100 personajes del cine en Nicaragua: Hugo Hernández Oviedo “¡Y dios inventó la actuación!” Setenta años de cine, teatro, radio y televisión
28 julio, 2018
La presente es una sección fija de Carátula.net en la que se publican semblanzas, entrevistas y (o) perfiles sobre personajes del cine en Nicaragua. Se puede encontrar publicaciones no solo sobre personajes nacionales sino también extranjeros que de una u otra manera han contribuido al desarrollo de la cinematografía en este país. El orden es aleatorio, los protagonistas de la sección pertenecer a todos los tiempos del cine desde la existencia de este arte hasta la actualidad, por lo tanto la secuencia de los artículos no obedece a un orden cronológico.…
A sus setenta años de vida artística ya que se inició a los siete años de edad, Hugo Hernández Oviedo, primer actor nacional, figura en la corta lista de los grandes actores de Nicaragua en la época de oro del teatro, la radio y los inicios de la televisión. Ha participado en una veintena de obras de teatro, series de televisión y telenovelas —protagonista en algunas y actor de reparto en otras—, compuso seis canciones, dirigió tres documentales, escribió tres libretos dramáticos, apareció en muchas fotonovelas cuando estas eran muy populares en los años setenta en México y Cuba, actuó en siete películas, ha grabado siete discos de declamación de poesía, ha hecho doblajes de cine y radio así como narraciones en off para documentales.
Ha sido también periodista, relacionista público, declamador lírico, dirigente de grupos culturales y asociaciones de artistas o clubes, y articulista de periódicos mexicanos, como el diario Excélsior y la revista Cine Mundial, prestigiosa publicación mensual que salió a luz en los años cincuenta y gracias a la impactante demanda de lectores se convirtió en un cotizado diario, en cuyas páginas se dio cobertura a los principales hechos de cine durante varias décadas del siglo veinte. También escribió en la página de espectáculos de la revista mexicana Vedette y Deportes, en Nicaragua en la revista matagalpina Vox populi y en 1981 junto con el periodista Francisco Rivas Quijano fundó la revista Nicaragua gráfica.
Pero su vida de fama y reconocimiento en el mundo cultural no fue así desde el comienzo. Nacido en León el 10 de septiembre de 1938 en un barrio pobre y viniendo de una familia sencilla, Hugo considera que estaba destinado a ser zapatero toda su vida porque fue el oficio de su abuelo Juan Oviedo y que su padre, Anastasio Hernández Aguilar, había heredado y desempeñado hasta que un día compró unos caballos y las carreras y empezó su trabajo como cochero en la ciudad de León. Su madre, Carmen Oviedo Rosales, también procedía de una familia obrera y se dedicaba a envolver puros en una fábrica tabacalera de Chinandega.
A pesar de no tener como influencia a nadie con el tema de las artes, Hugo Hernández pudo surgir con dedicación y estudios, por lo que siente que nació artista y todos los acontecimientos de su juventud se fueron dando solos para llegar a ser un actor consumado. Esto le confesó al periodista Mario Fulvio Espinoza en una entrevista para La Prensa publicada el 12 de marzo de 2005: “Yo digo que el artista nace, y que después a través de la escuela y del bregar de la vida, se va puliendo. Yo nací artista y lo digo humildemente, porque cuando llegué a aprender el catecismo con el padre Antolín, él me escogió entre los niños más vivarachos para salir en sus veladas a beneficio del desayuno de la primera comunión en mi barrio San Felipe, y al ver mis desplazamientos escénicos me decía que yo le estaba mintiendo, que yo había recibido clases de actuación antes”.
Es así como se inició en la actuación, conviviendo con una familia tan pobre que no podía pagar sus estudios y lo único que le podían ofrecer era aprender el oficio de zapatero o tirar de los coches de caballos de su padre y transportar mercancías en carreras de madera con mulas o bueyes. Actuar era una inquietud que la traía desde la infancia cuando participó a los diez años como actor principal en la pequeña agrupación local de sociodramas y teatro que se llamaba Compañía de Don Juan Dávila y su Caravana de Estrellas, donde él con sábanas y otros vestuarios improvisados y artesanales hacía sus papeles, destacándose poco a poco en su actuación entre los otros niños. Los escenarios de este grupo eran los atrios de las iglesias, dentro de los salones de la Casa Cural y en las esquinas polvorientas de los barrios o las terrazas de los mercados. Su inteligencia fue reconocida por su tío monseñor Isidro Augusto Oviedo Reyes, quien pagó sus estudios básicos porque sus padres estaban incapacitados para darle una educación formalizada.
Este episodio hoy en día, además de un ejemplo de superación, ha sido una figura en su vida, como él mismo lo identifica, porque es venir desde abajo hasta llegar a la cúspide con una carrera como actor muy bien desarrollada primero en Nicaragua y luego en México, donde fue dirigido por teatristas y cineastas cubanos y mexicanos, estando presente constantemente en platós de cine y de televisión. Actuó en una variedad de spots televisivos en los dos países para empresas de textiles, restaurantes de franquicias internacionales o para otras compañías financieras como Diners Club, Western Union o DHL.
Ha sido Hugo Hernández, como describe el periodista Edwin Sánchez en un artículo publicado en El Nuevo Diario, un hombre “cuya vida pública transcurrió delante de las cámaras, los micrófonos, los reflectores y los aplausos”, mientras a sus pies descalzos en contacto directo con las tablas en decenas de escenarios caían rosas rojas y ovaciones que le lanzaban sus admiradoras desde las butacas.
Al terminar la primaria en León, ingresó en el Hospicio San Juan de Dios a estudiar tipografía. Vivió en León hasta los diecisiete años cuando emigró a Managua en busca de mejores oportunidades. Se matriculó en la escuela de comercio del señor Silviano Matamoros para estudiar contabilidad comercial y muy pronto encontró trabajo en la empresa de textiles Nomar. Desde ese puesto en un comercio fue que se inició en la televisión porque su jefe, el empresario Ramón Morales, patrocinaba un programa de títeres en la televisión y lo enviaba primero a supervisar y después a llevar los premios de los participantes. Al poco tiempo pasó a dirigir y presentar el programa, siendo su primera aparición en la pantalla nacional en noviembre de 1958 en Canal 6. Otros de sus oficios consistían en vender pólizas de seguros y como contador en la empresa constructora del Teatro Nacional Rubén Darío o en el Hotel Intercontinental de Managua.
Casado con Olivia Iglesias procreó seis hijos: Guadalupe Antonio, Hugo Jr., Gloria María, Harold, Sara y Jorge Martín, quiso continuar con este gusto especial por la representación dramática y después de su trabajo como contador en las oficinas del Distrito Nacional (Alcaldía de Managua), iba en el turno vespertino a recibir clases de locución y declamación con el escritor Julio César Sandoval y a los cursos de actuación con la dramaturga Socorro Bonilla Castellón.
En 1963 se inscribió en el curso de pintura de la Escuela Nacional de Bellas Artes con el maestro Rodrigo Peñalba, pero cuando caminaba por el área de teatro se quedaba mucho tiempo viendo a los estudiantes y sus prácticas hasta que decidió cambiar y pasarse al teatro con el dramaturgo Alfredo Valessi. Después ingresó a los talleres de dicción, drama y declamación que el artista Richard Moore impartía en Radio Mundial, medio de comunicación que vivía entonces un boom y gran prestigio disfrutando del oro de su mejor época. También fueron sus maestros en esta radio José Dibb McConnell y Archivaldo Arosteguí.
Una vez graduado del curso en 1966, dio sus primeros pasos en la radio leyendo noticias y como maestro de ceremonia de los eventos que se transmitían en vivo. Estudió además declamación lírica en el curso que daba Manolo Villamil, con quien montó un programa en Radio Mundial llamado “Esta noche contigo”, en el que Hugo declamaba poesía romántica. También se presentaba en ese escenario Irene López y su ballet folklórico, con el que actuando como declamador, Hugo la acompañó en todo Centroamérica. El ballet folklórico de Irene López y el coro del Padre Mena fueron los primeros artistas nacionales que se presentaron en el escenario del Teatro Nacional Rubén Darío.
Desplazándose ágilmente en un mundo cultural y con muchas amistades artísticas conoció al dramaturgo Benjamín Zapata, quien lo invitó a interpretar el papel de Capitán en la puesta en escena de Rafaela Herrera, la que se convirtió en obra de su debut y que considera la “primera obra nicaragüense” en la que participó, cuyas líneas no olvidará nunca. La obra estaba dirigida por Benjamín Zapata y la declamadora y actriz Juanita Sacasa, quienes en 1958 realizaron un largometraje de ficción en Managua. En 1969 dirigió el programa de radio “Mano a mano con el pueblo”, que se presentaba todos los días a las cuatro de la tarde en directo, con transmisiones desde diferentes puntos de Managua, como los mercados, colegios, bulevares o plazas, entre otros sitios.
1972 fue un año muy ocupado para Hugo en los escenarios nacionales. En abril fue el estreno de la obra La falda pantalón, con la que se inauguró el Teatro Experimental en el edificio del Teatro Nacional Rubén Darío; entre junio y agosto participó en el rodaje de Milagro en el bosque y en diciembre se estrenó Chinfonía burguesa, escrita por José Coronel Urtecho. Trabajaba en el Distrito Nacional como funcionario público mientras participaba en la obra La falda pantalón, escrita por Adolfo Calero Orozco y llevada al teatro por Socorro Bonilla Castellón. Los ensayos se hacían en la sala del Teatro Nacional Rubén Darío y fue allí donde se presentó el productor chileno Enrique Castro Farías, quien tenía una productora de cine en Nicaragua, con su asistente el camarógrafo mexicano Felipe Hernández a buscar actores para la película que pronto su esposa Margarita Álvarez y él filmarían en Nicaragua, y a la que llamarían Milagro en el bosque.
Ese año durante los meses de junio, julio y agosto se filmó la película que cuenta la biografía y milagros del santo patrono de Managua, Santo Domingo de Guzmán. El director sin hacer casting eligió a sus actores allí mismo viéndolos actuar mientras ensayaban, y de ese elenco quedaron clasificados Hugo Hernández Oviedo, Blanca Amador y Ruth Obregón. Hugo tenía entonces casi nula experiencia en el cine, solamente había actuado como extra en el largometraje Los Caminantes en 1969, película francesa filmada en Nicaragua.
Milagro en el bosque es un filme que ha pasado a la historia en la cronología del cine en Nicaragua porque en los años setenta no había producción de cine de ficción en el país. Su realización tuvo un costo de 150 mil dólares que para ese tiempo era mucho dinero. El rodaje tuvo una amplia cobertura de prensa en Nicaragua y en México, se trasladaron maquinarias, muchos productores de los sindicatos de actores y de logística de México, además de corresponsales de varios canales de televisión y periódicos que llegaron a cubrir el acontecimiento. El director Fernando Durán contó con la asistencia de Damián Acosta, el camarógrafo Manuel Tejada y como asistente de cámaras Felipe Hernández.
Entre los actores nicaragüenses que obtuvieron papeles de importancia figuran Archivaldo Arosteguí como Vicente Aburto, Blanca Amador como Cirila, Hugo Hernández como Inocente García Lara y Ruth Obregón como Pabla. Actuaron también Alberto Arróliga, Benjamín Zapata, Óscar Henríquez, Xiomara Centeno, Lesbia Espinoza, Auxiliadora Moncada, Domingo Henríquez, Richard Moore, José María Morales, Alberto Valle Norori, Nena del Castillo, Mario Burgos Coronado, Romeo Regalado; los niños Roberto Hernández Martínez, Janeth Orochena, y los hijos de Hugo Hernández, Hugo Hernández Iglesias —que actúa— y Guadalupe Hernández Iglesias doblando la voz del personaje Juliancito. También se hizo invitación abierta para los extras, que fueron más de cien.
También Hugo actuó en otras obras escritas por nicaragüenses, como Por los caminos van los campesinos de Pablo Antonio Cuadra, interpretando a Margarito López. La noche del último ensayo y antes de presentarse en su primer escenario, personalmente Pablo Antonio Cuadra se acercó a felicitarlo: “Hugo, así visualicé a Margarito, tal como usted lo interpreta”. También el autor reconoció su actuación y le agradeció públicamente en un artículo en el diario La Prensa por representar tan magistralmente a su personaje: “El joven actor Hugo Hernández Oviedo es exactamente el Margarito que yo me imaginé cuando escribía Por los caminos van los campesinos. No lo hubiera podido interpretar mejor de como lo ha hecho”.
Otras de las obras destacadas de los años setenta en la que participó y que fueron muy comentadas y aplaudidas en todas sus presentaciones en el escenario del Teatro Nacional Rubén Darío fueron Chinfonía burguesa, La granja de Gruñenualdo, Pinocho, La Ratonera, de Agatha Christie, Sí, quiero y Las cosas de papá y mamá, al lado de Pilar Aguirre.
En esa misma época la directora Socorro Bonilla Castellón había traído a Managua al artista mexicano César Sobrevals para dirigir la compañía a la que llamó Comedia Nacional y él se quedó a vivir en Nicaragua por diez años, hasta 1975, dirigiéndola. Su amistad con este actor fue lo que llevó a Hugo a aventurarse a vivir una vida de artista en México. En Managua, a comienzo de los años setenta, Hugo dirigió con él el programa de televisión “El Rancho de Sobrevals” en el Canal 2. Sobrevals junto al actor Juan Ángel Martínez (pionero en hacer la versión de Plaza Sésamo en español), le ayudaron a abrirse campo en México, a donde emigró en 1975 dejando su trabajo seguro como contador para aventurarse con su esposa y seis niños. A ese país, además del apoyo de sus dos amigos mexicanos, se fue con una carta de recomendación que le entregó Octavio Sacasa, el director de Canal 2.
Trabajó también como secretario y relacionista público de la cantante y actriz Aída Cuevas y del cantante Carlos Cuevas, del actor Humberto Cabañas y del cantante Eutimio Castillo. Actuó en la fotonovela Brenda, que fue muy popular en los años setenta y como periodista entrevistó a muchas personalidades del cine, el teatro y la televisión mexicana, entre ellos Mario Moreno “Cantinflas”. Al recibir la noticia de que se encontraba en México, Fernando Durán, director de Milagro en el bosque, con quien había hecho amistad, lo llamó para actuar en su nuevo filme Héroes de los mares en 1978, filmada en Acapulco y compartiendo escenas con el actor brasileño Milton Rodrigues. En los años ochenta hizo contacto con la Asociación Nacional de Actores de México (ANDA) y en 1986 se presentó a un casting en el escenario del Teatro Jorge Negrete para someterse a la aprobación o desaprobación de ANDA y poder ser miembro finalmente. A pesar de ser extranjero fue aceptado para formar parte de este gremio gracias a su trayectoria.
En 1980 actuó en el largometraje La tormenta, producción mexicano-colombiana filmada en Veracruz, dirigida por el poeta Fernando Vallejo. Ese mismo año participó en el largometraje Maten al león, de José “El Perro” Estrada, doblando las voces de varios personajes del largometraje. También ese año actuó en El ángel del barrio, del mismo director, junto con el actor Roberto Cobo.
En 1981 trabajó en Te solté la rienda compartiendo actuaciones con Humberto Cabañas. Por esos años también actuó en algunos filmes rodados en Nicaragua, como el largometraje Santuario, producción norteamericana filmada en Nicaragua y dirigida por Jean Becker; y en El señor presidente, filmada en Nicaragua y Cuba en 1983 y dirigida por Manuel Octavio Gómez. En este filme los actores nicaragüenses no tomaron papeles protagónicos, pero entre los nacionales que participaron su personaje es el de más importancia. Representa a “el coronel de la burrita”, un hombre que viene borracho caminando durante la noche por la calle frente a la Catedral de La Habana Vieja, halando de las riendas a una burra, cantando y buscando razones para pelear.
Sus escenas fueron filmadas en La Habana y durante su estancia fue invitado a actuar en la estación CMQ Radio Habana, hoy llamada Radio Rebelde. En Nicaragua por ese mismo tiempo actuó en la obra El nacatamal de oro del escritor Jesús “Chuno” Blandón con más de cien presentaciones en Nicaragua, Cuba y México. El nacatamal de oro participó en 1984 en el III Festival de Teatro Universitario “Lombardo Toledano” de Guadalajara en 1984 y ganó el premio del primer lugar como la mejor obra satírica. Ese mismo año en Managua hizo las narraciones en off del cortometraje experimental Mas es mía el alba de Oro de Rafael Vargas Ruiz.
En octubre de 1987 se presentó en México la obra Pastel de zarzamoras, dirigida por Jesús González Dávila, en el Teatro Arquitecto Carlos Lazo durante la Muestra de Directores Universitarios de la Carrera de Literatura Dramática de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Debido al éxito que tuvo se puso en escena durante meses en el escenario de La Casa del Lago de Chapultepec. El 20 de marzo de 1988 la revista Cine Mundial le dedicó una portada y un amplio reportaje sobre su actuación, expresándose de esta manera sobre su trabajo: “Apoyado en una brillante trayectoria dentro del medio artístico, Hugo Hernández Oviedo considera que su participación en la mencionada obra tiene una gran importancia para su carrera, pues independientemente de que la profesión de actor es un tanto compleja, aquí ha encontrado un gran estímulo sobre todo aquel que se traduce en aplausos y reconocimiento del público que periódicamente acude a ver Pastel de zarzamoras”.
En 1988 trabajaba como colaborador y reportero de eventos de cine y cultura para Cine Mundial e hizo coberturas especiales durante la producción en Nicaragua de los largometrajes de ficción Sandino, Walker y El espectro de la guerra entre 1988 y 1990. En Estudios Cinematográficos Churubusco de México, Hugo grabó el tráiler del largometraje de ficción El espectro de la guerra, de Ramiro Lacayo Deshón. Durante este tiempo actuó en las películas mexicanas La puerta falsa y Como México no hay dos. En 1990 regresó definitivamente a Nicaragua después de compartir con actores, actrices, productores y técnicos del cine en ciudad de México durante quince años.
En 1993 comenzó a grabar sus discos de declamaciones de poesía de poetas de todos los tiempos, uno de estos dedicado a Rubén Darío, se presentó el 30 de enero de 2001 en el Palacio Nacional de la Cultura. En 1994 en Nicaragua fundó y dirigió la radio La mera, mera, que cerró en 2001. En 1995 recibió una beca por la Organización de los Estados Americanos (OEA) con el apoyo del gobierno de México para participar en una serie de estudios radiofónicos en el Instituto Mexicano de la Radio con pasantías en Radio Educación y Radio Universidad.
Ese mismo año la Cinemateca de Nicaragua, en ocasión de la celebración del centenario del cine, le otorgó la estatuilla Güegüense de Oro como reconocimiento por su vida como actor en el cine; y la Gran Cruz Rubén Darío, otorgada por el Instituto Cultural Rubén Darío de Santiago de Chile. En 1997 dirigió y produjo tres documentales para niños financiados por el organismo Plan Internacional Nicaragua, estos son Homenaje a la madre, Homenaje a la Patria y Navidad en Nicaragua. Los niños participantes eran miembros del Círculo Infantil de Televisión de la Asociación Comunitaria Augusto César Sandino (ACACS).
En los años de la revolución popular sandinista participó en algunas películas filmadas para la televisión, como Las mujeres del Cuá en 1979, producida por el Sistema Sandinista de Televisión Nacional, con un libreto que él escribió especialmente para los niños de residencial Colombia y Pirámide el mismo año, filmada en México y Nicaragua, financiada por el comandante Tomás Borge. En 1982 actuó en el papel estelar de la película Secuestro e hizo otros papeles en los filmes El agiotista y No es ella, es él.
Durante veinte años ha sido colaborador de los diarios La Prensa y El Nuevo Diario con noticias y críticas de teatro. En 2005 actuó en las recreaciones dramatizadas del documental El pescador, de Tierre Vogler, donde representa a un pescador compartiendo escenas con la niña Katia Carballo y Morena Guadalupe. En 2007 actuó en el cortometraje Orión dirigido por Rafael Ruiz, que se filmó en el escenario del Teatro Nacional Rubén Darío. En 2009 caracterizó al filósofo Anaximandro y a la vez al personaje de Homero en la obra Todo tiempo futuro fue mejor escrita por el filósofo Alejandro Serrano Caldera y dirigida por Socorro Bonilla Castellón.
En 2010 participó en cuatro capítulos de la serie de cuentos de Pancho Madrigal, un personaje que fue creado para radio, pero se adaptó a la televisión en una docena de cortometrajes de ficción. Durante los mismos meses se destacó su trabajo en el filme The first, largometraje de ficción hablado en inglés, dirigido por el cineasta español Jacobo Rispa con idea original de Guadalupe Hernández Iglesias, su hijo, quien se ha destacado como actor y productor de televisión en Miami, Florida. En la producción también trabajaron Larry Emerson y Germán Pomares Herrera, que estaba escribiendo el guion con revisiones de Jacobo Rispa. Se preparó la coproducción con el apoyo de Canal 6, Aarón Peralta, director del canal, y personal técnico de ese medio de comunicación. Los costos de producción se compartieron con la colaboración del Instituto Nicaragüense de Turismo y el Ministerio de Cultura de España. También Hugo Hernández interpretó un personaje en el filme Ruteados, dirigido por Álvaro Cantillanos, Joel Molina y Tomás Arce.
En esta misma década representó algunos personajes en dos series de televisión, Sexto Sentido y Contracorriente, como Memo, el amigo de la familia principal y como el abuelo (compartiendo escenas con las actrices Georgina Valdivia “Lupita” e Ivonne García), respectivamente. No solamente se ha destacado en los últimos años en actuaciones en teatro y televisión sino como autor de los libros Memorias de mi barrio: Monseñor Lezcano y Memorias de mi barrio: Santa Ana, como recopilador, escritor y editor. En el libro de memorias 60 años de Radio Mundial aparece un escrito suyo de doce páginas que narra sus experiencias en esta radio en los años sesenta y setenta y la importancia de esta emisora en la cultura nacional.
Los días 6, 7 y 13 de febrero de 2016 viajó a Estados Unidos para la presentación de la obra de teatro Rubén Darío: vida, obra, agonía y muerte, en la que actúa junto a sus hijos Sara del Río y Guadalupe Hernández Iglesias. La obra es una adaptación de fragmentos del libro La dramática vida de Rubén Darío, del investigador y más completo biógrafo de Rubén Darío, Edelberto Torres, dirigida por Christina Ocón, con libreto de Miriam Benard, originaria de Managua. La Compañía de Teatro Nicaragüenses en Miami la puso en escena la noche del 6 en la fecha exacta cuando se cumplían los cien años del fallecimiento de Rubén Darío y por esa razón la obra inicia con su muerte y velorio. La fecha del 13 de febrero también fue elegida a propósito para conmemorar el día que fue enterrado el poeta en León. El estreno se hizo en el auditorio del Miami Senior High School con un público de mil quinientas personas.
El elenco está compuesto por actores de diferentes nacionalidades, siendo los nicaragüenses: Miriam Benard como la tía Bernanda, Hernán Cortés Jr., como Rubén Darío (asombra el parecido de este actor con el poeta), Marlene Martín como la señora Venicia, Martha Lizana cantante del coro, Luis Salomón Morales como el coronel Félix Ramírez y en escenas posteriores como Adolfo Díaz, el presidente de Nicaragua. También Guadalupe Hernández como el poeta Santiago Argüello, Sara del Río como una campesina que declama A Colón, Octavio Gallardo como un maestro que dialoga con Rubén y hace del lobo en la recreación del poema Los motivos del lobo; Hugo Hernández como monseñor Simeón Pereira y Castellón, quien le da los santos óleos a Rubén en el momento de su muerte y le acomoda el Cristo que él tenía en sus manos, obsequio del poeta Amado Nervo. En otras escenas Hugo interpreta a Octavio Torrealba, declamando la oda A Roosevelt.
La obra dura cien minutos, sin intermedios, a propósito de los cien años de muerte que se conmemoran. Las celebraciones del centenario de la muerte de Rubén Darío en el Estado de Florida han sido realizadas por nicaragüenses, como el profesor Héctor Darío Pastora, presidente del Movimiento Mundial Dariano con apoyo de la Alcaldía de Miami. Ellos entregaron a Hugo Hernández la Medalla del Centenario de la Inmortalidad de Rubén Darío, que recibió de manos del alcalde de esa ciudad, Tomás Regalado, en un acto celebrado en los salones de protocolo de la alcaldía.
En la actualidad, sin ánimos de retirarse de la vida cultural, Hugo Hernández tiene una vida activa como director del grupo de teatro que lleva su nombre, cuyos integrantes son otras personas adultas mayores, valiosos elementos como él que integran el Círculo Literario del Adulto Mayor (CLAM) con apoyo de la Biblioteca Pública Alemana Nicaragüense. Su elenco está formado por Elías Bonilla, Lesbia González, Haydée Cano, Freddy Triana, Julio Martínez, Francisco López Soza, María Isabel Espinoza, Tania Dávila, Reybil Cuarezma, Markgee García y Marina Ramírez.
Mientras escribe las obras y dirige a los personajes, imparte clases de actuación, dicción, declamación y expresión dramática y es quien a la vez busca el financiamiento y los espacios para presentarse. Su grupo ha puesto obras en escena en diferentes ciudades del país y festivales como el Festival de Teatro de la UCA y de la Escuela Nacional de Teatro Pilar Aguirre, en los festivales internacionales de poesía, o haciendo participaciones en eventos cívicos de las alcaldías, bibliotecas y otras instituciones estatales.
Como lo ha expresado en una entrevista en la que ve en perspectiva su trayectoria de más de medio siglo, fueron el teatro y el cine quienes le salvaron la vida y por los que da “gracias a Dios por haberlos inventado”.
Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.
Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).
En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.