Amor de mis Amores. Melodrama a ritmo de danzón

1 junio, 2008

Eva Gasteazoro, original de Chinandega, Nicaragua, vive en Nueva York desde hace mucho años. Allí ha desarrollado su carrera como bailarina y escritora, así como también artista de performance y relatora de cuentos. Su medio es el teatro, donde crea un complejo tejido de diversos personajes en el formato unipersonal. Su obra se caracteriza por la integración de anécdotas autobiográficas y elementos de la cultura latinoamericana.

Amor de mis Amores – Melodrama a ritmo de danzón es su primera obra de teatro, estrenada en Nueva York en 1994. Es una obra de performance, en dos actos, a la cual se antepone la presentación de un video, Cuna. Amor de mis Amores es una serie de cuentos o anécdotas que llevan al público a espiar en la vida privada y los pensamientos de los dos personajes principales: una madre y una hija. Durante una hora, Gasteazoro interpreta ambos personajes, saltando rápidamente de uno a otro, a medida que cada una revela sus cuentos. Sus obras de teatro/danza se han presentado en el Manhattan Theatre Club, Dance Theater Workshop, el Public Theater, The Whitney Museum, P.S. 122, Dixon Place, el Nuyorican Poets’ Cafe, entre otros teatros de esa ciudad. Asimismo, su obra se ha presentado en gira a través de los Estados Unidos, Puerto Rico, México, Venezuela y Grecia. El texto que aquí les presentamos es bilingüe en su original, y fue dramatizado con la dirección de Pablo Vela.


ACTO  I

Mis tías

El primer acto se lleva a cabo a manera de lectura directa desde un podio. La narradora es la hija que se convierte en diferentes mujeres a medida que evoca los cuentos.

Va vestida de forma contemporánea, pantalones negros, camisa blanca y lleva gafas oscuras.

Escenografía: Podio, arriba, al centro-derecho del escenario; sillón con brazos al centro izquierdo, viendo hacia la diagonal derecha.

La actriz entra al escenario junto con la última imagen del video. La madre ha quedado congelada en pantalla. Tanto la actriz como la madre llevan el mismo tipo de gafas oscuras. Lleva consigo el cuento escrito que coloca en el podio. Se detiene ante el podio. Pausa. La madre y la hija miran directamente al público. Desaparece la imagen de la pantalla. La hija hace referencia a la madre y comienza a contar el cuento.

Narradora: Mi enredo con ella se los cuento más tarde. Ahora, muy buenas noches, señores y señoras. Les voy a contar un cuento sobre mis tías, sobre las otras mujeres, las que no contaban, las que no tenían hijos. Santas inocentes de estirpe interrumpida, testigos de pueblo, beatas en iglesias vacías, niñas viejas en baños castos, las sin nombre, las que no contaban porque no tenían marido.

Mis tías. Envejecieron solas, consumidas dentro de su propia ropa. Los vestidos crecían sin parar, cada día más grandes en perchas de huesos quebradizos, llevadas por el viento, solitarias, deambulando silenciosas por cuartos pálidos…, ¡el montón de tías!

Mamalola,tenía 86 años. Jamás se movía de la hamaca. Sólo tomaba líquidos, una sopa o un pozol, porque nunca aprendió a manejar los dientes postizos. Se le salían solos de la boca y, ¡Clenc! ¡Clenc! …en el plato. Los líquidos se los traía la Fulgencia en un guacal, arrastrando las piernas pesadas, inflamadas a más no poder por varices empaquetadas en medias gruesas. Un día se tardó tanto la Fulgencia, que Mamalola se murió… de hambre en la hamaca. Entonces, la Mimi, que ya casi no veía, decidió sentarse en una mecedora a la orilla de la puerta y parar a todo el mundo que entraba o que salía de la casa. “A ver, niñó, vení para acá. ¿Quién sos? Dejame verte en la luz. ¿Ya comiste? A mí no me han traído nada desde ayer en la mañana. Sé que hay comida porque la huelo desde aquí. Mirá, mirá como me cuelgan los pellejos. Yo sólo te lo cuento para que todos aquí sepan que la Fulgencia, me está matando de hambre a mí también”. Sólo comía lo que le compraba a las vendedoras de la calle. Inventó que alguien en la casa la quería envenenar… y todo, ¡por sus brillantes!

La Totito dedicó su vida a cuidar los pájaros. Y poco a poco, empezó a parecerse a ellos. Te veía de un lado, como la lora, y hacía ruiditos de paloma torcaz o silbaba… “dichoso fui…, dichoso fui…, dichoso fui…” Las palomas volaban sueltas por toda la casa oscura, cagando los pisos de madera, anidadas en los balcones llenos de revistas polvosas o en las vigas altas cubiertas de telaraña. A veces, no se sabía quién andaba entre los cuartos, si la Totito… o las palomas.

La Chita, todo el día en su escritorio haciendo cuentas para la hacienda: “cuarenta y cinco quintales de algodón por manzana, setecientas libras de insecticida para el picudo, mil doscientos córdobas en fertilizante, ¡más de cincuenta mozos! Y ahora, quieren comer queso también. Les voy a descontar cincuenta centavos por ración.  ¡Isabel Galea! ¡Braulio Castillo! ¡Pedro Altamirano! ¡Petrona Dávila!”  Y les pagaba… con granos de café. Todo el día, la Chita llenando cuadernos con números y números y números y números… Y en el mismo cuarto, junto a ella, la Susanita,en su máquina de coser, pedaleando sin cesar tequetequetequetequeteque, desde que amanecía hasta que anochecía o remendando todo lo que encontraba…, deshaciéndolo… y volviéndolo a remendar.

La Chepita se quebró la cadera cuando tenía 85 años. Un día se resbaló en cuita de gallina y nunca más se levantó de la cama. El sudor, el orín, el ahulado del colchón, el abanico eléctrico, clenc clenc clenc, clenc clenc clenc, clenc clenc clenc…

Mis tías… Se murieron todas. Una por una. Mamalola, la Fulgencia, la Mimi, la Chita, la Susanita, la Chepita, …la Totito fue la última. La encontramos tiececita en una de las jaulas. Mis tías nunca se fueron de su casa. Las enterraron en la pared junto a uno de los cuartos.   Se quedaron ahí…para siempre.

Se desvanecen las luces.


Transición en escena

La actriz saca el podio del estrado y arrastra hacia dentro un perchero de ruedas con vestuario colgado y demás utilería (El sombrero ha quedado detrás de bambalinas.). Coloca el perchero en posición diagonal; y el espejo viendo a la izquierda hacia abajo del escenario. Comienza a cambiarse frente al espejo.

Se escucha una estación de radio nicaragüense —haciendo cambio de estaciones— durante toda la transición.

La actriz se mira al espejo a medida que se pone cada nueva prenda de vestir. Se transforma poco a poco en una glamorosa mujer de los años 50, estilo Holywood. Al final, dando su aprobación, se pone perfume detrás de las orejas.

Saca el perchero del escenario.


ACTO II

Amor de mis Amores

Comienza el danzón. Después de las primeras notas, aparece, con el sombrero puesto, como si la siguieran las cámaras, bailando al ritmo del danzón; durante algunos segundos, congela poses al estilo Vogue. Al minuto, se detiene y de manera imperiosa grita para que detengan la música.

Madre ¡No más música! (Impaciente, le pide al técnico palmeando las manos.) ¡No más música, por favor! (Pausa. Le sonríe cautivadora al público y muestra su vestuario con gestos teatrales.) Sombrero blanco…, blusa blanca de organza…, vuelos…, escote profundo…, cinturón negro de charol…, cuatro botones brillantes…, falda amplia de satín…, tacones altos…, guantes, guantes blancos…, cejas oscuras…, sombra verde…, labios rojos… (Abre la falda.) …fustanes rojos…!

(Al público.) Señoras y señores, ¿qué piensan?
(Se dirige a un hombre/marido imaginario.) Y a usted, mi amor, ¿qué le parece?
(Camina hacia donde está el marido y convirtiéndose en él, le contesta a la diva con admiración.) ¡Divina! Es usted una reina. La amo. ¿Qué quiere? ¿Joyas? ¿Perlas, esmeraldas zafiros, rubíes, diamantes? (Él gira por el escenario rodeándola, tentándola.)  ¿Buenos Aires? ¡Madrid! La pasión de los toros de Madrid.¡La Habana! Los cabarets de la Habana. Vamos a la Habana. (Pausa.)  Let’s go to New York! We stay at the Plaza. (Pausa.) Ma cherie, venez avec moi à Paris… Christian Dior…, Coco Chanel…, Balenciaga? Les Folies Bergeres…, le George V…, ou bien…, le Ritz… (Al público.) La voy a llevar a los salones más grandes del mundo… para que la vean, para que la admiren, para que me envidien. (De nuevo a ella.) Es usted una reina, mi reina, mi mujer!

(Al público.) ¡Señoras y señores (La muestra como un trofeo.), mi mujer! ¡Mía! ¡Sólo mía! (Canta.) Te vas porque yo quiero que te vay…, (Al público.) Señoras, señoritas, si alguna vez se sienten… solas. (Pausa.), aprendan a fumar. Caballeros, con 500 córdobas en la bolsa podrán conseguir cualquier cosa, lo que quieran.

Madre (Aplaude al ganador.): ¡Fantástico, divino, encantador!

Hija (Como mujer contemporánea; al público):No quiero saber nada de ella. No quiero verla. No quiero oírla. No quiero estar junto a ella. No quiero tocarla. No quiero que me toque. Ni siquiera pensar que existe. Su perfume. (Pausa.)  No quiero oír el teléfono y que me digan que otra vez se ha… ¿Por qué yo? ¿Y los demás qué… no pueden? Si se quiere ahogar en guaro… que se ahogue.  Tengo derecho a mi propia vida, ¿no? ¡Contesten!

Madre(Se sienta en el sillón; llama a una sirvienta imaginaria. Abre y cierra los brazos como aceptando y rechazando.) Tráiganme a la niña. (Pausa.) Llévense a la niña. (Pausa.) Tráiganme a la niña. (Pausa.) Llévense a la niña. Tráiganme a la niña.  Llévense a la niña… (Se queda repitiendo el gesto de aceptación y rechazo en silencio, stacatto.) (Cambia el gesto; se dirige a muchos niños como si fueran ratones que corren por todos lados.) Vengan mis amores lindos, mis corazones, mis muñecos lindos de vida. Vengan con mami, aquí está mami, para ustedes, con ustedes, siempre aquí… (Comienza a ponerse histérica.) un momentito, no corran, no, no, no, son muchos, no, así no, despacito por favor, la falda, ay, el vestido, no, que ando de blanco. (Se pone más histérica.) Ay no, por favor, que me van a volver loca.  Cálmense, no peleen, carajitos, pórtense bien o se van de aquí. (Totalmente paranoica se empieza a subir al sillón.) Aaay! Vénganse a llevar a estos niños, aaay, aaaaay, aaaaaayy, (Llega a un clímax arriba del sillón.) aaaaaaayyy, aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy!

Inmediatamente, se escuchan las primeras notas de «Amor de mis Amores» de Agustín Lara. Ella poco a poco se compone; se sienta; se quita el sombrero haciendo un gran gesto; se retoca el maquillaje. Se deja ir completamente en la música y en sí misma, hasta que, mientras se quita los guantes, se empieza a impacientar al ver que el sillón no está exactamente en su lugar. Enojada, tira los guantes al piso e imperiosa, llama a la sirvienta.

Madre: ¡Juanita! (Se detiene la música.) ¡Juanita! (A la sirvienta imaginaria.) Juanita, ¿qué significa esto? (Señalando la silla.) ¿Cuántas veces te tengo que decir que esta silla… la quiero en su lugar? No, no es así. (Y mueve la silla unos centímetros.) ¡Es así…! el ángulo perfecto. Y además… (Emite sonidos guturales, altos y disonantes, a la vez que gesticula y grita de manera ininteligible a la sirvienta porque no ha hecho tal y tal cosa bien. De repente, con mucha calma y control dice suavemente:) Juanita…, un café… hirviendo por favor. Y, Juanita…, ¿dónde está Maria Eva? (Impaciente.)  ¡Maria Eva! (Enojada.) ¡Juanita! ¡Maria Eva! (Histérica.) ¡Juanita! ¡La silla! ¡Maria Eva! ¡Juanita! ¡La silla! ¡Mar…! (Viendo hacia abajo a la niña que aparece imaginariamente.) ¡Ajá! ¿En tu cuarto? ¿Sooooola? (A la sirvienta.) Juanita, …los niños… siempre… bajo tu vigilancia, que sea la última vez que yo encuentro… a esta niña… jugando… (A la niña.) ¡sooooola! (Cambia de posición a ponerse en cuclillas y se convierte en la niña que mira hacia lo alto donde estaba la madre.)

Hija (Como una niña; al público.): Era hora de escaparse. …mis tías…?  Viven sólo a una cuadra de aquí. (Llama en voz alta.) Mamalooooola! Bendición, Mamalola. Bendición, Mamalola. Bendición, Mamalola. (Al público.) El cuarto era oscuro, oscuro, oscuro…, y ella, metida en una cama inmensa, envuelta en un mosquitero blanco y nunca se mueve de ahí. Es flaca, flaca, flaca… y no tiene ni un diente en la boca. (Como si contara un cuento de miedo.) …nunca sabe quiénes somos. Le decimos, la muerta, la muerta, la muerta Uuuuuuyyyy! la muerta! (Se convierte en Chita, una de las tías y comienza a regañar a los niños.) Fuera de aquí… estos muchachitos! ¡Fuera, fuera! Dejen de molestar a Mamalola. ¡Mamalola no es juguete!

(La niña; al público:) Entonces, nos íbamos corriendo al alto, haciendo un ruidaje en las escaleras de madera. (Otra vez la Chita.) ¡No corran, muchachitos! Se van a matar. Parecen caballos, …caballos, caballos, (Se desvanece la voz, como en un sueño) …caball…! (La niña entra a una especie de ático donde encuentra una serie de tesoros.) Uniformes viejos de cuando la guerra…, baúles llenos de rifles sarrosos, sombreros y botas militares, banderas desteñidas en las paredes… (Al público.) Todo lo que guardaban del bisabuelo. (Haciendo un saludo militar, como en un retrato antiguo.) Don Ricardo Alfonso López Callejas, Ministro de la Guerra, al mando de las tropas conservadoras, cuando los liberales quemaron la ciudad, 1926. (Comienza a jugar la Guerra con otros niños.) Este rifle es mío. Yo quiero las botas. No, ese bastón es mío. A mí me toca llevar la bandera. Aquí… metámonos… en este ropero es la trinchera.  Corran… ahí vienen.  ¡Piñao, piñao!  ¡Aaayyy! punk!  ¡Estás muerto! ¡Muerto, muerto, muerto! (Otra vez la Chita.) A jugar al patio. ¡Al patio, al patio, al patio!

(La niña; al público.) El patio… cinco veces más grande que la casa…, una selva, la chácara, los platanillos, la cueva verde del palo’e mimbre… el palo’e mango, la fuente… nos remojábamos, nos revolcábamos en los cerros de café, nos perseguían los gansos haciendo un alboroto, corríamos, gritábamos… hincábamos a la lora…, la Totito tenía una lora inmensa, con un gran pico y unas garras horribles… una lora bien mala. Salía volando de cualquier parte… y ¡fump! …en mi pelo… La hincábamos con una vara, ja-ja-ja-ja, hasta que gritaba como loca… (Se convierte en la lora.) Aaaaagh!  Aaaaaagh! Aaaaagghhhhh!!!!!  

(En el mismo lugar, gira suavemente y da unos golpecitos en la puerta del cuarto de la madre.) Toc, toc, toc!  Mamá, ¿se puede? Toc, toc, toc.  Mamá, ¿se puede? (La madre abre la puerta; la niña se asombra) Ja, ja, ja, ja, ja (Sin poder sostener la risa, le explica al público.) En su vestido de novia…Ja, ja, ja, ja, ja (Se convierte en la madre.)

Madre (Sección en movimiento, tratando de hablar, pero sin lograr decir una palabra. Muestra todo tipo de emociones —arrogancia, rabia, casi se echa a llorar, nuevamente arrogante, etc. Se mueve muy lentamente, como un esperpento inseguro; arrastra la larga y pesada cola del vestido de novia. Hay una larga pausa que hace el aire pesado y tenso, hasta llegar de pie frente a la silla.):Subite en esa silla (Mientras señala la silla.),Maria Eva. (La niña imaginaria se sube de pie sobre la silla, ella se voltea y ordena.) Ayudame con los botones. (La madre frente al espejo imaginario, sume el estómago tratando de que el vestido cierre por detrás.)

(Se convierte en la niña.) No se puede, mamá… están muy lejos. No se puede…

(Se convierte en la madre.) Seguí tratando, Maria Eva…

(Se convierte en la niña.) No se puede, mamita, no se puede. (Los gestos y el parlamento de ambas se repiten convulsivamente hasta llegar a un paroxismo.) Te lo juro que no se puede, mamita. No se puede, no se puede. (La niña llora.)

Hija (Como una mujer contemporánea; al público):Tenía que ser como ella. Tenía que parecerme a ella. Tenía que hacer lo mismo que ella. Tenía que tener marido. Tenía que tener hijos, Tenía que tener una casa. Tenía que ser bella, y si no lo era, pues había que hacerme bella, maquillarme y buscar cómo cambiar…, depilarme las cejas, el bigote, la frente’e mono, rasurarme las piernas, las axilas, cambiarme la forma de la boca, cambiarme la forma del pelo, cambiarme el color de la piel…?!!! y un día, cuando tuviera 18 años, con mi vestido blanco, largo, era hora de desfilar frente al mundo, (Desfilando.) frente a la gran sociedad, como un caballo de raza, frente a los hombres, frente a los padres, para que me vieran, para que me admiraran, para que me escogieran… para sus muchachitos… para sus machitos! (Escupe.)

Madre(Cono si estuviera frente al espejo y fuera a un tiempo ambas, la madre y la hija; camina en línea recta de arriba a abajo del escenario mientras se alisa el cabello y balbucea para sí misma.) A Maria Eva, me le ponen el pelo pegado, se lo agarran y se lo alisan… ese pelo rebelde, esa niña rebelde, imposible, (Nerviosa.) insoportable, insolente, arréglenla bien, manténganla en orden. ¡Mis hijos tienen que ser perfectos! Tienen que andar nítidos…, (Más nerviosa; deshaciéndose el peinado.) siempre en su lugar…, y esta niña insolente, imposible, insoportable, (Grita de manera histérica) ¡que no la aguanto! ¡que parece hija de la lavandera! (Queda inmóvil viendo al público con el pelo totalmente despeinado. Da la espalda en silencio y se compone.)

(La niña está sentada en la silla. La madre se vuelve a ella y le habla dulcemente. Las palabras son inaudibles para el público. Los movimiento son gestuales mientras atraviesa el espacio.) Qué linda, mi amor, sentadita como una princesa, con su vestidito, abierto para que no se le aje, su collar de perlas, y sus piernitas juntas… una princesa… una flor, un día, mi amor… vas a ser tan grande y tan linda como mami… (Comienza a hablar.) No, no podés salir a la calle sola, sólo los hombres andan en la calle (Gira alrededor del la silla.), sólo los hombres salen solos (Comienza a levantar la voz.), sólo los hombres van a la finca, sólo los hombres saben tirar, sólo los hombres saben boxear, solo los hombres juegan beisbol, sólo los hombres son hombres (Grita.s…(Congela la pose con los brazos en alto.)), sólo los hombres, sólo los hombres, sólo los hom…! y además, los hombres, (Ahora entusiasmada y coqueta) los hombres…, los hombres…, los hombres…, los hombres

Hija (Como la joven contemporánea, coloca la silla, viendo hacia la izquierda en ángulo recto con el público.): Un día, decide que va a aprender a manejar. Eso significa que él (Señalando al padre imaginario.) va a comprarle un carro nuevo…, porque el carro de la familia es de cambios y eso es muy complicado para ella: (Remeda a la madre.) el clotch, el acelerador, el retrovisor, el pidevía, la palanca’e cambios, no, no, no, no, no, el carro nuevo tiene que ser automático. (Al Público.) Al día siguiente, a la hora sagrada de los jaiboles del mediodía, porque todos los días del mundo, cuando él (Lo señala de nuevo.) regresa de la oficina, ella está en el bar… esperándolo. (Remeda la pose de la madre.)

Padre (Toma la posición del padre): Tesoro mío, mi muñeca, venga conmigo, ¡le tengo una sorpresa!

Hija (Señala la silla.): Un carro usado, medio despintado, todo chopeado, con hoyos en los asientos… (Remeda a la madre.) Y ¡qué se había creído él, que ella…! (Arrogante; señalándose a sí misma, digna, dolida.) ¡Nunca! (Llora.)

Hija: Dos días más tarde… (Señalando la silla.) un Impala, verde plateado, último modelo, parqueado frente a la casa.

Madre (Entusiasmada.):Ay, amor, qué carro más lindo. Todo el mundo, vengan todos, vamos a pasear!

Niños: ¡Sí mami, sí mami, sí, sí!

Hija (Al público; continúa con el cuento y remeda a la madre): Va a su cuarto (Mientras recoge los guantes del suelo.) a buscar sus guantes… para que el sol no le queme las manos… nosotros atrás, él adelante… Y ella (Se sienta en la silla.), al timón…!quería usar un pie para el acelerador y el otro para los breques, un brazo en el timón y el otro, así…(Brazo derecho apoyado en el ventanal.)

Madre (Saludando desde el carro): Ja, ja, ja, ja, ja, adiós Olguita, cuánto tiempo, adiós Don Mariano, tanto gusto, Ana María, amor, ¡te llamo más tarde!

Padre (Dando instrucciones a la madre.): Fíjese en el retrovisor. (Impaciente.) Enrolle más que le va a dar a ese carro. Ponga el pidevía antes de doblar.

Madre (Saludando.): Adiós Doña Licha, gusto de verla. Mariíta linda, sí, gracias. Clarisita, amor, si claro, jugamos canasta… a las 3… en mi casa (Viendo al asiento de atrás.) Sí, aquí van, ja, ja.

Padre (Aún más impaciente): ¡Cuidado con la bicicleta! ¡Párese que ahí hay un alto! ¡Vaya más despacio, que no ve que va con los niños! (A los niños en el asiento de atrás.) ¡Silencio, ahí atrás! (Histérico.) ¡Cuidado la señora! ¡La va a matar! ¡Deténgase! ¡Ya no más!

Hija (Se levanta de la silla; coloca los pies precisamente junto al conductor. Al público): Nunca aprendió a manejar. (Cambia la silla de lugar en dirección opuesta.) Una noche, él manejaba, todos nosotros en el carro… (Se sienta; se convierte en la niña.) 
Oscuro
Íbamos cantando
¡Rápido!
¡Más rápido!
¡Luces!
aaaaaaayyyyyy! (Se sacude, como por un gran impacto.)
No.  No. 
Sin hombre
Sin marido
Sin padre
(Abandona la silla para observar la muerte del padre.) (Se quita los guantes y los coloca como una ofrenda en la tumba.)

(Se comienza a oír El lago de los cisnes de Tchaikowsky. La niña comienza a bailar ballet para el padre; se vuelve jugadora de beisbol; boxea; termina dándole golpes en el estómago al padre imaginario.)

Madre (Como al comienzo, mostrando su elegancia; esta vez una viuda, madura y sensual.):Vestido negro, sin hombros, zafiros negros, tallado, tallado, medias negras, tacones altos de charol; uñas rojas, boca roja.

Hija (Anuncia al público, como si fueran trofeos.):Señores y señoras, la viuda más bella… jamás vista… en Managua…  atendiendo a sus admiradores…

Primera clase: (Hace gestos específicos para cada uno de ellos.)
Don Arnulfo García Breally, Gerente General de Taca International
Don Carlos Menéndez Chávez, Embajador de su gobierno en París
Don Godofredo Fernández, dueño de Monsac, una fábrica de textiles
Don Miguel González Herrera, la hacienda más grade en Guanacaste
Don Ruperto Inturay, prominente político y editor de… (Como dando un discurso.) ¡Porque así… pensamos… los nicaragüenses!
Don Porfirio Toledo, antiguo novio y ahora, respetado ginecólogo

Segunda clase:
Armando Suárez, entomólogo; eso fue en un viaje a México
Manolo Piñero, el pianista que acompañaba a Joselito; el mismo viaje a México
Hans Lubasch, técnico de la Siemens
Gerardo Tapia, administrador de una mueblería (Señala a alguien en el público.), nos vendiste el estéreo, ¿te acordás?
Y el colmo, en el hotel Columbus en Miami, Pepe Rivera, alias «El Curro», un torero, ¡de Marruecos!

Madre (La madre está sola, cansada, mayor; deambula por toda la casa tarareando una canción antigua.): Sin ti, no podré vivir jamás, tararitarirarán… y pensar que nunca más tararirarán. (Se sienta.) Sin ti, tararirariraran es inútil vivir (Inquieta.), es inútil vivir (Se percata de su envejecimiento frente al espejo.), como inútil será ja-ja-ja-ja… buscando que te perdone… (Alterada.) que me puede ya importar si lo que me hace llorar… ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja… (Más alterada aún, le habla a los hijos), váyanse a la mierda, hijoeputitas, váyanse … ya me hicieron lo que quisieron…ja-ja-ja-ja-ja… (Canta otra vez, ahora borracha, empieza a perder la cabeza.) sin ti, es inútil ya vivir… voy a hacer lo que me dé mi gana, a meterme lo que se antoje, de ahora en adelante esta es mi vida. (Comienza a desvestirse; tira el cinturón, la falda y finalmente los zapatos.)  cuatro botones grandes… ja-ja-ja-ja-ja-ja, aaaaaghhhhh!!!! (Se compone y se levanta de la silla como la hija contemporánea.)

Hija (Observando a la madre con ternura): Mi madre.

(Como la mujer; al público.)
Shhhhhhh!
Acaba de apagar
                        el aire acondicionado.
Sé que no va a volver
                        hasta el mediodía.
(Comienza un momento de total intimidad.)
Ahora puedo entrar.
                        Las sábanas
                        están frescas todavía,
                        5, 6, 7 vestidos
                        por todos lados…
los que no se quiso poner.
Su perfume
                        se quedó aquí adentro.
Si cierro la puerta rápido
no se me va a escapar…
                                                nunca
Me voy a meter entre las sábanas
como si estuviera durmiendo
                                                con ella.
Mi cara recostada en el
aroma dulce de su piel blanca.
Nadie en el mundo sabe
                        dónde estoy.
Tal vez, me quede aquí
                                                para siempre.

(La niña comienza a jugar a vestirse de grande con la ropa de la madre. Recoge la falda, se pone el cinturón, etc. Comienza el danzón del inicio. Se pone los guantes y finalmente el sombrero. Posa para una fotografía frente al público. Se desvanecen las luces. Se desvanece la música.)


Para saber más de la autora:

Eva Gasteazoro
en escena

«Lo primero que recuerdo es estar bailando frente a los invitados en mi casa. Cuando todos habían llegado le dije a mi papá que estaba lista. Le pasé mi disco: El lago de los cisnes. Todo lo que sabía de ballet era porque lo había visto tantas veces en la cubierta del disco. El anunció mi actuación. Yo bailé el vals completo. Recuerdo el aplauso de todos; recuerdo que le di un beso a cada uno. Recuerdo a mi padre con el trago en la mano, ¡reía! No recuerdo a mi madre.»

Eva Gasteazoro es bailarina y escritora, así como también artista de performance y relatora de cuentos. Su medio es el teatro, donde crea un complejo tejido de diversos personajes en el formato unipersonal. Su obra se caracteriza por la integración de anécdotas autobiográficas y elementos de la cultura latinoamericana. Gasteazoro combina una variedad de estéticas: una tradición literaria latinoamericana, técnicas de teatro experimental y coreografía e improvisación en danza, creando una perspectiva singular sobre el mito, la religión, la familia y sobre su propia vida como mujer en la América Latina de hoy y del pasado.

Amor de mis Amores – Melodrama a ritmo de danzón es su primera obra de teatro, comisionada por P.S.122 en Nueva York y estrenada ahí en 1994. Es una obra de performance, en dos actos, a la cual se antepone la presentación de un video, CunaAmor de mis Amores es una serie de cuentos o anécdotas que llevan al público a espiar en la vida privada y los pensamientos de los dos personajes principales: una madre y una hija. Durante una hora, Gasteazoro interpreta ambos personajes, saltando rápidamente de uno a otro, a medida que cada una revela sus cuentos.

La madre representa una forma de vida y un punto de vista ya desvanecida. Es una mujer de la clase alta, una belleza de los años 50 que nació para ser reina y vivir como tal. Sus hijos, su ropa, su casa y hasta su marido, están ahí sólo para adornar su existencia. Su vida es un sueño hasta que el marido se mata en un accidente y ella se ve forzada a enfrentar la realidad.

La hija es una joven mujer independiente que escoge dejar atrás la tradición e irse al extranjero. Desde esta posición ventajosa, abre una caja de Pandora llena de recuerdos divertidos, tristes, grotescos, trágicos y reales. Se ve a sí misma como a su madre, y descubre, que lo que ama más profundamente y odia con mayor pasión son una y la misma cosa.

Dos generaciones se yuxtaponen en Amor de mis Amores. Secuencias de danza utilizando danzones y boleros de la época se entrelazan con el lenguaje expresionista y el texto escueto, directo y a veces caricaturesco de Gasteazoro.

El video, Cuna, es un collage de 5 minutos creado por Mary Ellen Strom y Gasteazoro con películas de la niñez familiar de la última. Se presenta en una cinta que se repite por 25 minutos y es puesto ante el público a partir del momento en que se abren las puertas de la sala y finaliza al inicio del primer acto. El número y tamaño de los monitores dependerá de la naturaleza del espacio teatral.

Requisitos técnicos: se necesita un atril, un perchero rodante y una silla de brazos con el asiento plano y fuerte, pintada de amarillo limón; audio para el uso de casettes; y luces generales, cálidas y frías, tres especiales y un seguidor.

Amor de mis Amores – Melodrama a ritmo de danzón
Texto y actuación de Eva Gasteazoro, dirección y dramaturgia, de Pablo Vela


Biografías

EVA GASTEAZORO nace y vive en Chinandega hasta la edad de 15 años cuando comienza un ir y venir por el mundo. Estudia en Nicaragua, Estados Unidos, Costa Rica, Bélgica, Inglaterra, España, El Salvador y vive en Nueva York de 1983 hasta el presente. En Nicaragua, en 1979, forma parte integral del primer movimiento de danza contemporánea en el país. Comienza a desarrollar su obra en la Ciudad de Nueva York en 1984. Sus obras de teatro/danza se han presentado en el Manhattan Theatre Club, Dance Theater Workshop, el Public Theater, The Whitney Museum, P.S. 122, Dixon Place, el Nuyorican Poets’ Cafe, entre otros teatros de esa ciudad. Asimismo, su obra se ha presentado en gira a través de los Estados Unidos, Puerto Rico, México, Venezuela y Grecia.

En tres ocasiones recibe la prestigiosa beca del Suitcase Fund de Dance Theater Workshop para llevar su obra y la de otros artistas neoyorquinos a Nicaragua.  Ha recibido patrocinio del New York State Council for the Arts, el National Endowment for The Arts; y, por Manos que Ayudan, el Club de Jóvenes Rotarios, Bancentro, el banco Caley Dagnall y patrocinadores privados en Nicaragua.

A través de su carrera artística ha colaborado con el director de teatro, Tony Gillotte, con quien estuvo casada durante seis años; el escultor, Alan Glovsky; el compositor, Mío Morales; los pintores nicaragüenses, Alfredo Caballero y Ernesto Cuadra, y los artistas de performance, Ping Chong, Patricia Hoffbauer y Ruth Füglistaller. Desde 1992 colabora con el director de teatro, Pablo Vela, quien ha dirigido y desarrollado sus dos últimas obras de performance, Amor de mis Amores e hysteria floribunda.


PABLO VELA, originario del sur de Texas, estudia dirección de teatro en la Universidad de Yale. Asimismo, estudia en París con dos grandes maestros del teatro, Viola Spolin (improvisación), y Jacques Lecoq (máscaras y pantomima), por un período de cinco años. De 1965 a 1975 enseña actuación en Goddard College (EE.UU.), donde se vuelve director de la facultad de teatro del mismo.

En 1975, Vela se integra a la compañía de Meredith Monk, The House, y subsecuentemente participa en sus grandes producciones, inclusive, hace el papel principal de su película Book of Days. Es codirector con Monk, de su opera Atlas, American Archeology #1 y The Politics of Quiet.

Vela continúa enseñando talleres de teatro en EE.UU., Canadá y en varios países de Europa. En Nueva York, creó e hizo el montaje de una serie de obras de «cabaret»; y recientemente, dirigió las obras de Jeannie Hutchins, Donald Ashwander y Linda Mancini.


¡NUEVA EN ESCENA!

hysteria floribunda
(aquella cubierta de flores)

hysteria floribunda  es una obra de teatro unipersonal de duración completa, escrita e interpretada por Eva Gasteazoro, dirección y desarrollo, a cargo de Pablo Vela. Trata de la crisis de los 40 años y el reloj biológico. Trata de mujeres, solteras, casadas, divorciadas, con hijos y sin hijos. Trata del sexo y de su ausencia, de histerias y wisterias llenas de flores.

Hay tres cuentos en hysteria floribunda, sobre tres mujeres distintas en los últimos 50 años de este siglo. La niña Arcadia es una niña prepuber que comienza a darse cuenta de los cambios mágicos en su vida. Nunca llega a ser adulta. Muere trágicamente en un accidente a los 13 años. Un segundo cuento, Esperancita,es sobre una mujer de los años 50 en un pueblo latinoamericano. A los 45 años, nunca se casó. Es virgen; es católica; y tiene una fantasía erótica en todo su esplendor. El bangladeshi, el tercero de estos cuentos, es sobre una mujer contemporánea de carrera que vive en la ciudad de Nueva York. A sus 40 años, es soltera. Una conversación sin importancia en el gimnasio donde hace ejercicios todos los días, se convierte en una revelación pública de su vida íntima. Estos cuentos son divertidos, tristes, grotescos, trágicos, reales, surreales, espirituales y sensuales.

hysteria floribunda se estrenó, en la versión inglesa, en Washington, D.C., en octubre de 1997.  La primera puesta en escena de (un fragmento) Esperancita en la versión española, tuvo lugar durante el Festival del Monólogo y el Diálogo (1998) en el Teatro Justo Rufino Garay en Managua, Nicaragua, en julio del año en curso. Para ella fue invitado como director asociado, el artista nicaragüense de teatro y cine, Bolívar González.Para más información, llamar a:
Eva Gasteazoro
[email protected]tel.: 917.541.2109 – 718.435.2787

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Escritora, traductora y artista de performance nicaragüense. Vive en Nueva York desde 1983. Su obra de performance se presenta en numerosos teatros de Nueva York, a nivel nacional, e internacional. Sus novelas: Niña nocturna se publica en Argentina (alción editora, 2019); Todos queríamos morir, en Nicaragua (anamá ediciones, 2015). El dialecto olvidado del corazón, su selección de poemas de Jack Gilbert traducidos al español, se publica en Nueva York (DíazGrey Editores, 2014). Durante la presidencia de Violeta Chamorro funge como diplomática para la Misión de Nicaragua ante Naciones Unidas.