Biografía y ajedrez están de fiesta
22 julio, 2019
La biografía como género literario abastece de manera nutricia el testimonio existencial de los biografiados. En ese tenor José Prats Sariol comparte sus impresiones acerca de un personaje por demás popular y distinto, como fue el ajedrecista cubano José Raúl Capablanca, quien es retratado detalladamente en el libro Capablanca leyenda y realidad (Dos tomos), por el también isleño Miguel Ángel Sánchez –periodista e investigador-, en un trabajo exhaustivo donde se dan cita, los avatares físicos, las contiendas emocionales y sentimentales, de una vida dedicada al ajedrez que sorprendió al mundo con su genial y lúdico espíritu en ese juego del intelecto y de la sagacidad mental.
Los lectores de biografías que a la vez nos dejamos embrujar por las peripecias del ajedrez, estamos de fiesta. Bajo la firma de Miguel Ángel Sánchez (Cuba, 1947) acaba de aparecer este 2019 la edición definitiva de su monumental biografía de José Raúl Capablanca (La Habana, 1888 – New York, 1942); el genio cubano cuyas partidas siguen retando la sagacidad y la perspicacia de los que aprenden a intrincarse en sus pasmosas combinatorias.
Bajo el ya prestigioso sello editorial de Casa Vacía, disfrutamos la hermosa y cuidada edición en dos tomos de Capablanca Leyenda y realidad; a cargo de Pablo de Cuba Soria e ilustrada en un magnífico papel, elegido, precisamente, porque no transparenta. Incluye sus más importantes partidas (muy bien comentadas), fotos (muchas hasta ahora inéditas), cartas, gráficos y una oportuna, precisa documentación; precedida por un sugerente prólogo del prestigioso ensayista cubano Gustavo Pérez Firmat, también conocedor del juego de las traviesas casillas.
Género poco ejercitado en español –por supuesto que con honrosas excepciones-, la biografía parece estar en manos de autores de otras lenguas, desde el austriaco Stefan Zweig hasta el francés Gerard Walter -para citar dos clásicos del género-, sin aludir a la placentera tradición inglesa (De Samuel Johnson a hoy) o la rusa (Dmitri Merezhkovski…).
De ahí que este acontecimiento de homenaje al llamado Mozart del ajedrez, ayuda a fundamentar –por contraste- la triste certeza de una endeble tradición cubana de biografías, donde, por ejemplo, nuestros grandes escritores del siglo pasado (Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Virgilio Piñera…), todavía esperan no ya una biografía de la profundidad y las dimensiones de esta sobre Capablanca; tan siquiera un texto que se aproxime a un estudio riguroso sobre sus vidas, que entrelace existencia e intimidad, trabajo y angustias con época y sociedad. Aunque sí haya dos o tres biografías sobre artistas relevantes (como la de Ramón Fajardo sobre Rita Montaner); por suerte las dedicadas a presidentes y dictadores suelen ser mediocres o no existir. No así, excepcionalmente, las escritas en el siglo pasado sobre José Martí o Antonio Maceo, en la lista -penosa por breve— que inaugurara Enrique Piñeyro en el siglo XIX, desde Europa, sobre todo desde París, donde muere en 1911.
Por cierto, también Miguel Ángel Sánchez –como el padre de los biógrafos cubanos— ha logrado completar su ardua labor gracias a residir fuera de Cuba, sobre todo en sus décadas en New York (1981-2016); lo que le ha permitido investigar in situ –en especial en la propia Big Apple—; viajar a diferentes ciudades; como Buenos Aires, decisiva para investigar los eventos y campeonatos en los que allí Capablanca participó, su reflejo en la prensa local y el ambiente de época. También para establecer una afluencia de información con familiares del ajedrecista, amigos, coleccionistas de fotos, cartas, hasta anécdotas y sucesos privados cuidadosamente verificados.
Pude leer la primera versión, publicada en 1978, tras obtener en 1976 el premio de biografía Enrique Piñeyro, que cada dos años concede la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. De entonces a hoy –amistad mediante— he podido seguir durante casi medio siglo –con creciente curiosidad- las peripecias que hoy culminan en Capablanca. Leyenda y realidad. Por este camino resalto la vocación de Miguel Ángel Sánchez por el tan complejo género de la biografía. Enriqueciendo su condición de periodista e historiador de ciertos temas contemporáneos de Cuba, como los sucesos de Playa Girón o Bahía de Cochinos, siempre ha estado su tenacidad -casi obstinación— para culminar este proyecto biográfico, con cada una de sus implicaciones investigativas. Implicaciones que comienzan con múltiples sacrificios de tiempo y economía, pues nunca ha recibido becas o apoyos para la indagación y escritura; pues ha tenido que ganarse la vida en menesteres cercanos pero ajenos.
Viajes y estancias, miles de horas de procesamiento de informaciones y redacción, marcan su gustoso sacrificio, su interesada gratuidad. Forma legible de altruismo, obra de excepción, sus méritos comienzan precisamente por los del autor, desde su afán perfeccionista hasta su no menos porfiada necesidad de contextualizar, de proyectar al genial ajedrecista desde y hacia sus circunstancias. Perfectamente ensambladas con sus rasgos espirituales y físicos, desde la galopante hipertensión arterial que a veces le borraba recuerdos y lo lleva a la muerte, hasta un sentido lúdico que a veces le entorpeció la existencia cotidiana o la victoria en alguna partida… Todo lo cual se deja leer aquí con suficiente minuciosidad argumental, con sobradas artimañas expositivas para evitar conclusiones rápidas, subestimar al lector.
Las crítica favorables por parte de especialistas en ajedrez, que recibió la edición inglesa de 2015, realizada por McFarland & Company, Inc. (Ignoro las recibidas por la endeble de Ediciones Unión, en Cuba, 2018); y las que comienza a recibir esta edición ampliada, muestran el reconocimiento a la labor desplegada por el biógrafo.
Coincido con Gustavo Pérez Firmat en que Capablanca: leyenda y realidad también logra impresionar “por los retratos de ambientes y personajes, como el recuento de la azarosa vida del abuelo paterno de Capablanca, José María Tadeo Capablanca, toda una novela de aventuras, o la minuciosa y conmovedora descripción de los últimos días de Capablanca en una ciudad –Nueva York— sacudida por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial”.
La amenidad –otro de los valores alcanzados por Miguel Ángel Sánchez— me parece producto de tres factores que se entrelazan felizmente en el texto. Por supuesto que en primer lugar se halla la personalidad del biógrafo, poco aficionado a trivialidades y digresiones, a excesos culteranos en el léxico que podrían empobrecer las recepciones, a rellenos marginales. En segundo término la propia vida agridulce de Capablanca -seguida minuciosamente en la biografía sin ocultar aventuras amorosas o crisis de diversa naturaleza- alimenta el interés, deja incógnitas para las páginas sucesivas… Y por último, aunque sin orden, está la rigurosa congruencia ajedrecística, es decir, el profesionalismo con que se estudian las partidas y los zigzagueos de Capablanca -hasta su temprana muerte cuando apenas tenía cincuenta y tres años- dentro del deporte de las intuiciones razonadas.
Las sesenta y cuatro casillas del tablero suman aquí –en los dos tomos—alrededor de setecientas páginas. Confieso que las leí de una sentada. Sabiendo que mi caminata matinal se resentiría al dormir apenas tres horas, pero con el placer de quien se ha sumergido en la vida y obra de una persona que enorgullece el ingenio humano, sin fronteras ni prejuicios. José Raúl Capablanca ha recreado su curva de apogeo. Miguel Ángel Sánchez ha cumplido consigo mismo y con sus lectores. Enhorabuena.
(En Aventura, junio y 2019).
La Habana, 1946.
Hizo estudios de Literatura en la Universidad de la Habana. Crítico literario, narrador, ensayista y profesor universitario, posee una compacta obra en la que sobresalen las novelas:Erótica, Mariel (1997, 1999),Guanago Gay (2001); Las penas de la joven Lila (2004); y Cuentos… además de los textos críticos: Estudios sobre poesía cubana (1988); Criticar al crítico(1983); Pellicer río de voces; No leas poesía...; y Fabelo (1994).
Junto con un grupo de críticos literarios preparó en 1988, la edición cumbre de Paradiso, la novela de Lezama Lima para la UNESCO.
Ha sido compilado en el libroTópicos y trópicos pellicereanos. Estudios sobre la vida y obra de Carlos Pellicer, ed. Hora y veinte, 2005, con el ensayo Pellicer, Lezama, el amor filial.
A su cargo estuvieron la preparación (compilación, prologo, notas…) de La Habana(1992)y de La materia artizada(1996).
Ha ofrecido conferencias en universidades y centros culturales en diversas partes del mundo. Fue huésped becado, de la Casa del Escritor de Puebla, México, durante dos años, en donde coadyuvó en la preparación de escritores noveles, creó la revistaInstantes, bajo los auspicios de la Universidad de las Américas y colaboró en varias publicaciones literarias locales. En 2011 publicó el libro de ensayos Lezama Lima o el azar concurrente, Ed. Confluencias de España.