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Comunicado del Centro Nicaraguense de escritores (CNE) ante el fallecimiento de la poeta Ana Ilce Gómez

4 diciembre, 2017

Consejo Editorial

El Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) llora la muerte de la Poeta Ana Ilce Gómez Ortega (Masaya, 1945), acaecida el día de hoy miércoles 1 de Noviembre de 2017. Ana Ilce sobresale como una figura cimera de la poesía nicaragüense.


Homenaje póstumo a Ana Ilce Gómez, Teatro Nacional Rubén Darío

COMUNICADO DEL CENTRO NICARAGÜENSE DE ESCRITORES (CNE) ANTE EL FALLECIMIENTO DE LA POETA ANA ILCE GÓMEZ.

El Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) llora la muerte de la Poeta Ana Ilce Gómez Ortega (Masaya, 1945), acaecida el día de hoy miércoles 1 de Noviembre de 2017. Ana Ilce sobresale como una figura cimera de la poesía nicaragüense. Ana Ilce fue una mujer visitada por la gracia. El don que la Divinidad y las musas le concedieron fue el de una poesía impecable, pulcra y plena, producto de una visión privilegiada de mujer sobre seres y cosas que ella iluminó para siempre al revelarnos su belleza.

Sus hermanos de letras, los escritores nicaragüenses ante su partida, no dudamos en afirmar que su poesía y su nombre, cumpliendo los ritos de las ceremonias del silencio y desde la raíz telúrica de sus poemas de lo humano cotidiano, hoy inicia un vuelo hacia su eternidad.

Hoy Ana Ilce se vuelve, para los escritores que nos quedamos hollando la tierra, la Recién Nacida, ese extraordinario texto que ella escribió desde el corazón para su madre: Como pollitos alrededor de la gallina, así nosotras cuatro, alrededor de la madre agonizada viendo como cayó sobre ella la sombra oscura, profunda de la muerte. En el ocre silencio de la tarde, unidos los corazones por el amor antiguo de la sangre, comenzamos el rezo, mientras ella, ajena ya a los rumores de la vida yace sumida en su reino de luz, entre las sábanas que en mansos días idos lavó y aplanchó para que cobijaran a sus niniñas del frio que tanto hace en el país de la vida. Así, dentro de unos momentos marchará recién nacida en su cuna de madera a su madrugada sellada de silencios, buscando como una tierna raíz la hondura materna de la tierra, allí, donde soplan otros vientos, donde crecen otras lluvias, donde nosotras ya no podremos decirle que hace frío y que tenemos miedo, mucho miedo, del ruido del viento en la honda noche que se alarga.

Nuestras condolencias a sus hijos, a su estimada familia y al pueblo de Nicaragua, por esta irreparable pérdida para ellos, para nosotros los escritores y para nuestra nación.

Dado en Managua, al 1 de Noviembre de 2017.

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