Los 80 años de la escritora Rosario Aguilar

Rosario Aguilar (León, Nicaragua, 29 de enero de 1938) ha cumplido recientemente 80 años de vida y 54 de carrera literaria. El acontecimiento ha sido motivo de fiesta nacional para las letras nicaragüenses porque Rosario, tal cual esta sentencia de magnitudes, es la madre y decana de la literatura nicaragüense escrita por mujeres.

---

En el siglo veinte, mucho antes del boom de la revelación y la rebelión femenina en la literatura, Rosario ya escribía novelas —especialmente este difícil género trabajado hasta entonces mayoritariamente por hombres pues se creía que la mujer era más apropiada para la poesía— con temáticas totalmente innovadoras. Aunque era joven, recién casada y enamorada, educada en colegios católicos, hija de una gran personalidad de la cultura, la intelectualidad y la educación de Nicaragua —su padre fue el doctor Mariano Fiallos Gil, diplomático, rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y escritor— desde su primera novela (Primavera sonámbula, 1964) constituyó un punto de observación y movió neuronas a los críticos porque a inicios de los años sesenta ya constituía su pluma una enorme originalidad y un gran alejamiento de la poesía romántica de tonos rosa que tanto escribían las poetas amateur debido a las fuertes influencias del modernismo y el romanticismo español, que era lo que más se leía en los colegios de entonces.

Rosario fue la primera mujer en escribir sobre una joven que sufre trastornos mentales (Primavera sonámbula, 1964), el sexo abordado desde puntos psicológicos, las agresiones sexuales, la prostitución y los homicidios cometidos por mujeres después de soportar violencia por parte de los hombres (Quince barrotes de izquierda a derecha, 1965), la discriminación a niños con síndrome de Down (Aquel mar sin fondo ni playa, 1966), el hecho de poner voz, contexto y pensamientos a un personaje real que fue criticado y poco valorado durante décadas: la madre de Rubén Darío (Rosa Sarmiento, 1968); la desmitificación de personajes femeninos históricos como “La Malinche” (La niña blanca y los pájaros sin pies, 1992) o mujeres infectadas con el VIH y Sida (La promesante, 2001).

Una de las primeras misiones de Rosario Aguilar fue la reivindicación del papel de la mujer en la literatura latinoamericana, convirtió en personajes primarios y con grandes significaciones en las tramas a quienes habían estado marginados por la sociedad de los años cuarenta y cincuenta —por no mencionar las décadas y siglos anteriores—.No podían faltar en una escritora nicaragüense las historias de amantes guerrilleros a quienes dio vida en sus líneas y pensamientos mucho antes del triunfo de la Revolución Popular Sandinista (El guerrillero, 1976). En todo Rosario ha sido innovadora y a quien le tocó abrir brechas y enfrentar desafíos para que la mujer nicaragüense de hoy goce de las libertades y licencias literarias de las que disfruta y le pertenecen. No en vano se le conoce como “la primera narradora nicaragüense”.

Sin embargo, Rosario Aguilar nunca ha sido activista de ninguna causa, sus obras han hablado por sí solas y la crítica literaria desde el inicio ha tenido el propósito de exaltar sus características y ponerlas en apogeo. En los años sesenta mereció comentarios positivos y cobertura de prensa por parte de intelectuales como Pablo Antonio Cuadra y Mariana Sansón, y prólogos de Sergio Ramírez y Pablo Antonio Cuadra. No solamente en la vida literaria fue una mujer pionera sino en la personal: ha sido marinera, capitana de barcos, pescadora, experta en natación, tenista, gerente de empresas, todo en los años sesenta y setenta cuando poco se veía en Nicaragua a una mujer capitaniando un barco en altamar, por ejemplo. La suya ha sido una vida admirable. Y sobre todo, entre todas sus primeras llegadas al avance de la mujer, fue la primera mujer en recibir títulos de doctorados honoris causa en varias instituciones y la primera mujer que ingresó a la Academia Nicaragüense de la Lengua como miembro de número.

Por muchas razones, Rosario Aguilar constituye una personalidad literaria de orden continental, ha sido traducida al inglés, italiano y francés —con todas estas ediciones agotadas— su novela La niña blanca y los pájaros sin pies es la primera novela nicaragüense que ha sido llevada a la gran ópera en España con un debut en el mismísimo Teatro Real de Madrid con la dirección del reconocido dramaturgo Peter Sellers y musicalizada con la obra The Indian Queen del compositor inglés Henry Purcell (1659-1695), música barroca que esperó más de tres siglos para llegar a ser la banda sonora de la obra de Rosario Aguilar. Después de Madrid se presentó en grandes escenarios de Londres y Nueva York.

“TESORO HUMANO DE LA CULTURA NICARAGÜENSE”

Este año Nicaragua no se queda ajena a este acontecimiento, se presentó en Managua el 26 de enero pasado el libro Rosario Aguilar / Acercamientos críticos, publicado en Estado Unidos por Casasola Editores, con apoyo nacional de la Academia Nicaragüense de la Lengua y la Asociación Nicaragüense de Escritoras, con la presencia de María Roof, la editora y compiladora. La Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) en su sede en León ha dedicado a través de su Cátedra Dariana un simposio en su homenaje que se celebró los días 23 y 24 de febrero con la presencia del ministro director del Instituto Nicaragüense de Cultura (INC), arquitecto Luis Morales Alonso, quien le entregó un reconocimiento en el que se la ha calificado como “Tesoro Humano de la Cultura Nicaragüense”. Además de las exposiciones de académicos de la Academia Nicaragüense de la Lengua y escritoras reconocidos y una adaptación al teatro de la novela La niña blanca y los pájaros sin pies. Además, el Centro Cultural “Pablo Antonio Cuadra” y librería HISPAMER le harán un gran homenaje y la publicación de toda su obra reunida en una edición especial por la ocasión. Hay mucha fiesta en Nicaragua y motivos para celebrar este 2018 los gloriosos 80 años de Rosario Aguilar.