corea torres

Darío, los poetas, la escritora

31 enero, 2015

Corea Torres

– Carmen Boullosa, escritora mexicana de reconocida trayectoria, muestra un tanto de su talento en este dichoso libro de relatos El fantasma y el poeta, en el ofrece a plenitud una prosa atrayente decantada a través de su tiempo en que ha creado una prolífica obra novelística como poética. Para Caratula, Corea Torres traza el comentario de estos cuentos basado en una lectura gozosa, escudriñadora, observando en el contenido la característica literaria de Carmen: engarzar el atinado convivio de realidad y ficción.


Carmen Boullosa

La vida y obra del bardo nicaragüense por antonomasia, Rubén Darío, continúa siendo material, como también motivo de escritura y crítica hasta hoy, a casi a cien años del centenario de su fallecimiento. El bardo centroamericano es mencionado constantemente por autores de su época y de ésta. Ha servido de faro a tantos poetas y a la poesía en sí, que se ha convertido en pieza de estudio, en referente obligado para quienes abrevan del lenguaje, de la creación literaria y de la construcción de poemas. Vale agregar además, que su persona también es usufructo de historias y anécdotas de suyo atractivas, dado el contenido siempre inquietante de su comportamiento, de sus acciones, de su arte.

En mis lecturas del pasado 2014 topé con un libro delicioso: El fantasma y el poeta, de Carmen Boullosa, vinculado precisamente con Darío, poeta de clara admiración para la Boullosa por lo que se logra percibir a través de propios comentarios. Sin ocultar sus preferencias lectoras e influjos, Carmen escribe, y lo hace de tal manera que forja nuevos seguidores a su creación, a sus historias, merced, justo es decirlo, a la atinada “relación entre ficción y realidad” que, consigue, así lo expresa su prologuista el escritor Juan Antonio Masoliver Ródenas, a través del “desenfado, el buen humor y el extraordinario sentido de libertad que alimentan toda su obra”. Escritora agradecida Carmen externa sin tapujos los veneros en los cuales mamó la ubre literaria, tengo por caso la relación con Huberto Batis, su maestro en los inicios de su carrera y con quien vive en deuda, según propia expresión, porque Huberto “me dio el empujón (de modo algo agresivo) para dejarme llevar por lo que era y es mi pasión y razón de ser: escribir” (Mi maestro; Confabulario, El Universal, 281214). Insalvable por otra parte la mención de Julio Cortázar, ese otro referente específico en la obra de Carmen: “el autor es parte de mi vida… su obra literaria Rayuela y sus cuentos me han acompañado desde muy joven” (Julio Cortázar. Entre la desconfianza materna y los bifes clandestinos. www.caratula.net febrero-marzo 2015). Amparado en esa premisa es que me atrevo a calificarla como una autora consciente de sus aprendizajes y de sus influjos. No los oculta. Algo digno de aplaudir.

Mi encuentro con El fantasma y el poeta, tuvo entonces un espléndido ambiente que me condujo a la sorpresa, a la sonrisa, a cierto sentimiento de satisfacción al redescubrir los siempre alumbradores territorios de la ficción. Es de suponer el conocimiento de la autora con respecto al poeta y la entrañable relación entrambos. Ella, como receptora de la estética y experiencia dariana, y él como dador de la creación, de ahí entonces, me parece, nace la historia El fantasma y el poeta, cuyo título ocupa también el libro.

El contenido agrupa 15 relatos situados en distintos tiempos lo que permite a la autora jugar cachondamente con conductas y actitudes de personajes reconocidos, ya ficticios, ya reales, convertidos, merced a la pluma de Carmen, en seres desprovistos de su carácter legendario o fama, haciéndolos habitantes de nuestra realidad, personas con las inherentes pasiones, vicios y virtudes.

Rubén Darío aparece desde el primer cuento: Mi copa, las tres de Darío, las tres veces Pedro y la obsesión por el número tres de Nikola Tesla, encabezado por demás extraño pero a la vez atractivo, que causa desde su presentación un levantamiento de ceja por su longitud y por lo que planta en la imaginación. En dicho texto uno descubre que Darío “gran poeta, gran borracho”, visitó cuatro veces Nueva York, ciudad en la cual está ubicada la historia, en ella, justo en su cuarta visita, se quedó alrededor de seis meses. Darío padecía ya de precaria salud, a decir de un tipo de apellido Bermúdez quien fue el que lo trasladó desde Barcelona, porque ahí se lo encontró prácticamente “en la miseria conyugal”, con el pensamiento de ganar toneladas de plata, fincado en la fama del poeta cuando este ofreciera discursos, leyera sus poemas y escribiera, para desde ese terreno, con los bolsillos llenos del dinero ganado, llevarlo a las mesas pletóricas de viandas, de ahí a las francachelas, de estas a las putas y de las putas a las arengas por la paz del mundo, y vuelta a empezar el mismo itinerario.

La estructura narrativa ocupada por Boullosa para contarnos la historia se urde en los entresijos de diferentes situaciones, precisamente las planteadas desde el título, Las tres de Darío…, “son las veces que declinó una copa durante su estadía en Nueva York invierno de 1914 y la primavera del 15; las de Pedro son las tantas renegadas de Pedro ante el Salvador (suponemos el Cristo católico), ya conocidas pero reverdecidas en virtud del recién descubierto Evangelio de Judas, y las de Nikola Tesla, padre de la electricidad y de la radio, relacionadas con la obsesión del físico por hacer las cosas tres veces”, mientras tanto la narradora junto a la colombiana Sheryl-Toya, manos de ángel para arreglarle el cabello y Vicky de origen italiano conversan acerca de telenovelas, pero también de lo que Carmen les proporciona con los avatares de Darío, los éxitos de Tesla aprovechados por Tomás Alva Edison para ostentarse como el verdadero descubridor de la luz y la radio, entre otras tantas cosas y chismes, dentro de las cuales se muestra el episodio del robo de una copa por Caco, amiga mexicana de ambas, en casa de Vicky, que sirve como detonante aglutinador de las peripecias del poeta Darío cuando declina beberlas.

corea-boullosa-elfantasmayelpoetaFicción, realidad, préterito y presente compartidos, personajes reales con otros inventados asumiendo relaciones inéditas a la vez desconcertantes, quizá hasta disparatadas, habitando los espacios de este nuestro mundo de ayer y hoy, prosa fluida, visos de humor, información, elucubraciones y sensaciones se ofrecen en cada relato de El fantasma y el poeta que el lector reacciona asintiendo ante el paisaje del anecdotario propuesto por la Boullosa. Los encuentros con personajes tan disímbolos como la Julieta un tanto cínica de Julieta escopeta, se significan como hallazgos agradecibles, porque imaginar a Romeo un tanto querendón con los de su mismo sexo, altera de manera frontal esa percepción que traíamos todos aquellos que conocimos los amoríos de la pareja shakespearana.

Por otra parte el fantasma de nombre Jan Rodrigues se posesiona del cuerpo un tanto cargado de opio de Rubén Darío, mientras este visita una mansión en Governors Islands en la misma Nueva York acompañado del fotógrafo de fantasmas y la médium Esther a una sesión espiritista en 1914 y posteriormente de otro poeta, ahora de este tiempo, ni más ni menos que Octavio Paz y del cual también se posesiona. Los caminos ya comentados del entremezclar tiempos y personajes para plantear el relato da en el blanco de la atención del lector originando sorpresa y claro las ganas de especular con los acontecimientos.*

Pero no sólo los poetas son postes temáticos de Carmen Boullosa, Madame de Stäel, Talleyrand, Chateaubriand, Carlos Monsiváis, Voltaire y los pintores Caravaggio, y Vermeer, son rozados por la creatividad escritural en: El cuento de nunca, con sapo y azuquítar, historia envuelta de desparpajo y contada con un lenguaje coloquial que llega a arrancar la sonrisa. Funciona este relato como la recreación personal de algunos aspectos vivenciales del pintor galo en la época de la revolución francesa J. L. David (Jacques-Louis) -“Ah qué pintor tan aburrido”, menciona la mujer narradora del cuento-, a partir del encuentro con la pintura Cupido y Psique, entre la “pareja armónica, satisfecha y feliz, que busca un tercero que los respalde para dejar empleos absurdos y continuar con oficios sólidos”. Para ser claros, la pareja armónica y feliz sencillamente quiere un tercero en la dupla –Oscar el candidato, quien según su retrato: “está para jállowin”, pero con bastante plata para insuflar el insumo económico que tanta falta les hace, mientras tanto la pareja ofrece “vida intelectual interesante, buen humor cotidiano, dulzura, compañía de primera y un hogar en toda forma, para compartir las cosas esenciales de la vida”, ¿sexo? Enrevesado con el proyecto de vida nueva pretendido por la pareja, Boullosa introduce a J. L. David “feroz terrorista –Ah que pintor tan aburrido-” con una existencia para nada aburrida, y recrea su biografía en los aspectos de mayor relevancia, sobre todo las relaciones amistosas con Robespierre, Marat justo en la cúspide de la Revolución. A todo este tramo de la Historia Universal nos conduce Carmen Boullosa en este singular relato, donde combina, biografías de pintores del siglo 18 con relaciones humanas de la actualidad al límite, platicadas con un lenguaje embebido de espíritu coloquial y con el oficio narrativo ya demostrado en novelas de distintas temáticas, libros de poesía y teatro.

Caravaggio el pintor mencionado líneas arriba es aludido con mayor frecuencia por la Boullosa en el cuento La sagrada y otras. Michelangelo Merisi da Caravaggio considerado uno de los impulsores del barroco, controvertido, camorrista pero estupendo pintor del siglo 16 es recreado en este cuento a través de sus pinturas por la mujer personaje, quien por cierto, deja asomar sus elevados conocimientos en el arte de la poesía de los colores como lo es la pintura. Boullosa atenta a la integración de los relatos en un todo de correspondencias temáticas, acude, supongo yo lector despistado, a Caravaggio por ser el autor de La negación de San Pedro, uno de sus lienzos más conocidos realizado en la época de su exilio en Nápoles entre 1606 y 1610 año de su muerte. En el claroscuro de esta pintura, dos mujeres señalan con sus dedos a Pedro –reza la información obtenida a través de la internet-, mientras que un soldado completa el trío. De esta manera, Caravaggio representó simbólicamente las tres negaciones de Pedro hacia Cristo, con lo cual concatena uno de los asuntos del cuento inicial del libro Mi copa, las tres de Darío, las tres veces Pedro y la obsesión por el número tres de Nikola Tesla, y ya referido, así entonces las anécdotas de los diferentes relatos contenidos en el libro a fin de cuentas se relacionan entre sí dando, como ya lo mencioné carácter de unidad.

Carmen Boullosa, aquí en El fantasma y el poeta, se deja sentir como toda narradora de oficio, devela su talento creativo en giros, en formas de relatar para atrapar la atención, estrategias contundentes para mezclar ficción con lo real a la manera cortazariana, todo mediante el desarrollo de esa inasible virtud que sólo los verdaderos escritores poseen: escribir ofreciendo expectativas que serán paladeadas hasta sus últimas consecuencias.


 Escucha el cuento «El fantasma y el poeta, en la voz de su autora, Carmen Boullosa

(Tomado de «Letras mexicanas en voz de sus autores» Descarga Cultura.UNAM)

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Chichigalpa, Nicaragua, 1953.
Poeta, escritor, crítico literario. Reside en Puebla, México, donde estudió Ing. Química (BUAP). Mediador de Lectura por la UAM y el Programa Nacional Salas de Lectura. Fue editor y colaborador sección de Crítica, de www.caratula.net. Es Mediador de la Sala de Lectura Germán List Arzubide. Ha publicado: Reconocer la lumbre (Poesía, 2023. Sec. de Cultura, Puebla). Ámbar: Espejo del instante (Poesía, 2020. 3 poetas. Ed. 7 días. Goyenario Azul (Narrativa, 2015, Managua, Nic.). ahora que ha llovido (Poesía, 2009. Centro Nicaragüense de Escritores CNE y Asociación Noruega de Escritores ANE). Miscelánea erótica (Poesía colectiva 2007, BUAP). Fue autor de la columna Libros de la revista MOMENTO en Puebla (1997- 2015).