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»Homenaje a Claribel: Vigilias

1 octubre, 2010

Segundo poemario de Claribel Alegría, publicado en la ciudad de México, en 1953, por Ediciones Poesía de América.


Vigilias celebra al amor alimentado por un tiempo en el que la naturaleza renace constantemente con la poesía. El destinatario de este libro es Bud Flakoll (Dakota del Sur, 1923 – Managua, 1995), pareja de por vida de Claribel.

Fue en Washington D.C., en la fiesta de compromiso de un amigo llamado Bill Phelps cuando Claribel y Bud tuvieron su primera conversación el 13 de septiembre de 1947. Hablaron del filme El ladrón de bicicletas, clásico del neorrealismo italiano dirigido por Vittorio de Sica.

Posterior a este encuentro y después de cinco citas más, Bud le propuso matrimonio: “Recuerdo que ese día fuimos al cine y regresábamos de ver La quimera del oro, de Chales Chaplin”.

La boda se efectuó el lunes 29 de diciembre de ese mismo año, en la ciudad de Washington. El escritor salvadoreño Salvador Salazar Arrué (Salarrué), quien vivía en Nueva York, tomaría el papel de su padre, Daniel Alegría, para acompañarla hacia el altar. Pero sucedió que el tren en que viajaba Salarrué se atascó por el invierno y llegó tarde a la ceremonia; finalmente quien “hizo las veces de su padre” fue un primo llamado Rolando Deneke.

Claribel y Bud empezaron a vivir en la calle R, número 1708, del noroeste de Washington D.C. Pasaban largas horas escuchando el jazz de Thelonious Monk, Louis Armstrong  y Desi Smith.

Cuatro años más tarde se instalaron en México para empezar juntos un proyecto que daría como resultado la antología Nuevas voces de Hispanoamérica (1962), en la que están incluidos, entre otros, Julio Cortázar, Augusto Monterroso, Augusto Roa Bastos, Ida Vitale y Mario Benedetti.

Por su parte, Bud participó en la Segunda Guerra Mundial y luego se dedicó a la diplomacia, pero renunció a ella en 1964 como una forma de protesta por la invasión de Estados Unidos contra Bahía de Cochinos en Cuba.

Las obras escritas y firmadas entre Claribel y Bud fueron: Nuevas voces de Hispanoamérica (Antología, 1962); Cenizas de Izalco (Novela, 1966);  Nicaragua, la revolución sandinista (Testimonio, 1980); La encrucijada salvadoreña (Ensayo, 1980); Cien poemas de Robert Graves (Antología poética, 1982); No me agarran viva: La mujer salvadoreña en lucha (Testimonio, 1983); Nuevas voces de Norteamérica (Antología poética, 1983); Para romper el silencio:resistencia y lucha en las cárceles salvadoreñas (Testimonios, 1984), Fuga de Canto Grande (Testimonio, 1992) y Somoza, expediente cerrado: La historia de un ajusticiamiento (Testimonio, 1993).

En Vigilias aparecen además otros poemas como “Monólogo de domingo”, “Elegía a un marinero” y “Canto al hijo que viene”, sólo por mencionar algunos.

“Monólogo de domingo” es el primer poema extenso de la obra de Claribel. En éste se hilvanan diversas visiones poéticas con la historia paralela del portero de una casa, un hombre triste que se resiste a salir del poema.

“Elegía a un marinero” es la historia de Glen Mactavich, un marino que luchó en la II Guerra Mundial. Claribel lo conoció antes que a Bud. Aquél le pidió que fuera su novia y lo esperara a su regreso de la guerra, pero nunca volvió, pues falleció tras su partida en un bombardeo. “Han pasado siete años. No hay olvido”, es uno de los versos que revive dicho pasado.

“Canto al hijo que viene” es uno de los poemas finales de la obra, dedicado a Erick Flakoll Alegría, nacido en enero de 1954 y quien inspiró el tercer libro de la escritora, titulado Acuario (1955), pero ésta es otra historia que sigue.

Selección poética de VIGILIAS

Sonetos de amor

1

¿DE qué lejana y encendida altura
bajó el amor hasta tocar mi puerta?
Surgió desnudo entre la sombra yerta
y amaneció en mis labios la dulzura.

Su palabra cuajada de ventura
es en mi sangre tibia flor abierta.
Arcángel que en mis venas se despierta
y borra de mi voz toda amargura.

Atada estoy al mástil de su nave
por la verde caricia de hondos lazos.
Al filo de su voz salta la llave

que aguardaba la angustia de mi verso.
Por él arrullo al mundo entre mis brazos
y aspiro en una rosa el universo.

2

CELEBREMOS, Amor, esta alegría
de asomarnos los dos a la ventana,
y oír al mismo tiempo la campana
que anuncia con su canto un nuevo día.

Todo nace otra vez en armonía
con la primera luz de la mañana.
A pesar de sentirme tan humana
hay algo de celeste en mi alegría.

Abre mi corazón, allí la sombra
sus nocturnos propósitos anida,
en un rincón que la tristeza escombra.

Pero míralo bien. Llega hasta el fondo.
En un remanso oscuro, de tan hondo,
se aclara el arroyuelo de mi vida.

4

ERES, amado, el ángel cotidiano
que se me da en lo grande y lo pequeño.
Vigilas mi desvelo, y a mi sueño
te asomas como el sol del meridiano.

Por el mundo me llevas de la mano
y alisas las arrugas de mi ceño.
Escultor de mi canto, dulce dueño
que anuncias con tus pasos mi verano.

Me has trocado en celeste la costumbre
de correr por la noche los cerrojos
y encender con la aurora nuestra lumbre.

Por ti es mi soledad resplandeciente,
son limpios los cristales de mis ojos
y el minuto mejor es el presente.

5

QUIERO decirte, amado, la poesía
que se nos da en el pan, el lecho, el canto,
la primavera audaz, el dulce llanto
del niño que despierta para el día.

Sabe a tierra invernal, a lejanía,
el nombre que nos cubre con su manto.
En mis horas de sombra y de quebranto
es un lirio que alumbra mi sequía.

Por todo te quiero. Por tu acento,
tus párpados de luna, tu estatura,
la gracia de tu blando movimiento

al tenderse tu cuerpo como un río.
Cuando el mar se me cierra en la noche oscura,
es tu voz la que encauza mi navío.

6

AMO tu condición de hombre sereno
y ese gesto que llevas escondido
en una zona oculta del sentido,
y que siendo tan tuyo me es ajeno.

Es un humilde gesto de hombre bueno
que llena de jilgueros el olvido.
Vence mi corazón escarnecido
y transforma en amor todo veneno.

A veces se pierde y no se asoma
a iluminar tu rostro con su aroma
de clara serranía o de campaña.

Yo lo puedo atisbar con alegría,
cuando en tus ojos su temblor me espía
y nacen rosas de mi sombra humana.

7

ESPERA, Amor, espérame sin prisa
junto al callado ardor de tu desvelo.
Espera mi llegada alzando al cielo
la bandera jovial de tu sonrisa.

Te asaltaré ligera e imprecisa
en el maduro aroma del ciruelo,
en la piedra que alisa el arroyuelo,
entre los hondos pliegues de la brisa.

Cuando vuelva hacia ti será sin llanto,
con veranos saliendo de mi canto
y alojada en mis labios la inocencia.

Quiero amarte otra vez con dulce azoro,
encendida de sol por campos de oro,
sin abismos de sombra en mi conciencia.

8

EL tiempo del amor pasa sin horas.
Es limpio como el aire en primavera.
A la clara señal de la bandera
se visten de rocío las auroras.

Ilumina  las cosas que tú ignoras,
señalándote el grano en la pradera,
la piedra en extendida cordillera
y el muro entre las yedras trepadoras.

Todo cabe en su abrazo. Nada olvida.
Es lámpara en la noche. A su reflejo
cada rosa es la rosa preferida.

No dejes que se escape. Vuelve, amado.
Renazcamos en él. En su cortejo
danzan vivas las formas del pasado.

9

CON mi voz más reciente, voz desnuda,
enseñaré tu nombre a los rosales,
a la aurora del viento en los trigales
y al sueño de la hiedra que se anuda.

Porque es de amor su estirpe y porque escuda
se lo dirán al mar los litorales.
De tanto oírlo en sílabas plurales
también lo aprenderá la piedra muda.

Saldré a estrenarlo ahora que es estío,
bajo el radiante sol que transfigura
y colgado del cielo es todo mío.

Mío como tu beso, grano vivo,
del que habrá de nacer la flor madura
que presiente mi cuerpo fugitivo.

Elegía a un marinero

Quedó en el mar callado tu latido,
tu desterrada voz de marinero.
Como el viento que anuncia el aguacero
despertó mi dolor, estremecido.

Han pasado siete años. No hay olvido.
Adivino tu huella en el lucero,
en el recodo oculto del sendero,
en el brezo que evoca tu apellido.

¡Tan alada, tan alta tu presencia!
En el clima doliente de la ausencia,
saca luz el recuerdo de la herida.

Tiendo mi voz antigua y no responde.
Su garganta, su acento, el mar esconde
y en él mi corazón no halla cabida.

Canto al hijo que viene

Por mi caudal de sangre
haces tu viaje al mundo,
y te imagino hermoso,
coronado de júbilo y misterio.

¿Cómo serán tus ojos?
¿Se habrán abierto acaso entre mis aguas quietas?
¿Cómo será tu voz que ya mi amor sustenta?
La adivino cargada de soles y distancias,
recogiendo su aroma por verdes litorales.
¿Por qué fui yo y no otra la que engendró tu aliento?
Tengo miedo que heredes mi tristeza,
mi soledad,
mi angustia.

Sumergido en mi caja de tinieblas
tu corazón palpita.
Llegan a él los encendidos ríos de mi cuerpo.

¿Por qué a través de mí haces tu entrada al llanto?
Se romperán tus alas entre mis piernas duras
y en vez de canto un grito se alzará en tus oídos.

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Estelí, Nicaragua 1977 - Managua, 31 de diciembre de 2010.
Realizó estudios de poesía bajo la tutela de su mentora, la poeta nicaragüense Claribel Alegría, discípula del Nobel español Juan Ramón Jiménez.

Ha publicado el poemario “Alguien me ve llorar en un sueño” (Premio Internacional Ernesto Cardenal de Poesía Joven 2005). También publicó “Retrato de poeta con joven errante”, antología poética de su generación con prólogo de Gioconda Belli. Su poesía aparece en las antologías “La poesía del siglo XX en Nicaragua” (Editorial Visor, España 2010); Antología de poesía nicaragüense: Los hijos del minotauro (1950-2008) (Revista TRILCE, 2009) y en la Antología del IV Encuentro Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer (Trilce, Villahermosa, 2008). Poemas suyos aparecen además publicados en las revistas “Karavan” (Suecia, 2006); Revista Oliverio (Argentina, 2005); Revista Maga (Panamá, 2005); Revista “Lichtunten” (Alemania, 2009); Revista Nómada dirigida por Jorge Boccanera (Argentina, 2008); Revista Prometeo (Medellín, Colombia, 2008) y en la memoria poética del Encuentro “El vértigo de los aires”: Poesía Iberoamericana (México, 2009) y las memorias del I, II, III, IV y V Festival Internacional de Poesía de Granada (Nicaragua).

Asistió como invitado a diversos Encuentros y Festivales poéticos internacionales, entre los que figuran: V Festival “La poesía tiene la palabra”, Casa de América (Madrid, España, 2005); IV Festival Internacional de Poesía de El Salvador (San Salvador, 2005); XXII Festival Internacional de Poesía de La Habana (Cuba, 2007); Fiesta Literaria de Porto de Galinhas, Estado de Pernambuco (Brasil, 2007); XVIII Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia, 2008); IV Encuentro Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer (Villahermosa, México, 2008); Festival Internacional de Poesía de Costa Rica (San José, Costa Rica, 2009); Encuentro Iberoamericano de poetas en el Centro Histórico 2009: El vértigo de los Aires (México, 2009); VII Festival Internacional de Poesía de Granada (España, 2010).

Su poesía ha sido elogiada por célebres poetas y escritores como Jorge Boccanera, Waldo Leyva, Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal. Según el crítico peruano Julio Ortega, Ruiz Udiel se cierne como uno de los herederos de la poética latinoamericana y según el crítico francés Norbert-Bertrand Barbe, "de todos los nuevos poetas de Nicaragua, Udiel es sin duda uno de los que tiene mayor voz propia".

En 2004, junto al escritor nicaragüense Ulises Juárez Polanco, fundó Leteo Ediciones, proyecto sin fines de lucro que promueve la literatura joven de su país. Entre las publicaciones como co-editor se encuentran: Memoria poética: Poetas, pequeños Dioses (Managua, 2006); Sergio Ramírez: Perdón y olvido, Antología de cuentos (1960-2009), (Managua, 2009); Claribel Alegría: Ars Poética (Managua, 2007); Missael Duarte Somoza: Líricos instantes (Managua, 2007) y Víctor Ruiz: La vigilia perpetua (Managua, 2008).

Antes de su prematura muerte trabajó como editor de Caratula, revista cultural centroamericana dirigida por Sergio Ramírez.

También era periodista colaborador de la sección Variedades de El Nuevo Diario, de Nicaragua, y laboró como relacionista público del Centro Nicaragüense de Escritores.

Era miembro de la Red Nicaragüense de Escritores y Escritoras (RENIES); miembro de la Red Internacional de Editores y Proyectos Alternativos (RIEPA) y miembro del PEN INTERNACIONAL por el capítulo de Nicaragua.