cine-fcaldera-enamorada

Historia del cine en 25 carteles – Cartel No.9. Enamorada de Emilio «Indio» Fernández: La belleza del poder y el poder de la belleza

1 abril, 2012

Franklin Caldera, en su historia del cine en 25 carteles, nos regala esta vez Enamorada de Emilio «Indio» Fernández. Demostrando que el arte del cartel refleja la magia y encanto del cine, acompaña cada cartel con una crónica de la película en menos de 500 palabras y nos brinda una rápida mirada a la historia del cine. El uso en la revista de estos carteles es exclusivamente cultural y educativo y en ningún momento se espera obtener beneficios comerciales.


El cine mexicano arranca con el asombroso documental del ingeniero topógrafo Salvador Toscazo Barragán (1872-1947), que abarca  toda la Revolución Mexicana. El montaje elaborado por su hija Carmen, se estrenó en Cannes en 1954 (Memorias de un mexicano).

La llamada época de oro del cine mexicano irrumpe con el éxito internacional de Allá en el Rancho Grande (con Tito Guízar), de Fernando de Fuentes, y concluye en 1958 con La cucaracha de Ismael Rodríguez, con María Félix, Dolores del Río, Emilio «Indio» Fernández y Pedro Armendáriz, todas figuras con enorme presencia estelar que fueron capaces de competir con las grandes estrellas de Hollywood en los mercados hispanoamericanos.

En 1943, María Candelaria, tragedia indígena dirigida por Emilio «Indio» Fernández, con fotografía de Gabriel Figueroa y guión de Mauricio Magdalena, ganó la Palma de Oro en Cannes.

La acción de Enamorada, realizada por Fernández en 1946 (con fotografía de Figueroa, premiada en Cannes), transcurre en el pueblo de Cholula, donde las fuerzas del general revolucionario José Juan Reyes (Armendáriz) ocupan el pueblo por unos días.

El protagonista representa tanto el sentido de justicia que brota en los líderes revolucionaros por su participación en la lucha armada, como el gusto por el ejercicio arbitrario del poder de quiénes se sienten dueños de la verdad.

El filme también refleja el encanto erótico del poder: la altiva y aristocrática Beatriz Peñafiel (María Félix) decide abandonar a su familia para seguir al general como soldadera, en un final inspirado en Marruecos de Joseph von Sternberg (con Marlene Dietrich).

Enamorada revela la influencia ejercida por Eisenstein durante su estancia en México, así como la del gran creador de westerns estadounidense, John Ford.

En la época de oro no había concepto de “buen cine” y “mal cine” y todas las películas, desde las más ambiciosas creaciones de Fernández (Río escondido) y los melodramas con mensaje social (como la trilogía de Pepe el Toro de Rodríguez, con Pedro Infante) hasta las comedias de Cantinflas y Tin Tan y las películas de rumberas, tenían un nivel de calidad bastante uniforme.

El prestigio de algunos filmes mexicanos de Buñuel (Los olvidados, 1950), impuso la necesidad de proyectar una imagen más auténtica de la problemática nacional. Macario (1959) de Roberto Gavaldón (con Ignacio López Tarso) fue uno de los filmes de transición hacia el nuevo cine mexicano.

Junto a películas de calidad con miras a los festivales internacionales, como Los caifanes (1966) de Juan Ibáñez, Canoa (1975) de Felipe Cazals, Danzón (1991) de María Novaro, Rojo amanecer (1992) de Jorge Fons  y Como agua para chocolate (1992) de Alfonso Arau, fue surgiendo un sub-cine de fórmulas estereotipadas, con énfasis en el sexo y la violencia, que mantuvo viva la industria por su aceptación en los sectores menos exigentes, pero que la hizo perder su presencia dominante en algunos mercados hispanoamericanos.

Las popularísimas telenovelas (producidas principalmente en México, Venezuela, Colombia y Brasil), han acaparado gran parte del público que servía de sostén a industrias cinematográficas de países como México, Argentina y Brasil.

Comparte en:

Poeta, ensayista, traductor y crítico de cine. Es abogado. Desde 1968 publica en La Prensa Literaria poemas, críticas literarias y de cine y traducciones de poesía en lengua inglesa. Fue uno de los asiduos de la cafetería La India, el emblemático sitio de reunión de los poetas y pintores de la Generación del 60 y leyó sus poemas en La tortuga morada, la primera discoteca de la Managua de antes del terremoto.
Desde temprana edad tuvo gran afición por el cine y junto con Ramiro Arguello es uno de los auténticos y últimos cinéfilos y contadores de películas de nuestro tiempo. Ha escrito numerosas críticas y crónicas en revistas nicaragüenses e internacionales y ha participado en seminarios junto a cinéfilos de la talla de Guillermo Cabrera Infante y Manuel Puig.
En 1983 escribió con a Ramiro Arguello, Datos útiles e inútiles sobre cine; en 1996, Luces cámara acción: cien años de historia del cine. Guarda un libro de poesía a la espera de publicación. Es co-editor, con Ligia Guillén, de la revista “Poesía Peregrina”. Reside en la Florida desde 1985, donde goza de los constantes reestrenos de películas noir. Es miembro del equipo de Carátula y colaborador permanente de su sección de \”Cine\”.