Mariano Fiallos Gil: un humanista beligerante
4 septiembre, 2020
Alejandro Serrano Caldera
– Aquella mañana memorable del 10 de enero de 1962, la alta y delgada figura del Rector ocupó su sitio frente a la tribuna del Auditorio Ruiz Ayestas y pronunció las primeras palabras del discurso que iniciaba oficialmente la histórica ceremonia de conmemoración del sesquicentenario de fundación de la Universidad de León, la primera Universidad nicaragüense.
Aquella mañana memorable del 10 de enero de 1962, la alta y delgada figura del Rector ocupó su sitio frente a la tribuna del Auditorio Ruiz Ayestas y pronunció las primeras palabras del discurso que iniciaba oficialmente la histórica ceremonia de conmemoración del sesquicentenario de fundación de la Universidad de León, la primera Universidad nicaragüense.
Atento y emocionado me encontraba presidiendo la ceremonia junto al Rector Fiallos Gil, el Secretario General del CSUCA, Carlos Tünnermann Bernheim y los rectores de las otras universidades centroamericanas. Había sido designado para pronunciar el discurso en nombre de los estudiantes universitarios nicaragüenses y, en tal carácter, debía hablar después del Dr. Mariano Fiallos Gil y del Dr. Carlos Martínez Durán, Rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala y Presidente del Consejo Superior Universitario Centroamericano, CSUCA.
Revisaba mentalmente el discurso que llevaba en el bolsillo interior del saco, cuando mis pensamientos fueron interrumpidos por las palabras del Rector: «Antes de que se dispersara el humo de la conquista americana -dijo- ya las voces de los obispos estaban pidiendo al Rey universidades» Fue el último discurso suyo que escuché; todavía lo recuerdo con emoción, por esa circunstancia, por lo que dijo y por la significación del momento en que lo dijo. A los pocos meses me graduaba y partía a Europa a continuar mis estudios. A mi regreso, tres años después, ya el Dr. Fiallos Gil había muerto y ocupaba su cargo el nuevo Rector y principal colaborar suyo, el Dr. Carlos Tünnermann Bernheim.
Muchos años después, el 26 de mayo de 1994, siendo Rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, (UNAN-Managua) y Presidente del Consejo Nacional de Universidades, (CNU), me correspondió en tal carácter, el privilegio de presentar a la consideración del Consejo el proyecto de Acuerdo preparado por la Secretaría Técnica del mismo a cargo del Ingeniero Miguel Ernesto Vijil, en el que se declaraba al Dr. Mariano Fiallos Gil, Padre de la Autonomía Universitaria.
El 7 de octubre de 1999, la comunidad universitaria nacional conmemoró la fecha del trigésimo quinto aniversario de la muerte de Mariano Fiallos Gil. Treinta y cinco años después, su palabra sigue viva y su mensaje presente. Al releer sus ensayos y discursos, siento de nuevo la suavidad de sus palabras y la firmeza de sus ideas, sugiriendo, proponiendo, insistiendo; debatiendo con quien fuera necesario en defensa de lo que creía; caballero andante, lanza en ristre, dispuesto a combatir para soñar, a soñar para combatir, a soñar y combatir al mismo tiempo con las armas de sus convicciones, el rigor de sus conceptos y la ironía justa que no quedaba corta en sus alcances ni excesiva en su insistencia.
Maestro por antonomasia, nos dejó el legado de la vitalidad y el compromiso en su Humanismo beligerante en el que la vida es lucha por alcanzar determinados valores y objetivos y no plácida preparación para la muerte como la entienden los «monjes tibetanos».
Frente a la desolación de Séneca (“Cuántas veces estuve entre los hombres habría de retornar menos humano”), prefirió siempre la generosidad de Terencio (“Hombre soy y nada de lo que es humano me es indiferente”). 3
Liberal de principios admiró la tolerancia de Erasmo, pues, “entre la impetuosidad del fraile agustino y la terquedad del papa, estaba este representante del nuevo pensamiento liberal, base de la cultura de Occidente”. 4
Vio en Fray Bartolomé al humanista irreductible que combate sin claudicaciones en la defensa del indio sometido a la opresión. “Es el humanismo más tremendo y combatiente de nuestra América -dice- y con él se abre la historia. Es la semilla de esta agitación y vitalidad que padecemos, agónicamente, y que da la medida de nuestro vigor”. 5
Mariano Fiallos Gil no solo creó la nueva Universidad nicaragüense, sino que creó, también, un estilo, una atmósfera, una época. Su recuerdo para mí es siempre rejuvenecedor, no solamente porque su llegada a la Rectoría hace presente mis 18 años de edad de entonces, sino porque sus ideas y propuestas, sus reflexiones y acciones sobre la Universidad y su misión conservan hasta hoy su frescura inicial y su vigencia.
Todos o casi todos, los universitarios que hemos tenido la responsabilidad de dirigir la Universidad Nacional nos formamos en su magisterio. Creo que la mayor fidelidad que a sus enseñanzas debemos, consiste en mantener siempre viva la fuerza creativa de su mensaje y la única forma de hacerlo, es creando desde la Universidad los fundamentos de la cultura y la educación que permitan transformarla, de acuerdo a las características y exigencias que cada momento de la vida y de la historia demandan a las universidades y a los universitarios.
Fue la Universidad la tierra conquistada desde donde mirando a las estrellas (SIC ITUR AD ADSTRA, por ahí se va a los astros), a la inmensidad del espacio infinito, como decía el lema de la Universidad, convocó a la acción para los desafíos de este mundo, para la lucha por la libertad. “A la Libertad por la Universidad» dice el lema que forjó y que hoy lleva por siempre la Universidad como mensaje y proclama.
Una generación de jóvenes (mi generación), tuvo la suerte de llegar a la Universidad junto con él; ahí encontramos al maestro y él se encontró con la juventud de esa época, con sus problemas y ambiciones, intereses y sueños, frustraciones y esperanzas. Rápidamente estimuló el diálogo, la discusión, la crítica, el libre examen, en una sociedad endurecida por la dictadura y escéptica por los golpes recibidos.
Muchos son los amigos y compañeros de entonces, y de ahora, que recuerdo con cariño. Hoy quiero evocar a uno de ellos muy cercano a Mariano Fiallos Gil: Fernando Gordillo. Fernando llegaría a la Universidad para iluminar con su verbo, claustros, pasillos, calles, plazas, aún después de que su enfermedad lo obligara a sentarse en su silla de ruedas y hasta que la muerte apagara su voz.
Fernando irrumpió entre nosotros como un torrente. Su actividad lo abarcó todo. Fue la medida y la posibilidad de nuestro tiempo y del magisterio de Mariano Fiallos Gil.
Han pasado los años y queda no sólo «el signo y la intención», como él solía decir, sino también la acción cumplida y el ejemplo. Su mensaje debe estar siempre presente en la Universidad, sobre todo en momentos de desconcierto como los actuales que demanda de ella una participación orientadora en la vida nacional y una acción vital y de puertas abiertas, sin perder por ello el rigor científico, ni la calidad académica que, por el contrario, para ser efectivos y verdaderos, deben ligarse al sentimiento y padecimiento de la nación. Recordemos sus recomendaciones:
“No formar un ámbito aparte; no ser arrogantes, ni rebeldes sin causa. Saber que somos una Elite y por lo tanto con muchos más deberes que derechos, más obligados, más severos, virtuosos y disciplinados, con disciplina de espíritu y no de pasodoble…”.
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A esa disciplina del espíritu y de su inteligencia creativa estamos obligados los universitarios. En el esfuerzo por cumplir con este compromiso radica la verdadera fidelidad a su mensaje y a su magisterio.
NOTAS
1 Alejandro Serrano Caldera. OBRAS Volumen IV: Escritos sobre el pensamiento, la política y la cultura nicaragüense II. Escritos jurídicos. Editorial HISPAMER, Managua, Nicaragua, 2013
2 Mariano Fiallos Gil, “Universidad, corporación de valores”. Discurso de Mariano Fiallos Gil en el Acto Académico del 10 de enero de 1962. En: Universidad Nacional de Nicaragua. Sesquicentenario 1812-1962. León de Nicaragua, Editorial Hospicio, 1962.
3 Véase: Mariano Fiallos Gil, Humanismo beligerante. León de Nicaragua, 1958, p.10.
4 Ibid., p. 13.
5 Ibid., p. 16.
6 Mariano Fiallos Gil, “Carta del Rector a los estudiantes” (León, 1958). Incorporado en: A la libertad por la Universidad. Interpretaciones de la vida universitaria. León de Nicaragua, 1960. P.81
Alejandro Serrano Caldera. Masaya, Nicaragua, 1938.
Filósofo, jurista, escritor y educador. Ha sido profesor universitario desde 1965, rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua, y presidente del Consejo Superior Universitario Centroamericano. Es miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua (AGHN). Fue embajador ante la Unesco y la ONU. Ha publicado más de cuarenta obras en filosofía, derecho y ciencias políticas. Entre sus títulos, destacan El derecho en la Revolución (1986), Entre la nación y el imperio (1988), Del tiempo y sus metáforas (1996), Todo tiempo futuro fue mejor (1998), Voces, imágenes y recuerdos (2000) y Meditaciones (2003).