corea torres

Contar para vivir, vivir para contar – Sergio Ram7írez Premio Internacional Carlos Fuentes 2014

29 noviembre, 2014

Corea Torres

– El pasado 11 de noviembre de este 2014, el jurado constituido por la novelista española Soledad Puértolas, los escritores mexicanos Margo Glanz y Gonzalo Celorio, el ganador del mismo Premio en el 2013, Mario Vargas Llosa y presididos por Juan Goytisolo deliberaron para otorgar el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2014 en México, el fallo recayó en la persona del narrador nicaragüense Sergio Ramírez…


“Cuando uno escribe novela no puede ir a ciegas,
pero puede ocurrir que en el camino surjan cambios.
En el cuento debo tener en la cabeza todo,
como un círculo, el comienzo y sobre todo el final.”
Sergio Ramírez
(Entrevista para La Jornada, México).

El pasado 11 de noviembre de este 2014, el jurado constituido por la novelista española Soledad Puértolas, los escritores mexicanos Margo Glanz y Gonzalo Celorio, el ganador del mismo Premio en el 2013, Mario Vargas Llosa y presididos por Juan Goytisolo deliberaron para otorgar el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2014 en México, el fallo recayó en la persona del narrador nicaragüense Sergio Ramírez quien emocionado al saber la noticia declaró:

“El hecho de que esta distinción tan alta lleve el nombre de Carlos Fuentes, mi maestro literario en tantos sentidos, y ejemplo para mí de conducta intelectual desde mi adolescencia, hace que el premio venga a significar un hito en mi vida de escritor, y por tanto he de recibirlo pensando en la formidable sombra tutelar que lo ampara”.

El presidente del jurado Juan Goytisolo, referido en el párrafo inicial, también recientemente galardonado con el Premio Cervantes de Literatura 2014 y el primer ganador del Carlos Fuentes, el escritor hispano – peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, constatan, por la trayectoria de ambos, la magnificencia de dicho nombramiento a Ramírez. A decir del jurado Sergio Ramírez se hizo acreedor al lauro por: “Conjugar una literatura comprometida con una alta calidad literaria y por su papel como intelectual libre y crítico, de alta vocación cívica” Los puntos esenciales que se toman en cuenta para dictaminar el fallo están dados en la misma declaratoria que emite la organización responsable del galardón que en una parte dice:

“El Premio Internacional a la Creación Literaria en Español Carlos Fuentes, es un reconocimiento de carácter bienal, que  otorga el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Las candidaturas son presentadas por: Los ministerios, secretarías de Estado e instancias gubernamentales encargadas de la promoción y difusión de la cultura y las artes en los países de habla española. Las academias pertenecientes a la Asociación de Academias de la Lengua Española. Las instituciones de educación y de cultura, públicas o privadas, nacionales e internacionales, que por su naturaleza, fines u objetivos se encuentren vinculadas a la literatura en lengua española.

Este Premio reconoce la Creación Literaria en el Idioma Español de los escritores que por el conjunto de su obra hayan contribuido a enriquecer el patrimonio literario de la humanidad.”

La declaración habla por sí sola de un fallo que ha sido estudiado, sopesado, criticado, pero sobre todo escrupulosamente cuidado y transparente, a modo de evitar algún asomo de duda en cuanto a la manera en cómo se designa y en cuanto a los méritos del elegido, vale decirlo: supongo que no existe ningún reparo, en tanto Sergio Ramírez como escritor, literato, intelectual y personaje de la vida pública en Nicaragua y en Latinoamérica, tiene todos los merecimientos habidos y por haber, así las cosas sólo nos resta felicitar al ganador y expresar nuestra satisfacción a los organizadores por tan delicada decisión.

Sergio Ramírez, desde antes de la Revolución Sandinista, cuando tuvo los reflectores internacionales encima, en virtud de su protagonismo al ser combatiente y vanguardia de la Junta que asumió el gobierno después del triunfo revolucionario, ya era un connotado narrador, así lo constata su historia personal y su prolífica obra, que lo ha llevado a ser voz cantante de la creación literaria latinoamericana. Sergio, ahora, retirado de la praxis política, pero consistente en mantener su ideario en las acciones literarias que emprende, se erige como una conciencia pública: reflexionando críticamente a través de ficciones, ensayos, y testimonios, sobre la realidad de su país: Nicaragua, y quien, junto con el enorme poeta Ernesto Cardenal, funcionan cual dupla inquisitiva, inteligente, analítica, de los asuntos que competen a la sociedad en la que viven, no por ello ajenos a las consecuencias inherentes deparadas por su inveterada disidencia con el poder del gobierno. Sergio escribe constantemente en diarios y revistas de Latinoamérica y España, dirige la revista literaria virtual caratula y la impresa El Hilo Azul, del Centro Nicaragüense de Escritores en Nicaragua, además de continuar la tarea escritural que lo mueve, apareciendo periódicamente con textos ensayísticos en el periódico español El País y en el mexicano La Jornada, entre otros.

Una breve semblanza de Sergio Ramírez nos indica que nació en Nicaragua en 1942. Publica su  primer libro Cuentos, a los veinte años. Participa en la lucha para derrocar la dictadura somociana y forma parte del gobierno revolucionario, del que llegó a ser vicepresidente en 1985. En su obra literaria figuran, entre más de una treintena de libros, Castigo divino (1988), Premio Internacional Dashiel Hammett de Novela; Un baile de máscaras (1995), Premio Laure Bataillon a la mejor novela extranjera en Francia en 1998; Margarita está linda la mar, Premio Alfaguara de Novela 1998, y Premio Latinoamericano José María Arguedas en el 2000. Así también Cuentos completos (1998), con prólogo de Mario Benedetti; Adiós Muchachos, memoria de la revolución sandinista, (1999); el libro de cuentos Catalina y Catalina (2001); Mentiras Verdaderas (2001) y El viejo arte de mentir (2004), ambos sobre la creación literaria (2001); las novelas Sombras nada más (2002) y Mil y una muertes (2004); Señor de los Tristes, ensayos sobre escritores y escritura (2006); El reino animal, cuentos (2006); Tambor olvidado, ensayos (2007);  El cielo llora por mí, cuentos (2009); La fugitiva, novela (2011); Flores oscuras, cuentos (2013); y hasta un volumen relacionado con la gastronomía: Lo que sabe el paladar. Diccionario de los alimentos de Nicaragua, en este ya postrero 2014.

Conocido nuestro desde aquellas 8 historias de Charles Atlas también muere (publicado primariamente en 1976 y después reimpreso por Mondadori en 1993), en donde desarrolla un personaje enquistado en el régimen somociano que tiene la suerte de viajar a los Estados Unidos y de ribete conocer a Charles Atlas -sólo que a estas alturas del partido el famoso fortachón es ya una muestra inevitable de la decadencia-. Charles Atlas también muere además de prestarse como título de los ocho relatos, es, además, un magistral cuento donde vale la pena revisar el procedimiento además de disfrutar la narración. La historia vaticina un compás de espera que estará pendida de la certidumbre, uno ya se va dando cuenta dónde y cómo terminará,  pero hay, sin embargo, la insinuación de otro final que, también sabemos nunca se va a dar por la misma lógica de lo escrito. Las señales ofrecidas por Sergio en el desarrollo del relato, se acuñan de forma tal que los elementos en juego, adquieren cada vez mayor valor en tanto el relato avanza, mientras, como ya lo he expresado, la otra historia se deja notar allá al fondo: no se dice, pero el lector la vive. El Capitán Hatfield USCM militar gringo en la época de Sandino, adscrito en Nicaragua y quien manda al protagonista a visitar a Charles Atlas hasta Nueva York, representa lo otro que el autor nos quiere referir sin decirnos: La opresión de la bota militar, los privilegios al calce para aquellos que comulgan la misma forma de pensar, el tirano allá en su palacete, la denigrante relación del poderoso con el jodido, entre otras lindezas.

El gozo estético que deviene, posterior a su lectura, está significada en la sensación de haber entrado al imaginario del autor, cuando parece referirnos una anécdota cuyo desplazamiento fluye como por un terreno común del acontecer cotidiano, pero conforme transcurre, se establece un vínculo secreto que amarra al lector con otra historia que Sergio alude sólo vagamente, dejando el significado profundo de lo contado como una atribución privilegiada a quien lo está leyendo. El ejemplo más preciso puede constatarse en el cuento Un lecho de bauxita en Weipa, ahí, un matrimonio bien avenido, pero que la rutina les saca a flote los despojos más amargos de su relación, se entrelazan con la historia de un prostituta. El esposo se recrea con Marilyn -así se llama la mujer que se vende- mientras la esposa se va de viaje un corto tiempo. En tanto el triángulo ¿amoroso? se verifica, lo que se percibe al fondo del asunto, es la triste realidad que los aqueja, y el narrador se encarga de colocar las pistas apenas necesarias, de modo que el lector se arroje al desenlace y salga herido de soledad y tedio, configurando el mundo gris de la costumbre, de la repetición, de la falta de sorpresas.

Para aquellos lectores que aún desconocen la literatura del nicaragüense, me parece, su visita se significaría como el descubrimiento de un autor intenso al que habría que explorar a la mayor brevedad. Los visos de calidad escritural están presentes en cualquiera de sus obras, podrían sorprenderse gratamente con el entramado de Castigo divino (Edivisión, 1988), libro que puede leerse cual si fuera reportaje periodístico, novela histórica, o documento jurídico, si así les parece, y que aborda un caso de envenenamiento múltiple en el seno de una familia prominente de la ciudad de León Santiago de los Caballeros, efectuado, se presume, por el abogado Oliverio Castañeda, con el consecuente escándalo en la sociedad leonesa permeada por los vientos de la dictadura. Otro caso sería Margarita está linda la mar o lo que es lo mismo: la tenebra, el chisme, de parte de los contertulios de la mesa maldita del café de Salomón Prío, platicando la reconstrucción del fenómeno Rubén Darío, pero también, la conspiración: el asesinato del dictador Anastasio Somoza, territorio narrativo además, donde Ramírez, consciente de la búsqueda de nuevos derroteros por narrar, rarifica las estructuras, a la vez que vivifica el recurso de relatar con tiempos simultáneos, porque usa dos dimensiones en el tiempo para contarnos otras tantas historias: la llegada a Nicaragua de un decadente y enfermo Rubén Darío allá por 1915, si la memoria no me falla, y por otro lado, el complot para asesinar a Somoza a mediados del siglo pasado, ambas historias de algún modo coinciden en la narración originando con ello en el lector, un interés por la estructura además del conocimiento sobre detalles y matices de los acontecimientos.

Más allá del asunto personal de Sergio en su sentir hacia la política y el desarrollo social de su país, que tan buena imagen le ha creado en los ámbitos correspondientes, su importancia como literato está fuera de toda duda, y tal parece, así lo garantiza su accionar, ha inclinado la balanza con mucha mayor gravedad hacia su quehacer de narrador, lo cual, por supuesto, sus lectores agradecemos, por lo visto incidió de manera gravitante para su elección al Premio Carlos Fuentes 2014. Cuando me di a la gozosa tarea de entrarle a Clave de sol, libro de 9 cuentos inscritos en la línea que el autor centroamericano se ha planteado y desarrollado, encontré nuevamente sus temáticas ya recurrentes:  la pasión, el amor, el idealismo fogoso de la juventud, los rasgos de la dictadura, las aventuras sexuales de sus paisanos como una manera de presentar humanidad y razón de ser de un pueblo, atendiendo siempre a una mirada humorística e irónica, a la vez fresca, de pronto hasta hilarante, empero sin dejar a la zaga el sentido realista de los protagonistas, que se mueven en los ambientes que le  pertenecen y en donde practican esa suerte de costumbre familiar de la cotidianidad.

Como hiciera en Charles Atlas también muere, Sergio incluye en Clave de sol historias relacionadas con el béisbol,  juego icónico de los nicaragüenses. En el primer volumen aparecen El centerfielderJuego perfecto y en el otro repite este último relato,  además de insertar Tarde de sol, por cierto estupenda recreación de las interioridades de este deporte denominado la pelota caliente: Cuatro personajes en el escenario granadino, dos equipos de la liga profesional de beis: el Granada y el Cinco Estrellas, este último propiedad del General Somoza y al cual había que ganarle a como diera lugar, la rivalidad entre la ciudad ribereña del Gran Lago, Granada vs. Managua la capital, por cierto, también ribereña pero del lago Xolotlán, estaba representada en estos dos teams. Así el planteamiento, para el equipo granadino era de vital importancia contar entre sus miembros un pitcher de tanta categoría que hiciera rumiar la derrota al team estrellado y lo condujera a la conquista del Campeonato de la Liga Profesional de Béisbol de 1956. Para esa tarea sólo existía un pitcher con los tamaños suficientes: Silverio Pérez, el magnífico lanzador cubano –“un pitcher como nunca se volverá a ver en Nicaragua”- homónimo del matador de toros, a quien el gran Agustín Lara le compusiera el pasodoble, que ahora a Silverio el cubano le tocaban como si fuera suyo cada vez que estaba en la lomita de las serpentinas.

Para contratar a Silverio acaso el empeño de Chelú fue capaz de realizarlo. Chelú, “potentado, hombre rico, finquero, dueño de la curtiembre Cocibolca, exportador de cueros, presidente del equipo Granada por puro amor al deporte rey”  viajó a La Habana con el propósito de convencer a Bobby Maduro dueño de los derechos del lanzador con nombre de torero y así amarrar el contrato. El trabajo de Chelú fue encomiable, porque es obvio que Maduro no quería desprenderse de Silverio, hasta que gracias a los oficios de Chelú, y por supuesto, a su abultada cartera.

Silverio fue tratado a cuerpo de rey en Granada, aunque es justo consignarlo, él también puso de su parte, y lo que le correspondía lo cumplió con creces: Granada ganó el Campeonato de la Liga Profesional, la fiesta iba a ser en grande. Ah pero había otro asunto que se desarrollaba clandestinamente: el tórrido romance entre Silverio y la Michi, hija de Chelú. Cuando éste se dio cuenta, previa llamada de la Michi, para confesarle, deshecha en llanto, que esperaba un hijo de Silverio Pérez, el desenlace de la historia se orientó hacia otros cauces donde Sergio Ramírez ejerce su oficio para hacernos ver en toda su magnitud las conductas humanas. Con su forma de contar fluida, coloquial, alegre, colorida, entrega al lector los sucesos de la vida, que pueden ser de aquí y de todas partes.

Mas Clave de sol además ofrece otros paisajes literarios en sus cuentos. Historias preñadas de humanidad. Anecdotario pleno de las costumbres de su pueblo, enriquecidas con el toque de su buen humor. Clave de sol es otro repaso narrativo de Sergio que abreva en el seno de la nicaraguanidad para de ahí aventárselo al mundo sin reparos y con la fuerza de su ars.

Sin asomo de duda pienso que para el amante del placentero ejercicio de leer, la literatura erige su razón de existencia en el individuo.

El universo mismo es su casa, no hay límites y lo que le sucede a alguien aquí puede sucederle al otro lado del planeta. La literatura es la encargada de contárnoslo con toda su esplendente hermosura o su feroz fealdad, armada únicamente con su insoslayable herramienta: las palabras.

Los creadores literarios cual portavoces exclusivos de esas historias, nos narran en diferentes estilos los aconteceres y entonces así, sufrimos o disfrutamos.

Modos de vida, razones humanas, formas indistintas de padecer el amor, la pasión, el dolor, la efímera felicidad, las costumbres, maneras de comunicación… todo puede estar atado y ser sujeto de literatura.

Decimos: mientras el ser humano siga habitando la tierra, seguirá contándonos sus peripecias, sin remedio, porque eso somos: palabras.

La narrativa como expresión fiel de su humanidad brota, y ahí está presente, sin cortapisas, como diciéndonos: este eres tú, yo y los otros. Esto visto por ti en el relato, te pasó a ti, como pudo haberle sucedido al otro. Por eso los cuentos, las novelas, es decir la narrativa, será siempre: “el bautizo de una realidad recién descubierta que fue revisión a contrapelo de asuntos transitados por otros relatores” (según palabras de Ricardo Piglia).

Tal vez por ello es de inquietante tentación acudir a los narradores magistrales, porque además de hacernos enfrentar una fenomenología anecdótica, una secuencia de hechos, nos empujan con singular persuasión al otro mundo que subyace clandestino y donde descansa insinuante una segunda historia, y esto precisamente es lo que pasa cuando se lee a Sergio Ramírez y su prosa vital, desbordante de denuncia e ironía, de realidades veladas.

Su obra conforma una magnífica fotografía del país centroamericano. Nicaragua está plasmada en cierto momento de su historia, por así decirlo en las miradas hechas por los tantos relatos y novelas contadas por Sergio y nos deja en la boca, el sabor de la pobreza y el sometimiento, la soberbia del verdugo y la derrota de un espíritu.

Prosa ágil, llena de coloquialismos que nos dan una lección de geografía humana.

Después de abrevar en las aguas narrativas de Sergio Ramírez nos damos cuenta el por qué está considerado un escritor mayor en el ámbito de las letras hispanoamericanas y la razón poderosa que llevó al jurado nombrarlo Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2014.

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Chichigalpa, Nicaragua, 1953.
Poeta, escritor, crítico literario. Reside en Puebla, México, donde estudió Ing. Química (BUAP). Mediador de Lectura por la UAM y el Programa Nacional Salas de Lectura. Fue editor y colaborador sección de Crítica, de www.caratula.net. Es Mediador de la Sala de Lectura Germán List Arzubide. Ha publicado: Reconocer la lumbre (Poesía, 2023. Sec. de Cultura, Puebla). Ámbar: Espejo del instante (Poesía, 2020. 3 poetas. Ed. 7 días. Goyenario Azul (Narrativa, 2015, Managua, Nic.). ahora que ha llovido (Poesía, 2009. Centro Nicaragüense de Escritores CNE y Asociación Noruega de Escritores ANE). Miscelánea erótica (Poesía colectiva 2007, BUAP). Fue autor de la columna Libros de la revista MOMENTO en Puebla (1997- 2015).