El gancho: Tres poemas inéditos

25 septiembre, 2018

Presentamos tres poemas inéditos de su poemario El Gancho. Seleccionados por el autor, son los únicos que ha escrito en castellano. Es un poeta al que adscribieron a la Generación de los 70, junto a Joan Navarro y Salvador Jàfer. Toda una leyenda en poesía, sobre todo por lo poco que se prodiga publicando. En 2000 y en 2001 visita Nicaragua, se encandila con su habla, que tan bonito baila y tan desgarrado, se sobrecoge con los versos de Alfonso Cortés, y al cabo de años, perseguido por un mal presentimiento, y movido por un deseo ferviente de rescate, se dispone, con suerte incierta, a hacer bailar dentro de sí bonito y desgarrado, nuevamente, las voces de Nicaragua. Esas voces cruzadas que refulgen como achiote, a las que dedica El Gancho.

 

PIÑATA

Por ganar la piñata, los pequeños
se dan palos de ciego. Hay uno herido
y otro que todavía en él se ensaña,
pues ya su estaca dio con algo duro,

hasta que de los ojos le arrancan el pañuelo.
Entonces ve la piñata aún intacta,
por un momento quieta, y se apresura,
se echa el trapo a la cara malamente,

da con toda su rabia y ¡tac! la quiebra.
Y aún más ciego rueda por el pasto
peleando por su parte del tesoro,

tal vez culpable, pero ¡tan feliz!,
evitando mirar para este lado
en el que un niño llora ante su sangre.


TEMBLOR

Con dos los miro, con tres les hablo,
la sangre les bebo y el corazón les parto…
Oración al Justo Juez

Triste Sandino, sombra mía,
con la cabeza gacha ando
carros de cachivachería,
pistolas viejas, akas viejos,
rutas quemadas, mal de lejos
que de mis sueños voy botando
porque tu dios no me quería,
triste Sandino, sombra mía.

Triste Sandino, mi reposo,
perdí mi cama, mi abanico,
mi licuadora, en el tembloso
piso me acuesto sin más miedo,
que sé cuchillo, yo no cedo,
tu corazón lo sacrifico,
ya no dará más sangre el pozo,
triste Sandino, mi reposo.

Triste Sandino, las banderas
las carga el diablo, tras sus cruces
gritan mitrados que te mueras,
el rebullir de los mastines
lo desbordaron los jazmines
sólo un momento, entre dos buses,
luego mordieron más de veras,
triste Sandino, las banderas.

Triste Sandino, no me entiendo,
abro la boca para olerte
y aquí me estoy estremeciendo,
pues no quitaste mis temblores,
yo te diré para que llores:
no me recuerdes en tu muerte,
pues me dejaste en el estruendo,
triste Sandino, no me entiendo.

Triste Sandino, desespero,
se gastó aquí mi único día
hasta que todo fue agujero,
el aguacero y la sequía
y el sueño en que me retorcía
y me agarró la rayería
del infinito en tu sombrero,
triste Sandino, desespero.


HOMILÍA COMO HUEVO

LOCA MIA VIDA CRUEL
(En una pared del Mercado Oriental, Managua)

Algo que es como huevo no es un huevo,
quizá se quiebra con una cucharilla
su cáscara blanquísimo sepulcro
como papa de niebla, como huevo,
su baba que se mira como huevo,
su corazón de herrumbre como huevo,
pero ¿quién sabe? quizá es un queque frío
que puso la gallina por amor del gallo,
quizá lo puso su mamá paslama
en una playa mala y no es un huevo,
es algo como huevo, no lo sientes
ni solo ni terrible, no es un huevo.

Algo que es como vida no es tu vida,
se mueve como el agua bajo el agua,
los domingos escarba en la ceniza
como gallina clueca sin su huevo,
no es tu vida, te quiebra los deseos
con una cucharilla, como huevo,
pero ¿quién sabe? quizá fue por tu culpa,
no picoteaste duro lo bastante
para escapar del negro calabazo
de herrumbre y babosadas como vida
ni sola ni terrible, como huevo,
quizá porque la sientes como vida,
quizá porque la sientes como huevo
en una playa mala y no es tu vida,
no agarra en ese hueco el esqueleto
entero de tu vida, malcreciste
comiéndote esa niebla como huevo.

Algo que es como hombre no es un hombre,
su cáscara banal de saco nuevo
blanquísimo sepulcro del deseo
de ser un hombre, que quizá se quiebra
con una cucharilla como herrumbre,
como hombre guindado como luna
pescando con farol es como huevo
con su baba de niebla, no lo sientes,
no pesa para nada el esqueleto
vientoso de su nombre como huevo,
no duele para nada su ceniza
donde gallina nunca puso huevo,
pero ¿quién sabe? ¡se fregó el Paraíso!
¿quizá no supe lo que más sabía?
¿no cometí pasión y descalabro?
¿no pelié por el puente y me sajaron
y soñé con jazmines y jazmines
y me comí las eses, como nica?
y hasta entonces lo vi, solo y terrible,
sin zapatos corriendo sobre lava,
clavando de cabeza en la corriente
por regalar el agua helada el agua,
jalando de la mano a un perro ciego,
cayendo en un manjol – ya lo devoran
los tigres que se matan bajo el piso,
mi Señor Presidente Como Huevo
– oh loca mía vida cruel, supiste
nomás lo que dolía, nada fueron
tu papa luna boba como huevo,
tu mama de reflejo como huevo,
bodas con ceguas bajo la tijera,
fuegos del lodo al fondo del estero,
¡la gran verga!, sepulcros de tu miedo.

Palabra mía, ¿te gustó ese baile?

Comparte en:

Josep Bonet, 1951. Poeta catalán (Getsemaní, 1980; versos sueltos).