Herty Lewites: primer impulsor del cine nicaraguense revolucionario

10 mayo, 2018

Herty Lewites es conocido en Nicaragua principalmente como un personaje político, lo que en efecto fue la mayor parte de su vida, primero como miembro del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional durante treinta y cinco años y después del partido Movimiento Renovador Sandinista. Sus mayores reconocimientos al servicio público han sido sus cargos como director del Instituto Nicaragüense de Turismo durante la revolución popular sandinista en los años ochenta, diputado de la Asamblea Nacional en los años noventa; alcalde de la ciudad de Managua entre el año 2000 y 2004 y candidato a la presidencia de la república en las elecciones nacionales de 2006 con Edmundo Jarquín como vicepresidente.


Herty Lewites

Sus obras más conocidas han tenido que ver con las actividades que le competían en el entretenimiento, el turismo y la infraestructura de la capital; y en el plano personal como empresario, experimentando en varios rubros, que iban desde hoteles y comercios hasta una línea aérea llamada CAAL que inauguró en 1991. Como buen descendiente de un judío —su padre, Israel Sol Lewites, nacido en Polonia, llegó a Nicaragua desde Estados Unidos en los años treinta y se instaló en el departamento de Carazo— mostró toda su vida tener vocación empresarial.

El más famoso de sus emprendimientos es el gran parque de diversiones al que llamó Hertylandia, un complejo de atracciones que ha sido calificado como una versión tropical de Disneylandia, con fuentes de agua, toboganes, piscinas, canchas de tennis, mesas de ping-pong, jardines, áreas de picnics, un pequeño tren que recorría el lugar y presentación de performances con artistas que pintaban caritas, hacían bromas o un grupo de indios apaches que andaban por todo el sitio en medio de la gente haciendo representaciones teatrales y otro tipo de entretenimientos semejantes a los encontrados en cualquier complejo de diversiones del mundo.

Entre las obras en el entorno público como alcalde de Managua que se convirtieron en emblemáticas están las fuentes de Managua, las intercepciones circulares con sus respectivos monumentos: Rotonda del Periodista y Rotonda de Plaza Inter, hoy conocida como “Hugo Chávez Frías” y la construcción de la Concha Acústica a la orilla del lago Xolotlán en un extremo de la Plaza de la Fe, un gran escenario para actos multitudinarios que sirvió de telón de fondo para muchas actividades políticas, religiosas, culturales y conciertos de artistas famosos hasta que fue destruida por la Alcaldía de Managua en el año 2014.

Y así vivió Herty muchos momentos que fueron mediáticos, incluso mediático fue el episodio trágico de su muerte ocurrida el 2 de julio de 2006 cuando era candidato a la presidencia de la república. Su fallecimiento se convirtió en un drama social porque había sido calificado en encuestas representativas como el favorito y se decía que era probablemente quien ganaría las elecciones en noviembre de ese año. Murió a los sesenta y seis años (había nacido en la ciudad de Jinotepe, departamento de Carazo el 24 de diciembre de 1939) y su velorio y funeral fueron multitudinarios.

Aunque toda su vida aparecía un día sí y otro también en los medios de comunicación opinando sobre diversos temas, era tomado en cuenta en procesos sociales, en las decisiones importantes y siempre había sido consultado por periodistas como todo un personaje accesible y de referencia nacional.  Hay otras funciones que ejerció en el Frente Sandinista, como su contribución a la cultura y otras que son poco conocidas, de las que casi nada se ha escrito y no por eso han sido menos importantes.

Una de estas actividades es la creación y dirección del movimiento y brigada guerrillera que dio pie al nacimiento del cine revolucionario en Nicaragua. Fue la primera persona que ideó la creación de un instituto nicaragüense de cinematografía y de quien surgió la motivación de utilizar el cine como propaganda años antes del triunfo de la revolución, luego como arte y finalmente como un instrumento formal de comunicación y divulgación de la revolución popular sandinista. La creación histórica, el génesis del surgimiento de una escuela cinematográfica forjada en medio de la improvisación en la producción de campo, se debe a sus ideas e iniciativas, por lo que podría considerársele el padre del cine nacional nicaragüense post era somocista. Sus entusiasmos después fueron reforzados por decisiones de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional que aprobó el proyecto el 20 de julio de 1979, y se materializó con el trabajo de los primeros cineastas nacionales y foráneos que formaron el Instituto Nicaragüense de Cine, entidad estatal que después se desarrolló gracias al esfuerzo del gobierno nicaragüense con el apoyo del gobierno cubano y otras ayudas de países amigos y de cineastas en particular.

Tal como había sido el nacimiento del cine a fines del siglo diecinueve, todo comenzó con la fotografía. La Dirección Nacional del Frente Sandinista, a la que pertenecía Lewites, lo nombró en 1977 encargado de la propaganda y divulgación, una función que él sabía hacer muy bien, según referencias del escritor Sergio Ramírez, porque Herty era un divulgador nato y enérgico comunicador y esas fueron las cualidades que llevaron a los integrantes a nombrarlo para tales funciones.

Herty tomaba fotos con una cámara Canon de 35 milímetros y después le entregaba los rollos de película a Sergio Ramírez para que los revelara en el laboratorio de un francés que trabajaba con él en San José, Costa Rica en la Editorial Universitaria Centroamericana, de la que Ramírez era director. Pierre, este editor y diseñador, elaboraba las portada de los libros de EDUCA y tenía un cuarto oscuro de trabajo, porque en ese tiempo para hacer portadas se necesitaban negativos, así que en ese lugar vieron la luz las primeras fotografías de la insurrección que fueron conocidas por todo el mundo y se lograron distribuir en agencias de prensa que Herty contactaba a través de los comités de solidaridad que apoyaban el movimiento armado nicaragüense. Estas fotografías eran pioneras, todavía no habían llegado al país las decenas de fotógrafos y reporteros de televisión y de agencias de prensa que en 1978 y 1979 se sumaron a propagar en imágenes y nutridos reportajes el acontecer de la insurrección armada en Nicaragua.

Estando a cargo de las comunicaciones del FSLN, Herty hacía de todo lo que estuviera a su alcance, su mente funcionaba como una gerencia de propaganda. Se entendía con los medios de comunicación, dirigía esa oficina donde se escribían los comunicados, los partes de guerra se elaboraban ahí con los datos que llegaban de los frentes de guerra. En ese lugar había faxes, teléfonos, máquinas de escribir, agendas con contactos, escritorios y papelería suficiente, todo lo elaboraba asistido por Ruth Castro.

Sergio Ramírez recuerda a Herty Lewites en plenas funciones de trabajo en el inicio de esta extensión de la Dirección Nacional del FSLN:

«Herty tenía una obsesión natural por la propaganda como arma y era muy hábil en ese sentido. Después de los ataques a los cuarteles de San Carlos, Rivas, Granada y el suceso de octubre del 77, él fue quien hizo que todo esto se conociera a través de una propaganda. Por ejemplo, el Frente Norte operaba desde Honduras, Herty tomó fotografías de los guerrilleros, eso debe haber sido en algún patio en Tegucigalpa, donde se veía un follaje atrás y aparecen todos armados, como guerrilleros, ahí estaban Daniel Ortega, Víctor Tirado, entre otros. Cuando esta columna atacó a la Guardia en Mozonte, cerca de la frontera, inmediatamente él distribuyó la fotografía en las agencias de prensa y salió publicada en el mundo, nadie estaba pensando que eso era un montaje. Lo mismo ocurrió cuando iban a secuestrar al Perro Pérez, un allegado de Somoza al que mataron. Herty sabía usar las fotos en el momento adecuado y nadie iba a darse cuenta de que esas fotos eran posadas, que incluso, se habían tomado semanas antes de los sucesos. Esa habilidad del manejo de la información era muy útil y muy fundamental, lo que en gran parte ayudó a ganar la guerra.»

Una experiencia similar había ocurrido con la guerrillera Nora Astorga cuando tuvo que salir de huida del Frente Norte cerca de la frontera entre Nicaragua y Honduras, y viajó atravesando todo Nicaragua hacia el sur, pasó la frontera y continuó por tierra hasta llegar a la capital de Costa Rica, como también recuerda Sergio Ramírez: “Norita huyó, se fue a Costa Rica y entonces Herty que la traía de la frontera en la carretera se bajó llegando a San José y le tomó una fotografía vestida de guerrillera, de boina y fusil en unos cafetales, y esa foto salió también en todo el mundo, ella había estado en el Frente Norte, en la montaña. Todos pensaban que se encontraba todavía enmontañada y la buscaban y hacían operativos, cuando ya Nora estaba desde hacía tiempo en San José. Entonces lo que quiero decir es que él tenía ese arte, ese sentido de la publicidad y de la oportunidad de la publicidad, que es muy importante”.

La lucha armada del Frente Sandinista de Liberación Nacional se dividió en varios frentes durante la ofensiva final. El Frente Norte “Carlos Fonseca Amador” se extendía desde el departamento de Estelí hasta la frontera con Honduras; el Frente Occidental “Rigoberto López Pérez” abarcaba los departamentos de León y Chinandega hasta Punta Cosigüina frente al Golfo de Fonseca en el océano Pacífico. El Frente Central “Camilo Ortega Saavedra” se asentada en los departamentos de Managua y Masaya, el Frente Nueva Guinea correspondía a la región que actualmente se conoce como RAAS, el Frente Occidental “Roberto Huembes” en lo que hoy es la RAAN, el frente Nor-Oriental “Pablo Úbeda” también en la RAAN y el Triángulo Minero (Siuna-Rosita-Bonanza) y el Frente Sur “Benjamín Zeledón” que se ubicaba en el departamento de Rivas y operaba desde Costa Rica.

Herty Lewites era conocido en aquella época como Mauricio —su seudónimo de guerra— tenía vinculación con el personal y las oficinas de la productora costarricense de cine Istmo Film y con Radio Sandino, esta última ubicada en territorio costarricense. En ese tiempo la Dirección Nacional del Frente Sandinista urgía de armas, botas, uniformes y alimentos para abastecer a los diferentes frentes de guerra que tenían montados con cientos de guerrilleros. Lewites planteó a Istmo Film la necesidad de una producción cinematográfica como el medio más eficaz para la propaganda internacional, porque una película podría ser exhibida en muchos países no solo para la búsqueda de colaboración económica sino en beneficio del apoyo político y la simpatía que necesitaban despertar en el mundo hacia el pueblo nicaragüense y su lucha y ya había observado el éxito de sus primeras fotografías. Era urgente mostrar el lado humano de esa guerra que protagonizaban porque el gobierno somocista por todos sus medios divulgaba que los sandinistas eran comunistas, terroristas y bandoleros que solo buscaban desestabilizar a su gobierno.

Gracias a su idea, fue así como se inició el proyecto de producir el largometraje documental al que titularon Nicaragua patria libre o morir y se contrató a Istmo Film porque era la única empresa productora de cine conocida y cercana, además los socios de esa compañía tenían simpatía por la lucha sandinista y colaboraban con la revolución de forma clandestina con apoyo logístico y técnico en sus oficinas.

Lewites era amigo del cineasta puertorriqueño Diego de la Texera, quien había vivido en Costa Rica hacía pocos años y colaboraba con el Frente Sandinista desde 1976. Ambos se abocaban a los comités de solidaridad con Nicaragua, que se movían en Estados Unidos, Europa y América Latina apoyando la causa revolucionaria. Apasionados por el cine y entusiasmados por la respuesta obtenida con el proyecto de Nicaragua patria libre o morir una vez que salió al mundo y fue exhibido en televisoras y salas de cine de decenas de países, compraron una cámara CP-16 con sonido integrado para que fuese llevada al Frente Sur con el objetivo de capturar imágenes de combate para difundirlas en las corresponsalías de guerra y canales de televisión de todo el mundo. Hasta inicios de 1979, solamente Ramiro Lacayo Deshón, que había huido de Nicaragua perseguido por la Guardia Nacional, se encontraba como corresponsal de guerra involucrado directamente con los combatientes en el campo de batalla. Su trabajo era tomar fotografías con una cámara Nikon de lente fijo. Lewites viajó de Miami a San José con la cámara de cine y la entregó a las oficinas del Frente Sandinista, que funcionaban en Istmo Film. Las fotografías que tomaba Ramiro Lacayo se revelaban allí y luego en manos de Herty llegaban a los medios de comunicación.

Como encargado, Herty escribía comunicados y notas de prensa, mandaba a tomar fotos que tuvieran las características que se requerían, las enviaba a las cadenas de televisión y agencias de prensa, alimentaba la programación de Radio Sandino. Cuando vieron la necesidad de tener colaboradores mejor capacitados en los frentes de guerra, Herty, Diego de la Texera, los miembros de la Dirección Nacional del Frente Sandinista y los colaboradores de los comités de solidaridad decidieron organizar una brigada de corresponsalía a la que llamaron Brigada de Prensa y Propaganda “Leonel Rugama” en honor al poeta guerrillero muerto en combate con la Guardia Nacional somocista en una casa de seguridad en Managua el 15 de enero de 1970. A la brigada se unieron cineastas y periodistas que se introdujeron a la guerra para realizar una memoria fílmica, esta operación estaba todo el tiempo organizada desde Costa Rica por Lewites y por Diego de la Texera desde Nueva York.

La primera fase consistió en enviar unos voluntarios a México en diciembre de 1978 a prepararse para aprender las técnicas de cine. Pero no podían enviar a periodistas profesionales que filtraran informaciones, así que decidieron hacer un llamado a través de las redes clandestinas. A esta invitación acudieron Frank Pineda y Moisés Rodríguez, nicaragüenses que vivían en México y Fauto, un boliviano que colaboraba con los comités de solidaridad. Herty le comunicó a Diego de la Texera que faltaba un fotógrafo still y Diego se contactó con su connacional Emilio Rodríguez, quien vivía en Nueva York y de inmediato aceptó unirse a la guerra.

La brigada inició con la llegada de Emilio Rodríguez a Costa Rica el 22 de abril de 1979 y fue recibido en el aeropuerto de San José por Lewites. Al cruzar la frontera, Emilio se encontró con Ramiro Lacayo Deshón, que ya se encontraba como fotógrafo en el campo a finales de abril. El primero en integrarse había sido el mexicano Adrián Carrasco porque tenía más experiencia en cine y colaboraba con Nicaragua desde México. Después llegó el colombiano Álvaro Jiménez. Filmaron en el campo de batalla durante el periodo conocido como Ofensiva final hasta el 19 de julio de 1979.

Sus primeros trabajos fueron filmar simulacros en campamentos de entrenamiento en Costa Rica y después pasaron a combates reales. En mayo se integró Moisés Rodríguez a la brigada, en San José fue recibido por Herty, quien lo mandó a grabar sonidos porque es lo que hacía falta en las filmaciones ya que casi todas llegaban a los estudios de Istmo Film con deficiencias en el sonido o sin ninguno. Frank Pineda, por problemas en su pasaporte no logró integrarse a la brigada del Frente Sur, así que colaboraba desde México distribuyendo material fílmico.

Emilio Rodríguez salió herido en un combate y viajó a San José para su recuperación. Al salir de peligro, Herty lo mandó a Managua porque ya se rumoraba la victoria del Frente Sandinista y debía haber alguien de la brigada en Nicaragua listo para filmar la victoria. Álvaro Jiménez viajó a San José a dejar películas y así fue cuando se anunció la victoria y de inmediato fue transferido por Herty a Managua.

Este grupo de jóvenes brigadistas de cine y guerrilleros filmaron gran parte de los momentos históricos del triunfo de la revolución popular sandinista que existen en cine y se difunden en la actualidad. Las famosas tomas de la Plaza de la República se hicieron desde la azotea del Palacio Nacional y de la Catedral de Managua en las que se puede ver la plaza llena de gente que celebraba y gritaba, además del emocionante reencuentro de los familiares con los guerrilleros. Herty llegó a reunirse con ellos en la azotea del Palacio Nacional a felicitarlos por todo el trabajo hecho durante ese tiempo, reconocerles la valentía por ofrendar sus vidas por causa de la brigada y a recordarles que estaban viviendo momentos irrepetibles y haciendo historia con sus cámaras en manos. Como buen líder de grupo celebró con ellos los logros obtenidos dándoles palabras de ánimo y abrazos.

Toda la experiencia vivida durante la brigada fue narrada por autores cubanos, la primera aparición se dio en la revista Cine Cubano número 96 donde se publicaron entrevistas y fotos de Manuel Pereira en los primeros días de la revolución durante su visita a las instalaciones del recién nacido Instituto Nicaragüense de Cine (INCINE). La segunda publicación es el libro de testimonios, reunidos por el cineasta Fernando Pérez Valdés en su libro Corresponsales de guerra, publicado por Casa de las Américas en La Habana en 1981. En la obra, a través de perfiles biográficos describe detalladamente los acontecimientos redactados en primera persona, los personajes en el libro son Ramiro Lacayo Deshón, Emilio Rodríguez, Álvaro Jiménez, Frank Pineda y Moisés Rodríguez.

Después del triunfo de la revolución, Herty se retiró del manejo del grupo de cineastas y delegó las responsabilidades de la dirigencia en los puertorriqueños Emilio Rodríguez y Diego de la Texera para que apoyaran y ayudaran en la fundación y formación del Instituto Nicaragüense de Cine. Semanas después, Lewites fue nombrado jefe de protocolo del gobierno, cargo que desempeñó por siete meses hasta su nombramiento como director del Instituto Nicaragüense de Turismo.

El cineasta costarricense Óscar Castillo, entonces director de Istmo Film, lo recuerda en sus funciones de relacionista público del partido sandinista: “Herty hacía fotos y todas fueron históricas. La última foto que hizo [antes del triunfo de la revolución] fue una de Edén [Pastora], esa imagen la vendieron en el mundo entero, el Comandante Cero era un personaje que le gustaba a la gente, la foto era grande. Cuando triunfó la revolución el cine fue dividido en Nicaragua, unos se fueron a INCINE y otros como Tomás Borge junto con [Miguel] Necoechea usaron la misma arma del cine, igual como lo había hecho Herty. Tomás creó su cinematografía con el Ministerio del Interior y después el ejército también abrió su departamento de cine, otra parte trabajó en la televisión. Todo eso no se hubiera hecho sin la iniciativa de Herty, de la que nosotros aquí en Costa Rica en Istmo Film fuimos testigos”.

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Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).

En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.