madeline-mendieta

El diálogo postergado

20 septiembre, 2019

Mientras escuchaba el sermón en la iglesia me revoloteaban las palabras que recién se decían en tu nombre. La deuda pendiente que tenemos con tu trabajo como gestor cultural. (Recordando a Ulises Juárez Polanco -q.e.p.d-).


Ulises Juárez Polanco

Mientras escuchaba el sermón en la iglesia me revoloteaban las palabras que recién se decían en tu nombre. La deuda pendiente que tenemos con tu trabajo como gestor cultural, esto lo mencionó Luis Báez, coincidí con él, en tu capacidad de juntar a personalidades diversas y con una visión muy particular de hacer su trabajo literario.

Ulises, tenía como un mandato personal, poder entablar diálogos y para ser justos con su trabajo, lo logró, aunque lo señalaron y criticaron mucho por codearse con el establishment y hacer una tarea que no todos tenemos la paciencia, el esmero y la capacidad: Dialogar.

Juárez Polanco, pretendió entre tantas cosas establecer un puente entre esas generaciones, aparentemente irreconciliables, no sólo desde lo literario, sino de esa generación post-guerra, que cargan las secuelas de nuestros padres, familia, sociedad. Quedamos atrapados entre las frustraciones de una fallida revolución y una etapa neoliberal que fue confusa, manipulada como casi todo lo que hemos vivido. En el nuevo siglo apenas asomamos nuestros balbuceos literarios y se nos cuestionó la falta de compromiso social, el egocentrismo, la vanidad y la poca disciplina por escribir y producir trabajos de mayor calidad.

A Ulises le preocupaba su generación, pero no sólo como un ejercicio de contenido cultural, le preocupaba la profesionalización del gremio, que se nos tomara en cuenta con propuestas tangibles no como un grupo de jóvenes (en ese momento), malcriados arremetiendo contra los escritores de renombre y proyección internacional. Las propuestas de Ulises, siempre tuvieron controversias, por incluir, por excluir, por estar cerca de Sergio Ramírez. Lo que no podemos de dejar de reconocer es que no sólo hizo, sino animó a otros a hacer, buscó desde sus cercanías y palancas favorecer a este grupo satelital que luego quiso juntar en un proyecto llamado «los 2000». El proyecto era sencillo, visibilizar a todos los escritores que publicaron a partir del año 2000; como muchos de sus proyectos, me invitó a realizar un listado que luego compararía con otros a quién les había pedido lo mismo y por supuesto su propio listado. Al menos, de mi parte recopilé 60 nombres de escritores dentro y fuera del país. Lo demás es historia.

A dos años de su partida, su nombre aparece en redes porque después de los eventos de abril, no nos había quedado tiempo, ni ganas, ni era el contexto para hablar de literatura. No obstante, se abrió el espacio y las opiniones fluyeron. Al leer todas las intervenciones, reflexioné sobre varias cosas: quedó pendiente la tarea de entablar esos diálogos, no solo entre los pares, sino también entre los disímiles.

Pero también recordé la insistente pregunta que Juárez nos hizo a los 20 escritores que seleccionó como parte del proyecto final que fueron los «2000». Cómo le llamarías a esta generación? todos tuvimos diversas respuestas, unas más graciosas que otras. Hoy en retrospectiva, creo que mi respuesta es «la generación subway o sándwich». Quedamos en medio de lo que no concluyó y lo que apenas se quiere construir. Entre lo que fracasó y nos quieren obligar a cargar y lo que está empezando y de lo que se espera un protagonismo con más arrojo.

¿Entonces, me pregunto, acaso Ulises en su necedad y obsesiva tarea de sentarnos a dialogar no estaría en esa misma disyuntiva? Querer deponer nuestras propias miserias egocéntricas y que como un grupo que intentaba tomar la estafeta de relevo, cerrar esos ciclos que tanto daño nos hacen. No lo sabremos.

Lo que sí sabemos es que alguna vez fuimos jóvenes impetuosos, irreverentes, unos más que otros. Cuestionamos el establishment y también nos acercamos al mismo. Desde sus propias visiones se crearon propuestas como: Literatoris, MarcAcme, Tribal Literario, El Nocturno-Diurno, Noticultura, Revista Soma, impartimos talleres en cárceles, leímos poemas en las calles con un megáfono, en los buses y desde el bibliobús de la Biblioteca Alemana, se impartieron talleres de poesía para niños y se publicó el trabajo, además de hacer un festival infantil de poesía; se organizó un simposio académico con la UNAN, Managua. Se realizó un anti festival porque no éramos incluidos en el Festival de poesía de Granada; desde el trabajo individual, se plantearon temas que nos inquietaban: el suicidio, las drogas, la pobreza en las calles de Managua, la prostitución en Granada, la falta de esperanzas, los retazos familiares, el exilio, la homosexualidad y su erotismo, la violencia, los despojos de una sociedad que nos echaba en cara que no escribíamos ni escribiremos como Cardenal o Rugama.

Ahora que han pasado muchos años, parece que todavía nos enrostran nuestra falta de obligación. Creo que el compromiso con el que todavía estamos todos en este país en deuda, es ese diálogo, ese que todavía no nos permite de manera fraterna encontrarnos como sobrevivientes de una sociedad fragmentada y tóxica. Creo que ese diálogo pendiente empieza con nosotros mismos, empieza con reconocer nuestras limitaciones como seres humanos y como creadores. Es momento de soltar la vara con que medimos a los demás y construir una visión menos implacable de nosotros.

Ulises, hace dos años que no tenemos la oportunidad de intercambiar las inquietudes y la manera divertida con que te tomabas las críticas. Tenemos mucho que agradecerte, sobre todo porque nos mostraste que a pesar de los cuestionamientos, creíste que la mejor manera de desarrollarnos era hablándonos, diciéndonos las cosas de frente, sin ofensas, sin herirnos. Todavía Ulises, hay polémica, porque no nos escuchamos, porque queremos imponer en los demás nuestros estilos, miedos y puntos de vista. Todavía Ulises, somos sordos emocionales, nos duelen los reproches, los fracasos que no soltamos. El trabajo quedó a medias, como a medias tintas escribimos, leemos y analizamos. Todavía Ulises, nos falta agudeza en el oído, en el corazón, todavía no podemos mostrar nuestras lágrimas y la cicatrices de lo que un día fue felicidad.

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Managua, Nicaragua, 1972.
Poeta. Licenciada en Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Inocente Lengua (2007) es su primer poemario y fue traducido al inglés por el catedrático Rick McCallister.

Actualmente coordina el programa cultural de la Biblioteca Roberto Incer Barquero del Banco Central de Nicaragua.