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Girasoles para Ulises

3 octubre, 2017

Nelly Ramírez Moncada

Los años se juntaron en un minuto y recordé el primer momento cuando nos conocimos hace 16 años…


Ulises Juarez y Nelly Ramírez

Los años se juntaron en un minuto y recordé el primer momento cuando nos conocimos hace 16 años… se vinieron de golpe las miles de cosas que compartimos, mi amigo, compañero de debate, el otro loco que me acompañaba estudiando dos carreras al mismo tiempo, las tardes de estudio en su casa o en la mía, nuestras celebraciones de cumpleaños, mi amigo escritor que hace 12 años me invito a compartir en el grupo de «Nueva Generación» y publicábamos los domingos en El Nuevo Diario (nuestra segunda gran aventura intelectual), el editor del primer artículo que publiqué en mi vida en el 2003, mi compañero editor en el diario de la Universidad Noticampus, mi compañero en Global Shapers tantos años después, mi compañero y amigo con quién compartí en México, mi cómplice que una semana antes de despedirse para siempre de nosotros, me decía que «contaba con su voto» en una actividad en la que participaba y…16 años después mi amigo se despidió en un instante de todo, de todos, sin mayores preámbulos ni palabras.

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Recordar a Ulises, es una colección inmensa de recuerdos, un caleidoscopio de emociones, su risa única y su parsimonia inteligente para conversar, bibliófilo empedernido y su búsqueda perenne por las palabras precisas, implica invocar también al gran conversador y compañero. En honor a él, a su recuerdo, este día y todos los días sembramos girasoles, en honor a su vida y para calmar un poco el dolor de lo injusto del tiempo, de lo súbito del golpe y de lo largo que será el duelo que nos lleve luego a la calma, y poder recordarlo cómo solo él sabía recordar y hablarle para no dejar que se salga de nuestras vidas… Aunque pienso que eso jamás ocurrirá en mi caso. Ulises fue amigo para siempre.

Un homenaje, un espacio para recordarle de golpe, para regresar a todos estos años, sembrar girasoles como con seguridad él está haciendo ahora, ponerle palabras, como a él le habría gustado, al unísono con el poeta grande, que también se fue demasiado pronto… «…sembrar girasoles de pesadumbre, / de tallos largos que sostengan la gravedad del hombre, / sembrarlos a lo largo del camino, / plantarlos en los techos de las casas, / en todas partes, con su luminosa forma…». como cantaba Francisco Ruíz Udiel.

En honor a Ulises Juárez Polanco que aún no puedo despedir, su sonrisa aún demasiado fresca, demasiado cercana. El escritor que supo embriagarse de lectura y meterse a editar textos, como una forma de estimular a los amigos, para que estos pudiesen caminar por el mundo, blandiendo su obra. Leteo fue el dispositivo creado para tender el cordón umbilical que sirviera como lazo de unión entre la nueva generación de escritores nicaragüenses y los escritores precedentes. Ulises no solo se interesó por conocer su obra, tuvo el acierto de servir como puente necesario, entre los recién desembarcados, con la vieja generación de escritores, en un país donde la poesía y la narrativa pugnan por caminar agarradas de la mano. Girasoles para que Ulises sepa que lo tengo y tendré presente hasta dónde me alcance la vida.

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