Recibí cruda la palabra
1 junio, 2020
Alvaro Rivas Gómez
–Alvaro Rivas Gómez alcanza ese difícil equilibrio entre fondo y forma que da por resultado la unidad temporal, espacial y anímica: característica de toda genuina obra de arte y elemento indispensable para lograr la universalidad y perdurabilidad de ésta. Además, da una visión lúcida del drama de la temporalidad humana y de la sensibilidad contemporánea que anima, en todas sus manifestaciones, a nuestro lugar y tiempo. (Gloria Guardia).
RECIBÍ CRUDA LA PALABRA
Recibí cruda la palabra
y la cargué por mis caminos.
Verde la recibí y hasta su madurez
en mis sombras la escondo en espera
del tiempo cuando habré de sacarla
de lo oscuro en ofrenda para ti Diosa.
Ojalá la recibas y la lleves a la orilla
de quienes te rodeen. Incluido el ángel
que en tu busca se planta en mis talones.
Así se sirve de mis ojos para dar contigo
y con mis pasos se acerca artero
a tiro de tus labios.
¡Injusto a todas luces e inmoral!
Si vuelve y en pos de ti se asoma
de nuevo a través de mis pupilas:
que entonces yo te la haya dado
–prométemelo Diosa si me amas–
y él se sorprenda al verla ya brillar
en tu mirada (bajo la alada sombra
de tus cejas) y en el medio de tu risa
que dada su franqueza escapa tanto
y fácil de esos labios y su frescura
irradia siempre a quien la encuentra.
LLAMA GUARDADA
Si en tu pecho se enciende una llama
que a solas te consume al pie de tu latido
y temblando escondido entre tus pestañas:
más te vale sonar tu cuerno de luna y llamar
a las rosas hortensias margaritas o azucenas.
Es preferible abrir la puerta al tenue camino
iluminado por la luna entre las ramas y dejar
entrar desnudos los bellos pies acariciando
el suelo –paso a paso beso a beso– mientras
con gracia balancean el peso de sus delicias
al pasar aprisa en dirección a los rincones.
Mas si el fuego te hornea oloroso pan
y calentito te lo comes en potrosa soledad
en íntima luz… ¡Abre foso! Levanta pétreo
tu infranqueable castillo e igual que el Cisne
–tiránico a las aguas e impasible a las flores–
guárdate de extender a primera tentación
tu puente levadizo.
GUARDANDO LA PALABRA
Si esa llama que en tu pecho flamea
te consume temblando al pie de tu latido
escondido entre tus pestañas: más te vale
sonar entonces tu cuerno de luna y llamar
a las rosas hortensias margaritas o azucenas.
Es preferible abrir la puerta al tenue camino
iluminado por la luna entre las ramas y dejar
entrar los bellos pies desnudos acariciando
–paso a paso beso a beso– el suelo mientras
con gracia balancean el peso de sus delicias
al pasar con prisa en dirección a los rincones.
Mas si el fuego te hornea oloroso pan
y calentito te lo comes en potrosa soledad
en íntima luz… ¡Abre foso! Levanta pétreo
tu infranqueable castillo e igual que el Cisne
–tiránico a las aguas e impasible a las flores–
guárdate de extender a primera tentación
tu puente levadizo.
POZO
Lisa, en el brocal del pozo asomé mi sed
a lo profundo. Y en la claridad del fondo
(en el círculo donde se refleja entre el cielo
el rostro y la voz se tarda tanto en regresar)
solté mi piedra. Y al salpicar con su golpe
en las honduras vi cómo en la tranquilidad
turquesa del estanque que hay en tus ojos
chapoteó también agua fresca de espíritus
que desde tu interior asoman y por tu boca
escapan en sonora e instantánea carcajada.
ORACION PARA SONREIR
Que la sonrisa me crezca hasta las comisuras
y desde allí se suelte a carcajadas y se vaya lejos.
No importa si sacude el pecho a todos o si se pasa
la noche persiguiendo estrellas. No importa. Todo
con tal que vuelva. Que con el frío de la madrugada
el último astro se le desvanezca, el sueño profundo
la venza y regrese a tocar en mis labios con la yema
dulce de su índice. Oh Señor, que entre de puntillas
en mi boca. Que se duerma del gusto en mi lengua.
TERTULIA DE NAUFRAGOS
Ustedes lo han visto. Han sido testigos
de cómo frente a la zarabanda de espíritus
que inmundos se divierten a costa nuestra
¡cierro mi puerta y alzo espartano mi espera!
Contra tromba y marea la enrisco hasta su sazón:
cuando desfallecido frente a mi secreto enmudece
el último demonio y sosegados el viento la lluvia
y la mareta dejan ver aproximarse en el horizonte
ya sobre mansas olas el ansiado esquife al rescate
de los sobrevivientes de otro naufragio universal.
(El grupo fue encontrado un sábado. Y a salvo
todos fuimos llevados esa tarde al Arca.)
SECRETO A DOS VOCES
Contigo a veces una voz me habla
desde tu voz y me mira desde tus ojos.
Usa tus gestos y palabras, sincronizados
hasta la perfección, para enseñar al otro
que está dentro de mí –y a quien sin darte
cuenta lees ahora– el secreto que encierras.
Y viceversa. Pues igual que el mío: el tuyo
sabe oír al otro que de mis cuitas lo entera.
¿Una conversación paralela? ¿Una locura
sin nombre? ¿Un cuento de otro cuento?
O quizá nuestras almas enseñándonos
la forma de alcanzarlas. De ser ellas.
EDAD
Es la edad de aprender de nuevo
ese vocablo que se olvida (con él
abrí de niño tantas arcas secretas).
Palabra suave y pura que te atrapa
encanta tu pupila la abre la penetra
y de cuajo te extrae desde el fondo.
Mas solo cuando calla tú te enteras.
Sí gran poeta es ella a quien añoras.
IL DEMENAGE COMPLETEMENT
Al doctor Danilo Salamanca
Ya poco me encuentro en mi casa.
Acudieron espíritus a mi necio llamado
y me sacan ahora. Ocupan mi morada hasta
los costados. Si pasas por allí, querido amigo,
escucha desde la acera y bajo mi ventana:
oirás voces –otras. Yo casi no llego.
ESCONDE LA PIEDRA
La palabra escogida del mañana
detiene siempre a tiempo su salida.
Se oculta cuanto puede esperando
que más tarde su musa la distinga
de cualquier otra voz. Se esconde
cada día pues ella prefiere esperar
el tiempo de lucir entre todas igual
a un dije de diamantes en el escote
de un cielo bellamente oscurecido.
Pero en esta ocasión la desenterré
por accidente (mientras araba los
surcos del día en una madrugada
de papel). Con pagana reverencia
la levanté del suelo y la acuné en
mis brazos. Después la alcé frente
a mí y con suavidad soplé su cara.
Así espanté el polvo y la ausencia
y pude admirar con deleite antiguo
su belleza intacta y su persistencia
a pesar de la intensa palidez en sus
agrietados labios y la sal acumulada
en los dos vértices de sus comisuras.
Esa sequedad fue lo que me impulsó
a humedecer de nuevo con el pincel
de mi lengua en sus labios el destello
en ocre que la pluma lejana de su gran
ceramista encarnara en su boca. Fue
un beso melancólico como despedida
después de acomodarla en otro acento
y antes de haberle dado -bajo dispensa
universal de cualquier otra divinidad
afectada- cristiana sepultura esta vez.
ÁNGELES EN LA CALLE
En memoria de Alvaro Urtecho
Tres veces me encontré con un ángel
y en ninguna de las tres le pude hablar.
La primera fue en el mirador de Tiscapa
en el borde de un cráter urbano en cuyo
fondo sigue siendo una laguna el centro
de esta capital. Su rostro se veía ausente
felizmente extasiado frente a la luna.
Por respeto pasé la ocasión en puntillas.
La segunda vez lo vi desde mi balcón:
reclinado en la esquina parecía esperar
a quien fuera. Bajé decidido a abordarlo.
Pero por timidez mientras me aproximaba
me arrepentí. Y con paso incómodo crucé
de acera y seguí de lejos sin que me viera.
La tercera ocasión sucedió al encontrarnos
en un estrecho andén. Lo reconocí a pesar
del perfecto disfraz (lo traicionó la señal
epigramática y mordaz en sus ojos cuando
nos cruzamos). No pude extenderle la mano
ni seguirlo al pasar y tocar en su hombro
y al volverse se diera cuenta al fin que sé
de su paso. Que no consigo hablarle.
Que temo su seña.
MELODÍA GRUPAL
a Róger Pérez de la Rocha
No se da cuenta el hombre, amigo pintor
cuánto suspira su alma por cierta canción
que canta muy bien la primavera y escucha
mal tantas veces el otoño. Esa música llega
entre palabras y cada quien pinta en la solfa
la nota que suena en un rapto de melancolía.
Si acaso alguna vez en medio de su concierto
-con bombo y platillo y sin que nadie lo sepa-
dirige a ti su canto: no persistas en tu intento
vano por descifrarla. Si no en las asambleas y
peor aún: en tu silencio puede dejar de sonar.
Practica mejor a esperar con calma la palabra-
canción que nace en la boca del Dios. Su son
y su chispa aprende en las pausas a reconocer.
Únicamente si la llama agoniza o se extingue
y sólo en tu trompeta está el acorde que atiza
sólo entonces, amigo pintor, recatado y suave
–así nadie lo nota– ¡sopla! Verás allí avivarse
la llama y como niños entonar uno a uno hasta
quedar saciados ese armonioso canto de todos.
ALI BABA Y SHOPENHAUER
Una futura cría de género humano soñaba amor mío
con nuestro encuentro y por esa voluntad de especie
nos buscaba por las esquinas a lo largo de las aceras
en los silencios juntos y en la inadvertida insinuación
de los gestos. Inútil mi negra. Nuestro non nato urgido
entonces ignoraba (ya concebido y grande ahora lo sabe)
que para remover el peso de la enorme piedra de entrada
a la cueva oriental del mayor de los tesoros -ningún otro
conjuro podrá allí más que el Ábrete Sésamo de la sabia
caricia y sus cuarenta ladrones
Granada, Nicaragua.
Autor del poemario Huaca (1990). Mención Honorífica del Premio Internacional de Poesía Rubén Darío 1981. Premio a la excelencia en Periodismo en el concurso Un siglo de la ciudad de Bluefields en la costa Caribe. En la actualidad es director de Wani, la revista del Caribe nicaragüense, publicada por Bluefields Indian & Caribbean University.