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Claribel Alegría: mujer sabia, poesía tóxica.

1 agosto, 2014

La veta literaria de Claribel Alegría integrada en la mina de su obra, ofrece variados brillos, un diamante de la palabra siempre. Los destellos son atesorados por gambusinos alumbrados, como ahora Michéle Najlis, quien recoge y pule, cual orfebre afiebrado, las distintas caras de la piedra hasta convertirla en haces de luz refulgentes, re-descubriendo con ello, interpretaciones sobre una poética que sigue dando de qué hablar. Sentido homenaje de una mujer valerosa, inteligente y talentosa como Michéle, a otra mujer de semejantes características: Claribel, restableciendo el emotivo como potente decir de la poeta Alegría.


¿Por qué digo que Claribel es una “mujer sabia”?  No por un elogio barato, sino porque es, y ha sido siempre, una Alegría creadora. Aún en los peores momentos, en los más difíciles, en los más dolorosos, la sabiduría interior que ella cultiva la  lleva a renacer.

En el libro de los Proverbios, la sabiduría dice de sí misma

Yahvé me creó, primicia de su actividad,
antes  de sus obras antiguas.
Desde la eternidad fui formada,
desde el principio, antes del origen de la tierra.
[…]
Yo estaba junto a Él como aprendiz,
yo era su alegría cotidiana,
jugando todo el tiempo en su presencia
y compartiendo mi alegría con la gente.

Por eso para esta mujer sabia la vida es un milagro permanente y la palabra—que ella cultiva con amor reverencial—participa de la primigenia creación de ese Dios, de quien Claribel dijo, apenas a los siete añitos, contestando a la pregunta de una amiga de colegio:

Dios ni nos premia ni nos castiga.
Es como el aire. Sólo nos lleva.

Palabra que nace del silencio

Como los grandes poetas de siempre, los buenos, lo de veras; como los místicos, la palabra de Claribel tiene su raíz en el silencio

Silencio (1)
En la playa infinita del espacio
corre el silencio como un río.
Yo lo he visto saltar

Su palabra sin voz tiembla en mis labios
y se arrodilla el alma en su presencia.

Cuando la palabra nace del silencio, cuando conoce los misterios del silencio, cuando está ahí, recién nacida, surge una poesía que —parodiando lo que escribió  Rubén Darío en su poema a Campoamor:

cuando se tiene en la mano
un libro de tal mujer,
abeja es cada expresión
que, volando del papel,
deja en los labios la miel
y pica en el corazón.

cada verso, cada palabra es tóxica, porque el corazón necesita su tiempo para dejarse penetrar por  el misterio.
Porque ella, Claribel,  habita en el misterio
Ya lo decía Albert Einstein

-Lo más bello que podemos experimentar es el lado misterioso de la vida. Es el sentimiento profundo que se encuentra en la cuna del arte y de la ciencia verdadera.

También es la cuna de la espiritualidad.

No es de extrañar que para esta mujer maravillosa y maravillada, el oficio de poeta sea un camino espiritual, porque  ella  observa, siempre sorprendida, cada pequeño detalle de la vida: la sombra de la ceiba de la infancia en Santa Ana, los árboles de su jardín, sus flores, la música, los poemas de San Juan de la Cruz, los cuentos de Cortázar, la amistad de Benedetti, el recuerdo de Juan Ramón Jiménez, su maestro; el aire, una nube que pasa.

Ella misma lo dice:

Él y yo (2)
Siento el misterio claro que palpita en el agua

Por su misma pasión por el misterio, Claribel sale, fascinada y fascinante, a buscar el sol

Monólogo de domingo (3)
Saldré a buscar el sol
Y me verán  las gentes constelada de cantos
[…]
Tengo una cita antigua
con el rosal del parque
con las lilas, la ceiba
la sutil telaraña

Y también por  eso son altas las columnas de su sueño

Son altas (4)
Son altas las columnas de mi sueño

[….]
A veces las sorprendo entre las nubes,
en la tarde dorada, en las estrellas;
en todo lo que es bello se detienen
y siguen en su viaje iluminadas

Si bien la Sabiduría juega todo el tiempo en la presencia del Creador,  es también una experiencia de vida que conoce el desencanto y la tristeza

Este espejo me entiende (5)
No he podido cumplir
mi cita con la ceiba,
ya esta soledad
me llega a las rodillas
y las dobla.

Igual en el poema llamado simplemente

Mar (6)
[…]
Amo esta roca lisa
y amo también el verso
y el rosal.

Pero están como yo,
clavados en la tierra,
donde todo envejece y se reduce a polvo

Nos habla igualmente Claribel de ese escalofrío que producen las puertas que se cierran para siempre:

Es cerrar esta puerta lo que temo (7)
[…]
Es cerrar esta puerta
lo que temo
cerrar esta puerta para siempre
perforar este muro
y encontrarme de pronto
al otro lado
sin la jarra de vino
sin tus labios
sin los gladiolos rojos

Claribel nos sumerge a ratos en angustias de versos afligidos, como pesadillas, porque ella, la bella Clara Isabel, conoce también de pesadillas

Bajo la fría piel de la ballena (8)
[…]
Llevo abiertos los ojos  y no veo
adivino mi forma
por el tacto
busco a tientas
un hueco
una salida
un manojo de luz
que me señale.
[…]
está jadeando el mar
y yo desciendo
corro en círculos
torpes
golpeo el aire
con mis puños
llamo a voces

Pero está también la desgarra el otro horror, el dolor, por su patria, su otra querida patria El Salvador, y el dolor del exilio

Y este poema río (1988)

Sorrow (9)
III
Se ha deshecho la patria  […]
y la gente se aparta
[..]
nos envuelve

Y más adelante en el mismo poema, refiriéndose a la muerte de Roque Dalton que aún nos sangra el alma

IV
así  llegó tu muerte
Roque Dalton
la  implacable noticia
de tu muerte
[…]
fuiste atalaya
lumbre 
con orgullo de sable
cortaste la tiniebla
y envolvieron tu muerte
en la neblina
es peligroso, Roque
ir pregonando al Che
a Jesús
 a Sandino
ignorar al caudillo
abrir los ojos
sentir que tu memoria
desencadena llagas
y cada llaga es llama
que se levanta  y vuela
≈≈≈

Y así pasaron el tiempo y el espacio. Esa mujer que nació siendo poeta, que recorrió sonetos llevada por la mano rigurosa de Juan Ramón Jiménez, su maestro inexorable, llega ahora al dolor que la desgarra, a la nostalgia, a la punzante saudade de la lengua de Pessoa o Vinicius de Moraes:

Dame tu mano  (10)
Dame tu mano
Amor
no dejes que me hunda
en la tristeza.
Ya mi cuerpo aprendió
el dolor de tu ausencia
y a pesar de los golpes
quiere seguir viviendo. /

No te alejes
amor
encuéntrame en el sueño
defiende mi memoria de ti
que no quiero extraviar.
Somos la voz
y el  eco
el espejo
y el rostro
dame tu mano
espera
debo ajustar mi tiempo
hasta alcanzarte.

Claribel, que sabe que sólo el desapego de los místicos nos lleva a la vida verdadera, quiere a veces deshacerse de su cuerpo

Es hora ya de que te rindas (11)
Es hora ya
de que te rindas
mi  fatigoso
y fatigado cuerpo
dame el derecho de escapar.

Pero la vida se impone, y la poeta dice

[…]
pero  pese a tus males
y a tus sordos gemidos
sigues queriendo ser.
Este amor por la vida
que  te abrasa
no te deja
dejarme.

Claribel Alegría, que desde niña fue poeta—o aún antes de nacer—y   a los cinco años dictaba poemas a su madre, o se vestía de negro para interpretar tragedias. Ésa que fue confirmada en la palabra-sacramento por la mano y los ojos nublados de su padre cuando partió de Santa Ana:

La Ceiba (12)
Antes de mi partida
mi padre
con los ojos nublados
me susurró al oído
“no volverás”
me dijo
y me entregó un estuche
forrado en terciopelo
con una pluma fuente
entre el satén.
“Es tu espada,
princesa”
[…]
Es tu espada, me dijo.

Sin darme mucha cuenta
tomé el destino entre mis manos

Esa misma Claribel, hija de la Sabiduría que estuvo junto a Dios cuando creaba el mundo; esa misma poeta que, cruzando sus umbrales anda por ahí soltando amarras y haciendo testamentos, es  también  capaz—así es ella, distraída—de  tomar la muerte entre sus manos, sin darse mucha cuenta…

pero por el momento ¡no le damos permiso!



NOTAS:

  1. De Anillo de Silencio. 1948
  2. Idem.
  3. Vigilias. 1953
  4. Anillo de Silencio
  5. Anillo de Silencio. 1948
  6. Acuario. 1955
  7. Raíces. 1973-1977
  8. Idem.
  9. Sobrevivo. 1978
  10. Saudade.  1999
  11. Soltando amarras. 2005
Comparte en:

Granada, Nicaragua, 1946.
Es una de las voces poéticas femeninas más destacadas de Nicaragua. Su canto de protesta irrumpió en los años 60 con El viento armado (Universidad de San Carlos, Guatemala, 1969). Licenciada en Ciencias de la Educación con especialidad en Letras por la UNAN, ha realizado también estudios bíblicos y teológicos. Fue catedrática de Literatura en la UNAN de Managua y la UCR de Costa Rica, así como coordinadora de actividades artísticas en la UCA. Durante años mantuvo el programa radial Caminos de Emaús con comentarios bíblicos de actualidad. Su poesía de madurez ha adoptado un acento lírico y místico, tal y como se trasluce en sus obras Cantos de Ifigenia (Poesía y cuentos. Editorial Vanguardia, 1990), La Soledad Sonora (CNE-ANE/NORAD, 2005), Hija del Viento (Hispamer, 2015) y El Viento que la Sostiene, antología personal (Managua, CNE, 2015). De 2005 a 2007 fue Presidente de la Asociación Nicaragüense de Escritoras ANIDE.