Filos de un haz y envés: Cortés Bargalló y la exploración en la incertidumbre

1 abril, 2010

La búsqueda de la poesía nunca ha sido encontrar la verdad, pero sí conciliar el mundo de los opuestos, algunas veces entre la incertidumbre y nosotros, misma que nos lleva a inventar otras verdades como nos podría sugerir Antonio Machado o como bien sabe intuir en su poemario el mexicano Luís Cortés Bargalló.


La obra pictórica de Antoni Tápies, la obra narrativa de James Joyce, delinean y describen una pregunta que entraña en sí misma su respuesta, al mismo tiempo que delinean y describen una respuesta que entraña en sí misma su pregunta. Movimientos dextrógiros y levógiros en que el collage, pictórico o literario, pregunta y se pregunta, responde y se responde, es preguntado y es respondido.

Trazo o palabra, oración o figura, todo se delimita y se desborda, se multiplica y se minimaliza. Exploración en la incertidumbre, territorio donde constatamos que somos ciertos, pero en el que también verificamos que podríamos dejar de serlo, por lo que tenemos que reinventarnos, de nueva cuenta fundar las bases de lo que hemos sido, para aspirar a ser una vez más lo que somos y lo que seremos.

En sus más de cuarenta poemas, Filos de un haz y envés (Colección Tristán Lecoq. Trilce Ediciones. México, 2007. 155 pp.) es una colección poética que aspira a ese mismo doble movimiento, dextrógiro y levógiro, movimiento dual que sucesivamente alcanza, pierde, recupera, suelta, porque el riesgo de explorar en la incertidumbre es doble: podemos quedarnos girando, sin llegar a ninguna parte, o podemos estancarnos, atrapados en el orden. Pero también explorar en la incertidumbre lleva a un campo fértil y dúctil: la exploración de nosotros mismos, que no hay región más abierta a la incertidumbre que mi yo interior. Evolución permanente.

Poeta, traductor, ensayista, en Filos de un haz y envés Luís Cortés Bargalló (México, 1952) vela sus armas literarias de nuevo bajo el signo de la poesía, y por otro lado refrenda su pasión por la incertidumbre, misma que signara el poemario Al margen indomable y la antología Piedra de serpiente. Literatura de Baja California, y que en Filos de un haz y envés lo impulsa de manera continua a explorar las posibilidades lo mismo de la métrica que del verso libre, de la rima interna que del caligrama.

Exploración, Filos de un haz y envés recorre tres expresiones creativas caras a Cortés Bargalló: la literatura, la pintura, la música. Incertidumbre, la colección poética comparte las dudas y titubeos escondidos y encubiertos en las obras literarias, pictóricas o musicales a las que alude, o a las que mejor dicho visita, revisa. El poeta intuye y refleja –quiere intuir y reflejar- la crisis creativa que antecede al proceso de la creación artística en sí, y que es palmaria en la obra de cada artista visitado, revisado.

Visitación y revisión de la incertidumbre de nos y los otros, tal el caso de “La torre de Kaspar Hauser”, tenso poema en prosa, juego de signos de puntuación y de aliteraciones que contrasta la incertidumbre de Hauser, personaje decimonónico alemán, tan real como mítico, su visión sesgada y lineal de tiempo y  espacio, con la exploración del poema, su visión abierta y oblicua de tiempo y espacio.

En la historia real de Kaspar Hauser, niño salvaje aparecido en Nüremberg hacia 1828, y que desde entonces se ha instalado en el imaginario colectivo germano, Cortés Bargalló intuye el dilema de aquellos pueblos o individuos que han traicionado o se han alejado de su propio pasado, de su propia identidad e historia: “Exiliados en su propia patria, expatriados de su pulso, sus palabras, desuellan al abuelo mudo, cuelgan los fiambres en un patio de abandonos y maceraciones arraigadas.”  

La tensión física y emocional de “La torre de Kaspar Hauser” no es, sin embargo, la nota dominante en la poesía de Cortés Bargalló, quien sabe transitar hacia la distensión, producto de años de convivir y conciliar con las gesticulaciones de los horrores anónimos de la vida diaria. No un muestrario de espantos y deformidades, valga aclarar, sino la familiaridad con lo que, en otras circunstancias, provocaría repulsión y rechazo.

Es bajo el signo de la distensión que se desenvuelve y envuelve “El baño de Tomoko/Tríptico”, perturbador tratamiento –en el sentido pictórico- de la descripción de una invalidez doble, emocional y física, alrededor de la que gira una relación madre-hija: “En el cubo de la bañera/ la madre toma entre sus brazos/ toma el cuerpo estremecido de Tomoko/ que se extiende por el arco gutural de su parálisis.”

Melómano, con un oído privilegiado para identificar la musicalidad poética, quizá por ello mismo Cortés Bargalló explora en las posibilidades no musicales de la expresión poética. Recalco, las posibilidades no musicales, nada que ver con la antimusicalidad de la poesía. El poeta mexicano se ocupa del trasiego del verso al papel escrito, la disposición tipográfica, la ruptura del ritmo, la contraposición de recursos retóricos, la ejecución de un discurso introspectivo, silencioso o, mejor dicho, rumoroso. Y es aquí donde alcanza sus tonos más sostenidos, el discurso elocuente del “Traslado”: “cuando en la penumbra de los fresnos/ el semáforo se escurre con fanal/ de alberca y una frase sin remojo quiere desahogar/ su esponja de plurales fronterizos.”

Poesía intelectualizada, graduada de forma repetida en los alcances y límites de su expresión retórica y, paradójicamente, poesía de la sensibilidad y el sentimiento, cruzada por la emoción y la ironía. Filos de un haz y envés se devela como un texto equilibrado, pero tal revelación no hace más que velar el desequilibrio, la incertidumbre que incita a ser explorada, sea para que busquemos en ella la certidumbre, sea para que encontremos nuevas incertidumbres: “Por este cuerpo y su memoria/ de guarismos circunloquio/ y la segunda circunvolución izquierda/ del cerebro, de la entraña./ Por los hilos que deshilan/ una carta –respetable:/ no se manda ni se pesa.”

La poesía como haz de desequilibrios que equilibran certidumbres e incertidumbres, convicciones y dudas, arrojos y temores, pero en el envés poesía en que los equilibrios se desequilibran, en que las verdades incontrastables se doblan bajo su propio peso. Mundo de incertidumbres, pero no incierto. Al contrario, macrocosmos pletórico de microcosmos por explorar, el mundo del sí que comparten Tápies y Joyce y que Cortés Bargalló grita en susurros para que lo callemos a gritos: “sí/ por el dolor/ que abrasa/ e incolora/ los colores/ indoloros/ en la imagen/ la materia/ que desconcha/ en sí/ por sí.”

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Managua, Nicaragua, 1972.
Poeta y ensayista nicaragüense . Licenciado en lengua y literaturas hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). Ha colaborado en diversas revistas culturales de su país (Cultura de Paz, Decenio, El Pez y la Serpiente), así como de México (Diturna, Alforja de Poesía, Cuadernos Americanos). Publica artículos y ensayos de crítica literaria y de cine en el periódico El Nuevo Diario, de su país, y en la revista virtual Carátula, del escritor nicaragüense Sergio Ramírez. Ha participado en el 4º Encuentro Internacional de Poesía Pacífico-Lázaro Cárdenas (2002), en Michoacán, en el Primer Encuentro Internacional de Escritores Salvatierra (Guanajuato, 2004), en el 8º Encuentro Internacional de Escritores Zamora (2004), en Michoacán, en el Libro Club de la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente (2004), como invitado especial en el Tercer Encuentro Regional de Escritores Salvatierra (Guanajuato, 2004), y en el Segundo Encuentro Internacional de Escritores Salvatierra (Guanajuato, 2005). Radica en México, D.F.