vitrina-dublinesca

Dublinesca. Enrique Vila-Matas

1 agosto, 2010

Recibido por la crítica con celebraciones («su novela más ambiciosa»), Dublinesca amplia el registro de la experimentación y sutileza de su autor, el barcelonés Enrique Vila-Matas, ya conocido en Hispanoamérica por títulos como Historia abreviada de la literatura portátil (1985), Bartleby y compañía (2001) y Doctor Pasavento (2005).

El libro gravita alrededor de Samuel Riba, quien se mira a sí mismo como «el último editor literario» pero se encuentra derrotado, retirado, con sesenta años encima y su editorial cerrada a la espera que alguna trasnacional, si acaso, adquiera su catálogo. Lamenta que en tres décadas como editor no encontrara «el gran autor» o «la gran novela» (aunque a esto contribuyera su rechazo epidérmico a los bestsellers, especialmente a la literatura gótica que abunda hoy día), sus días transcurren lentos y pesados, en un ciclo que va de su computador al ventanal, donde observa «lo que pasa cuando no pasa nada».

Todo es decadente y triste hasta que un sueño premonitorio le señala que su destino, en esa etapa de su vida, es la ciudad irlandesa de Dublín, recorrer los pasajes del Ulises de James Joyce en búsqueda de algo que no sabe qué es pero espera sea la llave a todas sus inquietudes. Así se hace de sus dos mejores amigos, Javier y Ricardo, a quienes posteriormente se les une Nietzky, para acudir a la celebración de Bloomsday (16 de junio, en honor a Leopoldo Bloom, personaje principal de Ulises), donde Riba hará «un funeral no sólo por el mundo derruido de la edición literaria, sino también por el mundo de los escritores verdaderos y los lectores con talento».

Este viaje vital tiene un significado particular: es una peregrinación personal que llora la muerte de una era, la era Gutenberg, que desaparece frente a la era Google y del libro digital. No es casual que el título, dublinesca, sea precisamente el de un poema de Philip Larkin, que llora la muerte de una prostituta, buscada en vida por muchos hombres pero a cuya ceremonia final sólo asisten compañeras de oficio. Analogía curiosa que Vila-Matas comentó señalando que cuando lo leyó, al hablar de un funeral y de una prostituta, le pareció que podía estar relacionado con lo que escribía en aquel momento. «Decidí que la literatura sería una gran puta también, y sería un funeral por ella». Los tres amigos se convierten en «réplicas vivientes de los tres personajes –Simon Dedalus, Martin Cunningham y John Power- que acompañan a Bloom en el cortejo fúnebre que atraviesa la ciudad hasta el camposanto de Glasnevin en la mañana del 16 de junio de 1904». Como dato importante, el propio Vila-Matas pertenece a la Orden del Finnegans, cuyos caballeros se obligan a venerar la novela Ulises y a asistir cada año al Bloomsday.

Cabe destacar que antes del viaje Riba elabora una especie de teoría general sobre la novela, que a saber, sus componentes principales son la «intertextualidad; conexiones con la alta poesía; conciencia de un paisaje moral en ruinas; ligera superioridad del estilo sobre la trama; la escritura vista como un reloj que avanza». A todas luces, cualquier lector de Vila-Matas reconoce al autor en esta teoría que elabora su personaje. El tono del libro a ratos es melancólico, a ratos gracioso y a ratos sombrío, pero no deja de conmover esa búsqueda de Riba que, después de todo, puede ser la búsqueda de todo aspirante a escritor o de todo lector.

Quizá un poco más ligera y juguetona que otros títulos del autor, Dublinesca es también un homenaje directo a James Joyce y Samuel Becket, con apariciones frecuentes (intertextualidad) de Joseph de Maistre, Wallace Stevens, Laurence Sterne, Flann O’Brien, W. B. Yeats, Paul Auster, Gil de Biedma, Idea Vilariño, Juan Carlos Onetti y el infaltable Borges, e incluso de escritores reales que aparecen como personajes (cameos) con sus nombres y apellidos y referencias a Nabokov, quien escribió unas lecciones sobre cómo «leer» el Ulises y en Dublinesca los personajes la comentan. Con todo, como ha observado la crítica y el propio autor, la novela propone un salto inglés, es decir, «la transición a otro espacio mental, a la literatura irlandesa, a Joyce y Beckett, que en Dublinesca representan los dos extremos de la literatura del siglo XX», y así lo explica el autor en una entrevista reciente: «equivale en la novela a dejar atrás algunas culturas –la catalana, la española, la francesa- que me resultaban demasiado familiares. Saltar a otro lado para adentrarme en nuevas culturas, mucho menos conocidas por mí. La irlandesa, por cierto, es –como Dublín mismo- un pozo de sorpresas fantásticas».

¿Qué hay en esta ciudad que Riba no encontraba en ninguna otra parte? Para ello hay que leer Dublinesca, pero he aquí una pista cortesía del autor: el libro trata de «alguien que se aburre y quiere celebrar un funeral por el mundo (por su propio mundo también) y descubre que la ceremonia le permite tener algo que hacer. Es decir, encuentra su futuro en lo apocalíptico». La gran crisis final, cuando después de mañana no habrá mañana. No en vano Bloomsday rima con Doomsday.

Comparte en:

Managua, Nicaragua, 31 de octubre de 1984 - 25 de agosto de 2017.
Autor de cinco libros de cuentos, incluyendo La felicidad nos dejó cicatrices (España y Centroamérica: Valparaíso ediciones, 2014); Los días felices (Costa Rica: Uruk editores, 2011). La Feria Internacional del Libro de Guadalajara lo nombró en 2011 como uno de Los 25 secretos mejor guardados de América Latina, un proyecto para «dibujar una ruta de las letras que se gestan a lo largo y ancho del continente, 25 voces y lenguajes para descifrar, hoy, América Latina». Cuentos suyos han sido traducidos al inglés, francés, alemán y portugués, y aparecen en antologías y revistas de los continentes americano y europeo.

En 2009 mereció una beca de escritor del gobierno mexicano en el Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y de Haití en México; y en 2015, la Beca Valle-Inclán del programa de becas MAEC-AECID de Arte, Educación y Cultura del gobierno español, para una estancia creativa en la Real Academia de España en Roma (2015-2016).

Fue cofundador, coordinador general, director ejecutivo y director asociado de Centroamérica cuenta (2012-2015); co-fundador y coordinador de Leteo ediciones, iniciativa editorial sin fines de lucro para la promoción de la nueva literatura nicaragüense. Coordinador del proyecto #Los2000, autores nicaragüenses del nuevo milenio (2012 y 2013), que reunió a diversas voces de la generación literaria del 2000. Fue jefe de redacción y editor en jefe de Carátula, revista cultural centroamericana (2009-2015) y de El hilo azul, revista literaria del Centro Nicaragüense de Escritores (2010-2015).

Fue también miembro del Centro Nicaragüense de Escritores y del PEN Internacional / Nicaragua, miembro fundador de Global Shapers Managua, parte de la comunidad Global Shapers. En 2014 recibió una beca para el Global Competitiveness Leadership Program (GCL) de Georgetown University, Washington, EE.UU., siendo el primer escritor en recibir esta distinción.