tus senos, caderas y piernas,
melodía visual que resuena en mi pecho,
se manifiestan con júbilo bajo tu ropa ceñida.
En mis labios presiento el calor de tu piel,
e imagino que tu cuerpo, hoguera vital,
se abre desnudo contra mis manos sedientas.

De las sensaciones que experimento
mientras te observo,
aparece en mi memoria la pintura
de una muchacha desnuda
que surge en medio de un follaje
de pinceladas vehementes.
La luz transfigura su piel de alabastro
en un latir de colores
bajo una eterna mañana impresionista.

Entre tu presencia y el recuerdo de la pintura,
renace una fuente intangible, plena y ecuánime,
vibración de un deseo
que se convierte en símbolo y evidencia,
arpegio de colores traslúcidos
que fluyen cálidamente dentro de mí,
floración de significados que fecundan
el claro presente de la conciencia.

Óleo matutino

El rocío de la madrugada
pule silenciosamente
las calles de Masaya.
En la frágil humedad destella
el barniz del amanecer.

Una hilera de madroños,
en El Parque Central,
adolescentes enjutos,
se elevan ásperos y vibrantes
hasta su copa
de relucientes hojas
salpicadas de flores.

Se desvanecen
las sombras del pasado,
del futuro,
la conciencia se aparta
del círculo del yo
y planea en las formas
que levanta la luz.

No es el asombro
ante la visión de este lugar,
sino la empatía,
un volver a encontrarse,
con la rebosante quietud
de la mañana
sobre las calles y los árboles.

Frente al paisaje

El añil denso de un cielo sin nubes
y el oleaje arborescente de las laderas
se mezclan, reflejos de puros colores,
en la serena palpitación de la laguna.
Con el ojo de la mente el paisaje se escucha.

Los pintores lo saben.
Ellos nos enseñan a ver
el aspecto sutil de las apariencias,
nos enseñan a entender la luz,
el color y las formas
en relación con el alma.

En la pintura convergen
lo que se mira y se siente,
lo que se imagina y se expresa.
El alma designa sobre el color
los objetos ocultos
a la percepción desatenta.

La vasta claridad del espacio
ensancha la mente,
el espejo agrietado del yo se disipa,
se oye en la conciencia
la plenitud del paisaje,
rumor de un oleaje,
arcoíris tendido
entre el aquí y el allá.

Escampar

Pasa la lluvia,
se agazapan charcos en la cuneta,
el viento separa las nubes,
en el espacio se vierten
haces de luz.

Aparecés en la acera de enfrente,
en pleno invierno trinitarias en la calle,
mirada con filo sobre leve sonrisa,
rizos castaños cayendo en los hombros,
un susurro que electriza el espacio.

Sos una señal en el atardecer,
un verde resplandor del origen,
extrañeza y familiaridad con el mundo,
urgencia de encender las palabras.

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Masaya, Nicaragua, 1978.
Poeta, ensayista y periodista. Ha publicado en las revistas El hilo azul (Nicaragua) e Hispamérica (Estados Unidos), y en las antologías Retrato de poeta con joven errante (2005), Poetas, pequeños Dioses (2006), Cruce de poesía (2006) y en La Nación Generosa: 111 rutas al lado del mar (2015), antología de poesía hispanoamericana, publicada por la revista española La Galla Ciencia. También ha publicado en Babelia, suplemento cultural de El País. Colabora para Carátula, revista cultural centroamericana. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas (UNAN-Managua).