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Ernesto Cardenal, un místico moderno

1 junio, 2012

En medio de la persecución de la guardia de Somoza García y en el escondite, Cardenal tuvo su otra HORA CERO, la religiosa; tuvo el silencio y el tiempo para indagar en sí mismo y vislumbrar claramente su vocación religiosa; pudo oír su voz interior: “El llamado” que dicen, y no se dejó aturdir. A partir de esta convicción se produjo la relación o búsqueda de la relación con la divinidad, el diálogo, una relación que como toda relación erótica pedía soledad y por esto entró en religión el 8 de mayo de 1957, en el monasterio trapense de Nuestra Señora de Gethsemaní, Kentucky. Allí Thomas Merton fue su maestro de novicio, su amigo y el prologuista de unos textos que redactó entre la oración y la labor.


En el caso de Cardenal no hay que buscar confesiones o revelaciones de su experiencia, las convencionales fases de purgativa, contemplativa y unitiva. Merton lo aconsejó que no teorizara o racionalizará sobre su experiencia ascética y mística si las tenía, que se dejara vivirlas con naturalidad y espontaneidad.

Cardenal deja constancia  del vacío personal, la banalidad de los placeres o vicios que le dejaba el mundo, la belleza efímera, los bares, una vida que se borraba o frustraba como las fotos. Una experiencia contradictoria, entre la nostalgia y el hartazgo. La sed de amor siempre insatisfecha, el eterno enamorado de todas y de nadie, el despreciado por las muchachas de sus epigramas, ratificó sus conclusiones. Él lo confesará en uno de los poemas deGethsemaní, Ky., (1960). Sus primeros meses de novicio trapense será una lucha con la memoria, el pasado y la sensualidad e incluso, las tentaciones:

2 A.M. Es la hora del Oficio Nocturno, y la iglesia  en penumbra parece que está llena de demonios.
Ésta es la hora de las tinieblas y de las fiestas.
La hora de mis parrandas. Y regresa mi pasado.
“Y mi pecado está siempre delante de mí”

Y mientras recitamos los salmos, mis recuerdos
interfieren el rezo como radios y como roconolas.
Vuelven viejas escenas de cine, pesadillas, horas
solas en hoteles, bailes, viajes, besos, bares.
Y surgen rostros olvidados. Cosas siniestras.
Somoza asesinado sale de su mausoleo. (Con
Sehón, rey de los amorreos, y Og, rey de Basán).
Las luces del “Copacabana” rielando en el agua negra
del malecón, que mana de las cloacas de Managua.
Conversaciones absurdas de noches de borrachera
que se repiten y se repiten como un disco rayado.
Y los gritos de las ruletas, y las roconolas.
“Y mi pecado está siempre delante de mí”

La Pascua de Resurrección le devuelve el sosiego espiritual, el canto suyo, de los montes y el canto de las aves es un canto a Dios, celebración,  liturgias festivas desde el convento y el bosque:

En Pascua resucitan las cigarras
-enterradas 17 años en estado de larva-
millones y millones de cigarras
que cantan y cantan todo el día
y en la noche todavía están cantando.
Sólo los machos cantan:
las hembras son mudas.
Pero no cantan para las hembras:
porque también son sordas.
Todo el bosque resuena con el canto
y sólo ellas en todo el bosque no los oyen.
¿Para quién cantan los machos?
¿Y por qué cantan tanto? ¿Y qué cantan?
Cantan como trapenses en el coro
delante de sus Salterios y sus Antifonarios
cantando el Invitatorio de la Resurrección.

En otros poemas la presencia de Dios  es casi tangible, lo siente, lo experimenta sin terminar de verlo y sin  atreverse a nombrarlo:

No sé quién es el que está en la nieve.
Sólo se ve en la nieve su hábito blanco,
y al principio yo no había visto a nadie:
sólo la pura blancura de nieve con sol.
El novicio en la nieve apenas se ve.
Y siento que hay Algo más en esta nieve
que no es ni novicio ni nieve y no se ve.

La visión de la divinidad en soledad y oscuridad:

Yo apagué la luz para poder ver la nieve.
Y vi la nieve tras el vidrio y la luna nueva.
Pero vi que la nieve y la luna eran también de vidrio
y detrás de ese vidrio Tú me estabas viendo.

“Él fue una de las raras vocaciones que hemos tenido aquí que han combinado en una forma clara y segura los dones del contemplativo y del artista” –dice Merton.

Aunque por razones de los rigores de la regla monástica y enfermedades gástricas, Cardenal tuvo que dejar, dos años más tarde, la Trapa y viajó a México y estuvo, en calidad de huésped, con los monjes benedictinos del convento de Santa María de la Resurrección, Cuernavaca, mientras trabajaba en sus esculturas, como había traducido los epigramas, tradujo en conjunto los salmos y de allí surgió una de las motivaciones del salmista, siempre frente al mundo moderno y los gobiernos totalitarios que habían desatado la II Guerra Mundial entonces recién pasada. Durante estos años, pues, la obra poética de Cardenal se fue definiendo entre la monacal, mística y la profética. En 1964 apareció el libro de los Salmos, recreaciones de  la Biblia, del  libro de David, en la tradición  española de fray Luis en el siglo de Oro, pero como una suerte de oraciones y denuncia de los vejámenes de que fue víctima el ser humano en la  guerra mundial y posteriormente en la guerra fría.
Como oraciones sus salmos son ruegos a Dios, pedidos de protección de los aparatos represivos:

Óyeme porque te invoco Dios de mi inocencia 
Tú me libertarás del campo de concentración
(Salmo 4),

Escucha mis palabras oh Señor
Oye mis gemidos
Escucha mi protesta 
(Salmo 5 )
Tú eres quien juzga a las grandes potencies
Tú eres el juez que juzga a los Ministros de Justicia
y a las Cortes Supremas de Justicia
Defiéndeme Señor del proceso falso!
Defiende a los exiliados y a los deportados
los acusados de espionaje y de sabotaje
condenados a trabajos forzados
Las armas del Señor son más terribles
que las armas nucleares!
Los que purgan a otros serán a su vez purgados
Pero yo te cantaré a ti porque eres justo
Te cantaré en mis salmos
en mis poemas…

En el “Salmo 7” podemos leer las siglas tenebrosas en mayúsculas, algo que por ortografía decorativa o ideogramas Cardenal utilizará con mucha frecuencia:

Líbrame Señor
De la S.S de la N.K.V.D de la F.B.I. de la G.N

O alabanzas  como el Salmo 9 (9/10):

Cantaré Señor tus maravillas
Te cantaré salmos
Porque fueron derrotadas sus Fuerzas Armadas
Los poderosos han caído del poder …

En el Salmo 15 (16) afirma:

Y yo le dije: no hay dicha para mí fuera de ti!
Yo no rindo culto a las estrellas de cine
ni a los líderes políticos
y no adoro dictadores…

Su  unión con la divinidad y su vocación sacerdotal estaban definidas y sus proyectos comunitarios y conventuales en una isla del Lago de Nicaragua, en el archipiélago e Solentiname también. Marchó a completar sus estudios teológicos al seminario de Cristo Sacerdote, Colombia y el 15 de agosto de 1965, fue ordenado sacerdote en Managua, Nicaragua.

Cardenal es un caso de mística pero, coherente con su tiempo, su mística trae consigo otro signo. No es pasivo, es activo, transformador social, transfigurador. Si el revolucionario tiene su mística, Cardenal llega a la revolución por místico. Su obra mística, palabra y praxis, va, de ese diario erótico de poeta recién casado con Cristo, que es Vida en el amor, de publicación tardía en 1970, a El Evangelio en Solentiname (1975), y de su ingreso a la Trapa, pasando por su ordenación sacerdotal y la experiencia de Solentiname, a su entrega a la lucha de liberación que libró el pueblo de Nicaragua y su vanguardia revolucionaria, el FSLN. En 1966, Cardenal fundó una comunidad contemplativa en el archipiélago de Solentiname, hacia el sur de la Mar Dulce o Lago de Nicaragua. Allí formó cooperativas agrícolas, estimuló la labor creativa: poesía, pintura, artesanías, etc., y prosiguió con su prédica evangélica, no sin salir, para observar en el terreno de los hechos, los procesos de Cuba (1970), Chile (1971) o Perú (1971). La comunidad de campesinos fue creciendo en una apasionada y pura fiel interpretación de las Escrituras, hasta que un grupo pequeño de sus miembros se hicieron combatientes del FSLN. Solentiname, obviamente, fue arrasada por el ejército personal del último Somoza, en octubre de 1978. En 1972 y 1973 dio a conocer dos de sus poemas mayores, extensos e intensos por proféticos. No es la poesía profética que anuncia desastres catástrofes, sino la que denuncia la crueldad humana, dictatorial del régimen de los Somoza:

Desmentir a la AP, a lUP
es también misión del poeta.

Su Canto Nacional es un contrapunto entre la obertura inicial del canto de los pájaros en todo el territorio y la destrucción de nuestros recursos naturales por las compañías norteamericanas y la zopilotera de los banqueros a los que no son ajenos los combatientes, la lucha. Es además un canto a Leonel Rugama, el poeta muerto a los 20 años y el anuncio de la Revolución popular Sandinista.

Oráculo sobre Managua es en verdad un oráculo pero no a la manera antigua, no adivina ni pronostica, sino que lee en los escombros, en los edificios derrumbados y ahumados producto del terremoto del 23 de diciembre de 1972, la futura transfiguración no sólo de Managua sino de todo el país. Fusión de su lírica objetiva y de su épica, fusión de su lengua de profeta: agitada y visionaria y por tanto política Como Virgilio, Cardenal encuentra en la natividad, en el nacimiento de Cristo, la reconstrucción:

los grandes graneros brillantes están vacíos, llenos de hambre
(o arroz de Somoza)
su risa en la bodega frente a la bahía –y en todos los paisajes
De nuevo tu lanchón va por el Siquia con cerros de cajillas
de cerveza llenas o vacías…
y nuestro delito es anunciar un paraíso
Los monopolios son sólo desde el neolítico
El Reino de Dios está cerca
la Ciudad Definitiva compañeros
Sólo los muertos resucitan
Otra vez hay otras huellas: no ha terminado la peregrinación

A medianoche una pobre dio a luz un niño sin techo
y ésa es la esperanza
Dios ha dicho: “He aquí que hago nuevas todas las cosas”
y ésa es la reconstrucción.

 El telescopio en la noche oscura fue redactado en 1992 y publicado en 1993. Es un largo poema y, como tal, está estructurado por poemas breves, que en algunos aspectos remiten y en algunos momentos citan a los Epigramas.Pero su importancia y trascendencia  radican en que es un texto que, después de los balbuceos de Gethsemani, Ky, de las confesiones, anotaciones y contemplaciones del libro en prosa, Vida en el amor (1970) y de varias Cantigas del Cántico cósmico (1989), viene a ratificar y a explayar al poeta místico que es Cardenal. Mejor dicho, significa que el poeta Cardenal pasa definitiva y declaradamente del amor humano al Amor divino. Un místico moderno y otro místico hispanoamericano, acaso en la misma línea de la colombiana Madre Francisca Castillo y Guevara, que ni ha leído y desconoce, según, me ha dicho el propio Cardenal. Como místico se vale para expresar lo indecible e inefable de la experiencia del lenguaje y de la imagen erótica. Y en esta dirección responde a la tradición mística española, vuelve a las proximidades de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz.

Entre sus estrofas hay un pareado que evoca a Teresa la santa:

Hoy no tuve ningún momento de oración.
¿Qué acaso eso es estar menos juntos?

“Rezar, decía Santa Teresa, es hablar de amor con quien nos ama”. Estamos ante un caso de experiencia mística que se arriesga la escritura mística, es decir, a narrar las delicias y asperezas del amor divino. El Creador (Dios) se ha enamorado de una de tantas de sus criaturas y la criatura se ha entregado sin reservas a su creador. La instancia unitiva es anotada y reiterada: los dos amantes son UNO, Un amante es los DOS:

Yo nací para un amor extremista.
Tal vez por eso nos comprendemos.
¡Más extremista sos vos!
Y yo te conozco poco todavía.
(…)
Yo tengo un amor secreto
Que ninguno ve.
Tan secreto lo tenemos
Que sólo a mí me ven.
(…)
¿Qué pasa pues entre vos y yo?
¿Es tal vez que vos me querés
Pero que yo no me quiero yo?
Que no me quiero yo puede ser
Pero eso no impide nuestra unión
Si vos sí me querés y te quiero yo.
(…)
Dios me quiere como si yo fuera Dios

No es una experiencia mística abstracta o intelectual, sino concreta, vivencial, hasta con fecha, 2 de junio de 1956, sensorial y sumamente dolorosa:

 La mejor garantía de que es cierto
Y no invención mía
Es que no me des goces.
Amado misterioso que no gozo
¡Nada quiero sino estar contigo!.
(…)

Está lleno de alusiones del mundo circundante, el escenario de su amor en distintas latitudes del mundo y de las circunstancias y personajes de la consumación de su amor, lo que resulta un itinerario biográfico de su mística: Granada, atrio la Merced, Managua, Avenida Roosevelt, 2 de junio, sábado, Somoza García, bocinas para espantar el tráfico, motocicleta, parque Madrid, calle Tacubaya, México, 50 St & Park Ave., rascacielos de cristal, aeropuerto de Denver, San Francisco de Borja, sobrevolaba el Amazona, Jorge Luis Borges, isla de Vancouver, Joaquín Pasos, Juan Aburto, Gioconda Belli y auto denominación: Ernesto:

En qué has venido a parar, Ernesto
(…)
Imagino que me tendrás mucha lástima.
Cómo será aquel día cuando dirás Ernesto.

Es un retorno o relectura del Cantar de los Cantares, poesía dialogal, pero con acotaciones del poeta. Egloga moderna, siempre amorosa. Cada estrofa goza de una aparente o sutil autonomía, pero se entrelaza para presentar y representar a la pareja de amantes y el diálogo de amor, para acentuar el tema y también para variarlo o enriquecerlo. Formalmente sus estrofas recuerdan  por la sencillez y la ternura los villancicos, letrillas, coplas, ahora sin rimas, pero en medio de este informalismo, aparece el ritmo de la estrofa corta o de arte menor. El argumento del poema, lo anecdótico y coloquial es la queja, el  gemido, el suspiro, los sentimientos de celos, de certidumbre y duda de amor de los amantes en la cama:

Gime gime gime
Gime gime gime gime gime
Gemido repetido es el arrullo
Si querés que vaya, iré,
Si querés que vaya, iré.
(…)
Celos ya no tengás
No me engañarán más
Espejos de belleza física.

El alma que en la tópica mística es la amada, padece no el asedio, sino la soledad; el alma que se corporiza en mujer, carece de sensualidad, es incorporal:

Duro es,
Pero no me quejo del amor incorporal
Que me tocó en suerte.
Me querías sólo para vos.
Y ya más solo no puede ser.
            (…)

Yo he sido capado,
No en las cárceles de Somoza
Sino por el Reino (Mt 19, 12)

Su mística es erotismo sin que intervengan los cinco sentidos y su sexo es soledad, castración, celibato. Cardenal se proclama experto en erotismo sin los sentidos.

No en vano, Merton, su maestro de novicios en La Trapa,  le dijo:

“La vida del monje es
Un semi-éxtasis y cuarenta años de aridez”

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Masaya, Nicaragua, 1952.
Poeta, ensayista y crítico de artes plásticas y literatura. Hizo estudios de Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México y se licenció en Artes y Letras en la Universidad Centroamericana de los jesuitas de Managua. Es miembro de número de la Academia Nicaragüense de la Lengua. Entre sus numerosas publicaciones, ha reunido su poesía en Con sus pasos cantados (Centro Nicaragüense de Escritores 1998); Balada del campanero ciego (Premio Internacional de Poesía Pablo Antonio Cuadra, 2012). Autor de la novela Réquiem en Castilla del oro (1997). Fue director del Área de Literatura y Publicaciones del Ministerio de Cultura y miembro del Consejo Editorial de Nuevo Amanecer Cultural.