Hugo_Vlez

Conociendo a Darío – Cómo definió Rubén Darío ser poeta.

18 noviembre, 2019

– Rubén Darío fue un Poeta (sí, en mayúscula) de genio muy especial. Fue su obra primigenia “Azul…”, su carta de presentación a nivel del mundo literario. Reconocido por don Miguel Ángel Asturias haber tomado un trozo de azul del cielo para nombre de su obra señorial. Su amigo y prologuista don Eduardo de la Barra, acertado fue poner en primera línea de la primera página, el epígrafe del verso de su Maestro, Víctor Hugo: “El arte es lo azul”. Por igual, acorde a lo manifestado por Ruben: “El azul era para mí el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color oceánico y firmamental”.


Sin embargo no fue la poesía el deslumbramiento en su “Azul…”, obra de su renovación literaria; “no es en el verso, sino en la prosa, donde se decidió a innovar. En este sentido la importancia histórica de Azul se debe a sus cuentos y prosas poéticas” (E.A. Imbert), independiente que para ese tiempo, ya era todo un Poeta capaz de hacer ver con arte y belleza, a través de su palabra “pintar el color de un sonido”.

Pero que era ser un Poeta, para Ruben Darío? Que es la poesía, según Darío? Ahora que con placer disfruto, ver, leer y observar el gran éxito cultural promovido por mis amigos de testas de nieve organizados en el Circulo Literario del Adulto Mayor (CLAM). Nada mejor en su honor me place, que recordar en este escrito, dos obras poéticas, en que Darío dio a conocer, que integra ser un Poeta.

LOS DIOSES AMAN A LOS HOMBRES QUE SUEÑAN.

Al llegar a Guatemala el 30 de Junio de 1890, después de salir huyendo de El Salvador, ante el golpe de Estado (22 de Junio 1890) provocado por los hermanos Ezetas (Carlos y Antonio), que dio lugar a la muerte del presidente y amigo mecenas Gral. Francisco Menéndez después que al día siguiente de contraer matrimonio civil con su Stella, su Rafaelita Contreras (21 Junio 1890), Darío se estableció por un buen periodo como Director y propietario del diario “El Correo de la Tarde”, y casarse por la Iglesia a los siete meses de llegado. Ruben hizo o bien utilizó el Diario, como revista literaria, para publicar sus escritos y poemas, asunto que le permitió que en el No. 12 del diario El Correo de la Tarde de fecha del 20 de Diciembre de ese mismo año, apareciera su poesía siguiente:

“LO QUE SON LOS POETAS”.

Un sacerdote antiguo
Rodeado de canéforas
Explicaba con cláusulas gallardas
Lo que son los poetas.
“Los dioses aman: dijo
a los hombres que sueñan
en cosas misteriosas y profundas
y cantan. Rubia y bella
se les ofrece Venus. Las de Apolo
su lira musical de siete cuerdas.
Lo formidable y lo pequeño admiran.
Comprenden sus secretas
Sublimidades. Athos
Y un nido de oropéndolas,
Iguales son ante su vista. Adoran
la gran naturaleza;
en la selva les cantan las cigarras,
y en el azul, les miran las estrellas.
Dicen que en el Olimpo
les brindan ambrosía y les dan néctar,
y que Júpiter mismo les saluda
inclinando realmente la cabeza.
He aquí, pues, que son dioses
y humanos, y en la tierra
todas las dichas suyas son, y todos
los dolores les huyen. Y las tercas
miradas nunca ven de los infaustos hados”.
A la asombrada concurrencia
que oía y meditaba
se acercó el viejo. Era
hermoso y su gran barba refulgente
de planteadas hebras,
hacía recordar la del gran Néstor,
flotando al aire ante las huestes griegas.
A los hombros caía
la espesa cabellera.
No veía, y miraba al infinito
con su pupila ciega.
“Sacerdote, exclamó, cuando concluyas,
si quieres que de Troya la gran guerra
te cante, dame el rumbo de tu casa
y bríndame las migas de t mesa,
pues hoy, en todo el día no he comido,
y se me pega al paladar la lengua”.

¿TE ENTERNECE EL AZUL DE UNA NOCHE TRANQUILA?.

Enviado por el diario “La Nación” de Buenos Aires, Argentina, Rubén arribó a España por segunda ocasión, para darle a conocer a los hispanos de América, sus observaciones como periodista profesional del estado de la Madre Patria, después del desastre de la guerra contra EE.UU., en que perdió sus últimas colonias como Cuba y Filipinas.

La desolación es casi completa. Sus amigos de su primera vez, cuando visitó España a  propósito del IV centenario del descubrimiento de América, han fallecido. Aunque una nueva pléyade de poetas casi todos provincianos se le hacen presentes, entre los que destacan Ramón del Valle Inclán, Francisco Villaespesa y una voz fresca de un pueblecito de Moguer, se le presenta como discípulo destacado, y le solicita un breve prologo para su libro de poesía “Ninfeas”. Juan Ramón con gran anhelo, el 2 de junio de 1890, le dice: “…no deje de hacerlo que colmará de ese modo mi ilusión de muchos días”.

Para satisfacción de Juan Ramón, Darío le cumplió, enviándole el siguiente soneto.

¿TU CORAZON LAS VOCES OCULTAS INTERPRETA?
¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza
para empezar, valiente, la divina pelea?
¿Has visto si resiste el metal de tu idea
la furia del mandoble y el peso de la maza?

¿Te sientes con la sangre de la celeste raza
que vida con los números pitagóricos crea?
¿Y, cómo el fuerte Herakles al león de Nemea,
a los sangrientos tigres del mal darías caza?

¿Te enternece el azul de una noche tranquila?
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila
cuando el Ángelus dice el alma de la tarde?

¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde.

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