corea torres

Nabokov y su Desesperación

30 enero, 2020

La provocativa obra de Nabokov, vigente a más no poder, está plasmada singularmente en sus historias y continúa atrapando lectores. Otra vertiente de las narraciones del escritor de origen ruso es mostrada por Corea Torres – agradecido lector nabokoviano-, en este comentario vinculado a la novela Desesperación, en la cual, a su parecer, Corea Torres encuentra elementos para situarla en el mismo espacio de calidad, del arte creativo novelístico de Nabokov, por aquello de ofrecer en su escritura, entramados fuera de lo común, contados con prosa ágil y con las dotaciones precisas de intriga, virtudes literarias que lo han convertido en uno de los objetivos de lectura de muchos que lo siguen desde su aparición en el escenario de la narrativa.


Vladimir Nabokov

Vladimir Nabokov es uno de los más grandes novelistas del siglo XX, reza la apología del Diccionario Penguin. Semejante aseveración es posible sea cierta, reflexionará el lector avezado en estas lides de la literatura de ficción, porque las obras del connotado escritor ruso figuran entre las más leídas y comentadas de la literatura.

Es prácticamente imposible sustraerse del influjo de: Lolita, Ada o el ardor y La dádiva –otras creaciones de Vladimir-, quizá por ello ahora que nos referimos a su novela Desesperación, esta suene un tanto olvidada, cuando que ha demostrado, a lo largo del tiempo, ser una de sus historias importantes.

Con el título en ruso de Otchayanie, la primera edición de Desesperación data de 1936, posteriormente fue publicada en Londres bajo los auspicios de la editorial John Long en 1937, traducida al inglés por el mismo Nabokov. La edición definitiva revisada por el autor y con el título Despair se realizó en Nueva York con fecha de 1966. El volumen que presentamos hoy es de Anagrama y se publicó en 1989.

Como puede observarse es una obra que ha tenido consideraciones editoriales importantes en cuanto a su re-edición lo cual nos indica la prioridad tenida por los publicadores, basados obviamente en su calidad.

Es inevitable reparar en la variedad de recursos en los que Nabokov se escuda, yo diría, se parapeta, para desde ese ocultamiento detrás de sus personajes e historia, lanzar dardos irónicos referentes a la concepción y escritura de una novela, y digo esto porque Desesperación está plagada de intervenciones de una voz narrativa que no deja ninguna duda en señalar, que quien está detrás es el autor proponiendo sus comentarios y reflexiones personales.

La idea del crimen perfecto, como origen de una novela, recupera de nueva cuenta notoriedad, por cuanto Nabokov la ocupa en la construcción de su “cuento”, que así lo da en llamar, aunque también, cabe agregar, asume el riesgo de combinarla con el tema del doble, es decir, el protagonista Hermann Karlovich, cuyo negocio era el chocolate, en uno de sus tantos viajes vinculados a su ocupación, el 9 de mayo de 1930, en Praga, se encuentra cara a cara con su doble, encarnado en un vagabundo de nombre Félix, a quien Hermann le enjareta el mote de “el alegre”.

Hermann está estupefacto, el encuentro con alguien tan parecido a él lo hace exclamar: “¡Increíble! Estaba contemplando un portento y su perfección misma, su falta de causa y objeto, me embargaron de un temor extraño y reverencial”.

No está por demás agregar la serie de pensamientos en cascada que generó el encuentro con una figura a su imagen y semejanza. Félix, ya lo consignamos, es un vividor de la calle y trata de sacar provecho pidiendo cigarrillos y hasta de comer, mientras, Hermann no deja de pensar que el parecido entre ambos le sonaba a monstruosidad, casi rozando en lo milagroso. Una similitud de ese tamaño era difícil encontrar, sobre todo en dos extraños. Ocurre a menudo que cuando algunas personas comentan el extraordinario parecido que hay entre estas dos, estas aunque se lleguen a conocer, ni siquiera sospechan su propia semejanza. Estaba claro que Hermann, de todos modos, jamás había vislumbrado hasta entonces la posibilidad que existiera un parecido tan perfecto entre él y Félix, “el alegre”.

El encuentro marca a Hermann de tal manera, que lo lleva a perpetrar, más adelante, cuando su negocio comienza a venirse a pique y tener pérdidas irrecuperables, un plan bastante complicado pero perfecto, según sus consideraciones: ser suplantado por Félix, asesinarlo y hacerlo pasar como Hermann Karlovich con el propósito de cobrar su propio seguro de vida y así retirarse a una vida sencilla y feliz por siempre con otra identidad.

Lydia, la esposa de Hermann será la beneficiaria económica y ellos se reunirán, pasado un tiempo, en algún lejano pueblo de la frontera sur francesa.

La truculenta historia de Desesperación es atractiva por sí misma, digna del mejor autor de novelas negras, sólo que el talento de Nabokov rebasa lo común y pergeña una obra sumamente provocativa porque la voz narrativa, que más bien parece Nabokov, con todo el desparpajo que le es posible derrama ironía, causticidad, impone el pretexto de la literatura citando a varios autores, a varios personajes de otras sonadas novelas, como Madame Bovary y Raskolnikov con el propósito de insistir en la mentira, apuntando siempre al centro de la verdad de la mentira -Vargas Llosa dixit-, para redondear lo que él da en llamar su “cuento”, cuando bien nos percatamos que es una novela en toda la extensión del término y del concepto.

En el desenlace de Desesperación se conjugan la ficción del propio hilo narrativo, la ficción creada por Hermann y la ficción establecida por Nabokov, quien se ríe a carcajadas en la trastienda observando los gestos de extrañeza de sus lectores a medida que se descubren sus perversas intenciones.

Realmente Vladimir no deja de asombrar, tanto en la construcción de la trama como al incluir elementos desdeñados por la crítica, un claro ejemplo: la intervención personal del autor en la historia, de lo cual da prueba fehaciente cuando platica dentro de la novela, la búsqueda del título, enfrascado ya al modo raskolnikoviano del remordimiento en Crimen y castigo –un mínimo homenaje a su maestro Dostoievski- en las páginas terminales: “¡Escucha, lector, escucha! Me doblé sobre los derruidos restos de mi maravillosa obra, y una voz maldita me chilló al oído que la chusma que me negaba su reconocimiento tal vez tuviera razón… Sí, comencé a dudar de todo, a dudar de lo más esencial, y comprendí que la poca vida que me quedaba por delante quedaría dedicada en forma exclusiva a un fútil combate contra esa duda; y sonreí con la sonrisa de los condenados, y provisto de un despuntado lápiz azul que chillaba de dolor escribí rápida y osadamente en la primera página de mi obra: Desesperación; ya no hacía falta seguir buscando un título mejor”.

Aquí en Desesperación, así lo siento, Nabokov juega, demuestra su oficio, hace lo que le da la gana con sus palabras y con sus historias, mete su cuchara en el momento que él lo decide, desbarata la estructura y la recompone, como el guitarrista cuando tiene desafinada la guitarra y en movimiento la afina sin que el escucha lo note, además introduce guiños didácticos y entremete sus teorías literarias acerca de la concepción y escritura de una novela aprovechando cualquier resquicio del relato, e introduce formas distintas de la narrativa: por momentos ocupa la epístola y por otros el diario –al que califica sin remilgos como una forma baja de la literatura- en el cuerpo general del texto, demostrando con ello, si así se le quiere ver, que la novela es un género en cuyo territorio pueden cultivarse todos los demás géneros.

Por si faltara una provocación última Nabokov endilga una última burla: el derrotero lógico al que nos ha dirigido se ve trastocado por elementos exógenos a la historia, de los cuales dispone, como si sacara conejos de una chistera.

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Chichigalpa, Nicaragua, 1953.
Poeta, escritor, crítico literario. Reside en Puebla, México, donde estudió Ing. Química (BUAP). Mediador de Lectura por la UAM y el Programa Nacional Salas de Lectura. Fue editor y colaborador sección de Crítica, de www.caratula.net. Es Mediador de la Sala de Lectura Germán List Arzubide. Ha publicado: Reconocer la lumbre (Poesía, 2023. Sec. de Cultura, Puebla). Ámbar: Espejo del instante (Poesía, 2020. 3 poetas. Ed. 7 días. Goyenario Azul (Narrativa, 2015, Managua, Nic.). ahora que ha llovido (Poesía, 2009. Centro Nicaragüense de Escritores CNE y Asociación Noruega de Escritores ANE). Miscelánea erótica (Poesía colectiva 2007, BUAP). Fue autor de la columna Libros de la revista MOMENTO en Puebla (1997- 2015).