adriana bianco

Entrevista a Marcos Aguinis: la función del intelectual contemporáneo

23 noviembre, 2019

– Analítico, investigador y polémico, Marcos Aguinis representa al intelectual latinoamericano contemporáneo; atento a su realidad, no deja de indagarla y exponer sus contradicciones y desafíos. Fiel a su herencia cultural humanística, responde a los problemas con una visión universal donde priman los valores éticos y la dignidad del hombre. Es uno de los mas importante representantes de la literatura argentina contemporánea y de la literatura judía, de fuerte tradición en Latinoamerica.


Nacido en Argentina en 1935, obtuvo, con su novela La Cruz Invertida, en 1970, el Premio Planeta y se proyectó a la fama, desde entonces no ha dejado de escribir. Grandes sucesos fueron sus novelas: La Conspiracion de los idiotas (1978), La gesta del marrano (1991), La matriz del infierno (1997), Los iluminados (2000), Asalto al paraiso (2002), La pasión según Carmela (2008), y los ensayos: Carta esperanzada al General I y II, Un país de novela (1988), El atroz encanto de los argentinos, I y II, El elogio de la culpa y El elogio del placer (2010). La furia de Evita (2013), Sabra (2014). Y su último ensayo Incendio de ideas (2017). Además, de su autobiografía publicada en 2016, La novela de mi vida.

En 1995, la Sociedad Argentina de Escritores le otorga el Gran Premio de Honor a su trayectoria. Recibió, además, el Premio Planeta de España, Agencia de Noticias EFE, Fernando Jeno de México, Premio Nacional de Literatura, Caballero de las Letras y las Artes de Francia y Doctor Honoris Causa de la Universidad de Tel Aviv-Israel, entre muchos otros.

Fue Secretario de Cultura de la Nación y creó el programa de democratización, con el apoyo de la UNESCO y de Naciones Unidas.  Actualmente, realiza conferencias y cursos en Universidades de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos.

Su estética literaria se fundamenta en su compromiso ético; sus libros son viajes a la memoria histórica y grande murales de la condición humana. Sus ensayos empujan a la reflexión y al pensamiento.

Para conocer sobre su vida y su obra lo entrevisté varias veces en Buenos Aires, en Miami donde asistí a las presentaciones de sus libros: La novela de mi vida y Sabra.

Este es su testimonio.

MA: Descubrí mi pasión por la literatura, en la Biblioteca del pueblo Cruz del Eje donde nací. Alentado por mi madre, leí los clásicos, a Julio Verne, Stefan Zweig, Joseph Conrad y Jorge Luis Borges. Adriana, he transitado por varias carreras: soy médico, cirujano, estudié psicología, música, pintura, historia y soy escritor. Yo descansaba de mi actividad médica con la literatura, ahora escribir es mi pasión.

AB: Sus novelas tienen temas muy variados y controversiales. ¿Cómo elige el tema? ¿Cuál es la génesis de una novela?

MA: Aparece como un amanecer con niebla, primero es un bosquejo, una idea que me interesa pero aún debo verla mejor, a medida que avanzo, el tema se arboriza con más imágenes. Puede ser un hecho actual, un evento histórico, o una situación que me permite penetrar en aspectos de la condición humana.

Cuando ya tengo una visión mas amplia trazo un plan de trabajo y voy abordando con mas precisión la novela. Lo cierto es que cuando comienzo la novela, la imagen primera se va completando y transformando y aparecen nuevas situaciones a medida que avanzo en la narración.

AB: ¿Con respecto a los personajes, como van surgiendo?

MA: Se van creando a medida que escribo porque en el acto de escribir también aparecen experiencias personales, registros de la memoria, atracciones y situaciones que me parecen despreciables y otras interesantes, todo ese conjunto se va articulando. Hay novelas que surgen de algo que me produjo indignación, o inquietud, como fue cuando regresó Perón, en los 70, a la Argentina. En ese entonces se usaba mucho la palabra sinarquia, y quise escribir un ensayo para desarrollar el concepto pero luego pensé en una novela. Así, surgió la novela La Conspiración de los idiotas.

En el caso de La Pasión según Carmela, yo no he estado en Cuba, pero con fotografías, documentos que pude recoger, y testimonios de mucha gente que vivió esa situación, empecé a escribir los hechos como posiblemente fueron, basado en las confesiones que oí de una médica cubana.

En Refugiados, crónica de un palestino, que escribí en 1969, me metí bajo la piel de un palestino musulmán. Cuando tomo un personaje trato de entenderlo. Yo estoy en todos los personajes y a la vez me aparto para mantener la coherencia de la trama.

AB: Usted trabaja la novela con mucha información histórica, supongo tiene un método especial de investigación o hay un equipo que busca datos para usted…

MA: Mira Adriana, La Cruz invertida, fue un libro profético. A partir de esa novela, me dediqué a la investigación histórica, muchos de mis temas salen de la historia y de hechos reales actuales que forman parte de la historia. Hay rumores de que tengo un equipo de investigadores, pero en verdad, trabajo solo. La investigación es un trabajo placentero, para mi, y al mismo tiempo inspirador, porque genera ideas y me va abriendo visiones hacia episodios y personajes. Trabajo mis novelas con un método de investigación lo más riguroso posible pero sin olvidar la ficción narrativa.

Los Iluminados, trata sobre las sectas y sobre la amenaza del fanatismo. El núcleo temático es la articulación de estas milicias con el narcotráfico y tiene como escenario Estados Unidos y Argentina, es un asunto actual pero igualmente exige investigación detallada. En La Gesta del Marrano, tomo el tema de la Inquisición en Hispanoamérica y la relación con el judaísmo, tuve que investigar esa época, el siglo XVII, en Perú. !Imaginate que trabajo apasionante!

Con Asalto al Paraíso penetro el tema del Islam, que me interesa mucho; aunque es una novela de actualidad, está muy documentada.

El Islam condena el suicidio en forma expresa, pero las fuerzas políticas le torcieron el brazo, han tomado prisionero al Islam y le están haciendo un daño muy grande; la novela Asalto al Paraíso trata esos temas. Es una novela con personajes cardinales: el terrorista suicida, que pone la bomba en la AMIA, en Argentina, el clérigo musulmán que llega a la Argentina y dice que no al fundamentalismo; la mujer periodista. Yo me autoanalicé: Si éste es un libro que pretende desnudar las taras del fundamentalismo debemos mostrar que el fundamentalismo discrimina a la mujer.

A través de estos personajes he querido mostrar lo que pasa en la actualidad. Hay una tendencia a esquematizar, pero este fenómeno tiene componentes religioso- políticos, y tiene que haber un cambio que internalice la razón, que apunte al amor, a la fraternidad y a la tolerancia.

AB: El tema judío en la literatura tiene su historia, en su caso se entronca con pensadores como Spinoza y Freud, pero también con escritores como Stefan Zweig, Kafka, Buber. ¿Cómo relaciona el tema judío con la literatura latinoamericana?

MA: Yo fui un teólogo frustrado, desde joven me interesó la teología. Una de las tradiciones más importantes de la condición judía es el amor a la cultura y al conocimiento. El pueblo judío tiene una patria portátil que son los libros sagrados.

En Latinoamérica el tema judío en la literatura sufre las consecuencias del antisemitismo, pero a partir del siglo XIX y especialmente en el XX, vemos a escritores judíos manifestarse: Jorge Isaac, en Colombia, en Argentina, Alberto Gerchunoff, y varios otros.

AB: Su última novela Sabra, esta dedicada al tema judío. ¿Cómo surgió?

MA: El pueblo judío vive la paradoja de ser elegido y a la vez perseguido. Este pueblo ha vivido el Holocausto! Es una minoría de la humanidad que sin embargo ha dado tanto a la sociedad: filósofos, científicos, escritores, médicos. Sabra surge de ese interés, sucede en una etapa de resurrección del pueblo judío.

De todas las utopías del siglo XX: Comunismo, Nazismo, Sionismo, la única utopia que no fracasó fue el Sionismo. Este libro habla del joven Absalom Feinberg, que lucha contra el Imperio Otomano; fue una investigación de rigor histórico que realicé con Gustavo Perednik.
Sabra significa cactus, espinoso por fuera, dulce por dentro, es el judío nacido en Israel, la novela Sabra es símbolo de ese judío nuevo.

AB: Lo sé, porque estuve en Israel trabajando en centros arqueológicos y en el programa Sar-El. Fue una experiencia maravillosa. Usted ha escrito también numerosos ensayos. ¿Cuál es la diferencia entre ensayo y novela?

MA: En el ensayo el escritor opina, en la novela se hace a un lado, deja hablar a los personajes. Trato de no tener una visión maniquea de la realidad, los seres humanos somos complejos. En la novela, yo estoy en todas mis criaturas, en cambio en el ensayo es el pensamiento lo que cuenta. El ensayo es un desafío de la razón, un acicate a la reflexión.

Mientras fui Secretario de Cultura de la Nación argentina, escribí el ensayo: Un país de novela, donde revelo problemas argentinos. En Pobre patria mía, hago un análisis de la situación del país. En Elogio del placer, investigo el hedonismo en la sociedad contemporánea, es un estudio multidisciplinario y continuo la idea que inicié en mi ensayo El elogio de la culpa sobre el sentimiento de culpa en el hombre.

AB: ¿Cómo observa el panorama de la literatura latinoamericana en la actualidad?

MA: Creo que nuestros problemas latinoamericanos son casi endémicos; porque se arrastran desde la época colonial. El caudillo se caracterizó por estar por encima de la ley o acomoda la ley a su medida. En Latinoamérica es posible moverse impunemente, la justicia esta sometida al poder de turno.

La estructura de un país es la Ley, ese es el cimiento de una nación, si se transgrede, se socavan esos cimientos. Éste es un problema muy serio y los escritores latinoamericanos lo han denunciado.

En cuanto a la literatura, existen una serie de tendencias en las últimas décadas. Durante los 60, estas tendencias estuvieron representadas por grandes escritores de fama internacional. Hoy podemos hablar de una cierta pluralidad de autores y tendencias.

AB: ¿Cuál es el rol del escritor en la sociedad contemporánea?

MA: Los autores estamos dominados por ideas obsesivas y éstas aparecen en nuestras novelas, en mi caso: el choque de culturas, la violencia, el amor, la intolerancia, la injusticia social, la incomunicación. En la novela cabe todo, es un gran delta y una gran pasión, para mí.

En una sociedad cambiante, que nos angustia, el escritor es un referente, va señalando el camino, observa, denuncia. Yo he tenido premonición de cosas que he escrito y luego sucedieron, el escritor se adelanta, tiene una intuición que lo lleva a detectar aspectos de la comunidad. El escritor es como un faro dentro de nuestra sociedad, por eso, su enorme responsabilidad.

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Conocida artísticamente como Adrianita es periodista y actriz de cine, radio y teatro que nació en Argentina, país en el cual cuando era niña realizó su carrera como actriz.

En 1950 fue seleccionada para trabajar en la obra Un angelito diabólico en el Teatro Astral y en 1952 debutó en cine La melodía perdida, por la que fue galardonada por "destacada labor infantil" con una mención especial de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina.

En 1953 se destacó en el policial La niña del gato, actuación por la cual recibió el Cóndor de Plata a la mejor actriz de reparto otorgado por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina y en 1955 retornó al teatro para interpretar el demoníaco personaje de La mala semilla. Ya adolescente finalizó su carrera en el cine con El primer beso y Mientras haya un circo, ambas de 1958, si bien retornó brevemente para un doblaje de El ojo que espía (1966).

En 1967 participó en la representación de la obra Así es la vida de Arnaldo Malfatti y Nicolás de las Llanderas, dirigida por Pedro Escudero en el teatro Astral en un elenco en el que además figuraban Vicente Ariño, Ricardo Bauleo, Rey Charol, María Esther Gamas, Beto Gianola, Juan Carlos Lima, Mecha Ortiz, Angélica López Gamio, Eddie Pequenino, Delma Ricci, Jorge de la Riestra, Luis Sandrini, Perla Santalla, Héctor Sturman, con escenografía de Raúl Soldi.

En 1968 trabajó junto a Catalina Speroni, Cristina Murta, Antonio Martiánez, Leonor Benedetto, Héctor Biuchet, Ivonne Fournery y José María Vilches en la obra de Juan Ruiz de Alarcón, La verdad sospechosa, dirigida por Manuel Benítez Sánchez Cortés con escenografía de Saulo Benavente en el Museo de Arte Español Enrique Larreta.

Trabajó en Radio El Mundo en 1954 y 1955 junto a Osvaldo Canónico y Elcira Olivera Garcés en el programa ¡Qué mundo de juguete!, con libretos de Abel Santa Cruz.

Retirada de la actuación se radicó en Estados Unidos para trabajar de periodista.