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Cardenal místico

4 abril, 2022

Originalidad y modernidad en la literatura mística de Ernesto Cardenal, según Sylma García González


Aunque esta obra se publicó simultáneamente en España y Alemania hace ya once años, no ha recibido aún de la crítica la atención que merece. Su autora es la escritora puertorriqueña Sylma García González, doctora en Estudios Hispánicos por la Universidad de Puerto Rico, quien, formada a la vera de Luce López Baralt, indaga como ella en la veta mística de Ernesto Cardenal, a quien considera “el poeta místico hispanoamericano más importante de nuestros días”. Mucho se ha subrayado la acción social y política y la faceta de revolucionario de Cardenal, en menoscabo de su dimensión mística; la novedad de este libro consiste en constituir un sugestivo estudio de 150 páginas dedicado exclusivamente a examinar la forma en que su experiencia mística se proyecta en su prosa y su poesía, analizando “su capacidad para articular todo un discurso místico-literario”. Dado que el rapto místico es intangible, la autora se concentra en examinar a fondo la retórica literaria con que Cardenal lo expresa y muestra detalladamente sus novedades y su originalidad. Se sirve para ello de una innovadora y extensa bibliografía, que no solo toma en cuenta estudios sobre Cardenal elaborados a lo largo y ancho de América Latina, sino también otros procedentes de Italia, España, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. Conocedora de la tradición mística, en particular de la tradición árabe sufí y de San Juan de la Cruz, Sylma García González inscribe en ella a Ernesto Cardenal. Utiliza dos obras clásicas sobre el fenómeno místico: Mysticism, de Evelyn Underhill, y The Varieties of Religious Experience, del filósofo norteamericano William James, como marco teórico. Examina además por separado las obras en prosa Vida en el Amor y Vida perdida, para culminar en un análisis de Cántico Cósmico, Telescopio en la noche oscura y Versos del pluriverso. Entre las novedades del discurso místico del poeta nicaragüense destaca su articulación con la astrofísica, la física cuántica y la teoría de la evolución: “El Cántico cósmico -nos dice- supone una aportación originalísima del poeta al discurso místico universal”, pues “la poesía invade un espacio tradicionalmente dominado por el discurso científico para decir al cosmos desde su óptica particular”. Su carácter de místico cósmico influenciado por Teilhard de Chardin lo convierte a sus ojos en figura señera. (Es preciso  añadir aquí que el visionario sueco Emanuel Swedenborg en el siglo XVIII también unió ciencia y mística, y con asombro hoy se descubre que sus intuiciones anticiparon planteamientos de la física cuántica). Por otra parte, si bien el erotismo ha sido siempre vehículo de expresión de la mística universal, nunca antes ningún otro místico se había servido de imágenes sexuales tan explícitas como las de Cardenal, ni tampoco del humor con que tiñe su íntimo diálogo con Dios (“En la hamaca sentí que me decías / no te escogí porque fueras santo / o con madera de futuro santo / santos he tenido demasiados / te escogí para variar”). Su lenguaje desnudo, directo e incluso chocante, se nutre en las fuentes de Ezra Pound y la poesía norteamericana, que él mismo en su juventud magistralmente tradujo a la par de su tío y mentor José Coronel Urtecho. Tal influencia distingue sin duda a numerosos poetas nicaragüenses de sus pares españoles ajenos a esta tradición y en Cardenal mismo dota a su poesía de un carácter eminentemente moderno. Según Luce López Baralt, Sylma García González destaca en Cardenal «la presencia gigantesca de Whitman, que la autora trabaja como pocos estudiosos anteriores», y que se hace particularmente patente en el tardío poemario El origen de las especies. Su libro a la par destaca en los escritos místicos cardenalianos “la estética visual de William Carlos Williams”, pues “aprendió de los imagistas norteamericanos la técnica de la presentación de una imaginería concreta, pero sugestiva, y desnuda casi totalmente de la metáfora”.

El estudio contiene un sucinto capítulo biográfico que la autora intitula Ernesto Cardenal y su obra: una vida ganada, rescatando así el verdadero sentido evangélico de Vida perdida, el paradójico título del primer volumen de sus memorias. Si bien García González explícitamente reconoce que el corpus literario esencialmente místico del poeta es reducido, no por eso deja de valorarlo muy altamente debido a su originalidad estilística. 

Entre los recursos estilísticos empleados por Cardenal destaca la condensación, el collage, la adopción del lenguaje cotidiano, así como la incorporación de crónicas históricas, datos científicos y culturales, anécdotas personales y chistes. Si bien Cardenal renuncia a la rima, no por eso lo hace a la música interna del verso: “su poesía tiene muchas rimas internas y también muchos juegos de sonidos”. Y aunque sus versos se aproximen tanto a la prosa, “recurre bastante a la musicalidad del verso para quitarle el aspecto de prosa que tiene”. Tales observaciones en realidad se aplican a todo el conjunto de su obra poética.

Con empatía y delicadeza la autora va glosando en su libro los textos místicos principales del poeta, desde su juventud hasta su vejez. “La incomparable prosa poética de Vida en el amor se encuentra repleta de bellas, enternecedoras y aún candorosas imágenes, que delatan al profundamente enamorado místico reciente”, nos dice en una ocasión. Y muestra cómo con los años su expresión se fue despojando de artificios retóricos hasta llegar casi a una violenta desnudez. Para ella, en el Cántico cósmico “se percibe un dejo de melancolía que contrasta con la avasallante felicidad de aquellos sobrecogedores pasajes escritos en hermosa prosa poética” y aplica esto por igual a sus posteriores poemarios Telescopio en la noche oscura Versos del pluriverso, donde “la desgarradora admisión del inmenso sacrificio que implica el celibato cristiano representa una de las grandes aportaciones de Cardenal a la historia de la literatura mística”.  

En cuanto a la intertextualidad característica de la poesía de Cardenal, la autora comparte muy interesantes hallazgos: muestra cómo en su cantiga El Cántico de los cánticos de Cántico cósmico, el poeta reescribe el bíblico epitalamio Cantar de los cantares, ambientándolo en “la exuberante y majestuosa naturaleza nicaragüense”; en otro epigrama de su Telescopio recrea y actualiza el “Gocémonos, Amado” de San Juan de la Cruz, transmutando su “lecho florido” en cama o hamaca, cuando dice: “Para mí la gloria es / tener a Dios en mi cama o en la hamaca. / Gocémonos. / Los alcaravanes van volando. / Gocémonos, amado”. Y señala con sutileza que en sus textos tardíos Cardenal no solo dialoga con antiguos clásicos, sino también consigo mismo: “En su Telescopio, Cardenal reescribe ‘a lo divino’ los epigramas amorosos, pues en vez de cantar a la belleza de Claudia o Myriam, cantan a la grandeza de Dios”.  

Reconozco que tras toda una vida de frecuentar la obra de Ernesto Cardenal y de conocerla a fondo, con su libro Sylma García González ha venido a mostrarme en ella fascinantes aspectos de los que aún no me percataba y enriquecido mi visión de Cardenal como poeta y místico.

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Teólogo y escritor nicaragüense. Obtuvo una maestría en filosofía y un doctorado en teología en las Universidades de Heidelberg y Tubinga, en Alemania. Es autor de una biografía del poeta y sacerdote Azarías H. Pallais y de obras didácticas de amplia divulgación. Con el Equipo Teyocoyani ha promovido la formación de líderes laicos en la Iglesia de Nicaragua.