vitrina-rlindo

El perro en la niebla. Róger Lindo

1 octubre, 2011

Buscando e investigando sobre autores salvadoreños, tuve la dicha de encontrarme con Róger Lindo (1955), poeta y escritor. Su actividad literaria se ha desarrollado fuera de su país natal, desde 1991 reside en Los Ángeles, Estados Unidos y trabaja como periodista en el diario «La Opinión». En el 1998 publicó un poemario Los infiernos espléndidos y recientemente ha publicado su primera novela, llamada El perro en la nieblaPor medio de una amiga de El Salvador, y a través de una casual conversación di con esta novela y al saber quién era, no dudé.

Esta novela narra las peripecias de un joven, de clase media que se incorpora al movimiento sindical y que pasa por varias etapas de levantamientos, hasta que llegan los momentos de la guerra, termina convirtiéndose en guerrillero, yéndose a la montaña. Decide fundirse con las muchedumbres de obreros, trabajadores agrícolas, estudiantes y maestros que avivaban la hoguera donde comenzaba a arder el autoritarismo salvadoreño del siglo pasado. Un ejemplo de novela de formación, es decir, una sucesión de pruebas que hacen ser y crecer a un personaje literario. El perro en la niebla, es una novela ambientada en los años 80 y 90 cuando existió el conflicto armado.

La crítica ha nombrado El perro en la niebla, como la mejor novela salvadoreña de los últimos años. Fue publicada por primera vez en España por la editorial Verbigracia en 2008 y este año 2011, el pasado mes de agosto se presentó en El Salvador en una segunda edición.

Aparentemente es una novela testimonial que celebra los actos heroicos de los luchadores sociales, pero no es así. Lo que tenemos es la historia magníficamente contada del encuentro y el desencuentro de un joven (José Guille) y una joven (Ana Gladys: inteligente, frágil, bella y espigada), que pertenecen a dos mundos diferentes, que solo pueden acariciarse en medio de una catástrofe. Ese romance es también una de las mejores pruebas de que la sociedad está viviendo una transformación. Su unión y separación es también uno de los síntomas de la gran fragmentación social que experimentaban.

Sobre todo, la novela es la historia de una búsqueda personal, además de ser una nueva metáfora de la iniciación, entendida ésta, como la incursión de la conciencia en nuevas dimensiones de la realidad. En ese camino, el protagonista, descubrirá que el espacio que separa a los seres benignos de los perversos es más angosto que el filo de un cabello. Él mismo, se mirará descender a la escala animal. Aunque se imagina condenado a vivir una vida breve, ignora todo sobre la condición humana y que aquella época que le había tocado vivir “era una máquina en reversa, sin frenos y sin manubrio”, lo cual le otorgaba una emoción desconocida.

La escritora salvadoreña Jacinta Escudos (1961) comenta que:

«El libro de Róger Lindo es uno de los esfuerzos más serios y coherentes que he leído de hablar del proceso de la guerra civil en el país. Un libro que no busca polemizar ni testimoniar ni acusar ni encontrar culpables, sino simplemente contar una historia que les pasó a muchos, que nos pasó a todos»

La narración engancha de inmediato, acaso por el tono en apariencia impersonal, o en primera persona; pero que no oculta una agridulce melancolía. La novela conforma una pieza compacta, que fluye y que finalmente no deja de provocar en el lector una sensación de desesperanza, de ilusiones perdidas, de esfuerzo inútil. Como si los años de la guerra no hubieran sido finalmente más que un paréntesis o una escuela para enseñarnos a mal vivir y a no creer en utopías nunca más.

Comparte en: