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100 Personajes del cine en Nicaragua: Pilar Aguirre «No hay papel pequeño»

23 enero, 2017

Karly Gaitán Morales

– La presente es una sección fija de Carátula.net en la que se publica semblanzas, entrevistas y (o) perfiles sobre personajes del cine en Nicaragua. Se puede encontrar publicaciones no solo sobre personajes nacionales sino también extranjeros que de una u otra manera han contribuido al desarrollo de la cinematografía en este país. El orden es aleatorio, los protagonistas de la sección pertenecer a todos los tiempos del cine desde la existencia de este arte hasta la actualidad, por lo tanto la secuencia de los artículos no obedece a un orden cronológico.…


Doña Pilar

Al momento de su muerte, Pilar Aguirre ostentaba el título de primera actriz nacional de Nicaragua. Hoy en día el Teatro Experimental ubicado a un costado de la sala mayor del Teatro Nacional lleva su nombre, quedando para la posteridad en su homenaje junto al más grande personaje de la cultura que ha tenido Nicaragua en todos los tiempos, el poeta, escritor, periodista y diplomático Rubén Darío. También llevan el nombre de ella la sala de ensayo y estudio radiofónico de la escuela de comunicaciones de la Universidad Centroamericana y la Escuela Nacional de Teatro.

Actriz de teatro, radio, cine y televisión, dedicó toda su vida al arte dramático. Nacida en Managua el 2 de agosto de 1913, debutó a los diecinueve años en 1932 con la Compañía de Teatro Encanto, que dirigía el dramaturgo y artista circense Paco García. Aunque era muy joven y apenas había salido de la adolescencia cuando inició, siempre consideró su “niñez teatral” a la par de su propia niñez natural, evocando en entrevistas los tiempos cuando con sus amigos de la escuela jugaba en el patio de su casa interpretando a personajes que había visto en los cines de los alrededores del barrio Santo Domingo de Managua, donde vivía, y creando telones de fondo con sábanos o improvisando vestuarios con la ropa de su mamá o de las madres de sus amigas. Quizás esas travesuras fueron para ella prácticas pedagógicas que le ayudaron a erigirse en firme como actriz y a posicionarse de su papel de toda la vida, firmándose desde pequeña “Pilar Aguirre. Actriz”.

Con Paco García y su elenco viajó a una gira por América Central, iniciándose en los escenarios en el Teatro Colón de Costa Rica con la obra La venganza de la cortesana. Participó durante la estancia en ese país con la Compañía Canto del Teatro Lírico al lado del tenor y estrella nacional costarricense Melico Salazar en la zarzuela Marina. Poco después integró como actriz principal la Compañía de Comedias de Silvia Villalaz e integró la Compañía Teatral Variedades de Adán Castillo en la obra Los intereses creados, del escritor español Jacinto Benavente. Por muchos años hizo veladas culturales y teatro campesino con el dramaturgo Benjamín Zapata y su compañía Alma Lírica, siendo ella la maestra de expresión corporal y drama de Juanita Sacasa —personaje principal de la compañía de Zapata— quien llegó a ser la declamadora nicaragüense más solicitada y reconocida a nivel internacional en los años cuarenta.

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En sus tiempos de juventud. (Archivo de Evelyn Martínez).

Entre las obras más famosas y representativas de su carrera cuentan Yerma, Bodas de sangre, Los maridos engañan de 7 a 9 y Pic Nic —en esta compartiendo escenas con Evelyn Martínez, quien es actualmente la primera actriz nacional—. También se recuerda en el imaginario cultural sus interpretaciones en Los árboles mueren de pie —en la que actuó por primera vez en 1938—, Por los caminos van los campesinos, escrita por Pablo Antonio Cuadra, El peso mortal, Don Juan Tenorio, La casa de Bernarda Alba, Los amores de Abraham, La verdadera historia de Pedro Navaja y la obra con la que se celebró sus bodas de oro en el arte Las cosas de papá y mamá.

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Archivo de Hugo Hernández Oviedo

Ofrendó su vida completamente a la cultura. Se ha afirmado que amanecía leyendo revistas donde se contaba el éxito de los montajes de obras dramáticas en Nueva York, Buenos Aires o Londres, almorzaba pensando en sus personajes y compartiendo con sus acompañantes de mesa cómo pensaba desarrollarlos, finalizaba el día pronunciando sus parlamentos en alto hasta quedarse dormida con la letanía de su voz y al amanecer siguiente ya estaban memorizados todos sus diálogos y lista para subir a brillar a las tablas.

Aunque el teatro le exigía muchas horas fuera de casa por las giras internacionales, las nacionales o días completos con sus noches en perennes ensayos, formó una vida familiar y cumplió con trabajos de horarios fijos en las radios. Su talento natural y su capacidad para memorizar, además de su soltura al expresarse, la llevaron a ser la actriz más famosa de Nicaragua a finales de los años cuarenta.

A partir de 1948 trabajaba como actriz estelar en Radio Mundial, donde ella era la persona insigne y la máxima estrella en la época de oro de esta radio, apogeo que duró más de dos décadas hasta que surgieron más radios con programación variada y se desarrolló la televisión, lo que ocurrió no solo en Nicaragua sino que fue un fenómeno mundial. Compartió actuaciones en radionovelas con Blanca Amador, Zela Lacayo, Aura María Ruiz, Elsita Arana, Naraya Céspedes, Esperanza Román, Evelyn Martínez, Carmen Martínez, Ruth Obregón, Miriam Sandoval, Marta Cansino, José Dibb McConnell, Hugo Hernández Oviedo, Manolo Villamil, Richard Moor, Fabio Gadea Mantilla, Julio César Sandoval, César Sobrevals, José Castillo Osejo, René Blanco, Cidar Cisneros, Fernando Calderón, Héctor Gaitán, Antonio Amaya, Archivaldo Arosteguí y muchos otros actores y actrices que se han destacado a lo largo del siglo veinte de forma versátil entre el teatro, el cine y la televisión.

Con actores en sus dorados tiempos en Radio Mundial. (Archivo de Hugo Hernández Oviedo

Con actores en sus dorados tiempos en Radio Mundial. (Archivo de Hugo Hernández Oviedo

En 1958 se filmó en Nicaragua una película mexicana, para la que el país sirvió como escenario y campo de producción porque sus actores nacionales no tuvieron participación en papeles principales. Sin embargo, al estar olvidada del campo del cine y siendo una pequeña nación de América Central con nula producción cinematográfica y agradecidos por haber sido tomados en cuenta, los actores del Cuadro Dramático de Radio Mundial aceptaron los pequeños papeles que se les proponía e hicieron amistad y contactos profesionales con los mexicanos.

El largometraje de ficción es La llamada de la muerte, el primer filme que dirigía el guionista español Antonio Orellana. Entre noviembre de 1958 y marzo de 1959 arribaron famosas estrellas y técnicos del cine mexicano y se hospedaron en el Gran Hotel, que se ubicaba en el downtown de Managua. Entre estos actores y actrices están Carlos López Moctezuma, Roberto Cañedo y la actriz Martha Roth, además del mismo director de la película, el productor Juan Acar y otros miembros y ejecutivos de la compañía Cinematografía Jalisco S.A y de Estudios Tepeyac S.A, todos ellos llevándose los espacios de protagonismo en la cobertura de la prensa nacional y mexicana.

Imagen tomada de la televisión, la escena en la que actúa junto a Carlos López Moctezuma en la película La llamada de la muerte, 1959. (Archivo de Hugo Hernández Oviedo).

Imagen tomada de la televisión, la escena en la que actúa junto a Carlos López Moctezuma en la película La llamada de la muerte, 1959. (Archivo de Hugo Hernández Oviedo).

El argumento de la película transcurre dentro de un apartamento y Pilar Aguirre logró en este filme tener por lo menos voz, compartiendo escenas con el actor mexicano Carlos López Moctezuma, en la que ella hace el papel de una mucama que limpia las habitaciones y tiende las camas en el edificio del hotel. Además de Pilar, tuvieron este tipo de participaciones menores Cidar Cisneros, Octavio Ortega, Armando Proveedor, Eduardo Romero, Manuel Salazar, Xiomara Doña, José Barrera y Carlos Pérez Meza. También aparecen en la película los músicos nicaragüenses Pepe Ramírez y los hermanos Carlos y Erwin Krüger, que formaban el trío Monimbó y se ven en la pantalla entonando la canción folklórica El solar de Monimbó.  Por parte de Nicaragua también hubo trabajo de producción local conformado con un pequeño equipo, entre quienes estaban José Adán Aguerri, Rafael Cano y productores de la empresa Televisión de Nicaragua S.A.

El actor Hugo Hernández Oviedo ha afirmado que Pilar se refería muchas veces a ese papel en La llamada de la muerte como “papel desechable para limpiarse la nariz” o “papel higiénico”, como una muestra de que nunca estuvo conforme con el tratamiento que se le dio en este filme al artista nacional, siendo Nicaragua quien puso todo lo poco que tenía con puertas abiertas, dando la bienvenida al cine mexicano y con vistas de convertir el país en una gran escenografía.

Pilar Aguirre

Pilar Aguirre. Archivo de Hugo Hernández Oviedo.

Lo cierto es que los productores mexicanos decidieron filmar en Nicaragua no solo La llamada de la muerte sino también dos años antes el largometraje de ficción Rapto al sol, por la belleza del país, pero también por el fuerte impulso al descubrir que los costos de producción en Nicaragua se reducían en un 80 por ciento con respecto a los costos en México. En otra entrevista cedida al mismo actor Hugo Hernández, Pilar reivindica su expresión treinta años después de haberse filmado esa película: “Un buen actor debe imponer su calidad interpretativa por muy corta que sea su intervención, porque en el arte no hay papel pequeño”. Existe la leyenda urbana a voces —por lo tanto no se puede confirmar— que cuenta que Pilar Aguirre en aquella ocasión fue valorada por sus cualidades artísticas e invitada para irse a México con los productores de este filme para desarrollar una vida como actriz en ese país, pero la invitación fue rechazada por ella misma debido a que en Nicaragua tenía ya la fama, los aplausos y el reconocimiento  que “su alma requería”.

En 1956 ocurrió un incidente con la premier de una obra y que probablemente fue el que impidió que ella viajara a una gira por Italia y otros países de Europa. Participó como actriz principal en Tovarich dirigida por el italiano Lucio Ranucci, pero justamente fue presentada la noche del 21 de septiembre, cuando ocurrió el atentado contra el dictador Anastasio Somoza García en León por un escritor de poemas que actuó solo y se personó ante él disparándole de frente con un arma de fuego mientras bailaban en una fiesta. El presidente murió una semana después y tras la incisiva persecución política que se realizó por parte de la Guardia Nacional con redadas, interrogatorios y cientos de detenciones en busca de quiénes estaban detrás del atentado contra el presidente, fue arrestado el dramaturgo italiano y posteriormente deportado a su país.

Después de consagrarse al teatro y a la radio, en los años ochenta Pilar Aguirre volvió al cine, pero esta vez con papeles principales. En 1982 actuó en el largometraje de ficción Secuestro, que se produjo para la televisión en el Sistema Sandinista de Televisión Nacional (SSTN) y fue dirigido por el cineasta mexicano Enrique Polo. En esa década también trabajó en el Cuadro Dramático de Radio Sandino y en la obra El Nacatamal de Oro dirigida por Jesús “Chuno” Blandón, con la que hicieron varios viajes al extranjero a presentarla y recibir premios.

Sus cincuenta años de vida artística fueron celebrados en 1982 con el montaje de la obra Las cosas de papá y mamá del escritor español Alfonso Paso y dirigida por Jaime Alberdi. En esta obra hizo el papel protagónico, acompañada de actores y actrices nacionales como Hugo Hernández Oviedo, María Rosa, Salomón Morales y Armando Urbina. En una entrevista en la que ve en retrospectiva su vida en el arte, confesó a Hugo Hernández: “El teatro ha sido un refugio en mi vida, de mis angustias, de mis sinsabores y malos ratos… El teatro es como una tinta indeleble que marcó mi existencia, ya que fui incomprendida por mi marido por el único delito de dedicarme al teatro; él me hizo la vida imposible hasta el punto de sacarme de un escenario a punta de revólver. Fue una desilusión horrible al verme agredida por la persona que yo más amaba”.

Rafae-VR-Pilar Aguirre-unanse-tantos-vigores-dispersosEn 1983 actuó en la primera obra experimental de Rafael Vargas Ruiz, Únanse tantos vigores dispersos. Pilar fue a lo largo de muchos años la musa de Rafael Vargas Ruiz y él la invitó a participar también en Manuel en 1984 en su primer cortometraje de ficción, que era también el primer cortometraje que producía el Instituto Nicaragüense de Cine a partir de un taller de guiones impartido en Managua por el cineasta argentino Fernando Birri. Pilar hace el papel de la abuela de Manuel y en estas imágenes muestra su hablar picaresco y natural al momento de actuar. La película dura 26 minutos, es la historia de Manuel, interpretado por Mario Pérez Calero, un joven que vive en la Nicaragua revolucionaria y debe someterse a lo que el destino le depara, que es irse a la guerra, y para eso debe enfrentarse a su familia, que por proteger su vida no está de acuerdo con la decisión. Manuel se presentó en noviembre de 1984 con un lleno total y gran cobertura de prensa.

Por su edad —Pilar tenía más de setenta años ya— los papeles que desempeñó a partir de Manuel fue de abuela, la abuela de Manuel, la abuela en El espectro de la guerra y la abuela en Betún y sangre. El espectro de la guerra, dirigido por Ramiro Lacayo Deshón, es el último largometraje de ficción que produjo el Instituto Nicaragüense de Cine. Se filmó y presentó en 1989 y es la historia de un joven que quiere ser bailarín y artista, pero el espectro de la guerra lo sigue y tras participar en los combates como soldado, vive una serie de desventuras que le impiden desarrollar su vida como la deseaba. Pilar desempeña una interpretación llena de emociones en este filme. Posteriormente el equipo de producción hizo un viaje a México para realizar el doblaje de la película en los Estudios Churubusco.

Bromeando con Ramiro Lacayo en la habitación de su hotel cuando viajaron a México para doblar la película El espectro de la guerra, 1989. (Archivo de Hugo Hernández Oviedo).

Bromeando con Ramiro Lacayo en la habitación de su hotel cuando viajaron a México para doblar la película El espectro de la guerra, 1989. (Archivo de Hugo Hernández Oviedo).

En 1990 el camarógrafo Frank Pineda dirigió su cortometraje de ficción Betún y sangre, obra homónima del cuento de Rubén Darío en el que se narra la historia de un niño que tiene una abuela que lo domina y lo usa para conseguir dinero, viven solos en una pobrísima vivienda e igualmente hay una guerra en el argumento mezclada con una historia de amor. En 1997, Florence Jaugey, directora de cine y actriz, esposa de Frank Pineda, ofrece a Pilar Aguirre un papel de abuela pobre en el cortometraje de ficción Cinema Alcázar, que cuenta la historia y añoranzas de un antiguo teatro que hubo en Managua y que se llamaba Teatro Alcázar, pero fue destruido por el terremoto de 1972. Este filme ganó el Oso de Plata en la Berlinale de Alemania en 1998, pero cuando Florence Jaugey viajó a Berlín a recibir el premio, Pilar, el alma de su película, ya había fallecido.

A principios de los años noventa, Pilar trabajó en el programa Club Radial Campesino en Radio Nicaragua, alternando con Aura María Ruiz y Hugo Hernández Oviedo. En 1993 volvió al teatro de la mano de su amiga la actriz Evelyn Martínez, que había formado y dirigía la Compañía de Teatro Thalía, con la obra La verdadera historia de Pedro Navaja, presentándose con gran éxito en el Teatro Nacional Rubén Darío.

Rodeada de amigos en casa de la actriz Evelyn Martínez. (Archivo de Evelyn Martínez).

Rodeada de amigos en casa de la actriz Evelyn Martínez. (Archivo de Evelyn Martínez).

Pilar Aguirre fue aplaudida, querida y recibió todos los mejores premios y homenajes en su vida a lo largo de su existencia. Se le otorgó la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío, el Güegüense de Oro, cedido por la Cinemateca de Nicaragua en 1996, y en la noche de su vela fue declarada la primera nicaragüense a quien se le asignaba el Premio Nacional de Humanidades.

Agotada por su lucha contra el cáncer, en su casa de habitación en Managua recibía las visitas continuas de artistas amigos que la acompañaban en su lecho de enferma para animarla, leer poesía, tomarse fotos, llevarle flores, peinarla y vestirla elegante, tocar el piano, cantar, contar chistes y hacer veladas allí mismo, ya que ya no estaba en capacidad física para salir a eventos, y ella desde su cama los recibía como buena anfitriona con su humor recio, negro y a veces obsceno que la caracterizaba.

Archivo de Evelyn Martínez

Murió el 26 de junio de 1997 a los 86 años de edad. Esa noche su cadáver fue velado en el Salón de los Cristales del Teatro Nacional Rubén Darío con presencia del presidente de la república, doctor Arnoldo Alemán, la primera dama, Clemente Guido, director del Instituto Nicaragüense de Cultura, el cuerpo diplomático acreditado en el país, artistas, amigos y cientos de admiradores.

Al siguiente día a las 10 de la mañana el cortejo fúnebre salió del Teatro con el ataúd cargado por amigos hasta la Catedral de Managua, donde se hizo una misa de cuerpo presente, marchas fúnebres interpretadas por la Orquesta Nacional, con la presencia de sus hijos René Vanegas Aguirre, Normando Porras Aguirre, Luz Porras Aguirre, su hermano Pedro Castro y su nieto Raúl Porras Montiel. Fue sepultada en el Cementerio General de Managua con tangos y otras canciones como Amor eterno, Sin ti, Tus ojos se cerraron, La mitad que me faltaba y Adiós muchachos.

El actor Hugo Hernández, quien escribió una crónica sobre la muerte y entierro de Pilar en la revista Nicaragua Gráfica, recuerda: “La Orquesta Nacional ejecutó marchas fúnebres y algunos tangos que tanto le gustaban a Pilar, pero surgió algo raro y emotivo, ya que en el techo de la antigua catedral, múltiples pajaritos a nombre de la naturaleza con sus trinos presentaban elocuente adiós a la inolvidable Pilar Aguirre”.

La actriz Evelyn Martínez leyó un texto a modo de despedida que Pilar Aguirre había escrito a mano, en letra cursiva y con tinta azul sobre un papel blanco, que leyó la noche cuando recibió el Güegüense de Oro, y que Evelyn  ha guardado como una pieza del tesoro de la cultura nacional:

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“Distinguida concurrencia. Amigos todos: En esta solemne noche de oro en que por segunda vez recibo este prestigiado güegüense que la Cinemateca Nacional bajo la acertada dirección del arquitecto Rafael Vargas Ruiz otorga a miembros destacados del arte y su ámbito, me lleno de regocijo y satisfacción porque estoy segura que este premio seguirá siendo un verdadero estímulo para la generación que me ha relevado”.

“A esta altura de mi vida y con tantos años recorridos, creo haber acumulado tanto aprecio, reconocimiento y amistad en la noble faena del arte, como para despedirme de todos y decirles orgullosa que he concluido la misión encomendada por el CREADOR, ya que el arte en cualquiera de sus manifestaciones es un DON de Dios que generosamente nos prodiga”.

“VUESTROS APLAUSOS resonarán en mis sentidos cual ENSORDECEDORA pero bella tormenta. Esos aplausos y su admiración han sido y serán el mejor PREMIO hasta que cierre mis ojos. Por ahora solo me queda decirles ¡Muchas gracias! Y que el cielo los ¡BENDIGA! Gracias, Rafael”.

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Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).

En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.