Imágenes de América. Un recorrido por las transformaciones de la mirada hacia América desde fuera y desde dentro

1 junio, 2007

Por el Dr. Miguel Rojas Mix. Ponencia presentada en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara, Méjico.


En Francia, fui profesor de las que llaman “grandes escuelas” , una de ellas es la ENA, Escuela Nacional de Administración…un semestre hice un curso sobre la imagen de América y trabajé mucho la imagen de América en los cómics, donde ustedes pueden encontrar una documentación muy rica; al terminar el curso, tenía unos 20 alumnos, y les dije:  “les pido que cada uno de ustedes me diga una característica de América”, comencé a preguntarles y el primero me dijo: “ole” ; el segundo me dijo: “señorita”; el tercero me dijo: “siesta”; el cuarto me dijo: “dictadura”; el quinto me dijo: “revolución”; y así seguimos, hasta llegar a 20 características. Ustedes saben que los que salen de la ENA, son los que van a dirigir la política francesa, son los que van a dirigir los negocios en Francia”.


Permítanme en primer lugar comenzar esta charla que tiene mucho que ver con esa trayectoria que tan generosamente describió Arturo Chavoya, digamos tiene que ver un poco con el compromiso existencial y con lo que hoy día para mi aparece capital, yo creo que voy a mostrar las cartas del juego antes de comenzar a hablar; yo creo que para nosotros la integración latinoamericana es una urgencia cada vez mayor, creo igualmente que tenemos que hacer frente a una modernidad que de alguna manera nos está sobrepasando incluso en el terreno universitario. Si he dedicado gran parte de estos últimos años a trabajar sobre el imaginario, y a crear talleres del imaginario, es porque estoy convencido de que estamos viviendo una mutación epistemológica trascendental de la que desgraciadamente todavía no nos hemos dado cuenta, ni siquiera en la vida universitaria.

Estamos pasando rápidamente de una cultura oral, de una cultura alfabética, a una cultura visual. Es un conocimiento que cada vez es mayor, es un conocimiento que de alguna manera puede ser fuertemente colonizador, pero sobre todo es un conocimiento que tenemos que analizar con conciencia crítica; es por eso que yo me he dedicado fundamentalmente a trabajar sobre el tema de la imagen y en particular sobre la imagen de América.

De eso voy a hablar ahora en una especie de díptico que corresponde a dos libros que para mi han sido muy importantes en mi vida, el primero se llama “América Imaginaria” y es la forma en que los europeos nos han visto desde los descubrimientos y la conquista hasta la fecha actual, es un libro sobre la alteridad; el otro, efectivamente se llama “Los cien nombres de América”. Yo en su origen le puse eso que descubrió Colón, porque en una ocasión subiendo a un taxi en Barcelona, el taxista me preguntó y me dijo: ¿usted de dónde es?, y dije: “yo soy de América”,¡Ah, -me dijo-, de eso que descubrió Colón”, y me di cuenta que tal vez lo más significativo era esa visión tan distante, tan lejana y tan difícil de precisar para el europeo.

“LOS HOMBRES ERAN AZULES Y TENÍAN LA CABEZA CUADRADA”

Dentro de este tema, vamos a comenzar a hablar rápidamente de la imagen de América, con la significación que esta imagen de alteridad tiene; tal vez mi interés por esto nació un día, que cayó en mis manos, en una biblioteca alemana un libro de John Hollywood, un hombre cinematográfico, el libro se llamaba “Esfera Mundi”, y en la primera página hablaba de América y hacía una descripción de los hombres americanos, y el texto decía así: “los hombres eran azules y tenían la cabeza cuadrada”.

A partir de esa imagen, me di cuenta que había una visión de alteridad, que era necesario analizar, y comencé a estudiar la imagen de América, hice una recolección de imágenes, prácticamente cien mil imágenes trabajando en las bibliotecas alemanas, después de Francia y luego establecí una  periodificación de diversos momentos de la imagen, y distinguí una primera imagen que es la imagen que llega en la época de los descubrimientos.

Bueno, y si ustedes ven el logotipo del centro que yo dirijo, es América invertida y el logotipo es “mi norte es el sur”; y esta es la primera imagen de la que les hablo, la imagen de América que surge en la época de los descubrimientos, es una imagen que yo llamo imagen “clásica y fantástica”; clásica porque si ustedes observan es una escena que muestra a Colón que llega a las Antillas, si ustedes observan la imagen de los indios, están hechos sin ningún rigor etnográfico, están representados como atletas y la verdad es que es una anatomía absolutamente distinta con la que se encontraron los descubridores, pero lo que importaba en ese época era expresar los cánones anatómicos que manejaba el renacimiento y la época clásica.

Es una imagen también fantástica,  las primeras crónicas cuentan que en América encontraron gigantes, encontraron hombres sin cabezas, hombres con cabeza de lobo, amazonas que se cercenaban un seno para poder disparar el arco, que le dieron el nombre por lo demás al río más importante en América del Sur, en fin, todo este imaginario era un imaginario que Europa lo situaba en los límites de lo conocido y todo ese imaginario se trasladó a América y en América se naturalizó simplemente desnudándose o poniéndose un tapa rabos y llevando el arco y la flecha.

Se conoce muy poco el impacto que América tuvo y sin embargo cuando uno empieza a revisar ve que hay muchísimas imágenes que hacen referencia pero de lejos a ese fenómeno, tampoco la literatura tuvo gran interés por América, si ustedes piensan cuáles son los libros fundamentales que se interesaron por el descubrimiento de América en los siglos XVI o XVII, la verdad es que aparte de las crónicas, son muy pocos.

Yo cito solamente tres: “Los caníbales”, un ensayo de Montaigne, “La utopía” de Tomás Moro, y una tragedia de Shakespeare que se llama “La tempestad” ; fuera de esos libros están las crónicas, pero las crónicas eran relatos de exploradores, de viajeros que tenían otra dimensión. América pues parece no haber impactado demasiado en la imaginación europea, esta imagen que es imagen clásica o fantástica va a perdurar hasta prácticamente el año 1635, es decir, ya en la época, ya en el siglo XVII, época en la cual los holandeses envían a un virrey llamado Moyhonasel  a Brasil, Moyhonasel era un príncipe de nacimiento e instala una corte en el Brasil y dentro de esa corte, lleva seis artistas, esos artistas son los primeros artistas que trabajan de visu, es decir, que van a hacer una imagen de América en el sitio y vamos a ver que esta imagen de América, luego, cuando vuelven a Europa, Moyhonasel va a vender estas obras a Luis XIV y Luis XIV con los dibujos va a preparar unos cartones y va a hacer una serie de tapicerías, que son unas tapicerías extraordinarias que se llaman “Las tapices de Indias” de las cuales hay dos series, yo tuve la ocasión de fotografiar estas tapices en el mobiliario nacional, créanme que fue una tarea maravillosa pero terriblemente difícil, iluminar un tapiz que tiene diez metros por cinco y fotografiarlo es realmente algo de lo cual uno queda muy satisfecho una vez que lo ha hecho.

BARROCO Y NEOCLASICISMO. EL BUEN SALVAJE

Bien, en todo caso esta imagen, ya con la que se inicia el barroco, es una imagen exótica y si ustedes observan el indígena que ahí ven está en una vegetación que no tiene realmente ninguna referencia con ningún paisaje, se mezclan los animales europeos, con los animales americanos, con los animales africanos, es decir, el exotismo de esa imagen simplemente tiene un único afán, producir una desambientación, crear un ambiente cálido en los palacios que se colgaban esos tapices, que eran palacios de clima fríos. La imagen exótica va a durar hasta que llega un nuevo estilo, este imaginario de América está muy marcado por los estilos, más que por el conocimiento de las realidades y ese nuevo estilo va a aparecer con el neo-clásico; el neo-clasicismo también es una forma de exotismo, pero si el exotismo barroco es un exotismo, como dicen los franceses, que va a desambientar, el exotismo neo-clásico es un exotismo paradigmático, es decir, va a utilizar al hombre americano como discurso para criticar un sistema político, para criticar al antiguo régimen.

Rosseau necesitaba la figura del buen salvaje, porque necesitaba el hombre original, el hombre que no estaba comprometido, ni estaba afectado por la civilización y que tenía todos sus derechos y esos derechos los podía negociar y así entonces ganaría en seguridad y podría hacer un contrato y ese contrato social generaría la democracia, de alguna manera, nosotros podemos decir que tenemos el honor que nuestro buen salvaje sirvió a Rosseau para pensar la democracia.

HUMBOLDT TRAE EL ROMANTICISMO

Esa imagen, esa imagen neo-clásica, va muy pronto a desaparecer y va a ser reemplazada por otra forma de exotismo, el exotismo romántico. El romanticismo se instala en América con la llegada de un extraordinario científico llamado Alexander Humboldt. Humboldt llega muy joven a América, viene con un botánico francés llamado Von Pla, recorre varios países de América, México entre toros, y va dejando una serie de notas y una vez que él vuelve a Alemania, va a contratar o va a entusiasmar a una serie de artistas para que vengan a América y hagan un levantamiento in situ del paisaje de los hombres y de la fauna y  la flora americana; la idea esencial de Humboldt era que en un clima como el americano, iba incluso a renovar el género paisajista europeo, y la verdad es que así fue, porque si ustedes piensan en el impresionismo que representó la renovación del género paisajístico en Europa, el maestro del impresionismo fue probablemente un pintor llamado Pissarro, él era de origen martiniqués, él leyó a Humboldt, se inspiró a Humboldt y pasó a Venezuela, pero cuando llegó a Venezuela él no firmaba Pissarro con doble ese, sino firmaba Pizarro con zeta y después de trabajar tres años en Venezuela se fue a París y en París comunicó a la nueva generación a Monet, a Manet y a otros,  lo que él había aprendido trabajando en los soles de estos climas.

La imagen romántica tiene diversas facetas, también implica algo que es muy importante para nuestra América, los románticos tienen un gusto particular por lo popular, les gusta las escenas de mercado, uno de sus grandes temas es reconocer a los personajes populares y eso implica que se empieza a hacer una especie de exploración de lo que es el mundo de cada día, el mundo cotidiano en América, una exploración a través de los artistas.

Pienses ustedes que cuando hablamos de romanticismo, estamos hablando de comienzos del siglo XIX, estamos hablando del momento en que se está fundando la Nación; las naciones de América, incluso las naciones de Europa prácticamente se fundan a comienzos del siglo XIX o a fines del XVIII.

En América el arte va a desempeñar un papel fundamental en la fundación de la Nación, puesto que estas naciones tenían necesidad de conocerse, tenían necesidad de tener referencias para generar la inclusión social en el grupo que llamamos la Nación, entonces hay todo un repertorio de imágenes de historia, de escenas de guerra, de personajes y políticos importantes, de los fundadores de la nacionalidad, aquí por ejemplo en México hay un álbum de un belga llamado Linatti que prácticamente recoge todos los personajes populares en el año 1820, todos esos personajes de alguna manera necesitaban ser reconocidos porque representaban la identidad nacional, en ese sentido los románticos van a hacer una labor extraordinaria.

También hay otro aspecto importante del romanticismo, tiene una sensibilidad social y una sensibilidad política frente determinados aspectos de la vida cotidiana en América y en particular lanzan una crítica bastante violenta contra  la esclavitud.

Hay un grabado de William Blake que muestra la forma en que son torturados los negros, más adelante yo volveré sobre el tema, pero les quiero decir que el discurso anti-esclavista, que hay muchos autores que afirman que se inicia con el famoso libro de Beecher Stowe que se llama “La cabaña del Tío Tom”  es antecedido, pero por mucho, por los artistas románticos que van a denunciar la esclavitud a través de sus dibujos, esta imagen de William Blake, es de fines del siglo XVII, mientras que “La cabaña del tío Tom” es de 1852.

Nuevamente la imagen romántica nos va mostrando los tipos populares, los tipos indígenas, hay toda una preocupación por conocer esa sociedad por la cual se tiene que constituir una Nación, la Nación tiene que tener referentes para que los miembros de la Nación se sientan identificados con ella y para jugar el papel de inclusión dentro del grupo, esos referentes son los habitantes, los componentes de los diversos grupos sociales; esa imagen romántica va a ser la que antecede a los últimos ejemplos que voy a dar yo de este período,  que son cuando aparece la fotografía.

LA PRIMERA FOTOGRAFÍA DE AMÉRICA

La fotografía que comienza a aparecer en los años 1800, en América empieza a circular en los años 1840, y ya en los años 1850-60 empiezan a aparecer las primeras fotos de aborígenes americanos.

Es decir que les he mostrado estas imágenes, para hacerles ver que, a lo largo de la historia, de nuestra historia, los europeos nos han mirado a nosotros a través de una serie de prismas, que no son nuestra realidad, sino que son prismas de su cultura y de sus intereses, y esto lo pude comprobar analizando la última etapa de este imaginario, que es la imagen actual, durante muchos años en los que fui profesor en Francia, fui profesor de las que se llama “grandes escuelas” , una de ellas es la ENA, Escuela Nacional de Administración, y yo hacía en ese escuela un curso de geopolítica latinoamericana, y en una ocasión en un semestre hice un curso sobre la imagen de América y trabajé mucho la imagen de América en los cómics, donde ustedes pueden encontrar una documentación muy rica; al terminar el curso, tenía unos 20 alumnos, les dije a los alumnos, “les pido que cada uno de ustedes me diga una característica de América”, comencé a preguntarles y el primero me dijo: “ole” ; el segundo me dijo: “señorita”; el tercero me dijo: “siesta”; el cuarto me dijo: “dictadura”; el quinto me dijo: “revolución”; y así seguimos, hasta llegar a 20 características.

Ustedes saben que los que salen de la ENA, son los que van a dirigir la política francesa, son los que van a dirigir los negocios en Francia. Cuando terminé de hacer la lista, les pedí que leyeran las 20 características y luego les pregunté: “ y ustedes que van a dirigir la vida económica y política de Francia, ¿harían negocios con personas que tienen estas características?” , y categóricamente me dijeron que no, por lo cual, como les he dicho siempre, todas esas imágenes no son inocentes, llevan a una especie de visión del otro y en este caso el otro somos nosotros, que tiene un efecto y una importancia enorme en las relaciones que tenemos con esos países, puesto que implica la confianza que puedan tener en nuestra eficacia, en nuestra competencia y en nuestra credibilidad.

Hay una imagen que es corriente y que ustedes conocen, y que tiene que ver con México, es la imagen de un mexicano con un gran sombrero, con sarape, que está debajo de una palmera y que está durmiendo la siesta, es una imagen que aparece frecuentemente, siempre se dice que es un chiste, pero si ustedes analizan con los criterios críticos del imaginario esa imagen, verán que de chiste tiene muy poco, porque en definitiva ¿qué quiere decir?, primero quiere decir, que un hombre que duerme la siesta, es un hombre para el cual, como se dice en los Estados Unidos, el time no es money, por lo tanto, es un hombre que no tiene dinero, no le interesa el trabajo,  y si no le interesa el trabajo y es pobre, ¿cuál es la conclusión que uno saca?, la conclusión que uno saca es que si es pobre es su responsabilidad, no es la responsabilidad de un sistema económico internacional, no es la responsabilidad norte-sur, sino que es su propia responsabilidad, hoy en día efectivamente hay todo un discurso, un discurso que llamo neoliberal que tiende a decir que la responsabilidad de la pobreza en algunos de nuestros países es consecuencia de nuestra incapacidad de entrar en el mercado, de nuestra falta de competencia, y sobre todo de no ser lo suficientemente emprendedores, la palabra es esa, emprendedores para entrar en la economía de mercado, es decir que, todas estas imágenes no son imágenes anodinas, son imágenes que tienen y representan un discurso particularmente importante.                               

Bien, yo estudié como les digo esa primera parte, que es la parte del imaginario, esa parte que es la alteridad, y luego me pregunté, ¿y cuál es la imagen que los propios latinoamericanos tenemos de nuestras realidades? Fue entonces cuando comencé a escribir “Los cien nombres de América”, ¿por qué?, porque mi intención era ver cómo se abordaba este problema y me di cuenta que la mejor manera de abordarlo era precisamente viendo qué nombres se le habían asignado a América, ¡qué había detrás de esos nombres? y ¿cómo esos nombres actuaban en nuestro imaginario?, porque también ahí había una cierta manipulación.

¿QUÉ ES AMÉRICA PARA LOS AMERICANOS?

Bien, en ese sentido, quisiera decir en primer lugar que la idea de América como unidad, es una idea europea, no existía antes de la llegada de los españoles, se formó fundamentalmente en la América hispana, por el sistema colonial fuertemente centralizado y por el proyecto de sociedad que imponían los españoles, eso lo reconocen los propios criollos en los momentos de la formación de las nuevas naciones; ese proyecto, el proyecto digamos colonizador español, apunta a crear una sociedad nueva, nueva porque no es asimilable a la sociedad metropolitana española, pero una sociedad dependiente, porque económica y políticamente se somete a la metrópolis, el proyecto colonizador se funda en la integración social, una integración que se realiza por el mestizaje, pero con una fuerte jerarquización nosotros sabemos que todo el sistema colonial de mestizaje, el sistema de castas permitía una integración de la sociedad, pero era una sociedad absolutamente jerarquizada según el color de la piel y según el oficio a que cada casta estaba reducida.

La integración social tiene una relación teológica en la base, ustedes saben que si nosotros comparamos, y esto es muy importante para entender el proyecto colonial que marca a América, si nosotros comparamos el proyecto colonial español católico con el proyecto colonial protestante anglosajón, veremos que es radicalmente distinto. El proyecto colonial español católico fundamentalmente partía de una concepción de la gracia, es un proyecto teológico, que sostenía que el indio podía convertirse, por lo cual, el español va a generar un espacio, y un ambiente y una cultura para convertir al indio y lo va a integrar en la sociedad a través del sistema de castas.

El proyecto colonial protestante anglosajón, partía de la base de que había un pueblo elegido que eran los puritanos y que los otros, los indios, en este caso, eran condenados por naturaleza, por lo tanto, los indios no podían mezclarse con la sociedad sacra y había que mantenerlos a distancia o si se tenía relaciones con ellos, había que reducirlos, eso eran las reducciones, lo mismo ocurría con los negros, había que mantenerlos como sirvientes o situarlos en un ghetto, que en  esa época eran los grandes barracones para los esclavos.

Esa diferencia entre los dos proyectos hace que, mientras en la América anglosajona hay un auténtico genocidio del indio; en la América española no hay un genocidio, pero lo que sí hay es un etnocidio, es decir, el sistema de colonización, el sistema que era la colonización monárquica y política, pero también religiosa, no se trataba de destruir los monumentos, ni los dioses indígenas como lo hizo Cortés; el etnocidio era algo mucho más grave, era destruir los referentes culturales de la sociedad indígena. De suerte que, evidentemente, si a uno le dicen que la forma de vestirse es una forma inmoral, que la forma de comer es absolutamente inmoral, que las relaciones que puede tener entre sí o de pareja o el matrimonio, son formas absolutamente inaceptables, evidentemente que todos los referentes culturales desaparecen y la creatividad de la sociedad va a desaparecer, y es esa la forma, eso fue el etnocidio fundamental que se produce con la conquista.

Ahora bien, de todas maneras, yo creo que estos dos proyectos coloniales son todavía, persisten en nuestras culturas, si ustedes observan, la cultura de los Estados Unidos hasta el día de hoy mantiene esta idea como unidad sacra, esta idea de que debe ser protegida por Dios, esta idea que incluso en los comics se ve, de que siempre hay un protector de esa unidad sacra, se llama Batman, se llama Superman, o que incluso las guerras que se producen, cuando se habla de las fuerzas del mal con las que tiene que luchar, se sigue hablando de ese enfrentamiento entre el bien y el mal, de esa concepción maniquea que es absolutamente propia de lo que fue el proyecto colonial puritano.

Bien, a partir de la conquista y la colonización, se propone una cultura común, fundada  en la conversión y en un sentido más amplio que el puramente religioso, también en la conversión social, y en convertir políticamente los componentes sociales, es el fenómeno masivo de  aculturación o transculturación del que hablaba Fernando Ortiz, este proceso se realiza fundamentalmente a través de la evangelización, apoyada en dos estructuras culturales, y dos estructuras fundamentales: la urbanización y el arte; la ciudad colonial va a ser uno de los fenómenos más importantes de transculturación o de aculturación en nuestra América. Va a ser una ciudad abierta, con un centro que es la plaza, y en ese centro se van a encontrar los indígenas. Con los colonizadores, los indígenas van a aprender lo que es el poder, con grandes catedrales, el poder religioso, la iglesia, está el palacio del gobernador, etc, etc, etc, y van a adquirir nuevos modos de vida y nuevos usos y costumbres.

LA COMUNIDAD DE LA LENGUA

Bien, fue el sistema colonial pues, el que creó todo un proyecto de sociedad,   este proyecto de sociedad, una de las cosas importantes que le legó, en la que se basó justamente la creación de una nueva comunidad fue la lengua. La lengua fue el elemento indispensable de esta cultura y justamente cuando viene el momento de la independencia, ya entonces los propios  próceres de la independencia se percatan de que la lengua es el elemento que puede servir para galvanizar una nueva sociedad, una sociedad continental, y en primer lugar Bolívar. A partir de esa idea de la lengua, vamos a ver cuáles son los proyectos de integración americana que hemos conocido nosotros desde la Independencia hasta la fecha, en general, voy a hablar de las ideas de integración de Hispanoamérica, de Latinoamérica, de Panamérica, de Indoamérica, de Afroamérica.

La idea de Hispanoamérica tiene dos vertientes, la primera es la que a menudo, cuando yo voy a España me critican cuando digo que  soy latinoamericano, y me dicen “tú eres hispanoamericano”, incluso me dicen: “diciendo que eres latinoamericano le quitas a España el mérito de su obra en América”, la verdad es que los españoles desconocen que hay dos versiones de Hispanoamérica, y que la primera idea de Hispanoamérica no es una idea de aproximación a España, la primera idea de Hispanoamérica es la idea de Bolívar y es una idea de distanciamiento.

Bolívar decía que el odio que nos separa de España, es más grande que el mar que nos divide y a partir de esa idea, él va a tratar de generar una unión de los pueblos latinoamericanos, entre otras cosas, para defenderse de una eventual reconquista española. Esa unión, de los pueblos latinoamericanos, él la va a llamar Hispanoamérica, porque de la conquista y de la colonización española, lo único que él quiere conservar y preservar es la lengua.

Esa idea de preservar la lengua, va a ser una idea común durante todo el siglo XIX, la vamos a encontrar en Martí, la vamos a encontrar en Ostos, en Puerto Rico, la vamos a encontrar en Bello en Venezuela y en Chile, es decir, la lengua va a ser para nosotros desde entonces el gran signo de nuestra comunidad continental.

La primera Hispanoamérica es la que tiene que como vínculo la lengua, le hace una crítica muy fuerte al pasado español, una crítica que incluso surge y  se ve  en la literatura, ustedes pueden incluso constatar en Fernández Lizardi, en “El periquillo Sarniento”, cómo él critica lo que fue el pasado español; Miranda critica ese pasado igualmente, en fin, hay todo un discurso que efectivamente sólo implica distanciamiento respecto de España.

Por otra parte, la idea de Hispanoamérica crea una solidaridad continental, que se expresa en diversos congresos, que pretenden unir América, prácticamente todos van a tener dificultad y van a encontrar inconvenientes y van a dejar simplemente textos escritos, pero realidades no logran constituirse. Esos congresos, son los congresos de Panamá de 1826, los de Lima del 47 y 48, Santiago de Chile, de Washington, etc., y otro aspecto que influye enormemente en la solidaridad continental va a ser la guerra con España que se produce en América del Sur en el año de 1862, ustedes saben los españoles invaden, toman las islas Chinchas eso genera un conflicto con el Perú y ese conflicto va a encontrar el apoyo de Bolivia y de Chile, que van a llevar esta guerra con España, en la cual de lo que más se recuerda es el terrible bombardeo que sufre la ciudad de Valparaíso en el año 1863.

Así pues, la idea, por otra parte, con que se realiza esta unión, en esta primera Hispanoamérica, está también  asociada a saber cuál va a ser el modelo político que se va a imponer en cada país; y la verdad es que esta idea, es una idea republicana, pero no una idea democrática; en el hecho, los criollos eran republicanos, creían en la república, pero eran muy pocos los que creían en la democracia, había algunos, Simón Rodríguez, que había sido el maestro de Bolívar, pero en general, los criollos temían a la democracia, porque pensaban que tenían que crear un sistema político, digamos seleccionado, limitado, en  cuanto a Bolívar, por ejemplo, hace la constitución de Bolivia, en realidad de cada 20 habitantes de Bolivia, sólo uno termina teniendo voto.

PRIMERA Y SEGUNDA HISPANOAMÉRICA

Bien, así pues, la identidad fundamentalmente, se mantiene por la lengua; ahora la gran  pregunta es ¿Por qué pese a este odio que marca el siglo XIX, los criollos siguen prefiriendo el término Hispanoamérica?; por algo que dice Bolívar: “nosotros no somos indios sino una especie intermedia”, eso es particularmente importante, si ustedes comparan la colonización americana en, digamos, la colonización de los españoles en América y el proceso de fin, el proceso de la independencia, que es el proceso de fin de la colonización, si la comparan con Francia si la comparan con Inglaterra, van a ver que hay una diferencia trascendental.

En Argelia, por ejemplo, hubo un proceso de descolonización, eso implicó que los argelinos sabían exactamente quién tenía que irse del país, sabían exactamente a qué cultura tenían que volver y cuál era le lengua que iban a utilizar como lengua oficial, ese es el proceso de descolonización.

En América eso no se produjo, porque en la América española, el sistema de integración social había hecho que el español se fundiera en el sistema de clases y resulta que los que estaban luchando por la independencia, los criollos, eran una fracción del mismo grupo de poder, que querían tomar el poder en América.

Así pues, no había a quien expulsar, no había a quien echar, se guardaba la lengua, porque era lengua digamos, operatoria más eficaz, aunque no hay que olvidar, que en esos momentos, sólo la cuarta parte de la población americana hablaba castellano, el resto eran lenguas indígenas.

Bien, como no hubo descolonización, eso permitió la segunda Hispanoamérica; ¿cuándo aparece esta segunda Hispanoamérica?, aparece con las guerra del 98, con la guerra de Cuba y sobre todo con la generación del 98. La guerra de Cuba va a producir un desencanto enorme en España, se termina el imperio español, los españoles sienten vivir un momento de crisis enorme, esto es lo que hace que nazca la generación del 98, pero en ese momento hay un intento curioso de recuperar lo que se ha perdido en lo político, recuperarlo en lo cultural. Y esa recuperación se hace mediante un concepto, que es el concepto de la hispanidad, Unamuno y un grupo de pensadores liberales dicen, “sí,  se ha roto la relación política entre América y España pero, lo que nos une a nosotros es mucho más profundo: tenemos una misma historia, tenemos una misma cultura y tenemos una misma lengua”, ese es el discurso de la hispanidad que genera la segunda Hispanoamérica.

Pero luego viene un discurso, que se solapa sobre éste y que es un discurso conservador y que es el discurso de otro escritor importante español que se llama Ramiro de Maeztu, que escribe un libro llamado “La defensa de la hispanidad”, y el a éstos principios que señala y que precisa Unamuno le agrega dos más: dice, “sí, pero  también nos une una idea de la familia y una idea de la religión”  ¿Por qué es conservador? Porque en definitiva, la idea de la familia era una idea que venía del pensamiento de la extrema derecha católica francesa, en Francia, Jaques Mores había fundado un movimiento llamado “Acción francesa” y la idea fundamental era combatir la democracia y combatía la democracia, diciendo que era un régimen anti-natural, porque ¿dónde se veía el poder como fenómeno natural?  en la familia. En la familia era natural que el padre mandara, en la familia era natural que la mujer obedeciera, era natural que los hijos obedecieran, por lo tanto, el sistema democrático, era un sistema que resultaba contrario a la naturaleza, y así, Mores que era monarquista, decía que “al igual que en la familia había estructuras de poder, en la sociedad debía haber esas estructuras de poder” y, justamente su ataque esencial, era ese ataque a la democracia.

Estos historiadores pues van a relanzar la idea de Hispanoamérica, pero con otro sentido, como una idea de aproximación entre España y América. Ahora, como parte de la idea de la familia estaba la idea de la religión, también lo que unía a América y España, era una idea de la religión, pero no una religión abierta, era la idea de una religión, de un tradicionalismo católico, que luego se configuró en España con lo que se llama el nacional catolicismo.

En ese sentido, esta idea, implicó además otro aspecto importante, esta segunda Hispanoamérica, lanzó una nueva escritura de América, rechazó la escritura tradicional, que era la que habían hecho los criollos para justificar la independencia, mostrando lo que la obra de España en América, había sido una obra con mucha violencia; en cambio la generación del 98 dijo que esa leyenda que hablaba de las atrocidades de España en América, era la leyenda negra, que se basaba fundamentalmente en De Las Casas, pero que había otra lectura, en la cual, lo que España le había otorgado a América era mucho mayor que lo que había destruido. Así por ejemplo, la leyenda negra estaba basada en parte, en la brevísima narración de Las Casas, estaba basada también en la obra de algunos historiadores franceses, como Lavatre Reynan, de historiadores ingleses como Robertson, que tenían interés por lo además en decir que la conquista española había sido cruenta, porque ellos a su vez, querían reivindicar la posibilidad de tomar posesiones en la América española.

Hubo un fenómeno curiosísimo con el 98 y es que pese a que fue una guerra de América contra España, el 98 fue un momento de gran reconciliación entre España y América. La generación del 98 llegó a América y estableció un diálogo filosófico con los americanos que no existía, durante el siglo XIX, prácticamente no llegaban libros españoles a América, pero ¿qué le ocurrió al americano? que se dio cuenta en el 98 de que su enemigo principal no era España, sino que su enemigo principal era Estados Unidos, y entonces en esa consternación, simplemente hubo esa reivindicación.

Rubén Darío se percata claramente de esta idea, en una obra que se llama “Los Cisnes”, donde dice: “seremos entregados a los bárbaros fieros, cuántos millones de hombres hablaremos inglés, ya no hay noble hidalgo, ni bravo caballero, callaremos ahora para llorar después “.

En este sentido, yo discrepo bastante, con un historiador, por el cual tengo la mayor admiración, que ustedes deben haber leído, que se llama Erick Hobsbawn, que también creo que  estuvo en la Cátedra Cortázar; él escribió un libro que se llama “The age of the streams“, que es una historia del siglo XX, en el cual dice que el siglo XX es un siglo corto porque comienza con la primera guerra mundial y termina con la caída del mundo socialista.

Yo creo que en América, y para nosotros y para España, el siglo XX, comienza con el 98, porque es en ese momento que termina la colonización española y porque es en ese momento que los Estados Unidos que será el gran protagonista del siglo XX, aparece en la escena internacional: es la primera guerra que ganan contra una potencia europea, después de la Independencia.

Creo además que el 98 es el inicio del siglo XX, porque si no la Revolución Mexicana, que es en 1910, sería un fenómeno del siglo XIX, lo que realmente a mi me parece absolutamente inaceptable, yo creo que la Revolución Mexicana, es tal vez, uno de los primeros actos con que se origina el siglo XX, pero sobre todo, para nosotros es particularmente importante tener clara esta idea de que la guerra de Cuba tiene esta significación: cancela la colonización española, sitúa a los Estados Unidos como gran potencia mundial, y por otra parte a nosotros, nos entra directamente lo que va a ser el siglo XX, puesto que los Estados Unidos en ese momento, ya tienen, han terminado lo que es la tarea del siglo XIX, que es consolidar su unión interna, tienen un gran potencial económico y van a lanzarse a la conquista, en primer lugar de América. Y para legitimar su presencia en América, van a lanzar un nuevo discurso sobre el continente, y ese discurso es el discurso del Panamericanismo.

“Es nuestro destino expandirnos y poseer todo el continente que la Providencia nos ha deparado”.

Cuando trabajé estos nombres de América, los trabajé vinculados al tema de la identidad, la identidad en castellano es siempre un gentilicio, yo digo,” yo soy latinoamericano, yo soy hispanoamericano”; Hispanoamérica, Latinoamérica, dan gentilicios de identidad; no es así con Panamérica, nadie se llama panamericano, salvo que sea una carretera, pero si no, efectivamente, no genera un gentilicio de identidad.

El panamericanismo surge con la doctrina Monroe, en el año 1823. En principio la doctrina Monroe es una doctrina de no intervención, se dice que la frase tópica, “América para los americanos”, significa la voluntad de apropiarse los Estados Unidos del resto de América, la verdad que es complejo porque en ese momento, el concepto de americanos, no se refería exclusivamente a los Estados Unidos, ese concepto va a unirse a los Estados Unidos sólo a mediados del siglo XIX; y es lo que hace que esta doctrina se convierta en una doctrina expansionista, cuando ella se une con otra doctrina, que es la del destino manifiesto.

La del destino manifiesto que es una doctrina que ya Jefferson plantea, claramente decía que el lugar natural de expansión de los Estados Unidos, era el resto de América, así lo dice el “Morning News” en un artículo de 1845, dice: “es nuestro destino expandirnos y poseer todo el continente que la Providencia nos ha deparado”.

Efectivamente a fines del siglo XIX comienza la expansión, ahora, a comienzos del siglo XX, la doctrina Monroe recibe un corolario y es el corolario Roosevelt, en el cual, ustedes saben, Roosevelt inicia la política del gran garrote, la política del “big stick”, y señala Roosevelt que la doctrina Monroe no tiene más extensión que el alcance de los cañones de la flota americana, agregando el corolario, que el desorden en los manejos políticos y sociales que existían en América, requería la intervención de una nación civilizada.  A partir de ese momento, hay una serie de políticas que los Estados Unidos preparan para América Latina, desde las políticas de la diplomacia del dólar, de Wilson; hasta las políticas del “buen vecino”, la política de la “alianza para el progreso”, y la política más reciente del neoliberalismo que de alguna manera  queda consagrada,  en los documentos del comité de Santa Fe, en el cual los Estados Unidos afirman que fundamentalmente en América Latina serán sus aliados aquellos que impongan la economía de mercado.

Así pues, el último gran proyecto es la extensión de la ideología liberal, en la cual, sin duda, el gran gurú de esta tendencia fue un economista llamado Milton Friedman, que es el director de la escuela de Chicago.

PUEBLO ENFERMO

Justamente, a fines del siglo XIX, y a comienzos del XX, hay otra constatación que realizan esta vez los americanos, los latinoamericanos y es la sensación de que han fracasado en el camino del progreso, surge entonces la gran pregunta, ¿qué es lo que ha hecho que fracasemos en el progreso?, y la respuesta que se da en América, es que en América existe un pueblo enfermo, nosotros tenemos en nuestra composición social, indígenas, negros y mestizos, y esos indígenas, esos negros y esos mestizos constituyen un pueblo enfermo que son la causa del fracaso de América en el camino del progreso.

Surge así una obra, que es una obra clásica de Alcides Argueras, un boliviano, que se llama “Pueblo Enfermo”, pero no es el único, surgen numerosas obras que tienen este mismo espíritu, Salvador Mandieta, “La enfermedad de Centroamérica”, Agustín Alvarez, argentino, “Manual de patología política”, César Zumeta, venezolano, “Continente enfermo”, etc.

¿Cómo surge este pensamiento? Surge fundamentalmente como consecuencia de la difusión de una obra que marca el pensamiento político e incluso el pensamiento antropológico de la época, de un francés llamado Gustavo Le Bon, él publicó una obra que se llama “la sicología de las masas”, en la cual por primera vez, asocia las características raciales a la inteligencia, a la capacidad de emprendimiento, a la capacidad de trabajo, y entonces, ese concepto, es el que genera el racismo moderno y contemporáneo.

Ahora, esa imagen no ha desparecido completamente en los últimos años de responsabilizar a los mestizos, a los negros, en fin, de responsabilizar a gran parte de nuestros elementos étnicos del fracaso del progreso; algunos analistas han pasado a responsabilizar a la colonización española, a decir por ejemplo, que el fracaso de América es consecuencia de un pasado español, que nos dejó incapacitados para la modernidad. Esto lo vemos y lo repetimos en diversos artículos, que hablan de la necesidad de ser emprendedores, que defienden sobretodo el concepto neoliberal de mercado, una obra clásica, de las primeras que trató este tema, fue la obra de Rangel “Del buen salvaje, al buen revolucionario”, muchos artículos de Vargas Llosa tocan el tema y sobre todo un libro que el propio Vargas Llosa prologa que es “El manual del perfecto idiota latinoamericano” donde hay un panegírico a los Estados Unidos y una fuerte acusación  a todos aquellos que en esa época, durante los años 20, denunciaban al imperialismo como causa de la pobreza en América Latina.

En Historia pasa lo mismo, hay una obra histórica de Stanley y Bárbara Stein, que se llama “La herencia colonial de América Latina”, en la cual se hace esta misma acusación, es decir, que dada esta herencia colonial, es ella la que impide a América Latina entrar en el camino del progreso.

Bien, vamos a ahora a tratar otros tipos de discursos de identidad; hemos hablado de Hispanoamérica, hemos hablado de Panamérica, hemos hablado del pueblo enfermo, ahora vamos a hablar de dos discursos que surgen en los años treinta.

MOVIDOS AÑOS TREINTA

Ustedes saben, los años treinta son años en que hay movimientos de pueblos, pueblos que han sido discriminados tradicionalmente y que reclaman derechos; son movimientos de pueblos que son considerados minorías, en realidad son minorías si consideran los derechos civiles, pero son mayorías si consideran su significación demográfica. Esos pueblos van a reivindicar sus derechos, van a crear movimientos, uno de esos movimientos va a ser la Revolución Mexicana, otro sin lugar a dudas, va a ser la India con Gandhi y en América van a dar lugar a dos discursos de identidad; uno de ellos es el discurso indigenista y otro es el discurso de la negritud, es el concepto de Indoamérica y el concepto de Afroamérica.

El discurso indigenista surge en primer lugar en el siglo XIX, bajo la forma de indianismo, es una primera forma literaria en la cual por ejemplo autores como Clorinda Matto de Terner , habla en “Ave sin nido” , va a utilizar al indio como protagonista de su novela, va a hacer un discurso sobre la necesidad de proteger al indio, pero su visión del indio es una visión absolutamente paternalista y es una visión de blancos, donde todavía hay una cantidad de conceptos, que son conceptos que podríamos decir discriminatorios respecto al indígena.

A fines de siglo surge un nuevo discurso, que es el indigenismo radical, quien lleva este discurso adelante es González Prada que publica un libro que se llama “Nuestros indios”, en el cual dice, “el problema del indio no es el problema de le regeneración cultural, como se decía corrientemente, el problema del indio es el problema de la tierra”, a partir de eso, el indigenismo cambia de signo.

Otro de los grandes cambios respecto a la visión del indio, va a ser el de los muralistas mexicanos, sin lugar a dudas,  que los muralistas van a ser los que van a sacar la lección de lo que es la Revolución Mexicana y una de esas lecciones es que la Revolución Mexicana va a rescribir la historia. Hay un revisionismo importante respecto a lo que era la historia del siglo XIX, y en ese revisionismo los grandes temas de la Revolución Mexicana y que nosotros podemos perfectamente percibir en la pintura, van a ser por una parte que el protagonista de la historia en México es el indio, y en segundo lugar la revalorización de las culturas precolombinas, esos dos temas van a cambiar completamente la visión histórica.

En el Perú, vamos a ver una serie de tendencias que van por el mismo camino, Luis Balcarce por ejemplo, lanza la tendencia del andinismo, que buscaba lo nacional, sobre todo en el arte, afirmando que el Perú esencial siempre había sido indio, Perú decía, es igual a incario y sólo el indio podía regenerar el Perú y más que el Perú, el mundo andino. Lo mismo encontramos en muchos filósofos bolivianos como Franz Tamayo y otros.

Finalmente este indigenismo va también, lo vamos a encontrar en APRA, el movimiento de Haya de la Torre, que genera un movimiento Indoamericano, en el cual la preocupación fundamental de Haya de la Torre va a ser decir que en América andina es necesario crear una burguesía continental para poder resistir a la burguesía de los Estados Unidos. Ese concepto de indigenismo va a dar lugar y va a ser precursor de la creación del pacto andino, la idea del APRA, es la idea de que vivimos en un pueblo-continente, es un movimiento que tiene una enorme influencia en América Latina y sobretodo va a influir fuertemente en Salvador Allende, quien va a retomar esta idea de pueblo-continente como la idea básica de integración para América Latina.

Para Mariategui, por ejemplo la gran cuestión del indigenismo era que el indio, había que sacarlo de su condición, pero había que transformarlo en proletario y para eso era necesario que el sindicato lo formara en el socialismo y lo introdujera en la vida del trabajo.

LA NEGRITUD ANGLOSAJONA

Otro concepto, es el concepto de Afroamérica, el concepto de la negritud; el tema de la identidad para los africanos en América era bastante diferente que para las poblaciones indígenas, las poblaciones indígenas tenían un pasado al cual mirar, en cambio, los negros, la esclavitud había hecho hasta una raza de sus culturas y por lo tanto, no tenían identidad, la identidad tenían que inventarla y construirla, ustedes saben que incluso cuando eran vendidos en América, se vendían como negros pieza, es decir, negros que tenían que medir un metro ochenta y si medían menos de un metro ochenta, se agregaba un muliquín, que era un niño, para completar lo que le faltaba en altura.

La esclavitud fue un fenómeno que existió siempre, ustedes saben los romanos conocieron la esclavitud, pero nunca la esclavitud significó una degradación del hombre, como la que significó la trata, es decir este sistema que hizo que pasaran de África a América entre 15 y 30 millones de personas, y que significó un discurso terriblemente desvalorizante para el hombre negro, esta desvalorización del hombre negro, sin embargo, sólo se produce a mediados del siglo XVII.  Hasta el siglo XVII todavía el negro podía tener un papel de mucha dignidad en el arte y en la cultura, si ustedes pueden verificar que hay incluso en la pintura reyes negros, que en los reyes magos, uno de los reyes es negro, hay santos negros, incluso un negro podía ser protagonista de una tragedia literaria del mayor nivel, como es el caso de Otelo y es una obra de 1607 y en la cual realmente si ustedes observan el papel de Otelo y la forma en que Otelo lo desempeña es un hombre de una enorme dignidad, sería impensable, habría sido imposible que esa obra hubiese sido escrita en el siglo XIX, en el momento en que se escribe “La cabaña de tío Tom”, entre el personaje del tío Tom y Otelo hay siglos de diferencia en lo que es la dignidad de los negros. Incluso hay intenciones, hay interés, hay búsquedas de captar literariamente el lenguaje del negro, escuchen ustedes este poema, dice así:

“Pongamos fustana
e bailemos alegría
que aunque seamos negras
sea hermosa tú
Samba bambú
Morenita del Congo
Samba bambú”

Sin duda que esto puede ser un poema de Nicolás Guillén escrito en el siglo XX, pero la verdad es que es un poema de Góngora escrito en 1609, o sea que, esa búsqueda de la cultura negra, del lenguaje negro es muy fuerte, sin embargo, el negro no se considera ningún aporte para la cultura americana, incluso Mariategui que tiene una visión bastante lúcida al respecto al aporte del indio, dice: “el aporte negro vendido como esclavo, casi como mercadería aparece más nulo y negativo aún; el negro trajo su sensualidad, su superstición, su primitivismo, no estaba en condiciones de contribuir a la creación de un cultura, sino más bien de estorbarla con el crudo y viviente influjo de su barbarie”.

Nadie cree, a comienzo del siglo XX, que haya un problema negro, así como se dice que hay problema  indio, hay también una literatura, que es como la literatura del indianismo, la literatura del negrismo, es decir, donde hay sentimientos filantrópicos respecto al negro y el negro es el personaje principal de la obra, por ejemplo, La cabaña del tío Tom, que yo les acabo de señalar; antes de eso, en la literatura latinoamericana hay también obras de ese tipo, son menos mencionadas, pero por ejemplo Cecilia Valdés,  Cirilo Villaverde en Cuba, o una novela que sin lugar a dudas, debe haber inspirado fuertemente a García Márquez y que es poco conocida, una novela colombiana, que se llama Manuela de Eugenio Díaz Castro y que es una novela que es la historia de una mulata como también lo hace el de Cecilia Valdés pero donde hay un discurso de reivindicación respecto al negro que es muy importante.

Ahora, hacia los años treinta surge una nueva tendencia en lo que es la percepción del negro, que se llama la negritud, esta tendencia se va a vincular a los procesos estéticos de vanguardia. Piensen ustedes que para poder reivindicar al hombre negro, había que reivindicar su cultura y probablemente uno de los fenómenos que más, o una de las cosas o uno de los hechos o una de las obras que más contribuyó a reivindicar la cultura del negro fueron las señoritas de Aviñón  que Picasso pintó en el año  1907; en ella introdujo la gramática formal del arte africano y entonces, al valorizar ese arte que hasta entonces era considerado como un objeto curioso de pueblos que no estaban al nivel de los pueblos europeos como para producir arte; piensen ustedes que todavía hoy, cuando ustedes van a ver el arte Occidental lo van a ver a los museos, al Louvre, pero si ustedes quieren ver arte africano o arte  precolombino, van a verlo al museo del Hombre, que es un museo precolombino, es decir que, desde el siglo XIX en adelante había esa distinción entre lo que es el arte y lo que son los objetos curiosos, antropológicos de pueblos primitivos.

Bien, hay esa revalorización del arte negro que además va a continuarse porque llegan a París nuevas formas de la cultura negra que empiezan a tener un enorme impacto, llega el jazz con Sydney Bechet, llega la famosa revista negra, en la que está Josephine Baker; en la literatura la influencia negra empieza a ser importante Apolinea, Blaise Cendras.  Blaise Cendras escribe un libro que se llama “Pequeños cuentos negros para niños blancos”, es decir, hay una serie de movimientos que tienen que ver con todos estos aspectos.

En 1900, en Londres, se reúne la primera conferencia Panafricana, se crean movimientos culturales, el movimiento Renaissance de William DuBois y la revista “The crisis”, se crea un grupo literario, el grupo de Harlem en que están Langston Hughes, Countee Cullen, Richard Wright y Bodwie, grandes escritores que van a marcar con sus ideas, la reivindicación del hombre negro.

En el marco de esta línea, de lo que podríamos decir la reivindicación de la negritud en el mundo anglosajón hay un personaje que desempeña un papel extraordinariamente importante, que es Marcus Garvey. Es un pastor protestante jamaicano que piensa que es necesario revalorizar al hombre negro, y para ello lanza toda una política, en primer lugar, de lo que podríamos llamar revisionismo histórico, Marcus Garvey dice: “se ha ocultado la obra del negro a la cultura universal”, “…¿quién dice o quién recuerda que las primeras cinco dinastías egipcias fueron negras?, cuando se piensa que son los egipcios los que originaron con su contacto la cultura occidental, y en segundo lugar, dice, “…hay que darle a los niños negros, cultura negra…”, y entre las cosas que hace es muñecas negras, para niñas negras, porque se percata que cuando a las niñas negras se les daba muñecas blancas, lo que ellas hacían era jugar a ser sirvienta de su muñeca, por lo tanto, había que darles otra perspectiva incluso en sus juegos.

Por otra parte, la idea de Marcus Garvey, era que los negros debían volver a África, su idea esencial fue “back to Africa” y contrató, incluso creó una empresa para irse a África al lugar que era el lugar del origen de la negritud, que era Etiopía; ahí estaba un rey que representaba la negritud y que era el rastafari.

Las ideas de Marcus Garvey sobre todo han sido difundidas a través del reggae y a través de cantantes como Bob Marley que siguieron y continuaron difundiendo estas ideas que van a tener también una particular importancia en los movimientos negros posteriores en los Estados Unidos.

También está el tema de cómo los franceses, sobre todo los antillanos franceses van a participar en este movimiento de la negritud. Se crea en París un grupo con Aimé Césaire, con León Dumas, Susan Senghor, que publica una revista, “El estudiante negro”, y lanzan el manifiesto de legítima defensa”.

Ahora bien, el otro aspecto es la importancia que va a tener el movimiento negro en los movimientos reivindicativos de los Estados Unidos de los años sesenta. En los años sesenta cuando comienzan los movimientos anti-segregacionistas, se producen dos grandes tendencias: la tendencia integracionista que es la de Martín Luther King; y la tendencia de crear un estado negro que es fundamentalmente la de Marco Mix.

Ahora bien, estas tendencias van a generar todo un movimiento cultural de identidad, la idea del “black power”, la idea de “the black is beautiful”, ese movimiento cultural de identidad va a ser fuertemente apoyado en el arte, va a ser fuertemente apoyado en la imagen negra y en la moda incluso, pero sobre todo va a ir acompañada por un movimiento musical extraordinario.

Ustedes saben, los negros no pudieron incorporarse a las iglesias protestantes hasta el siglo XVIII, las iglesias protestantes, prácticamente la liturgia de las iglesias que no aceptaba las imágenes, no aceptaba las pinturas religiosas y los negros comenzaron a intervenir en estas iglesias, cantando primero “nigger spirituals”, luego cantando gospels y los gospels de alguna manera fueron la primera expresión de un sentimiento de reivindicación de los negros; había diversos tipos de gospels, había los gospels tristes, pero había también los los jubilatorios, que estaban destinados a celebrar la igualdad de los negros, la liberación de los negros, pero era una liberación escatológica, era la liberación después de la muerte; ustedes pueden recordar un jubilee famoso porque fue interpretado por Louis Armstrong.

Bueno, cuando los negros logran la abolición de la esclavitud, surge un nuevo estilo musical que es el Blues, el blues se asemeja casi en todo al tango, es también la música de un marginal, es el dolor de vivir en la ciudad y de todas maneras hay una estrecha comunicación entre el gospel y el blues, hasta el punto en que un día le preguntaron a un gran músico negro que se llamaba Bob Dayle ¿cuál era la diferencia entre el gospel y el blues? , él dijo “…la diferencia es muy simple: cuando en el gospel yo digo, “Oh, God”, en el blues yo digo: “Oh, Baby”, y esa resultaba ser la diferencia esencial entre esta música.

Bien, estos movimientos van a encontrar una nueva expresión en los años sesenta con otro género musical que forma también parte del Rythmes and Blues, que es la “Soul music”, la soul music a diferencia del gospel, plantea la reivindicación del negro, pero la plantea aquí y ahora, no es una reivindicación escatológica y sobre todo reivindica al negro frente al blanco, y ¿qué es lo que reivindica el negro frente al blanco?, en primer lugar reivindica su sexualidad,  ustedes conocen los “sister´s soul”,  hay una canción de Aretha Franklin que se llama “respect”, donde ella plantea la necesidad de que respeten su sexualidad entre otras cosas, pero no sólo eso, hay también todo un discurso sobre la necesidad de movilización, una canción, por ejemplo famosa de un gran cantante como James Brown, que dice “Say it loud. I´m black and I´m proud”, es decir, todo ese discurso, ese es el discurso que lleva a una especie de recuperación o que lleva a que finalmente triunfen los movimientos contra el segregacionismo.

Luther King está totalmente tocado por este movimiento, y si ustedes observan, tal vez uno de los discursos más bellos que se haya hecho nunca, es del de Luther King que se llama “I had a dream” , “I had a dream” está hablado como si fuera una música soul, sigue ese ritmo puesto que fue realmente la que lo acompañó en todos estos movimientos de liberación.

Bien, les diría que, hay una gran diferencia, sin embargo, entre la reivindicación del negro en las culturas anglosajonas y en las culturas hispánicas, consecuencia de que los proyectos coloniales son diferentes.

LA NEGRITUD EN AMÉRICA LATINA: MI ABUELO NEGRO, MI ABUELO BLANCO

En el mundo anglosajón la música negra, es música negra, es música de guetto, es música hecha en el guetto y sigue siendo, manteniendo una identidad negra. En el mundo hispánico la música negra, no es música negra solamente es la música de todos, el son en Cuba no es la música de los negros cubanos, es la música de todos los cubanos, como el tango, por el fondo negro que tiene es también la música de todos los argentinos, incluso la música de todos los latinoamericanos, es decir, que el proyecto colonial genera dos concepciones distintas frente a lo que son las reivindicaciones del negro y es por eso que en América Latina, la negritud nunca se expresa como una lucha contra el blanco, ni para generar una sociedad negra, siempre se expresa en el contexto de las luchas sociales, en el contexto del mestizaje y es por eso que Guillén dice: “mi abuelo negro, mi abuelo blanco”.

Bien, vamos a llegar finalmente a términos de América Latina. Yo lo primero que quiero decirles respecto a América Latina, que hay algo que a mi me resulta casi insoportable y es que reiteradamente en Francia me decían que el término América Latina, era creación de los franceses y que eran ellos los que habían impuesto este concepto.

FRANCISCO BILBAO ACUÑA EL TÉRMINO “LATINOAMÉRICA”

Yo he tenido la suerte de encontrar, investigando, que no es así, que el término América Latina lo acuñó un filósofo latinoamericano chileno que se llama Francisco Bilbao, quien en un famoso discurso del 24 de Junio de 1856 que se llama “Iniciativa de las Américas”, utiliza el término América Latina y utiliza el gentilicio latinoamericanos.

Bilbao lo utiliza porque, efectivamente Bilbao estaba fuertemente influido por los franceses, él era amigo de todo lo que era el pensamiento liberal francés y es dentro de ese concepto de latinidad que Bilbao estimaba que Francia era la imagen de una libertad humana, que era su gran sueño en el socialismo utópico de Bilbao, en ese contexto crea este término.

Pocos meses después, un colombiano llamado Torres Caicedo va a reproducir este concepto de América Latina en un poema que dice: “la raza de América Latina al frente tiene la sajona raza”. Bien, Bilbao, sin embargo, dejó de utilizar el término, y lo dejó de utilizar porque hay algo que no pudo soportar, que fue la invasión de México por los franceses, en ese momento, el ideal que para él representaba la latinidad se derrumbó, y en ese momento es que él relanzó todo un discurso nuevo sobre la barbarie, hablando que la barbarie, más que la barbarie de los indígenas era la barbarie de los cañones; y es por eso tal vez que no se haga justicia con él, pero yo tengo particular interés en dejar esto sentado.

Les quiero decir que el término de la latinidad, aparte de que está inscrito en nuestro, en ese concepto de América Latina que es probablemente el que más nos identifica, fue particularmente importante en la geopolítica del siglo XIX, la geopolítica del siglo XIX es una geopolítica de bloques, en que se piensa en bloques culturales, el bloque latino, el bloque anglosajón, y se piensa que un bloque crece en desmedro de otro, por lo tanto, la invasión o la presencia de Francia en México, va a ser legitimada por el hecho de que los Estados Unidos le han quitado gran parte a México y entonces, Francia viene, no sólo a cobrar una deuda, sino que viene también en nombre de la latinidad a participar en esa lucha entre latinos y anglosajones.

Hay todo un discurso que va a ser bastante importante en el tema de identidad, entre el espíritu latino y el espíritu sajón, un discurso que comienza con Renan, sigue con Rodó en Uruguay, con la famosa obra de “Ariel” de Rodó; luego va a ser tratado también por Aníbal Ponce, el fundador, probablemente, del partido comunista argentino, que escribe “Ariel o la agonía de una obstinada ilusión”, ustedes saben que el discurso de la latinidad y el discurso del espíritu sajón y el espíritu latino va a encontrar figuras emblemáticas, esas figuras emblemáticas las va a tomar de la tempestad de Shakespeare; va a ser Próspero, que va a aparecer como el capitalista; va a ser Calibán que emblematiza al obrero y Ariel que emblematiza al genio del aire, que emblematiza fundamentalmente al intelectual.

Este juego sobre la latinidad y el mundo anglosajón se ve en Aníbal Ponce, Roberto Fernández Retamar va a tratar el tema de Calibán numerosas veces, e incluso  Vasconcelos, para Vasconcelos la latinidad era la forma en que la raza cósmica tomaba una dimensión universal.

Bien, creo que, con esto más o menos quisiera terminar con los grandes nombres de América, no sin antes hacer una pequeña conclusión.

EN DEFENSA DE LA IDENTIDAD

La geopolítica del siglo XXI, en que estamos entrando en América Latina o Iberoamérica, está también marcada por una reivindicación de la identidad, pero esta reivindicación hay que entenderla en vía de razón con el proceso de globalización, es suicida no reconocer la necesidad de integrarse en la modernidad planetaria, la defensa de la identidad no nos puede llevar a rechazar la globalización en nombre de utopías negativas, sería caer en el oscurantismo, pero, no hay que confundir lo internacional, con lo universal, hay que evitar que la palabra globalización funcione como exclusión del otro y no como apertura al otro, lo que se internacionaliza es lo que se impone en el planeta, como el Mc´Donald o la Coca-Cola; lo universal es lo que engrandece la cultura de todos y cada uno, sin destruir los valores del otro.

Cuando Rigoberta Menchú recibió el premio nobel de la paz, habló en defensa de las naciones indias, diciendo que su desarrollo sólo era posible si se protegían los derechos humanos y se profundizaba la democracia; ninguno de estos valores eran ni aztecas, ni mayas, ni quechuas, pero eran valores universales que enriquecían la visión del mundo de los pueblos indígenas.

Es por ello, que como he dicho en otras partes, debemos incorporarnos a la globalización, pero, con criterios de pertinencia y de relevancia, criterios que permitan sacar de ese gran río de la  información, que es la sociedad de la información, el conocimiento que es útil a nuestra cultura, a nuestra identidad y a nuestro desarrollo, ese criterio de selección es lo que permite pasar de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. ¿Qué ciencia y qué tecnología queremos?, la ciencia y la tecnología que sean pertinentes, pertinente quiere decir que sea adecuada a nuestro desarrollo sustentable o sostenible; ciencia y tecnología que contribuyan a nuestro crecimiento, pero que lo hagan sin perder de vista la equidad, todo modelo de crecimiento tiene que tener una entrada para el crecimiento y otra para la equidad; ciencia y tecnología limpias en beneficio de nuestros pueblos y no de los intereses del mercado.

La idea de identidad y solidaridad cultural Iberoamericana frente a una geopolítica de bloques, que va a dominar este siglo, es hoy más válida que nunca.

La solidaridad como factor de cohesión social, consiste en cultivar valores en común, ésta es un auténtica responsabilidad de la Universidad, pues ella está llamada a formar los líderes culturales para el presente y para el futuro, yo pienso en una Universidad al servicio de la Nación y no solamente al servicio de la empresa, y en ese sentido, pienso yo que la  responsabilidad fundamental de la Universidad es desarrollar esos criterios de pertinencia y esos criterios de relevancia, que nos permitan enfrentar la sociedad globalizada.

Y en cuanto a la comunidad Iberoamericana, ¿cómo avizorar la integración?, Esto es el reconocimiento de la identidad cultural, donde la idea de Iberoamérica posee una dimensión comunitaria innegable.

La identidad, puede definirse como proyecto o como arqueología; como proyecto es parte de un modelo social que todavía no existe o existe insuficientemente y se propone en cuanto  a estrategia para crearla, tiene así la imagen una función operativa, pues constituye la identidad; la identidad arqueológica en cambio, es una a priori, descubre sus representaciones en los vestigios, en los cromos del pasado, son ellos los que la explican.

Son dos andaduras igualmente dudosas, la una es política e implica una intervención, su principio fundamental es utopía, esta es la idea de que la identidad es un proyecto; la otra, la arqueológica es histórica e implica fundamentalmente una idea emanentista, la identidad ya existe, sólo que hay que encontrarla y su principio fundamental es la ucronía, es decir, la utopía es el lugar que no existe y la ucronía es el tiempo que no existe.

Sólo hay que encontrarla, y su principio fundamental es la ucronía, la verdad es que es preciso combinar ambas, apoyarse en el pasado, para proyectar esta imagen sobre el futuro, es claro, que América Latina tiene interés en dejar abiertas todas sus puertas, dado el contexto internacional, no es concebible una integración cerrada que excluya a otras, la comunidad económica posible con el NAFTA, no puede excluir la comunidad Iberoamericana, del mismo modo que la unión europea no impedirá a España y a Portugal participar en ella, ni puede excluir tampoco Mercosur.

Para evitar cualquier disimetría, debemos reforzar al máximo nuestra capacidad de interlocución y ello implica acelerar la integración entre nosotros, ampliar y reforzar los pactos regionales, fijarse como meta la multilaridad.

Estoy convencido que las raíces de la identidad no están en el pasado, sino que están en el futuro, y es desde el futuro, desde un proyecto a futuro en el cual nosotros construimos nuestro pasado; ustedes saben que la Historia es una ciencia que se entrega siempre al poder y legitima el poder, pero lo legitima desde el presente.  Es el futuro lo que va a permitir que nosotros podamos pensar una integración latinoamericana, es el proyecto de futuro el que nos va a permitir transformar nuestra sociedad; ese futuro no puede ser otro que comunitario y democrático, en una sociedad Indo, Ibero, Hispano, Afro, Asia, Euroamericana, todo mezclado, como decía el poeta Nicolás Guillén, todo mezclado en una identidad mestiza, en el marco de un espacio social de paz, democrático, participativo, solidario, justo, equitativo y creador, y donde nuestra acción tenga por objetivo la condición humana y la protección y la conservación del medio que éste debe, en el que debe desarrollarse el hombre y el ecosistema para preservar a nuestros hijos.

Muchas gracias.

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