
Cuentos y relatos breves
1 diciembre, 2009
En el arte nicaragüense, Luis Enrique Mejía Godoy es tan conocido y gustado como el pinol. La letra de sus canciones nos revela la sensibilidad poética del autor y algunas de éstas –pongamos como ejemplos, “Pobre la María”, “Venancia”—nos describen el drama suavizado por la música, de la realidad nicaragüense en un sector de la mujer de este país Centroamericano. De manera que no es extraño tener ahora ante nosotros y entre nuestras manos, un libro de sus cuentos, si él había empezado por lo más difícil creando la letra poética y personajes para sus canciones.
“Cuentos y relatos breves” hacen honor al título y tienen la particularidad de comunicar como una acción refleja lo que se ha aprendido por la intuición que es un conocimiento adquirido más rápido que el que se alcanza a través de la lectura o la explicación.
En los cuentos de Mejía Godoy encontramos la superstición, el ingenio del borrachito las tragedias en las cantinas, el amor platónico por las artistas del cine, la nota roja, etc. Y también relatos que son verdaderos prosemas o poemas en prosa como “Óleo de tu cuerpo”, “Cosas de la luna”, “Hiperbreves”… Juanito Urrutia, Crecencio Cuevas, Angela, Macaria Mendoza interactúan en el tiempo durante una acción rápida, pero llena de dramatismo, amor, imaginación y dentro de un paisaje real del trópico nicaragüense. Todos estos personajes se deberán inscribir en el registro de las personas nicaragüenses.
Francisco Arellano Oviedo
HISTORIAS DE PERROS
Todo el conocimiento, la totalidad de preguntas
Franz Kafka
y respuestas se encuentran en el perro.
VIDA DE PERRO
Amaneció oliendo cada rincón de la casa. Fue a mear la llanta del carro, levantando una pata. Dio tres vueltas antes de acostarse en el suelo. Y cuando en la noche le ladró a la luna, después de perseguir grillos en el jardín, creyó que era un perro de verdad y no la ficción de un sueño, como había pensado al dormirse al mediodía bajo la cama.
Cuando despertó, con los ojos tristes y húmedos, se fue a echar a los pies de su mujer que, acariciándole la cabeza, no sabía si llevarlo al veterinario o al manicomio.
PERRO AMOR
––Guau! ––dijo Marcelo al verla salir del baño, pero ella lo tomó como un americanismo muy propio de la gente que se había ido a vivir a Miami, y no como el saludo de un perro.
El médico le había dicho que no era nada grave esos ojos “como mirada de perro callejero”. Ella se acostumbró a las caricias de su nariz que sentía cada vez más fría, buscándole los rincones de su cuerpo. “Tendré que ponerte un nombre” – le dijo ella, y pensó que no era necesario, pues Marcelo no sonaba mal para un perro con cara de gente. Él, contento, paró las orejas y le lamió la entrepierna. Fue la primera vez que le hizo el amor en cuatro patas.
RETRATO DE POETA CON GUITARRA.
(En el bar de los sueños olvidados)
Llegó tomado de la mano con una niña no mayor de quince, parecía su nieta. Seguido de una comparsa formada por un poeta amateur, un asistente vividor y un adulador que era a la vez su biógrafo. Pidió media botella de Ron Flor de Caña, Etiqueta Negra, con soda y cuatro cubos de hielo. Se sirvió medio vaso de ron y agregó dos dedos de Ensa. Quedó viendo a la niña vestida de blusita, una cuarta arriba del ombligo, rojo sangre, y pantalones mugres ajustados hasta la chimpinilla, con sandalias doradas. Ella sonrió y se dejó tocar un pecho. El poeta recordó en su paladar los pejibayes que vendían en la parada de buses de Tibás-San José, en la capital de Costa Rica.
Venían saliendo de la Cinemateca de ver una película de Fellini cuando el poeta le dijo a la niña una frase inspirada. Algo así como: “tus ojos de paloma degollada…”. El poeta amateur aplaudió con entusiasmo y los ojos húmedos. El asistente vividor le sirvió otro trago de medio vaso de ron y el adulador y biógrafo tomó nota de la frase en una libreta y enmarcando sus manos, tomó una foto ficticia a todo el grupo con su sonrisa de violador.
El poeta se emborrachó y se durmió en aquel bar de mala muerte que frecuentaba cada viernes y olvidaba cada sábado. El poeta amateur se robó el verso del poema improvisado. El asistente y vividor pidió otra media de ron y salió por la puerta de atrás para no pagar… El adulador y biógrafo, después de firmar un vale, se llevó a la niña, le dio cinco pesos y la manoseó antes de devolverla al barrio miserable de donde la había ido a sacar para que pasara la noche con el poeta.
Al despertar, el poeta se dio cuenta que, como siempre, se encontraba en la casa de su amigo, el Director del Instituto de Cultura que lo había mandado a rescatar del bar en la madrugada, con su chofer, gracias a la llamada oportuna que el barman hizo a una amiga íntima del Presidente de la República. El funcionario le ofreció una limonada cimarrona. Él pidió un ron y una guitarra para cantar un tango de Agustín Lara y lloró al tratar en vano de recordar el verso y la cara sucia de aquel ángel de brillantes ojos negros que había perdido anoche en el Bar de los Sueños Olvidados…
Somoto, Madriz, Nicaragua, 1945.
Es uno de los más destacados Cantautores Nicaragüenses. En cuarenta años de vida artística profesional ha realizado veinte producciones discográficas que han sido editadas en Centroamérica, América del Sur, México, EEUU, Canadá Europa y Japón.
Ha musicalizado a los poetas nicaragüenses Rubén Darío, Alfonso Cortez, Ernesto Cardenal, José Coronel Urtecho, Joaquín Pasos, Pablo Antonio Cuadra, Francisco Pérez Estrada, José Cuadra Vega, Gioconda Belli, Suad Marcos y Alvaro Urtecho.Ha compuesto música para Largometrajes de Cine, Programas y Documentales de Cine y TV y tuvo su primera experiencia como actor en 1989 en la película del director chileno Miguel Littín: Sandino.
En el 2002 publicó su primer libro biográfico “Relincho en la sangre” (ANAMA Ediciones). Ha publicado también poemas, relatos y cuentos en los suplementos culturales La Prensa Literaria y El Nuevo Amanecer Cultural, así como en páginas web de arte y cultura (Margen Cero, Proyecto Scherezade, Rincón del Haiku,, entre otras)
Ha sido merecedor de premios y distinciones de Organizaciones e Instituciones del Arte y la Cultura, Universidades, Asociaciones de Artistas y Alcaldías de Nicaragua, Centroamérica, Canadá y EEUU por su obra artística y su aporte al desarrollo de la cultura. Recibió en 1990 la Orden Rubén Darío, la más alta distinción en el campo del Arte y la Cultura en Nicaragua. Recibió de parte del Teatro Nacional Rubén Darío y el Ministerio de Cultura la medalla de Excelencia cuando cumplió sus 30 años de producción artística.
Fue nombrado junto a destacados deportistas y artistas nacionales “Campeón de la Salud” por parte de Organización Panamericana de la Salud. Luis Enrique es también Embajador Cultural de la UNI, Universidad Nacional de Ingeniería. Junto a su hermano Carlos ha sido merecedor del reconocimiento de la Federación Centroamericana de Turismo y ha recibido el Doctorado Honoris Causa por parte de la UNA, Universidad Nacional Agraria de nuestro país.
En el año 2009 fue seleccionado por el Centro Nicaragüense de Escritores su libro de “Cuentos y Relatos Breves”. “Cuentos y relatos breves” fue seleccionado en el Certamen para publicación de obras literarias, convocado este año por proyecto editorial del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega.
Para el año 2010 tiene planeado publicar su primer libro de poemas y su nuevo disco titulado “Tengo a América en mi voz”, así como un disco en homenaje a los poetas de Nicaragua.