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Historia del cine en 25 carteles – Cartel No.16: Anarquismo, surrealismo, cosmopolitanismo y el fantasma del pecado mortal

1 junio, 2013

Franklin Caldera, en su historia del cine en 25 carteles, nos regala esta vez Viridiana de Luis Buñuel. Demostrando que el arte del cartel refleja la magia y encanto del cine, acompaña cada cartel con una crónica de la película en menos de 500 palabras y nos brinda una rápida mirada a la historia del cine. El uso en la revista de estos carteles es exclusivamente cultural y educativo y en ningún momento se espera obtener beneficios comerciales.


Luis Buñuel (1900-1983), cineasta derrelicto (sin escuela, sin país determinado), fue una institución dentro del cine.

Aragonés de nacimiento (hijo de un próspero ferretero), hizo estudios universitarios en Madrid, donde trabó amistad con García Lorca y Dalí. Con éste escribió el guión de su primer cortometraje, Un perro andaluz (1929), rodado en Francia, proyección surrealista del conflicto ego y súper-ego (catalizado por Eros y Thanatos).

Después de breves estancias en Francia y Estados Unidos (Nueva York, Hollywood), fue contratado por Oscar Dacingers para hacer cine en México. Su tercer filme mexicano, Los olvidados (1950), denuncia neorrealista de la niñez descarriada del D.F. (fotografía de Gabriel Figueroa), causó revuelo por la imagen negativa que daba del país, pero obtuvo el premio al mejor director en Cannes.  

La etapa mexicana (1946-65) culmina con Viridiana (1961), producida por el mexicano Gustavo Alatriste y rodada en España, aprovechando la apertura lograda en las Conversaciones de Salamanca, durante las cuales Juan Antonio Bardem (La muerte de un ciclista, 1955) declaró el cine español: «políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico».

El filme (versión libre de Halma de Benito Pérez Galdós) ilustra el conflicto entre sexualidad y misticismo a través de la historia de una novicia (Silvia Pinal, esposa de Alatriste) que se cree violada por su tío (Fernando Rey). Tras el suicidio de éste, la joven decide abandonar el convento para vivir las enseñanzas de los evangelios al pie de la letra. Pero dos de los mendigos que trata de rescatar, intentan violarla.

El  mensaje es similar al de otro filme mexicano de Buñuel, Nazarín (1959; según Pérez Galdós, con Paco Rabal): la caridad es ineficaz como factor de progreso social, sin un cambio radical de estructuras.

El personaje del tío en Viridiana personifica la hipocresía latente en la figura del «perfecto caballero cristiano», pilar de la sociedad patriarcal, similar al interpretado por Arturo de Córdoba en «Él» (1953), del mismo director.

Viridiana fue prohibido en España (el tableau-vivant de la última cena de Da Vinci representada por los mendigos borrachos, indignó a los censores franquistas), pero el prestigio internacional del filme (Palma de Oro en Cannes) impulsó la etapa europea de Buñuel, con películas de elevado presupuesto y estrellas internacionales.

Catherine Denueve protagonizó Belle de jour (1967) y Tristana (1970), rodada en España. Jean-Claude Carrièrre colaboró en los guiones de Diario de una camarera (1964; con Jeanne Moreau), La vía láctea (1969), El discreto encanto de la burguesía (1972) y El oscuro objeto del deseo (1977), producidas por el francés Serge Silberman (las dos últimas protagonizadas por Fernando Rey; coprotagonista de Tristana).

La ambigüedad de la actitud de Buñuel ante la religión (cruz de la que no logró liberarse), recorre un ciclo que, arrancando con el anticlericalismo y tono blasfemo de L’age d’or (1930), llega hasta La vía láctea (visión itinerante de dogmas y herejías) con un Jesucristo campechano (Bernadr Verly), en consonancia con los lineamientos del Concilio Vaticano II (Cortázar dijo que la película parecía subvencionada por el Vaticano).

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Poeta, ensayista, traductor y crítico de cine. Es abogado. Desde 1968 publica en La Prensa Literaria poemas, críticas literarias y de cine y traducciones de poesía en lengua inglesa. Fue uno de los asiduos de la cafetería La India, el emblemático sitio de reunión de los poetas y pintores de la Generación del 60 y leyó sus poemas en La tortuga morada, la primera discoteca de la Managua de antes del terremoto.
Desde temprana edad tuvo gran afición por el cine y junto con Ramiro Arguello es uno de los auténticos y últimos cinéfilos y contadores de películas de nuestro tiempo. Ha escrito numerosas críticas y crónicas en revistas nicaragüenses e internacionales y ha participado en seminarios junto a cinéfilos de la talla de Guillermo Cabrera Infante y Manuel Puig.
En 1983 escribió con a Ramiro Arguello, Datos útiles e inútiles sobre cine; en 1996, Luces cámara acción: cien años de historia del cine. Guarda un libro de poesía a la espera de publicación. Es co-editor, con Ligia Guillén, de la revista “Poesía Peregrina”. Reside en la Florida desde 1985, donde goza de los constantes reestrenos de películas noir. Es miembro del equipo de Carátula y colaborador permanente de su sección de \”Cine\”.