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Entrevista a Rosario Aguilar: 50 años de vida literaria

1 junio, 2014

A medio siglo de distancia, primavera sonámbula, sigue siendo su novela de mayor impacto y la más leída.


Una secuencia de la película Con honores de Alek Keshishian, protagonizada por Brendan Frasser y Joe Pesci ilustra claramente las escenas reales que de forma constante en su vida profesional vive la escritora nicaragüense Rosario Aguilar (León, Nicaragua, 1938). En el filme, el protagonista, un estudiante que está escribiendo su tesis en Harvard, duda de que su nuevo conocido, un viejo vagabundo de vida totalmente indigente con quien tiene diálogos filosóficos y literarios, sea el autor de un libro elemental convertido en bestseller, como él mismo le cuenta invitándolo a leerlo, pero dándole la advertencia también de que desde hacía años era uno de los más leídos en las universidades de Estados Unidos así que si lo buscaba en los ficheros electrónicos de la biblioteca de Harvard, donde había una veintena de ejemplares para circulación estudiantil, se encontraría con que siempre estaba no disponible por estar prestados en esos momentos. El estudiante así lo hace y encuentra que la historia del indigente era correcta, pero no solamente esa fue la sorpresa sino que cuando solicita a la bibliotecaria el siguiente ejemplar que quedaría libre había una lista de espera de más de doscientos usuarios.

No debe tomarse la metáfora de forma literal, pero en Rosario Aguilar pasan algunas cosas semejantes. Sus novelas han sido leídas por varias generaciones de estudiantes ya sea de primer ingreso o graduandos, mujeres u hombres, de pregrado y postgrados. En los ficheros de las universidades del país casi siempre están no disponibles, las reediciones se agotan rápidamente en las librerías y algunos de sus lectores han tenido que fotocopiar las obras para poder acceder a ellas, otras de sus novelas están agotadas y sin reimpresión desde hace años, lo que hace imposible hallarlas en el mercado literario de Nicaragua y quien tenga un ejemplar posee algo parecido a una reliquia, en el caso de Aquel mar sin fondo ni playa, (1970). Se han escrito decenas de monografías sobre su obra, creado piezas de teatro, proyectos cinematográficos para largometrajes de ficción que cineastas han ido trabajado junto a ella, como Quince barrotes de izquierda a derecha (1965), es entrevistada por decenas de periodistas, a su casa llegan lectores y lectoras desde todas partes de Centroamérica y hace apenas unos meses su novela La niña blanca y los pájaros sin pies (1992) fue llevada a la gran ópera en España y se presentó en noviembre pasado en el Teatro Real de Madrid con un montaje de más de doscientos actores y una gran orquesta estilo big band.

Con el mismo éxito del inicio, Rosario Aguilar cumple este año 2014 cincuenta años de vida literaria, que parten de la publicación de su primera novela Primavera sonámbula, salida a luz el 8 de febrero de 1964 de manos de Ediciones Ventana con un prólogo de SergioRamírez y un tiraje de quinientos ejemplares. Primavera sonámbula es una obra que causó impacto esencialmente por su temática, estilo y lenguaje, pero la principal innovación consistió en que se trataba de un texto narrativo escrito por una mujer, cuando la mayoría de escritoras, que eran pocas en comparación con el número de hombres dedicados a la literatura, se ocupaban de la poesía y el mundo de la prosa estaba dominado por hombres. Además este grupo literario encabezado por su padre, Mariano Fiallos Gil y Pablo Antonio Cuadra estaba colmado de plumas excelentes a las que era muy difícil, incluso para otros hombres experimentados en la escritura, aparejar. Todos esos retos enfrentados y vencidos la han hecho merecer el apelativo de “primera narradora o novelista nacional”. Las circunstancias de cómo fue escrita y publicada Primavera sonámbula en aquel contexto de los años sesenta parecen alineadas en beneficio de los lectores y del acervo narrativo nacional para que tuviéramos la oportunidad de apreciar su creación literaria y que aquellas historias guardadas en su mente desde la infancia salieran con la fuerza de la explosión de sus manos tecleando fuertemente en la máquina de escribir. Eran momentos cruciales de cambios en su vida personal, tenía 26 años, pasaba de ser una niña de su casa a esposa y madre, de ser la pianista entre sus hermanos a la novelista y ya no de la familia, enfrentándose a públicos no cariñosos sino críticos y exigentes, y su padre, el doctor Mariano Fiallos Gil, a quien ella admiraba con todas sus fuerzas, murió pocos meses después. Una vida cortada en dos con una segunda parte que se iniciaba violentamente, 1964 fue un año en desequilibrio para la autora y uno de los años más importantes en la literatura nicaragüense escrita por mujeres, un icono y punto de referencia.

Primavera sonámbula debe haberse leído en 1964 con muchas lecturas entrelíneas, tiene un estilo y una temática no muy común aún en la actualidad que vivimos en un boom de la prosa y la novela se ha convertido en el gran género literario. ¿Quién es la protagonista de su novela? ¿Leyó libros de psicología o psiquiatría para documentarse? ¿Freud? Nietzsche? Esta es la historia de una mujer que sufre una enfermedad mental y usted logra calar en sus pensamientos con maestría, ¿cómo lo logró?

Efectivamente es una novela que causó mucho impacto, lo sé. Un viejo amigo de mi papá que vivía en California, hizo un viaje a Nicaragua especialmente para hablar conmigo porque creía que yo había hecho el libro basado en la historia de su hija. Mi papá todavía estaba vivo y eran muy amigos, entonces él permitió el encuentro porque sabía que yo estaba capacitada para responder y me mandó a llamar para que yo le contestara todas sus inquietudes. El me dijo: leí tu libro, pero quisiera saber si te inspiraste en mi hija, quiero saberlo, porque ¿sabes lo que pasó? Mi hija se suicidó a los quince años y tenía este problema mental, y necesito, urjo saber si mi hija es la muchacha que tú describes en este libro. También me lo dice de una forma muy impactante: Rosario, yo quiero saber si es ella. Yo le contesté que no sabía que su hija era así, que había tenido estos problemas psicológicos ni menos que se había suicidado. No tiene nada que ver con ella este libro. El estaba muy impactado con mi obra y yo no hallaba qué hacer con las reacciones porque fueron muy fuertes en los lectores que no estaban acostumbrados a estos temas. En ese tiempo, 1964, la deben haber tenido muy aislada a esa muchacha, no se hablaba de esos temas en las familias, debe haber sido un episodio muy oculto y yo le dije que estaba impactada pero desconocía su historia. El me estaba contando todo y se le salían las lágrimas. Yo no pensaba que mi libro, una obra literaria totalmente de ficción, calaría de esa forma en las personas. Si mi papá supo el problema de esta familia nunca me lo contó. Ni mi papá sabía que yo iba a escribir este libro y que iba a salir con este tema. Nada de eso estaba en los planes, yo era la pianista de la familia, no la literata. Y como son las cosas aquí en León muchísimas personas comenzaron a preguntarme si me había inspirado en alguien conocido. Pero no solo eso, esta publicación me afectó de forma personal porque yo me había ido dos años a Estados Unidos a aprender inglés y todo lo que le enseñaban a las señoritas en ese tiempo, entonces comenzaron los rumores: ve la Rosario no andaba estudiando ningún inglés, estaba en una clínica de enfermos mentales. ¡Cómo es la gente! Pero eso me contentaba porque la sintieron tan veraz que creyeron que yo estaba contando mi propia historia. Mi novela tenía otra cosa rara y nueva de la literatura nacional y es que estaba contada en primera persona, no estaban acostumbrados a leer en primera persona, eso lo experimenté con esta novela. Tampoco estaban acostumbrados a temas personales como de confesión sino a un narrador impersonal que todo lo ve desde lejos. Venían a mi casa muchas personas a hablar del libro, a preguntarme nombres, porque todos querían saber quién era la muchacha con enfermedades mentales. Venían mujeres a decirme que se habían quedado atrapadas en ese momento porque hasta dolor de cabeza les daba leer el libro, demasiado dentro de la mente de una persona que vive alucinaciones ya sea por la enfermedad o los efectos de los medicamentos. En eso me quedó muy lograda. Y después vino el amigo de mi papá y esa experiencia sí me dejó totalmente consternada. Y yo me decía hasta dónde me metí, hasta dónde llegué con esto. Es un impacto increíble el nacimiento de Primavera sonámbula.

¿Cuál es la enfermedad mental de su personaje? ¿Cuál era su modelo literario a seguir en ese momento?

Yo no sé qué tenía mi personaje. No había leído nada de psiquiatría. Desde el punto de vista literario me escribieron muchas personas para decirme que tenía raíz kafkiana, pero en ese momento yo no había leído a Kafka, entonces lo fui a leer de inmediato para ver dónde estaba yo. Y me ha pasado con varios de mis libros, me dicen que están basados o inspirados en la obra de alguien y a esa hora salgo corriendo a consultar.

¿Cómo fue el proceso de su escritura? ¿Su objetivo era innovar algo o escribir textos que no serían publicados?

Yo escribí la primera página como un reto para mí misma, dispuesta a probar mi habilidad. Lo empecé con una gran alegría y mucha energía. Iván, mi esposo, me regaló una maquinita de escribir, me senté en la mesa del comedor porque teníamos una casa muy chiquita. Y puse muy dispuesta la primera línea “Al doctor K, para su archivo personal”, a tecleo duro. Y quedé muy satisfecha con mi línea y luego de algunos espacios con la máquina seguí con mi párrafo. Ese proceso de escribir fue muy extraño, no hubo que romper papel, seguí con mis párrafos y no sé cómo, porque solo había escrito cuentos tontos y cartas a familiares, que las hacía eternas y enormes, quizás eran unas obras literarias, no sé. Como mi mamá era española ella nossentaba a mis hermanos y a mí en la mesa del comedor a escribirle a los parientes lejanos y como yo ni los conocía pues solo inventos les contaba, mi madre sin querer me hizo escritora. Nos ponía a hacer una carta a sus tías abuelas, sus tíos lejanos, padrinos, unos seres que ni me imaginaba cómo serían, ni ellos a mí. Ya cuando voy adentro en mi novela de pronto mi estado emocional cambia cuando me doy cuenta de que esta muchacha existe, ya está formada y ya la situación se me hace irreversible, no puedo volver atrás. Empiezo a sentir los latinos de su corazón, su respiración, su ansiedad. Allí sentada frente a mi máquina comienzo a sentir un descontrol de la situación. Vieras qué cosa extraña me pasó al crearla. Me tiré de lleno, y cuando vi puse un punto final, muy segura de mí misma. Y esa ansiedad la perciben mis lectores, por eso es que es una novela como psicológica. No sé cómo están armadas las líneas, mi estilo, lo que digo, pero he visto durante cincuenta años que los lectores la sienten, ella, mi protagonista, tiene estos padecimientos mentales y su encierro dentro de esa enfermedad, estar consiente de tu locura, los lectores la sienten. Ha causado impacto realmente y no sabía que esta muchacha iba a causar tantos comentarios y reacción del público.

Una cosa muy curiosa en su personaje es que no se dice nunca cómo es ella, cómo son sus ojos, su estatura, el color de piel, dónde está, su nombre, ninguna descripción, solo en algunas partes se habla de su cabello que es largo y se sabe que es una mujer joven.

Ella nunca se ve en un espejo, está internada en una clínica, no la describo, no tiene nombre, pero es también porque ella misma no sabe nada de eso. Y la novela es exactamente lo que ella piensa, yo no existo en esas líneas. Nosotros al leer entramos directo a su cerebro, a sus neuronas, a su mente.

¿Cuáles eran sus principales retos literarios y desafíos sociales que tuvo que enfrentar?

Mi papá me había dicho, si vas a escribir, escribí, pero escribí bien. Cuando tomé la decisión de ser escritora me dirigí primero a mi papá, mi mamá era demasiado práctica. Cuando tuve el manuscrito no se lo enseñé a mi esposo Iván porque él no era dado a la literatura y andaba ocupado en su fábrica. Le di el manuscrito a mi papá, le repetí las palabras que me había dicho y le dije que si me decía que pensaba que estaba bien seguía y si no entonces me iba a matricular a la universidad, porque él quería que me fuera a matricular, él quería que no me quedara sin profesión ni oficio. Entonces le dije, aquí te traigo mi tesis y como vos sos el rector de la universidad de León te voy a traer mi tesis y vos me podes dar mi título. Primero le llevé unos papeles a mano y ni los quiso ver, me dijo que un escritor escribe a máquina, en papel limpio y a doble espacio. Comprada la máquina, recuerdo claramente cuando fui a comprar el papel y a sentarme a escribir. Ya hecho le dije miralo y me das el título como escritora, vos como rector me lo podés dar. Mi padre se impresionó cuando lo leyó, yo no lo vi, pero dice mi hermano que se le salieron las lágrimas. Al primero que yo conquisté fue a mi padre, y no era fácil lograrlo, era muy exigente y seguidor de la excelencia. Con un padre como el mío tan intelectual y reconocido era un reto demasiado grande. El al leer el texto lo primero que me dijo fue ¿sos feliz? Su pregunta me sorprendió. Me dijo que estaba excelente y que se lo pasaría a los muchachos del movimiento Ventana, que era Sergio Ramírez y otros muchachos. Se los dio sin mi nombre, mi padre era muy ético, se los dio sin mi nombre ni título y ellos lo leyeron y valoraron y pensaron que por supuesto, era publicable.

¿Qué sorprendió al grupo Ventana de su texto? ¿Cuáles fueron sus comentarios?

Se quedaron asombrados cuando supieron que era yo porque en Nicaragua no se acostumbraba que una muchacha escribiera así de esos temas y con ese estilo. Sergio Ramírez me escribió un prólogo lindo en esa primera edición. Y mirá cómo eran las cosas en ese tiempo, que mi papá fue a hablar con mi esposo para ver cómo influiría ser escritora con mi vida de casada y quería que mi esposo lo leyera y viera qué pensaba de ese tema tan fuerte y si él decía que sí lo llevaba a la editorial Ventana. Mi esposo me dijo que no lo iba a leer porque él no era dado a la literatura, su opinión me podía interrumpir algo bueno y que realizara mi sueño porque desde que nos conocimos yo estaba con la idea de ser escritora. Los siguientes acontecimientos de mi éxito literario fueron terribles, una contradicción, mi papá se enfermó, como en Nicaragua no lo podían curar fue a Boston y regresó desahuciado y murió el 7 de octubre de 1964. Fue un año para mí partido en dos, el éxito de Primavera sonámbula y que me diera el título de escritora con dos palabras sencillas que transformaron mi vida: “sos escritora”. Con esas palabras me dediqué a romper muchos retos difíciles, nunca paré de escribir, y con mi oficio abrí el camino para la nueva literatura nacional escrita por mujeres, la que vivimos y leemos en la actualidad.  

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Managua, 1980.
Comunicadora social con énfasis en prensa escrita y cuenta con postgrados en periodismo online y en marketing. Como periodista ha sido editora de revistas digitales e impresas como La investigación y Espacio Vital Magazine, jefa de sección literaria y de cultura de periódicos universitarios, articulista de suplementos culturales nicaragüenses como La Prensa Literaria, Nuevo Amanecer Cultural y la sección Voces del diario La Prensa.
Como escritora ha publicado poesía y narrativa breve. Ha recibido premios y reconocimientos interuniversitarios por su trabajo literario y un premio de fotografía. También se ha dedicado a la investigación histórica, la crítica y producción cinematográfica y a la gestión y desarrollo de proyectos y consultorías con organismos como Plan Internacional, CINEX, la UNESCO y el Instituto Nicaragüense de Cultura.

Es miembro de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) y de la Junta Directiva de la Fundación para la Cinematografía y la Imagen (FUCINE).

En el año 2012 publicó su libro Cita con Sergio Ramírez. Entrevistas, Artículos, Crónicas (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) presentado durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2012 con su presencia y la de Ramírez, y posteriormente presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad de México en marzo de 2013, y en la Feria Internacional del Libro de Miami de 2013. Además, la obra se encamina a una reedición con Uruk Editores en Costa Rica y traducciones al francés y alemán. Actualmente la autora prepara otros libros de periodismo, historia y narrativa para su pronta publicación.