Instrucciones para duendes o carnada para atraer niños rubios

1 junio, 2007

El poeta panameño Javier Alvarado obtuvo este año el premio “Gustavo Batista Cedeño” con su obra “No me cubre de edad la primavera (Poemas de Ocu)”. Este premio de poesía lo otorga anualmente el Instituto Nacional de Cultura de Panamá, a través de su Departamento de Letras de la Dirección Nacional de las Artes. Según Javier Alvarado, este poemario es una faceta totalmente nueva en su producción poética, pues cuenta sobre su infancia, sus ancestros y su identidad.

Javier Alvarado, poeta ocueño nacido en Santiago de Veraguas en 1982, ganó el Premio de Poesía «Gustavo Batista Cedeño» en el  2004 con el poemario «Aquí, todo tu cuerpo escrito». Obtuvo además en el 2004 el Premio Nacional de Poesía «Pablo Neruda», convocado por la Embajada de Chile. En esta edición de CARATULA publicamos algunos poemas inéditos de “No me cubre de edad la primavera”.


Viajas con el frío de los aromos.
Nadie puede detenerte  en la estación de las mieles.
Del cielo cae Dios con sus pecíolos y las nueces renuncian
copular con los nogales.   Hay un frío intermitente
como diosas sin patria o sin cántaro.
Mi padre ha quebrado en dos la espada de la lluvia
y algunos caballos rumian la puesta del sol en la cordillera del fuego.
Nadie dirá que fueron liberados los sueños tibios,
las barcas soñolientas donde se amortiguaron los golpes
y lar jarcias encadenadas en nuestros ojos como liebres;
los ñeques enmudecidos por los astros querrán contar
una victoria, un bosque de ancianos  y una cesta con acertijos;
porque somos fantasmas que poblaron el corral,
gallinas, pavos,
chivos o cabras que han amansado
el aliento de las estepas, porque al igual que la nomenclatura de las amapolas
somos polen viajante, rostros desordenados que han caído al fondo
en una paletada de tierra, con esas metáforas inusuales del polvo
correteando  niños en la ventana del campo.

Las abuelas fabrican la chicha de maíz y allá crujen las cañas
que van rumbo a las estrellas ahogadas en el trapiche.
Hay monedas de oro agoreras que palpitan debajo de algún mango
y estos poemas se lo llevan los duendes para atraer a niños rubios.

CARTA A UNA JOVEN JARDINERA

El amor es jardinero y mi vida es una flor.
Copla popular

Ven con augurios,  motetes o estrellas
como epigramas repetidos que se debaten                                      
en la sal.  El amor es jardinero y mi vida es una flor.
Entre hiedra y viento
y entre mar y mar como la inquieta espuma.
Yace de ti como si fuera un nombre,
un ahorcado que se ve cada noche
en el espejo anfibio de los niños.
Todas mutantes en los solsticios
de las madreselvas y de las aldeanas
que llevan el sol bajo los brazos
en las totumas del aire
que el tamarindo agrupa
para el matrimonio campesino.
En esta víspera despertamos
tú desnuda como remos vacilantes.
Son las nubes saladas o los rizos del viento.
Esta vez el Tijera perfuma tus ojos
de antigua jardinera
sin soldados
sin abismos
sin rosas afiebradas que indaguen la tregua. 

EL CEREZO DE LA NOCHE

Cuando alguien despierte bajo el cerezo de la noche
renunciaremos entonces a todas las palabras
porque habrán infiernos sin estaciones
y ruidos de sapos declamando bajo el agua.

En ese mes no lloverá
pues los ángeles han partido cargados de rocío
rumbo al estercolero
a buscar los maizales y el arco soñoliento de los terneros rotos,
la sal apostólica de los animales que amamos
sin el viento renunciado
que todos pedían callar.

Y entraremos desnudos casa por casa
a buscar el abrigo del agua
o el pájaro gravitante del café
pues los cuervos de cristal
han roído la imagen absolutoria de las cosas.

Y se borrarán los campos y ciudades
con la rueda nocturnal de los caminos.
Mi madre me leerá un cuento de hadas
y la sirvienta apagará la vela
como a un fruto verde al cual le robarán la castidad.

 Y no será nadie quien te llamaba
una primera o última vez desvanecida;
las muchachas perseguirán la cola tiritada de los gansos.
Entonces anochecerá
y no despertaré luego
con algún cuerpo que creí haber amado.

 FOTOGRAFÌA CON SOL DE FONDO

Ahora que vuelvan tu madre y tu hermana
de asolearse bajo la hierba
veremos los recuerdos de las cosas últimas;
las albahacas apareadas y ordenadas en esa maestranza
de los niños que huyen del sol,
la iglesia con su pórtico mudo
como acechando a los angelillos o demonios
que se acurrucan como aves de rocío
entre las raíces de los ciruelos.

Y navegaremos la noche como un conjuro
como una valva de miedo que se hunde
en aquel charco pateado por nuestros zapatos,
con la lluvia que se anuncia
sin pedir majestad a los reinos rescatados,
a las fábulas terrestres en los ojillos de los conejos,
a los predicadores de puerta en puerta
que nos dejan una salvación incuestionable
y portamos bajo el brazo una chácara cargada con guijarros
y la liebre que acechamos silba en el monte
buscando esa madriguera ecuestre de las frutas,
el huerto olvidado que se pierde
en las manos de ese labrador que dulcificas y sueñas
con metamorfosis de gotas o lenguaje
o ranas desveladas en las alcantarillas
por donde se escurren los racimos de nuestras pieles
o el hábito de papel de los poemas
o el fantasma de algún  patriarca
que cuida los rebaños y las puertas.

 UNA ABUELA Y UN NIETO
RETORNAN DE LA NIEBLA

Se ha ido la luz
y cortan las tinieblas del lenguaje,
el parque solo es asediado
por amantes terrestres
y pájaros de petrificada espuma;
forasteros como reses
deambulan en el corral de los comensales.
La abuela espera en la casa
con los panes abiertos y la leche
de la acostumbrada vaca.
Aquel niño va con su linterna
a recorrer las huellas de su yo
el primo enfermo solo deduce
la luna de su maldad
y aquel niño sigue caminando
por siglos y siglos de velas apagadas.
Pero aún así la abuela espera
y abuela y nieto
son rimas pastorales que retornan de la niebla.

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Santiago de Veraguas, Panamá, 1982.
Poeta panameño. Hizo sus estudios en el colegio Panama School y después obtiene el título de Licenciado en Lengua y Literatura Españolas por la Universidad de Panamá en 2005.

Ha leído sus poemas en Cuba, Chile, Nicaragua, Costa Rica, México, Inglaterra, Guatemala, El Salvador, Escocia y Uruguay; así como también su obra ha sido incluida en varias antologías de Poesía Hispanoamericana.

Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven de Panamá Gustavo Batista Cedeño en los años 2000, 2004 y 2007; Premio de Poesía Pablo Neruda 2004 y Premio de Poesía Stella Sierra en el 2007. Poeta residente por la Fundación Cove Park, Escocia, Reino Unido 2009. Mención de Honor del Premio Literario Casa de las Américas de Cuba 2010 con su obra Carta Natal al país de los Locos (Poeta en Escocia); Primer Premio de los X Juegos Florales Belice y Panamá, León Nicaragua con Ojos Parlantes para estaciones de ceguera; Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011 en poesía con el libro Balada sin ovejas para un pastor de huesos; Premio Internacional de Poesía Rubén Darío por su libro El mar que me habita.

Obra publicada: Tiempos de Vida y Muerte (2001); Caminos Errabundos y otras Ciudades (2002); Poemas para caminar bajo un paraguas (2003); Aquí, todo tu cuerpo escrito, (2005 y 2006); Por ti no pasa nunca el Tiempo (y otros poemas al espejo) (2005); No me cubre de edad la Primavera (2008); Soy mi Desconocido (2008), Carta Natal al País de los Locos (2011); Ojos Parlantes para estaciones de ceguera (2011); Balada sin ovejas para un pastor de huesos (2011).