Como un flamenco rojo: el enfrentamiento de Salomón de la Selva con Teodoro Roosevelt

3 octubre, 2022

Para 1917 el poeta nicaragüense Salomón de la Selva estaba bien integrado a la vida literaria de Nueva York. Había pasado gran parte de los once años anteriores en la ciudad, haciéndose completamente bilingüe. Tenía una cálida amistad, en particular, con miembros destacados de la Poetry Society of America, como Edwin Markham, Jessie Rittenhouse, y Edna St Vincent Millay, y había comenzado a publicar poemas en inglés en revistas prestigiosas como The Forum, Poetry, Ainslie’s, y Century Magazine.1

Mientras la guerra se desataba en Europa, Estados Unidos comenzó a considerar lo que tenía en común con los países al sur.  El jueves 7 de febrero de 1917 se ofreció una cena y recepción en honor a hombres y mujeres representantes de las letras de América Central y América del Sur en el Club Nacional de las Artes en Gramercy Park. Los anfitriones de la ocasión fueron los miembros del Comité Mixto de Artes Literarias. Uno de ellos, el escritor Hamlin Garland, afirmó que el propósito de la cena era “una mejor comprensión y una apreciación más amistosa del trabajo que están realizando los poetas y novelistas de nuestras hermanas Repúblicas del Sur”. 2 Fue una noche larga. Hubo charlas sobre temas como “El panamericanismo literario”, “La doctrina Monroe en la poesía”, “Los poetas de Brasil”, y “El movimiento modernista en América del Sur”. Hubo breves discursos de varios invitados latinoamericanos y se aprobó una resolución en el sentido de que se debería formar una Unión Panamericana permanente de asociaciones literarias de todo el continente con el propósito de asegurar un entendimiento mutuo más amplio. 3 Uno de los oradores fue Kermit Roosevelt, el segundo hijo de Teodoro Roosevelt, quien acababa de regresar de una visita a Brasil. Según el relato posterior de Hamlin Garland, la cena estaba acabando y la sala donde se darían las charlas se estaba llenando, cuando T.R. llegó de repente, llenando la pequeña habitación con su presencia. Le dijo a Garland que estaba presente para escuchar a su hijo y pidió que no lo llamaran para un discurso. En el relato de Garland todo salió de maravilla:

Me conmovió encontrar en Roosevelt tanto del padre afectuoso. Se sentó en una de nuestras duras y estrechas sillas de campamento durante dos horas, escuchando todos los discursos con vivo interés. Se quedó hasta que sometimos nuestras resoluciones de buena voluntad a votación, y después me felicitó por el éxito de la reunión. “Es un buen mensaje para enviar a nuestras repúblicas hermanas del Sur”, dijo. “La noticia llegará a todas las capitales”. 4

Afortunadamente, por lo menos un periodista se quedó hasta el final, y su relato, publicado al día siguiente en el New York Tribune, hizo que la ocasión pareciera mucho menos formal durante la última sesión de la velada. Varias personas también le escribieron a Pedro Henríquez Ureña para informarle lo sucedido, y él registró sus palabras en un ensayo que escribió para el diario habanero El Fígaro.5 El titular del Tribune captó el importante momento:

PATRIOTA SILENCIA A T.R. EN EL CLUB DE LAS ARTES
Recitando agravios de Estados Unidos, el Nicaragüense,
mira al coronel.
ENCUENTRO HISPANOAMERICANO EMOCIONA
Aunque incluído en el programa, Roosevelt no fue llamado:
“Yo no hice nada”, dice.6

La última sesión del programa le había sido otorgada a Salomón de la Selva, quien posiblemente había contribuido a organizar la velada. A las once de la noche, cuando el público comenzaba a ponerse nervioso, por fin llamaron a De la Selva. “Un orador anterior se refirió a mi país como la ‘pequeña Nicaragua’, comenzó el profesor De la Selva”—ésto es del reportaje periodístico—y no fueron tanto sus palabras como su tono lo que provocó un enderezamiento general en las sillas. El llamado profesor sin duda hablaba en serio: “Nicaragua puede ser pequeña en tamaño, pero una tierra es tan grande como sus esperanzas y aspiraciones”, afirmó: “Un orador anterior dijo que los gobiernos obtienen sus justos poderes del consentimiento de los gobernados. A través de Estados Unidos, mi país está gobernado por un gobierno que su pueblo no ha elegido”. El orador—observó el periodista—hacía gestos y miraba directamente al coronel Roosevelt, quien estaba inclinado hacia adelante en su silla asimilando cada palabra. Un poeta estadounidense le escribió a Pedro que De la Selva inconscientemente le había lanzado a T.R. “una mirada de fuego”. Más tarde, prosiguió el periodista, el profesor De la Selva anunció sin previo aviso: “‘Ahora leeré un poema’”. La entente cordiale parecía a punto de esfumarse. Una de las corresponsales de Pedro dijo que a Salomón se le pusieron los pelos de punta durante toda su charla: la seriedad del joven cautivó al público y sus “palabras inflamadas” fueron aplaudidas furiosamente. “Veo que ahora podemos llegar a un acuerdo”, se informa en el periódico que dijo De la Selva. “Ha sido difícil para mí hablar de amor por Estados Unidos mientras mi propia tierra estaba siendo pisoteada por Estados Unidos. No puede haber una verdadera Panamérica hasta que se corrijan los errores”.

Luego, continuó el periodista, en vez de llamar a Roosevelt, como estaba programado, el presidente de la reunión rápidamente puso fin a la velada ya que obviamente pensó que se corría el riesgo de una tormenta. Los periodistas rodearon a Roosevelt: “El joven no se refería a mí”, explicó Roosevelt. 7 “Yo nunca le hice nada a Nicaragua”. Sin embargo, según las cartas que recibió Henríquez Ureña, Roosevelt quedó indignado por las palabras de De la Selva y acusó a quienes lo aplaudían de “antipatriotas” y de no entender lo que hacían, a lo que una mujer respondió: “Estábamos aplaudiendo la verdad”. La efectividad de la arenga poética de De la Selva fue aún mayor dado que tuvo lugar en Gramercy Park, a unos pasos de la casa donde había nacido Teodoro Roosevelt. El ex-presidente y artífice de la política estadounidense hacia América Latina y el Caribe en las dos primeras décadas del siglo XX había sido desafiado en su propio patio.

El poema que De la Selva leyó y que había escrito especialmente para esa noche, comienza como el típico cuento de migrante:

From the South am I, from the tropic lands;
I was born where the sunlight is molten gold:
If you probe my heart, if you pierce my hands,
You will know the blood that is never cold…

To the North I came, with a dream, with a song,
With a noise like the music of the rain in the Spring,
For I held the Vision and it ruled my tongue,
And North and South would hear me sing.8

Al Sur se refiere como a su madre mientras que habla del Norte como su novia. Obviamente desea reconciliarlas. Es la madre la que necesita ser convencida, por lo que se dirige a ella aunque en un lenguaje que recuerda la destrucción militar:

And again I spoke in my Mother’s face:
“This is your daughter, this foreign land;
For my love of her I have dared disgrace:
I have shattered the walls of creed and race,
Love was so true that no walls could stand”.9

El poeta niega el cargo implícito de falsedad a su madre (“You have I cherished above all other” / “Te he apreciado por encima de todas las demás”), pero afirma una doble lealtad (“my flags are two” / “Mis banderas son dos”) frente a la reciente insistencia de Roosevelt que el americanismo—refiriéndose a Estados Unidos—debe ser “incondicionado e incondicional”.10

La alegoría nunca es cómoda. El Pasado exige ser recordado, y se reconoce “el Norte negligente” y “el Sur precipitado”:

But the Past was night, and I was the sun
And the light of the morning was on my mouth.11

Aún así, los versos hablan de guerra más a menudo que de armonía. El Cóndor y el Águila se agarran el uno contra el otro, pero quedan atrapados en la red de la canción del soñador. De pronto las aguas se negrecen, con barcos equipados para la guerra que navegan hacia el sur—una presunta referencia a la Guerra Hispanoamericana de 1898—sólo para que las aguas se calmen nuevamente con la canción del poeta.

Sin embargo, al final, el ejército y la riqueza de Estados Unidos parecen superar el idealismo del poeta:

But now a cry like a red flamingo
Has winged its way to the Judgement gates:
My Nicaragua and Santo Domingo
Shorn in their leanness by the ‘famous States’!

Harried and thieved in their want, in their hunger,
Their honour flaunted for a thing of laughter 
–You have done this because you are the stronger,
Do you know what deeds may follow after?12

Los “famous States” [Estados famosos] es una cita mordaz del poema de protesta escrito en 1846 por el reverenciado escritor estadounidense, Ralph Waldo Emerson, indignado por la invasión estadounidense de México:

¿Pero quien es el que parlotea
De la cultura de la humanidad,
De mejores artes y mejor vida?
Anda, gusano ciego, anda,
He aquí los famosos Estados
Acosando a Mexico
Con rifle y con cuchillo.13

Apropiadamente, ese mismo día, el 7 de febrero de 1917, había sido el final formal de la expedición a México del general Pershing después de su fracaso en localizar a Pancho Villa, quien había estado pellizcando a los estadounidenses a través  de la frontera.

En este sentido De la Selva hace a su crítica parte de una tradición antiimperialista panamericana y no un simple grito de angustia de los países invadidos. Incluso el eco sin citar del verbo cuidadosamente elegido por Emerson demuestra las credenciales de De la Selva como poeta en inglés, plenamente consciente de la tradición poética estadounidense de la que él mismo ahora también forma parte. ‘Harry’ [acosar] es un antiguo verbo en inglés, pero es posible que Emerson lo haya tomado del informe de Thomas Carlyle sobre la Revolución Francesa y sus consecuencias, dónde “The Prussians were harrying and ravaging about Metz” [Los prusianos estaban acosando y asolando a Metz].14 El acoso prusiano ahora también resultaba pertinente a la situación política de febrero de 1917, como dejan claro las tres últimas estrofas del poema de De la Selva. Los augurios son nefastos. El poeta teme que los pájaros que atrapó en su red se escapen y que el mar vuelva a “blacken with warlike ships”[ennegrecerse con naves guerreras]. Su Novia parece estar rechazando su cortejo. Y, sin embargo, él insiste en que escuche una vez más el “song of hope on my lips” [canto de esperanza en mis labios], una referencia al venerado Darío y sus Cantos de vida y esperanza.

Aquí las cosas se complican. De la Selva escribió el poema para esta ocasión, terminándolo a principios de febrero de 1917, varias semanas antes de que Estados Unidos anunciara su entrada en la guerra en Europa, aunque justo el 3 de febrero, cuando el presidente Woodrow Wilson había dado un gran paso en esa dirección al romper relaciones diplomáticas con Alemania.  De la Selva habría sabido que Roosevelt, su destinatario esa noche, era un defensor abierto de la participación de Estados Unidos en la guerra. Casi un año después, cuando De la Selva estaba preparando el poema para publicarlo en Tropical Town and Other Poems, las tropas estadounidenses estaban a punto de embarcarse para Europa en grandes cantidades. Es probable que la versión publicada sufriera alguna modificación para tomar en cuenta la nueva situación. En ausencia de un texto original, es imposible saber exactamente qué cambios se hicieron. En la versión publicada, sin embargo, el contraste es probablemente más fuerte de lo que hubiera sido en ocasión del recital del poema. Las palabras publicadas en 1918: “You have challenged the might of Belgium’s wronger / Dreadful you stand like the winged Avenger” [Has desafiado el poder del malhechor de Bélgica / Terrible te levantas como el Vengador alado] no habrían descrito el caso en febrero de 1917. En 1918 Estados Unidos ha hecho lo correcto en respuesta al acoso prusiano, pero ahora puede ser acusado de hipocresía por sus acciones hacia Nicaragua y Santo Domingo, países que se veían a sí mismos como Bélgicas americanas:

Will you let this thing be said of you,
That you stood for Right who were clothed with Wrong?
That to Latin America you proved untrue?
That you clamoured for justice with a guilty tongue?15

Esta analogía tenía a los infantes de marina estadounidenses jugando el papel del brutal ejército alemán, una imagen que no era la que quería cultivar Estados Unidos. Así que ahora, habiendo defendido el bien con respecto a Bélgica, hay una oportunidad para que Estados Unidos se redima, lo que permite que el sueño panamericano sobreviva, aunque a duras penas, en las líneas finales del poema:

So, blameless and righteous, your strength shall be
The power of God made manifest,
And I pledge the South shall never rest
Till your task is accomplished and the world is free.16

Esto le permite a De la Selva subtitular sus versos “Poema panamericano sobre la entrada de Estados Unidos en la guerra”. Madre y esposa se reconcilian por el momento.

En una carta de Salomón a Edna St Vincent Millay, el poeta menciona su “lucha y victoria sobre Teddy Roosevelt”. Más de un año después, recordando la misma ocasión en una carta a Amy Lowell, De la Selva afirmó que la noticia del asunto había causado un gran revuelo en América Latina y había evitado la posibilidad de nuevos ataques, aunque no queda claro si había habido ataques o si simplemente él había estado sintiendo la inseguridad de su propia posición como autoproclamado intermediario cultural.17

Poco después de que apareciera Tropical Town, y en reconocimiento a su promesa de que “el Sur nunca descansará”, De la Selva se dirigía a Europa. Decidido a luchar por la defensa de Francia y la civilización, se unió al ejército británico en Nueva York en julio de 1918 y fue enviado a la costa este de Inglaterra como parte del Tercer Batallón del Regimiento Loyal North Lancashire, una fuerza de reserva. Siguió esperando ser llamado a luchar en las trincheras pero, para su eterno pesar, la guerra terminó sin que él cumpliera ese deseo.


Notas

[1] Para más detalles, véase Peter Hulme, The Dinner at Gonfarone’s: Salomón de la Selva and His Pan-American Project in Nueva York, 1915-1919, Liverpool: Liverpool University Press, 2019. Por su ayuda con la traducción de este ensayo al español, caluroso agradecimiento a Laura García Moreno.

[2] The Bookman, 44, núm. 6 (febrero 1917), pág. 666.

[3] Bulletin of the Pan American Union, XLIV, núms 281-285 (enero-junio 1917), págs. 234-235. Nada resultó de esta admirable idea.

[4] Hamlin Garland, My Friendly Contemporaries: A Literary Log, Nueva York: The Macmillan Company, 1932, pág. 141.

[5] Pedro Henríquez Ureña, ‘Salomón de la Selva’, El Fígaro, XXXVI, núm. 12 (6 april 1919), págs. 288-289, citado en Alfredo A. Roggiano, Pedro Henríquez Ureña en los Estados Unidos, México: s.p. [State University of Iowa Studies in Spanish Language and Literature, 12], 1961, págs. 136-142.

[6] “Patriot Silences T.R. at Arts Club”, New York Tribune, 8 febrero 1917, pág. 9.

[7] No está claro si Roosevelt senior estaba programado para hablar o no.

[8] Desde Salomón de la Selva, ‘The Dreamer’s Heart Knows Its Own Bitterness’, Tropical Town and Other Poems, Nueva York: John Lane Company, 1918, págs. 38-43. “Del Sur soy yo, de las tierras tropicales; / Nací donde la luz del sol es oro fundido: / Si sondeas mi corazón, si traspasas mis manos, / Conocerás la sangre que nunca es fría… / Al Norte vine, con un sueño, con una canción, / Con un ruido como la música de la lluvia en primavera, / Porque sostuve la Visión y gobernó mi lengua, / Y el Norte y el Sur me escucharían cantar.”

[9] “Y de nuevo hablé en el rostro de mi Madre: ‘Esta es tu hija, esta tierra extranjera; / Por mi amor a ella me he atrevido a la desgracia: / He derribado los muros del credo y de la raza, / El amor era tan verdadero que ningún muro podía permanecer en pie’.”

[10] Theodore Roosevelt, “America for Americans” [Discurso en St Louis, 31 mayo 1916], en The Progressive Party: Its record from January to July, 1916, including statements and speeches of Theodore Roosevelt, Nueva York: s.p., 1916. El ‘americanismo’ había sido un tema constante de Roosevelt desde 1894: ‘True Americanism’ [The Forum, abril 1894], en Theodore Roosevelt, American Ideals, and Other Essays, Social and Political, Nueva York: G.P. Putnam’s Sons, 1897, págs. 14-32.

[11] “Pero el Pasado era la noche, y yo era el sol / Y la luz de la mañana estaba en mi boca”.

[12] “Pero ahora un grito como un flamenco rojo / ha volado hacia las puertas del Juicio: / Mi Nicaragua y Santo Domingo / ¡Despojados en su delgadez por los ‘famosos Estados’! / Acosados ​​y robados en su necesidad, en su hambre, / Su honor alardeado por algo risible… / –Has hecho ésto porque eres el más fuerte, / ¿Te das cuenta de qué actos pueden desatarse?”

[13]“Ode, Inscribed to W. H. Channing” [1846], en Ralph Waldo Emerson, Collected Poems and Translations, ed. Harold Bloom y Paul Kane, Nueva York: The Library of America, 1994, págs. 61-64 [mi traducción].

[14] Thomas Carlyle, The French Revolution [The Works of Thomas Carlyle, tomo IV], Londres: Chapman & Hall, 1903, III, pág. 10.

[15] “¿Permitirás que se diga esto de ti, / que representaste lo Bueno cuando estabas vestido con lo Malo? / ¿Que te demostraste infiel a Latinoamérica? / ¿Que clamabas justicia con lengua culpable?”.

[16] “Entonces, vuestra fuerza será irreprensible y justo,/ El poder de Dios se manifestará, / Y prometo que el Sur nunca descansará / hasta que tu tarea se cumpla y el mundo sea libre”.

[17] Carta de Salomón de la Selva a Edna St Vincent Millay, 21 marzo 1917, Edna St Vincent Millay Papers, MSS 32920, Library of Congress, Washington DC; Carta de Salomón de la Selva a Amy Lowell, 9 abril 1918, Amy Lowell Papers, MS Lowell 19 (1095), Houghton Library, Harvard University, Cambridge, Massachusetts.

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Es profesor emérito de la Universidad de Essex (Inglaterra), donde enseñó durante 40 años. Sus libros incluyen Colonial Encounters: Europe and the Native Caribbean, 1492 1797 (1986); Remnants of Conquest: The Caribs and Their Visitors, 1877-1998 (2000); Cuba’s Wild East: A Literary Geography of Oriente (2011); y The Dinner at Gonfarone’s: Salomón de la Selva’s Pan-American Project in Nueva York, 1915-1919 (2019). Actualmente está escribiendo un libro sobre las relaciones políticas y culturales entre Harlem, el Caribe y México en la década de 1920.