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Microrelatos

29 julio, 2017

Kalton Bruhl

– Kalton Harold Bruhl (Honduras, 1976) ha publicado numerosas obras, entre las que destacan los libros de relatos El último vagón (2013), Un nombre para el olvido (2014), La dama en el café y otros misterios (2014), Donde le dije adiós (2014), Sin vuelta atrás (2015), La intimidad de los Recuerdos (2017); Novela: La mente dividida(2014).Es premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa” y miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua, Correspondiente de la Real Academia de la Lengua.


La mañana siguiente

Había sido una semana terrible. Seguramente, pensé, me miraba tal como aparecía en la fotografía del pasaporte. Sin embargo ya podía descansar. La sentencia me había resultado favorable, así que ahora tenía tiempo para recorrer la ciudad. Abandoné la sala de juicios y estiré el cuello para lanzarle un beso a la imagen de Temis colocada en la entrada del tribunal. Caminé hasta una plaza y me detuve en una pequeña tienda. Entonces la vi. Era una mujer hermosa. Mi habitual timidez me hizo bajar los ojos. Sabía que no tenía ninguna oportunidad con ella. Aún no me explico cómo terminamos en mi habitación. A la mañana siguiente me sobresalté al sentir la frialdad de su tacto. Quité la sábana que la cubría y tuve que ahogar un grito: sobre la cama había una estatua. Salí corriendo hacia la calle. Días después leí la noticia en un diario: «Habían encontrado la efigie de Temis en una habitación de hotel y, lo más sorprendente, sin la venda que le cubría los ojos y con una enorme sonrisa esculpida en los labios».

En el jardín

Los cachorritos son malos. Sé de lo que hablo. He tenido tantos que en nuestro jardín hay más tumbas que flores. A veces desentierro alguno. No importa cuál. Para mí todos son iguales. Nunca tuvieron nombre. Así es más fácil recordarles y también olvidarles. Todos han sido malos. Todos han terminado mordiéndome. Mamá llora cada vez que uno de ellos me muerde. Papá se limita a llevar el cuerpo al jardín. Al día siguiente siempre hay uno nuevo. Papá dice que debo aprender a controlarme. Mamá me abraza y no sé si decirle que anoche me colé en la casa de la vecina y descubrí que también los bebés son malos. Que ellos también muerden.

Venganza

Mi padre y yo nos escondíamos de los lobos. Debíamos guardar silencio. Recordé las golpizas de papá. Entonces grité.

Pereza

«Vaya, se dice con desgano, lo que me faltaba». El llanto del bebé lo ha hecho detenerse en el rellano de las escaleras. Se pregunta por qué ha tenido que llorar en ese momento. No se decide a regresar. El ascensor está descompuesto y hace un calor de los mil demonios. Se encoge de hombros y sigue bajando. El crío tendrá que arreglárselas solo. Además, ya no le quedan balas.

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El escritor Kalton Bruhl ha publicado numerosas obras, entre las que destacan El último vagón (2013), Un nombre para el olvido (2014), La dama en el café y otros misterios (2014), Donde le dije adiós (2014), Sin vuelta atrás (2015), Novela: La mente dividida (2014). Traducidas al alemán y al francés, sus obras han sido recogidas en diferentes antologías, como Antología del relato negro III, Hiroshima, Truman, Asesinatos profilácticos y 2099.