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Dos premios literarios en un mes para Álvaro Menen Desleal

1 octubre, 2011

En su acostumbrada sección Hoja de ruta, Sergio Ramírez recuerda un texto de su autoría publicado en 1968, año en que el salvadoreño Álvaro Menen Desleal, “brillante escritor salvadoreño que a los 37 años de edad acaba de obtener casi consecutivamente dos premios de importancia: el Primer Premio de Teatro en los Juegos Florales de Quezaltenango, y el Primer Premio de Cuentos en el Certamen Nacional de Cultura de El Salvador.” Acusado de plagiario, Ramírez afirmaba, hace más de cuatro décadas, que Menen Desleal sería, “sino el mejor, uno de los mejores cuentistas de Centroamérica.”


Los escándalos literarios en Centroamérica no son muy frecuentes, a menos que uno mismo se los fabrique; ésta ha sido en parte la filosofía empleada por Álvaro Menen Desleal, el brillante escritor salvadoreño que a los 37 años de edad acaba de obtener casi consecutivamente dos premios de importancia: el Primer Premio de Teatro en los Juegos Florales de Quezaltenango, y el Primer Premio de Cuentos en el Certamen Nacional de Cultura de El Salvador.

Cuando en 1963, Menen Desleal ganó el Segundo Premio de Cuento en el Certamen Nacional de Cultura, con su libro Cuentos breves y maravillosos, él mismo se inventó una pugna que llevó hasta los diarios, atacándose de plagiario y defendiéndose al mismo tiempo (con nombres supuestos), hasta que el asunto cobró a otros participantes, esta vez auténticos, que se encargaron de llevarlo a un juicio público celebrado en la Universidad, del cual salió condenado. De esta manera el libro alcanzó un record de venta jamás logrado anteriormente en el país. No obstante la condena, el libro tuvo un éxito impresionante en el exterior y ya ha sido traducido al rumano y al inglés.

Dos años después volvió a triunfar con Luz negra, una pieza en dos actos, en el Certamen Hispanoamericano de Teatro, y sus eternos enemigos lo acusaron otra vez de plagiario; antes se había dicho que los Cuentos breves y maravillosos habían sido copiados de Borges; esta vez, que Luz Negra no era más que una paráfrasis de Becket. A pesar de eso, obtuvo 72 representaciones en San Salvador, habiéndose ya presentado en Santiago de Chile, en Morelia, México, en el I Festival Cultural Centroamericano en Costa Rica; en Düsseldorf, Alemania y ahora en la Olimpíada Cultural de México.

Menen Desleal se ha convertido casi en un participante profesional de concursos, lo que le deja por supuesto buenas utilidades; ya ha ganado incluso un primer premio en un concurso de urbanismo con un libro titulado Ciudad, Casa de Todos, con el cual los técnicos de su tierra quedaron furiosos: él no entiende nada del asunto, pero el libro era hermoso, habitable. Otra vez lo acusaron de lo mismo: plagio.

Reside en Alemania desde comienzos de año y desde allá envió trabajos a los dos concursos vecinos: el de teatro en Guatemala, el de cuento en El Salvador. Ganó en ambos. En el primero con El cielo no es para el Reverendo y en el segundo con La cuerda de oro y nylon.

Cuando en su país se supo del triunfo de Quezaltenango, al día siguiente, antes que ningún periódico le extendiera siquiera una felicitación formal, El Mundo, en un gran despliegue publicó fotocopias de páginas del manuscrito original de Menen Desleal, y de la obra de Francisco Gavidia Ursino, que a la simple comparación resultaban idénticas. Lo que El Mundo omitió, fue que en la primera página del original de Menen Desleal, presentado al concurso, se explica claramente que El cielo no es para el Reverendo es una paráfrasis de Ursino de Gavidia, a la cual obra se habían hecho reducciones y cambios técnicos, conservando algunos parlamentos.

La publicación de El Mundo fue repetida por Prensa Libre de Guatemala, y la Municipalidad de Quezaltenango optó por dejar en suspenso la entrega del premio mientras se aclaraba el asunto y dio la palabra al autor, quien en una respuesta de ocho páginas dirigida al Alcalde, examinaba punto por punto y rebatía las acusaciones.

Ursino es un personaje de la mítica popular salvadoreña, calcado en Robin Hood, un derrotado caballero andante que robaba a los ricos para dar a los pobres; en la obra de Menen Desleal el cambio está con los tiempos: Ursino roba a los ricos para dar a los guerrilleros. Y en su explicación se ríe de sus detractores, acompañando copia del cartel de presentación en Basilea de El Rey Juan de Dürrenmatt, paráfrasis de Shakespeare; y cita a Brecht y León Felipe, entre otros, como “plagiadores” por haber parafraseado obras de autores clásicos.

Aún en caliente esta última pelea, se anunció el fallo del Certamen Nacional de Cultura, dándole el premio por La cuerda de oro y nylon, decisión que tomó un jurado en el que participó Salvador Reyes Nevares, de México. Esta colección de cuentos continúa la línea de su primer libro, y la semana pasada que yo dejé El Salvador, ya andaban reuniendo pruebas para acusarle nuevamente de plagio (sin haber leído la colección).

Para quien se proclama él mismo el mejor cuentista vivo de Centroamérica, y se inventó un prólogo firmado por Jorge Luis Borges para los Cuentos breves, nada de lo que sobrevenga después de estos dos premios podrá sonarle ya raro. Él mismo en el fondo estará gozando con el nuevo escándalo, mientras discute derechos de traducción en Alemania, o con el director detalles de la puesta en escena de Luz negra.

Creo que cuando se apague el bullicio en el Olimpo acuoso de las ranas, Álvaro Menen Desleal aparecerá como lo que él mismo dice que es: sino el mejor, uno de los mejores cuentistas de Centroamérica.

San José, octubre de 1968.

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Escritor nicaragüense. Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2017. Fundó la revista Ventana en 1960, y encabezó el movimiento literario del mismo nombre. En 1968 fundó la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA) y en 1981 la Editorial Nueva Nicaragua. Su bibliografía abarca más de cincuenta títulos. Con Margarita, está linda la mar (1998) ganó el Premio Internacional de Novela Alfaguara, otorgado por un jurado presidido por Carlos Fuentes y el Premio Latinoamericano de Novela José María Arguedas 2000, otorgado por Casa de las Américas. Por su trayectoria literaria ha merecido el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, en 2011, y el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español, en 2014. Su novela más reciente es Ya nadie llora por mí, publicada por Alfaguara en 2017. Ha recibido la Beca Guggenheim, la Orden de Comendador de las Letras de Francia, la Orden al Mérito de Alemania, y la Orden Isabel la Católica de España.